Publicado en El Espectador, Febrero 20 de 2025
“El caos también es la posibilidad del nacimiento y de la transformación. Desde ahí se gesta la revolución…. Que arda y se queme todo y que desde esas cenizas nazca una nueva patria. ¡Adelante, presidente! ¡Hasta la victoria!”
La proclama es de Levy Rincón, un YouTuber con unos 700 mil seguidores en Notiparaco y luego en La Cloaca. Como candidato, Petro asistió varias veces al primero. Algunos lo consideran bodeguero porque recibió “dinero de entidades como Prosperidad Social y el Ministerio de Educación”. Su narrativa es escueta: en Colombia siempre hubo corrupción -algo innegable- pero Petro la está erradicando, pretensión que ni él mismo debe creer. Ignorando ese enredo, el desastre de seguridad es incontrovertible y puede asociarse al pasado guerrillero del gobierno. El actual Alto Comisionado para la Paz y su asesor clave, Álvaro Jiménez, ambos ex M-19, debieron pensar que desarmar varios y diversos grupos criminales era tan sencillo como fue en el pasado impulsarlos a la guerra con retórica de paz.
Levy Rincón asimiló la narrativa que evolucionó desde sancocho con violencia camuflada de diálogo hasta actitud victimista y violenta contra la oligarquía. Nacido después de la Toma de Palacio, Rincón no vivió las travesuras criminales del M-19 sino la imagen ya blanqueada de una guerrilla siempre obsesionada por la paz, no por tomarse el poder. Nunca oyó historias sobre la primera narcoguerrilla aliada con grandes capos tras el secuestro de Marta Nieves Ochoa. Mucho menos sobre algunas insólitas andanzas contadas años después por ex combatientes que recuerdan su encuentro con autodefensas del Magdalena Medio y Gonzalo Rodríguez Gacha como anfitrión. Según ellos, el loable propósito era promover la paz. “Construir otra visión, un nuevo escenario para las generaciones por venir”. El mismo relato revela razones más verosímiles para tales encuentros. “Pensaban que manejábamos técnicas y tácticas novedosas… Estaban muy interesados en operaciones de infiltración con pequeños comandos”.
Como asunto muy reservado, comandantes que reportaban directamente a Carlos Pizarro establecieron una larga relación con líderes paramilitares. Según su testimonio, los vínculos fueron estrechos. “Me vuelvo asiduo visitante de Puerto Boyacá. La confianza, de parte y parte, es cada vez mayor… Ya no me alojo en el hotel sino en la casa de Henry (Pérez)… En Puerto Boyacá tenían un radio que pusieron a mi servicio, y utilizaba las claves de nuestro sistema de comunicación”. Cuando Ariel Otero, sucesor de Henry Pérez, abandonó Puerto Boyacá dejando acéfalas las autodefensas, quienes quedaron, empeñados en liquidar a las Farc, anotaron que “nunca compartimos su acercamiento con el M-19, en particular con Otti Patiño y Alvaro Jiménez”.
La supuesta misión era conocer a fondo las autodefensas e involucrarlas en el propósito de la paz. Pizarro “estaba convencido de que una solución civilizada al problema del narcotráfico había que encontrarla entre todos. Buscó establecer contactos con todos los actores armados y les propuso incorporarse a un proceso de construcción de una nación incluyente, democrática y pacífica”. El legado de Bateman -locura, magia y cadena de afectos- permitiría, en plena guerra sucia, alcanzar la paz.
Con esas amistades, los eclécticos subversivos aprendieron lecciones sobre el conflicto. Uno, el riesgo político y militar, por el repudio que generaba, de financiarse con secuestros. Dos, la comodidad del narcotráfico: alcanzaba para comprar armas, mantener ejércitos y lograr apoyo político. El relato paramilitar los convenció: traficando droga “pudieron pagar y mantener un ejército, una fuerza armada estable; tenían abundancia de comida y de material de guerra”. Los paras fueron pedagógicos: “para mantener el amarre con los campesinos compramos la emisora Caracol en el pueblo. Queríamos hacer política directamente, como autodefensas. Mandamos arreglar el estadio, financiamos equipos de fútbol, patrocinamos reinados. Y la gente sabía que era obra nuestra, sin ningún auxilio, ni nacional ni departamental”. Para ellos, neoliberales, el Estado siempre ha sido superfluo.
Otro elemento asimilado por el M-19 fue que una buena estructura militar podía generar recursos directamente. “Se venía construyendo una eficaz máquina militar que le vendía servicios no sólo a la gente de la región, sino que también hacía tareas por encargo en otros sitios del país”. Sicarios para la paz.
En el Consejo de Ministros del 4 de febrero, el término revolución (o revolucionario) se oyó casi 60 veces; las palabras paz o Cambio menos de 40. Pero este gobierno jamás será recordado por impulsar una revolución pacífica como la de López Pumarejo, presidente oligarca con hijo corrupto que aún así logró verdaderos cambios. La perorata incendiaria de Levy Rincón es un llamamiento al pueblo para defender con violencia el mandato de su auto proclamado líder quien debería evitar ese tipo de apoyos. El paramilitarismo, que tan bien conoció el M-19, siempre acecha para resolver enfrentamientos de manera tan eficaz como criminal.
REFERENCIAS
COPP (2002) Corporación Observatorio para la Paz. Las verdaderas intenciones de los paramilitares. Bogotá: Intermedio
ET (1991). “El ex comandante dejó deudas por $250 Millones” El Tiempo, Dic 24
ET (2024) "El exM-19 y asesor del Comisionado de Paz al que le atribuyen poder en millonarios convenios". El Tiempo, Nov 22
ET (2024) “Álvaro Jiménez, asesor clave del comisionado Otty Patiño, niega inhabilidad en caso de desminado humanitario”. El Tiempo, Nov 24
Gómez, Licsa (2025). “Daniel Briceño destapó nuevos contratos del ‘influencer’ petrista Levy Rincón con el Gobierno: recibió millonada por publicidad”. Infobae, Febrero 1
L2O (2022). “Levy Rincón, el patán de Twitter que le ha quitado millones de votos a Petro”. Las2Orillas, Mayo 31
Rubio, Mauricio (2008). "Hágale hermano - Secuestro, narcotráfico y otras alegres audacias del M-192. Documento de Trabajo no publicado