domingo, 26 de febrero de 2023

Derecho penal a la medida

 Publicado en El Espectador, Marzo 2 de 2023


Varias sociedades padecen intensos debates cuando el ejecutivo busca reformar el código penal para favorecer personas específicas. En Colombia abundan ejemplos de tales desatinos, siempre por la paz.


La semana pasada Isaac Herzog, presidente de Israel, se dirigió por TV a la ciudadanía en horario triple A para tratar de conjurar la crisis política generada por una polémica reforma judicial promovida por el nuevo gobierno de Benjamín Netanyahu. “Estamos al borde del colapso constitucional y social”, advirtió. Su angustia tenía contraparte en las calles: concurridas marchas contra los cambios legislativos. Más de 40.000 manifestantes llegaron desde todo el país a Jerusalem para gritar “democracia”, “no a la dictadura” … “vergüenza” frente al Knesset, el órgano unicameral legislativo del Estado de Israel .


Netanyahu y sus aliados, el gobierno más derechista en la historia del país, argumentan que los ajustes propuestos son indispensables para frenar el excesivo poder que ostenta la rama judicial. Pero sus adversarios anuncian que la reforma equivaldría a un golpe de Estado y destruiría la democracia. Además, señalan que una de las motivaciones no explícitas es alterar el proceso por corrupción que enfrenta el político reformador hace varios años. 


Desde su primera comparecencia ante la justicia, el primer ministro denunció que las acusaciones contra él buscaban derrocar al gobierno: era un intento de la izquierda por lograr lo que no consiguió en las urnas. Cuando tres jueces leyeron los cargos, el mandatario se declaró inocente y reviró que las investigaciones “fueron contaminadas y preparadas desde el primer momento”. En su opinión, fiscales, policías y medios de comunicación confabularon para fabricar falsas infracciones y armar un juicio "contra la voluntad del pueblo”.


Como ejemplo de lo que el ejecutivo considera una extralimitación del poder judicial que atropella la voluntad popular está también la condena de Arie Dery, líder del partido ultraortodoxo sefardí Shas, quien fue condenado por delito fiscal. A pesar de que evitó la cárcel con un acuerdo extrajudicial que le impedía ejercer como ministro, como Netanyahu necesitaba sus votos le hizo un traje a la medida para nombrarlo en el gabinete: se limitó la prohibición a quienes hubiesen entrado en prisión. El elemento más polémico de la reforma permitiría que el Parlamento, por mayoría simple, pueda anular una decisión del tribunal supremo. 


En España, a finales del 2022, se aprobó una reforma al Código Penal que deroga el delito de sedición -lo transforma en simples desórdenes públicos- y modifica el de malversación de fondos. Así, para favorecer a ciertos aliados específicos, el Estado se quedó sin herramientas legales para combatir dos lacras que corroen la democracia: el independentismo y la corrupción. 


Pedro Sánchez, presidente del Gobierno que confeccionó la reforma a la medida, justificó los cambios como medidas para hacer frente al "conflicto político" en Cataluña superando su judicialización. Defendió “una apuesta decidida por el reencuentro y la convivencia” como si hacer cumplir la ley fuera equivalente a matonear.





En las toldas premiadas querían todavía más prebendas. Carles Puigdemont, expresident de la Generalitat prófugo en Bruselas, no respaldó la reforma penal porque, según él, a pesar de los cambios en la legislación se sigue considerando que el “desafío secesionista de 2017 fue ilegal”. En su discurso de Navidad, el nuevo president Pere Aragonés habló de pactar en 2023 con el Gobierno las condiciones de un referéndum como aquel que condujo a varias condenas. 


La debilidad de Sánchez ante el chantaje de quienes exigen favores legislativos para aprobarle los presupuestos es tal que Alejandro Luzón, jefe de la Fiscalía Anticorrupción, llegó a solicitar públicamente a la clase política que no ceda y "que no se diluya la responsabilidad penal” de quienes saquean las arcas del Estado.


