sábado, 25 de agosto de 2018

Visitadoras prehispánicas

Publicado en El Espectador, Agosto 30 de 2018
Copia de la columna después de las gráficas



Parte de la Leyenda Negra es que los españoles trajeron al Nuevo Mundo la prostitución y el sometimiento sexual de mujeres.

Es bueno recordar que los Aztecas o Mexica construyeron un poderoso imperio con un ejército siempre listo para la guerra. Para apoyarlo, ciertas mujeres eran utilizadas como auianimes, “alegradoras” o “jóvenes de placer” que atendían a los guerreros. Se trataba de “mujeres públicas que pintaban sus caras con rojos y amarillos brillantes y mascaban chicle”. Expertas en artes amatorias, cambiaban sus favores por valiosos regalos. Nacían bajo la influencia de divinidades como Tlazolteotl, reina del sexo, o Xochiquetzal, "diosa de la belleza, las flores, el amor y los placeres”, patrona de las prostitutas de hermosura incomparable que propiciaba “relaciones ilícitas, transgresión y pecado” y cuya imagen se representaba “desnuda, casi perfecta, pero siempre pecadora”. Ese carácter lascivo determinó festividades como el quecholli tlaxcalteca en la que se convocaban mujeres para prostituirlas y después insultarlas, en honor a la también diosa de la maternidad.

Además de la cara pintada las auianimes se peinaban de manera distintiva. Provenían de las clases sociales bajas o eran prisioneras de guerra. Satisfacían sexualmente a los guerreros para que estos no se casaran antes de cumplir veinte años, un matrimonio prematuro que debilitaba al ejército. También atendían a los guerreros casados como recompensa por arriesgar sus vidas.

Los aztecas menospreciaban a las mujeres viejas y solteras, pero al aumentar la guerra empezaron a tolerarlas allí donde los combatientes buscaban reposo. Aunque las auianimes de cualquier edad sufrían cierto desdén, eran honradas cuando los guerreros las escogían como parejas de baile en algunas fiestas. En esas ocasiones especiales no usaban sus pinturas características. Al estar con militares las reconocían y valoraban como miembros de la sociedad. Pero cuando contraían alguna enfermedad o la edad las debilitaba, el baile era un último homenaje: en medio del festejo las estrangulaban por la espalda. Con el crecimiento del ejército Mexica, la participación femenina directa en las batallas disminuyó, y se hizo más común el papel de acompañantes de las tropas, para cocinarles y cargar abastecimientos, como harían luego las soldaderas. También ganaron importancia otras formas de apoyo a la guerra: tener hijos combatientes, ser esposas o compañeras sexuales.

En los enfrentamientos con los conquistadores, las auianimes tenían un papel de mociuaquetzque o sea de animadoras en las batallas. “¿Por qué retrocedes? ¿No tienes vergüenza? ¡Ninguna mujer se pintará de nuevo la cara por tí!” les gritaban a los soldados. Las enemistades existentes entre los grupos mesoamericanos antes de los españoles hicieron que la participación de las mujeres aborígenes en la Conquista fuera bastante compleja. Algunas de ellas, bautizadas, se unieron al enemigo del enemigo para combatir.

Las auianimes no estaban sujetas a las normas y restricciones de las demás mujeres. Bernardino de Sahagún destaca que no se tratada de una actividad exclusivamente guerrera. “Tú eres alegre. Le sales a la gente a su paso. Eres bulliciosa y desasosegada. Llamas a los hombres con señas. Pones cara risueña a los hombres. Andas pescando a los hombres. Eres mujer disoluta”. Los españoles nunca entendieron el valor social asignado por los Mexica a estas mujeres. Siempre las vieron como simples prostitutas y las consideraron una escoria.

En el imperio Inca también había esclavas sexuales. Garcilaso de la Vega habla de “mujeres públicas, para evitar males mayores”, que eran rechazadas socialmente y vivían en los caminos o las afueras de las ciudades. En varios otros lugares había burdeles: desde las casas “de solteros” en Yucatán a las de “mujeres asequibles” en Cueva, región panameña. Algunos pueblos regulaban las tarifas. En Nicaragua un servicio costaba diez almendras de cacao y entre los muzo-colimas las llamadas cocojimas ofrecían servicios sexuales a cambio de ayuda con los sembrados de maíz.