En Colombia, en varias ocasiones se ha torcido o modificado el régimen penal para favorecen a unos cuantos. La violencia liberal conservadora terminó con un pacto de impunidad política y judicial. Por eso el preámbulo del plebiscito de 1957 puso en el mismo plano la paz y la justicia. El M-19 y el EPL fueron beneficiados con indulto y amnistía a pesar de haber cometido crímenes difíciles de asociar con el delito político, como el secuestro y el narcotráfico. La última ley de amnistía, apuntalada con reforma constitucional, también fue hecha a la medida de los beneficiarios farianos. Tal vez la mayor injerencia de un criminal en la adecuación del régimen penal a sus intereses fue la de Pablo Escobar, quien logró meterle mano a la Constitución. 


Con bastante ingenuidad y poco sentido histórico, el actual ministro del interior ha aclarado que la ley de “paz total” excluye cualquier negociación con organizaciones criminales no políticas. Según él, las mafias se someterán dócilmente al Código Penal en un proceso que “tendrá un camino de justicia, jurídico”. Como si los curtidos y diversos traficantes no supieran para qué sirven las armas. 

domingo, 19 de febrero de 2023

Halcón, paloma y avestruz

 Publicado en El Espectador, Febrero 23 de 2023


Para la paz, la metamorfosis de Juan Manuel Santos de rudo halcón a conciliadora paloma fue menos costosa que sus actitudes de avestruz al final del proceso. 


La primera mutación, mucho antes del premio Nobel, coincidió con la Ley de Víctimas y restitución de tierras. Tras una reunión con parlamentarios que la impulsaban Santos criticó el mito que él mismo había contribuido a consolidar: “era necesario reconocer la existencia del conflicto armado en nuestro país”. La respuesta de su mentor fue inmediata: “terroristas no reúnen elementos para estatus de beligerancia, ¿por qué les abren la puerta? … Son una amenaza criminal. No hay razón legal para vincular reparación de víctimas con reconocimiento de terroristas” trinó Álvaro Uribe.


Después de anunciar públicamente la mesa de diálogo con las  FARC se confirmó que la guerra continuaba. Cuando mataron a Alfonso Cano, líder de la organización con la que ya se negociaba, Santos anotó que “la intransigencia política de las FARC había sido derrotada”. Agregó que “se me aguaron los ojos al pensar que el objetivo perseguido lo habíamos alcanzado y que eso nos acercaba al fin de la guerra”. Con belicoso entusiasmo retomó fugazmente las banderas de la Seguridad Democrática al comparar ese triunfo con el de los EEUU en Pakistán contra Osama Bin Laden, “máximo líder del grupo terrorista Al Qaeda”. En una alocución por TV sentenció que la cúpula de las Farc “se va derrumbando como un castillo de naipes”. 


Para explicar su doble juego de hostilidades con diálogo, Santos destacó la “doctrina Rabin” en honor del líder Israelí que comandó las tropas de su país durante la Guerra de los Seis Días en 1967 y ganaría luego el Premio Nobel de la Paz. Como él, este héroe militar había sido “halcón y paloma”. Cuando negociaba con Yasser Arafat, Rabin habría dicho: “seguiremos combatiendo el terrorismo como si no hubiera un proceso de paz, y nos sentamos a negociar la paz como si no hubiera terrorismo”. Para evitar un término tan estigmatizado, Santos adaptó el lema: “combatir como si no se estuviera hablando y hablar como si no se estuviera combatiendo”. 


Los diálogos entre Rabin y Arafat condujeron a la firma de los Acuerdos de Oslo. Ambos negociadores estrecharon sus manos en septiembre de 1993. Casi tres décadas después, Israel y Palestina "se encuentran más lejos que nunca de la paz”.  A la observación genérica ante cualquier acuerdo que “del dicho al hecho hay mucho trecho” habría que agregarle diversas circunstancias que llevaron el documento firmado por los dos contrincantes a convertirse en letra muerta. 


En Colombia, el gran lunar del Acuerdo de 2016 con las FARC fue su derrota en un plebiscito, que tuvo causas adicionales al rechazo del uribismo. La primera y más protuberante fue haber abandonado totalmente la figura vigilante del halcón para reemplazarla por una ingenua paloma convencida de que todos los comandantes adoptarían el nuevo papel de políticos civiles. La desmovilización y dejación de armas era más que razonable esperarla para la tropa, pero las señales que varios comandantes involucrados en narcotráfico y otros mercados ilegales engrosarían las disidencias eran inequívocas. El presidente Santos reconoció el abismo entre los combatientes rasos y la cúpula dirigente de la curtida guerrilla. A los primeros se dirigió al dar de baja a Alfonso Cano. “Quedan muchos todavía que insisten en el camino equivocado de las armas y el terror, y deben saber que también les vamos a llegar… El tiempo de las FARC se sigue agotando. No ofrezcan sus vidas por un proyecto fracasado, por defender a unos jefes intransigentes. ¡Desmovilícense!”. Sin embargo, en La Habana se siguió negociando exclusivamente con comandantes soberbios sin siquiera auscultar lo que pensaba y quería la tropa. 


Cuando se buscó garantizar que los rebeldes no reincidirían, el diagnóstico se contaminó con idealismo. La paloma se convirtió en avestruz. Se ignoraron realidades palpables como los líderes guerrilleros económicamente favorecidos con la exportación de droga y otras actividades ilegales durante el conflicto.




Resulta difícil entender por qué pasaron a segundo plano las labores de inteligencia militar. Desde antes de firmar el Acuerdo se sabía que algunos comandantes farianos poderosos no abandonarían las armas. Además, era evidente que buscarían refugio en Venezuela. Casos muy claros eran Iván Márquez y John 40. Fue lamentable no prever un obstáculo para la paz de ese calibre. Desde los preliminares del proceso, cuando las FARC enviaron dos plenipotenciarios para el encuentro exploratorio en La Habana, se sabía que Timochenko, que entonces comandaba el Bloque del Magdalena Medio, pasaba largas temporadas en el vecino país. ¿Cómo se pudo ignorar el poder de un estado mafioso en el que las Fuerzas Armadas actuaban en concordancia con las FARC y el ELN?  


La paz total no podrá fungir de avestruz e ignorar a Nicolás Maduro y sus matones armados, legales e ilegales. Además, no podrá ignorar los estrechos vínculos del ELN con el régimen heredados de Fidel Castro. 



REFERENCIAS


Barros, Guillermo (2012). “Santos, ante un viraje sin red”. Ámbito, Sep 6


Salazar, Hernando (2010). “Colombia: Santos, 100 días de luna de miel”. BBC Mundo, Noviembre 14


Santos, Juan Manuel (2019). La Batalla por la Paz. Planeta


Sparrow, Thomas (2012). “Santos y las FARC abren de nuevo la puerta del diálogo”. BBC Mundo, Agosto 27



domingo, 12 de febrero de 2023

Halcones y palomas

 Publicado en El Espectador, Febrero 16 de 2023

Un dilema crucial al lidiar con grupos armados ilegales es dosificar la mezcla entre zanahoria y garrote. 


Tras la operación Sodoma en la que fue abatido el comandante más temido y odiado del conflicto, un influyente político anotó que “Jojoy era el símbolo del terror en Colombia; Jojoy era el símbolo de la servicia, de la inhumanidad de una organización que por casi medio siglo ha jugado con la vida y la libertad de los colombianos. El mundo recuerda con horror las escalofriantes imágenes en las que este cabecilla terrorista humillaba a sus indefensos secuestrados recibidos en atroces campos de concentración”. Concluía que así terminaban esos delincuentes, "como Tirofijo, acosado por las bombas, como Raúl Reyes, como Iván Ríos, traicionado por sus hombres, como tantos más que mueren en su ley, que es la ley del crimen y la violencia”.