Durante la Colonia la prostitución fue aceptada y parcialmente controlada por las autoridades españolas que desde las Cruzadas habían comprendido, mucho antes del Pantaleón de Vargas Llosa, la importancia de las visitadoras: “cualquier avanzada militar debía ir siempre acompañada de mujeres que satisficieran las necesidades sexuales de los soldados”. En muchos lugares y épocas el oficio más viejo del mundo tuvo origen castrense. No ha sido un patriarcado global sometiendo mujeres sino guerreros enfrentados defendiendo a las suyas.


En México se considera que el comercio sexual contemporáneo no puede entenderse sin esas tradiciones. Así lo refleja la “Casa Xochiquetzal”, único albergue del mundo para sexoservidoras retiradas. La obsesión del activismo por un mundo simplón y homogéneo impuso la leyenda de la trata de blancas, ahora mestizas, forzadas por misteriosas mafias. Aupados por un puritano Tío Sam, fiscales colombianos pretenden hacer creer que una Madame cartagenera afecta más el comercio sexual que toda el abanico de guerreros que asolaron al país y le dieron un impulso definitivo a la prostitución.



REFERENCIAS

Brandoli, Javier (2016) “En el asilo único de las prostitutas jubiladas”. El Mundo, Ago 30

González Ochoa, José María (2015). Protagonistas Desconocidos de la Conquista de América. Nowtilus

González Torres, Yolotl (1989): "La prostitución en las sociedades antiguas". El Colegio de México, Estudios de Asia y Africa, XXIC, 3, pp. 398-414

Salas, Elizabeth (2006). Soldaderas in the Mexican Military: Myth and History. University of Texas Press

Villagrán, Olympia (2017) “La diosa prehispánica que defendió a las prostitutas y abogó por el placer sexual”. CC HistoriaAbril 11

domingo, 19 de agosto de 2018

Frenazo argentino al aborto

Publicado en El Espectador, Agosto 23 de 2018








Testimonios:
Silvana Fernández de Lugo

Bárbara Finn

Bello-Álvarez, Laura Margarita, y Arturo José Parada-Baños (2017). “Caracterización de la Mortalidad Materna en Comunidades Indígenas Colombianas, 2011 a 2013”. Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología Vol. 68 No. 4, Oct-Dic (256-265)

Carrillo, Abelardo (2007). “Mortalidad materna en Colombia: reflexiones en torno a la situación y la política pública durante la última década”. / Rev. Cienc. Salud. Bogotá 5 (2): 72-85, jul-sep

Cuéllar, Diego (2013). “Estimación del número de gestantes en Colombia”. Minsalud, Octubre

Centenera, Mar (2018). “La Cámara de Diputados argentina aprueba la legalización del aborto”. El País, Junio 15


Gossaín, Juan (2018). “Esta es otra tragedia para Colombia: la muerte de mujeres embarazadas”. El Tiempo, Marzo 21

Minsalud (2014) “Prevención del Aborto Inseguro en Colombia - Protocolo para el  Sector Salud”. Ministerio de Salud

Minsalud (2016). “Analisis de Situación de Salud (Asis) Colombia”. Ministerio de Salud, , 2016, Dirección de Epidemiología y Demografía, Bogotá, noviembre 

Mur, Robert (2018) “El Parlamento argentino cede al clamor de las mujeres por el aborto”. El País, Junio 15

RCN (2015) “Preocupantes índices de mortalidad materna en Colombia”. Sep 4

Rubio, Mauricio (2015). "El mito de los 400 mil abortos en Colombia". Revista de Economía Institucional.vol. 17, núm. 33, julio-diciembre, 2015, pp. 273-274

Rubio, Mauricio (2015). “García Márquez y los 400 mil abortos clandestinos”. El Espectador, Nov 11

Rubio, Mauricio (2016). "Una despenalización realista". El Espectador. Junio 22


sábado, 11 de agosto de 2018

La Leyenda Negra

Publicado en El Espectador, Agosto 16 de 2018
Columna después de los memes



Al criticar el anti-clericalismo, Rodney Stark, que no es católico, precisa que defiende la historia, no a la Iglesia. Su libro “Bearing False Witness” se inicia con un grabado del neerlandés Theodor de Bry (1528-1598) en el que un conquistador español alimenta a sus perros con niños aborígenes; en otro, un verdugo le prende fuego a doce indígenas colgados, “algo típico de la propaganda anti-hispana y anti-católica de la época”.

El conflicto entre  España y la Europa protestante, paralelo a guerras de religión que cobraron milliones de vidas, estuvo alimentado por acusaciones de ingleses y holandeses contra los españoles por “depravación inhumana y horribles atrocidades”. La Leyenda Negra es una campaña de desprestigio sobre la intolerancia religiosa hispana y la falta de civilización frente al resto de Europa. Un corolario es que España y la Iglesia trajeron sólo desgracias al Nuevo Mundo.

Con la caída del Imperio Romano y el auge inicial del cristianismo habría empezado un oscuro mileno en el que la Iglesia construyó “una gran barrera contra el progreso del conocimiento”. El término oscurantismo fue acuñado por Petrarca y retomado por Voltaire para afirmar que durante esa época “el barbarismo, la superstición y la ignorancia cubrieron la faz de la tierra”. Para Rousseau, Europa vivió esos siglos en una condición “peor que la ignorancia”. Todos esos prejuicios serían asimilados y reforzados por la Ilustración y el liberalismo. El Romanticismo, con su fascinación por el Edad Media y “el lado irracional de la existencia”, se encargaría no de rebatir la Leyenda Negra sino de reforzarla con el mito del buen salvaje.

Para Stark, una gran imprecisión fue denominar bárbaros a quienes reemplazaron el Imperio en el norte de Europa. Muchos de ellos eran veteranos del ejército romano instalados en pujantes centros manufactureros con activas rutas de comercio. En 250 d.c. la ciudad de Hëlgo, cerca de Estocolmo, era un foco fabril donde se producían herramientas de hierro, armas, joyas de bronce, adornos de oro y cerrajería. Muchas ciudades estaban bastante desarrolladas gracias a importantes avances tecnológicos. Fue durante el oscurantismo que Europa dio el gran salto adelante que la distinguió desde entonces del resto mundo.

La calificación de barbarie y atraso fue promovida por una élite anticlerical poco interesada en algo distinto a la divagación, la literatura y la cercanía al poder. La menor atención prestada a filósofos como Platón y Aristóteles no fue apreciada por la vanguardia pensante. “El factor más importante en el mito del oscurantismo fue la incapacidad de los intelectuales para entender, o al menos apreciar, las tuercas y tornillos de la vida real”, anota Stark. Así, “las revoluciones en agricultura, armamento, energía no humana, transporte, manufactura y comercio no fueron reconocidas. Lo mismo pasó con el progreso moral”: la esclavitud, generalizada en la época romana, desapareció durante la supuesta decadencia europea gracias al cristianismo. Los promotores del mito oscurantista pasaron por alto los avances en música, arte, literatura, educación y ciencias. “Cualquiera que crea que la era que presenció la construcción de la Catedral de Chartres, la invención del parlamento y la universidad fue oscura debe ser retardado mental o a lo sumo profundamente ignorante”, resume un medievalista. 

La historiadora María Elvira Roca Barea considera una ironía que al llegar la Ilustración a España “acabó con esa maravilla que fue el Siglo de Oro”. Califica el influjo foráneo de “letal, helador, la literatura se congeló”. El pretencioso estilo importado por los borbones era la antítesis de lo que había sido la cultura española. “No se puede imaginar un Lope de Vega o un Cervantes en un salón. Esa gente iba por libre en la vida, sin ninguna vinculación con los círculos de poder, lo cual les mantenía la lengua muy suelta, las críticas feroces, los sonetos de cachondeo total”, anota la historiadora.