Cualquiera pensaría que semejante diatriba antiterrorista provino de algún subalterno, seguidor incondicional o admirador de Álvaro Uribe Vélez. Así lo sugería su afirmación “este es un triunfo de la seguridad democrática”.


En ese punto el enardecido político generó confusión pues hacía parte del nuevo gobierno, posterior a los dos cuatrienios del uribismo. “Nos estamos fortaleciendo para seguir el mismo camino hacia la prosperidad democrática. Tengan la certeza de que no bajaremos la guardia contra el narcoterrorismo”. Agregaba que era el momento de seguir atacando “hasta que todos los violentos entiendan que el único camino es la desmovilización y la dejación de armas y del terrorismo”. 


Difícil no pensar que esas palabras tan firmes e implacables las pronunciaba un duro halcón, un implacable y combativo guerrero, tal vez un decidido militar. Sin embargo, ese mismo energúmeno ganaría después el premio Nobel de la Paz gracias al viraje de 180º en su actitud y su opinión sobre la que, recién elegido presidente, consideraba una banda de terroristas y narcotraficantes seguidores del rebelde más viejo del mundo. 



En medio de su entusiasmo por la baja de principal enemigo público colombiano, el nuevo primer mandatario y antiguo ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, ofreció un detenido reporte de la estrategia militar utilizada para derrotarlo. Hizo énfasis en el “poder de la inteligencia”, un esfuerzo que se había iniciado en 2006, cuando “habíamos puesto en marcha una profunda transformación en la forma de operar las Fuerzas Armadas que se basó en dos aspectos fundamentales: por un lado, el fortalecimiento y modernización de la inteligencia, como el arma fundamental para llegar a los objetivos de alto valor estratégico y, por otro lado, el énfasis en el trabajo conjunto y coordinado”. 


La descripción de los preparativos para dar de baja al Mono Jojoy las adornó con comentarios reveladores de su talante guerrerista. “Las FARC son un ratón que con terrorismo pretende rugir como un león, y vamos a seguir ese ratón hasta que deje de respirar. Esa es la consigna. Los comandantes tienen todo el respaldo del presidente de la república”. 


Tras la caída de este roedor con ínfulas de felino, la prioridad estratégica era Alfonso Cano. Se logró dar con él pues “al hostigamiento de los militares se unió un largo trabajo de filigrana de la inteligencia policial y militar que infiltró por varios años a varios hombres y mujeres en la zona, que se hicieron pasar por comerciantes, vendedores de minutos de celulares e incluso administradores de prostíbulos”.   


Cuando dos años después del ataque verbal el implacable gobernante lanzó su propuesta de diálogo con las FARC, hubo reacciones muy distintas que dependieron de la posición política. Los más prudentes señalaron con sorpresa que se había dado un audaz viraje sin ningún mecanismo protector. “Juan Manuel Santos, lanzó la apuesta más audaz de su carrera política y completó un calculado viraje desde sus posiciones duras como ministro de Defensa de Álvaro Uribe”. Tratando de entender su radical cambio de actitud hacia las FARC, se hacía alusión a su afición al póker. 


Bastaba un mínimo conocimiento del conflicto para saber que la voluntad de diálogo de las FARC era la única vía para que evitaran su eventual aniquilamiento. "Los golpes que han recibido las FARC en los últimos cuatro años han sido contundentes, golpes que nunca habían recibido en su historia… Esto ha llevado al liderazgo de esta guerrilla a aceptar que no hay otra posibilidad que la negociación” comentó Mauricio Romero quien de inmediato fue criticado por su visión reaccionaria de la situación. Un iluminado anotó que la voluntad de diálogo de la guerrilla no era en lo más mínimo un punto de inflexión sino algo que las mismas FARC venían buscando hacía muchos años.