La Leyenda Negra afectó la percepción de la Conquista y Colonia en América Latina. Una élite ilustrada, después ideologizada, confundió el afán de evangelización con una aventura de tierra arrasada o un negocio multinacional. A pesar de los muchos desaciertos y excesos, fue un esfuerzo permanente de aprendizaje, asimilación y respeto de creencias, dialectos y costumbres. El inmenso legado está ahí. Una serie de negociaciones y pactos a medida que los españoles avanzaban les permitió adaptarse, tolerar, convivir y mezclarse con los aborígenes. “Pactos que se hicieron con los Mapuches, los Totonacas, los Muiscas, los Payos, con los Ópatas… Se pactó y se hicieron alianzas que duraron siglos”, recuerda. El idealismo intelectual importado de Europa desprestigió, sesgó y opacó una de las experiencias más contundentes e interesantes de mestizaje de seres humanos y culturas en la historia. Ese pasado, nuestra esencia, debe estudiarse mejor de lo que se ha hecho porque “la verdad es la verdad, y merece ser conocida” remata la Roca. 

REFERENCIAS

NGE (2016) "Colón y los Reyes Católicos": National Geographic España, Mayo 20

Roca Barea, María Elvira (2017). Imperofobia y Leyenda Negra. Biblioteca de Ensayo Siruela 

Stark, Rodney (2016). Bearing False Witness. Debunking Centuries of Anti-Catholic History. Templeton Press

domingo, 5 de agosto de 2018

Madame y la dominatriz

Publicado en El Espectador, Agosto 9 de 2018
Texto de la columna después de las gráficas






Tras meses de seguimiento y pesquisas con apoyo norteamericano, fue capturada en Cartagena Liliana del Carmen Campos, alias Madame. La Fiscalía la señala de liderar una red de proxenetismo.

Trabajaba con un ciudadano israelí expulsado del país y pedido en extradición por tráfico de drogas. El otro socio era un infame capitán de la armada que tatuaba jóvenes después de abusar de ellas. 

Madame se encargaba de reclutar mujeres, menores y mayores de edad, “a quienes invitaba a fiestas en yates, fincas y hoteles para relacionarlas con los clientes”. Antes de cada evento, “hacía una pasarela para seleccionar a las niñas”. Previamente las entrenaba con videos sobre cómo comportarse en fiestas privadas. Había creado un catálogo para una clientela internacional en Cartagena y el Caribe. Para atender nacionales, tal vez tenía acuerdos con los burdeles bogotanos especializados en magistrados y políticos. 

Conocía los secretos del oficio pues lo ejerció por un tiempo. Estuvo presa en los EEUU por tráfico de heroína. Al volver montó su pujante negocio en un apartamento de Bocagrande, una casa en Manga y otra en Crespo. Allí subarrendaba habitaciones a mujeres que, según una nota de prensa, “llegaban de Medellín, Cali, Bogotá, Pereira y Barranquilla, así como de otros países, especialmente Venezuela”. Esta anotación, la pasarela, los viajes y algunos videos de las rumbas muestran que la explotación sexual puede ser una aventura voluntaria. No se conoce la proporción de jóvenes en la nómina de Madame, algo que no preocupa a los gringos: allá siempre es delito. Acá por fin hubo respuesta contundente: cuatro extranjeros fueron pedidos en extradición por pagar sexo con menores de edad. 

Los fiscales retuvieron agendas en las que Madame anotaba minuciosamente la actividad de sus pupilas: como mínimo registraba cada usuario, el pago y el lugar del encuentro. Así los sabuesos sabrán el perfil y poder de los clientes tanto del bajo mundo como de la política, el gobierno y el mundo empresarial. En sus casonas Madame había instalado cámaras de seguridad para vigilar los encuentros y acumular jugosísima información. No sorprende que al ser detenida anunciara que prendería el ventilador: “durante su ingreso a los juzgados amenazó con revelar nombres de políticos y hombres poderosos que fueron clientes de su red”.  

La desafiante Madame recuerda a Terri-Jean Bedford, una dominatriz canadiense que, ya retirada, seguía paseándose por las calles con abrigo de cuero negro y un pequeño látigo. En 2013 no tuvo inconveniente para comparecer ataviada así ante un tribunal de justicia y afirmar desafiante que “este va a ser el día del ajuste de cuentas aquí en Ottawa”.

La dominatriz trabajó codo a codo con dos prostitutas para lograr que la justicia canadiense declarara inconstitucional buena parte de la legislación en contra del comercio sexual. La Corte de Apelación de Ontario tumbó incluso la parte del Código Penal que prohibía los burdeles con el argumento de que ponía en peligro a las trabajadoras sexuales al echarlas a la calle. Preguntándose hasta qué punto se debían criminalizar ciertas actividades de apoyo a la prostitución, la misma Corte limitó los alcances de la sección que penalizaba vivir del producido del negocio para permitir actividades como guardaespalda, contador o recepcionista y hacer explícito que las provisiones debían aplicarse sólo en circunstancias de explotación. Casos como el de Terri-Jean, especializada en atender hombres masoquistas, muestran que la petensión de que en el mercado del sexo todas las mujeres son sometidas por los clientes a veces parece un mal chiste. 

A la histórica sentencia, el gobierno canadiense respondió con un proyecto de ley que, siguiendo el modelo sueco, legalizaba la prostitución pero penalizaba a los clientes. Terri-Jean acusó al Primer Ministro de perpetuar legislación perversa. “Está haciendo lo que el crimen organizado quiere que haga”. En ese momento advirtió que, si la ley se aprobaba, ella no dudaría en hacer pública “una gran cantidad de información y pruebas sobre políticos en este país. Lo prometo".

Al final se decidió criminalizar a los demandantes de servicios sexuales y la amenazante dominatriz no cumplió su promesa de revelar pormenores de su clientela. Sin duda no quiso quebrantar una regla básica del oficio: total silencio y discreción, como el secreto profesional o la confesión. Aguantó la indignación y toleró la hipocresía para no perjudicar a sus colegas. 


La Madame cartagenera tampoco destapará a sus clientes poderosos, criminales o no. Además de las razones de la canadiense, querrá salvar su pellejo. En Colombia la frontera entre el establecimiento y las mafias es tan porosa que ni siquiera sus contactos con matones profesionales bastarían para protegerla. Las amenazas servirán para recordar que, a pesar del lobby feminista internacional, ciertos asiduos de la prostitución glamurosa jamás serán penalizados. Si acaso, se incomodarán cuando las autoridades competentes no estén bien aceitadas. 


REFERENCIAS

Dawson, Tyle (2018) "The young lead the old on sex work law reform". Ottawa CitizenJan 26

EE (2018) "Colombia pide en extradición a extranjeros por caso de explotación sexual en Cartagena". El Espectador, Ago 6

EFE (2014). "Activista en Canadá amenaza al Senado con nombrar a políticos que pagan por sexo". EL Espectador, El Espectador, Sep 10

Infobae (2018). "Así eran las siniestras fiestas sexuales de "La Madame", la proxeneta de Cartagena que dejó más de 250 víctimas". Julio 31

Marcos, Ana (2018). "El final de ‘Madame’, la mayor proxeneta de Cartagena". El País, Agosto 4

Montaño, John (2018). "La 'Madame' estuvo presa en EE. UU. por tráfico de heroína". El Tiempo, Ago 5

miércoles, 1 de agosto de 2018

Secuelas de la peste

Publicado en El Espectador, Agosto 2 de 2018
Columna después de las gráficas







La peste negra de mediados del siglo XIV y las epidemias posteriores incrementaron de manera colosal la mortalidad en lugares tan alejados como Inglaterra e Italia. En 1420 la población europea era apenas la tercera parte de la observada un siglo antes. Por la Ruta de la Seda, la plaga iniciada en China llegó a Rusia y al mar Negro. En un avance de guerra biológica, descendientes de Genghis Khan catapultaron cuerpos infectados sobre la muralla de una ciudad genovesa en Crimea. De allí la peste alcanzó Constantinopla y Egipto saltando luego a Mesina, Pisa, Génova, Venecia, Marsella y Barcelona. Pasó después a Inglaterra para bajar por el Atlántico a Burdeos y Bayona.
Lo que parecía una enfermedad tropical llegó al mar Báltico y a los puertos del norte de Europa. Los testigos mencionan forúnculos, bubones y ántrax en las víctimas y por eso se generalizó la idea de peste bubónica, pero persisten dudas sobre ese diagnóstico. A diferencia de lo ocurrido en China, en donde se reportaron unas 20.000 ratas muertas, en Europa nadie habló de una epidemia animal que la precediera. También sorprende la facilidad y rapidez con que se expandió aun en invierno una enfermedad no transmisible entre seres humanos. Las excavaciones arqueológicas recientes indican que la tasa de contagio fue demasiado alta para ser causada exclusivamente por roedores.
Hay mayor acuerdo y evidencia sobre las consecuencias de la peste que sobre sus causas. La secuela más inmediata fueron las migraciones para evitar el contagio. El retiro de diez florentinos a un refugio campestre relatado por Boccaccio en El Decamerón ilustra esta reacción. “Ninguna medicina era mejor ni tan buena contra la peste que huir de ella”, apunta el escritor. La gente abandonaba su trabajo, prefiriendo satisfacer sus apetitos: “Se volvieron laxos en sus costumbres y descuidaron sus quehaceres como si esperaran la muerte ese mismo día”. Guillaume de Machaut, poeta francés, lamentaba “las espléndidas granjas que quedaron sin arar”. Con la epidemia aumentó la demanda por ciertas ocupaciones —sepultureros, médicos y sacerdotes— cuya idoneidad sufrió un abrupto deterioro.
Un impacto evidente fue el debilitamiento de la disciplina social y la cohesión. A largo plazo decayeron la calidad del tejido social y la razón de ser de ciertas tradiciones culturales. La peste implicó profundas divisiones entre los enfermos y la gente sana; llevó a una súbita disrupción en la manera de enfrentar la muerte. En épocas anteriores, la Iglesia había logrado atenuar el golpe de un fallecimiento con rituales para mitigar el duelo. Hasta el siglo XIV los arreglos funerales fueron cada vez más elaborados. Sin embargo, “con el incremento en la ferocidad de la plaga, esas costumbres cesaron parcial o totalmente y fueron reemplazadas por otras”, anota Boccaccio. El miedo al contagio primó sobre el cuidado de los muertos, cuyos cuerpos empezaron a ser apilados al frente de las viviendas. Los féretros dejaron de ser individuales. Evitar la infección convirtió a los afectados en enemigos. Según un testigo, a los enfermos “se les botaba la comida y la bebida al lado de la cama… Ni los parientes ni los amigos se preocupaban por lo que pudiera ocurrirles”. De las montañas apartadas venían rudos campesinos para enterrar en fosas comunes a los muertos.
La repulsión con los contagiados y agonizantes se convirtió en verdadero horror, “en el sentido que la vida misma era una batalla desesperada contra el dominio de la muerte”. Un ejemplo diciente de las macabras representaciones que se volvieron comunes es la tumba del cardenal Lagrange en Avignon, con una imagen de su cuerpo desnudo, descompuesto y el siguiente epitafio: “Polvo eres y en polvo te convertirás, cadáver podrido, bocado y comida para gusanos”. La muerte se había vuelto indómita, desprestigiando el cuerpo. Eso parecían reflejar las fiestas y celebraciones que insólitamente empezaron a multiplicarse con la epidemia: “Comamos, bebamos y gocemos, que mañana moriremos” era la consigna.
Las orgías que muchos testigos describen eran como la celebración de una breve victoria sobre la muerte. Sólo así se entiende que un lugar usual para los desenfrenos fueran los cementerios. El de Champfleur en Avignon, a finales del siglo XIV, se convirtió en verdadera “zona roja”: un escenario de libertinaje y descontrol. Las prostitutas se ofrecían allí mismo y “fornicadores y adúlteros buscaban entre las tumbas”.
Boccaccio explica por qué el desorden se consolidó: un perverso e impune carpe diem. “Con la gran aflicción y miseria, la reverencia a la autoridad de las leyes divinas y humanas decayó… Todos podían hacer lo que querían”. En situaciones extremas, la cultura es más frágil y desechable que los instintos, hoy ignorados hasta el absurdo por idealismos empeñados en moldear la naturaleza humana sin entenderla.

REFERENCIAS

Alcibiades (2017). “Did Rats Bring the Black Death Plague in the Middle Ages ?”. Medieval HistoryMar 25

Bocaccio, Giovanni. El DecamerónLuarna Ediciones

Herlihy, David (1997). The Black Death and the Transformation of the West. Harvard University Press

Zahler, Diane (2009). The Black Death. Minneapolis: Twenty-first Century Books