El margen de maniobra que un gobierno que funge de paloma tiene disponible para la paz total con una amplia gama de organizaciones criminales, varias transnacionales, es definitivamente inferior al que tuvo un curtido halcón con una guerrilla campesina de comandantes acomodados, envejecidos y deseosos de jubilarse


REFERENCIAS


Barros, Guillermo (2012). “Santos, ante un viraje sin red”. Ámbito, Sep 6


Salazar, Hernando (2010). “Colombia: Santos, 100 días de luna de miel”. BBC Mundo, Noviembre 14


Santos, Juan Manuel (2019). La Batalla por la Paz. Planeta


Sparrow, Thomas (2012). “Santos y las FARC abren de nuevo la puerta del diálogo”. BBC Mundo, Agosto 27





martes, 7 de febrero de 2023

Naufragio de la ideología trans

 Publicado en El Espectador, Febrero 9 de 2023


Si las ideas de un grupo son contrarias al conocimiento científico y a la evidencia, si además le hacen daño a otros colectivos más amplios y a la coherencia de las leyes, es inevitable que entren en crisis y fenezcan. 


Al criticar un escrito que celebraba la posibilidad de que los hombres trans pudiesen abortar, afirmé con ligereza que no parecía verosímil que tal situación la generara una violación. Una amiga reviró: estas personas sí podían “ser violadas y además ultrajadas y asesinadas”. Me invadieron las dudas y busqué con Google casos de hombres trans (mujeres que se identifican como hombres sin renunciar a su aparato genital) sexualmente agredidos. 


Encontré una sola noticia de hace unos días: la “primera violación a un hombre trans”. Un periódico español reportó que el exnovio de la víctima “la habría secuestrado con su coche cuando caminaba por una población murciana… En el interior del automóvil habría tenido lugar la violación, con penetración”.


Plenamente identificado, el agresor fue detenido. Además de esa agresión, ya tenía problemas por una denuncia anterior en otra provincia, también de su exnovia, que había obtenido una orden de alejamiento. Para ese incidente del año pasado hubo confusión pues el asunto fue rechazado por un juzgado especializado: dado que la víctima manifestaba ser varón y mostraba la respectiva documentación no se trataba de un episodio de violencia machista. “Sería un contrasentido poner la protección de violencia de género a un hombre que insiste en que es hombre”. El juzgado pidió colaboración de Medicina Legal para saber si la víctima sufría disforia de género. A pesar de que el profesional forense determinó que no era una mujer, “se consultó a la Sala y la causa se quedó en (el juzgado de) Violencia de Género”. En síntesis, tanto el hombre trans como las instituciones que protegen a las víctimas de violencia machista consideraron conveniente que este individuo, que se identifica como varón, fuera atendido en un juzgado dedicado a los ataques contra las mujeres. Menuda confusión, y disforia, legal e institucional. 


Aún más insólito, e indignante, es el caso de una mujer española agredida por su pareja que burló la severa ley de violencia machista modificando su nombre e identidad de género en el registro civil. En el verano de 2022 Carmen denunció los golpes e insultos que sufría de Agustín, su pareja por más de una década. No podía creer que no tendría el amparo contemplado por la llamada “Ley de Violencia Machista” pues unos meses antes, sin saberlo, vivía con Julia, como se llamaba ahora su ex compañero. No obtuvo una orden de alejamiento puesto que, para la justicia, el conflicto que sufre es asimilable al de dos hermanos que se llevan mal. Quedó condenada a seguir atada a Agustín, y a vivir en la misma casa, pues su pensión no contributiva le impide irse. 


Ambos cincuentones, Carmen y Agustín empezaron un noviazgo en 2011. Tras nueve años juntos, él empezó a cambiar. “Quería ponerse ropa interior femenina en momentos íntimos. Pensé que podía ser fetichismo pero después me decía que se sentía mujer y me pidió permiso para hormonarse. Nunca ha querido cambiar de sexo”. La sorprendida compañera decidió terminar la relación. Le dijo a Agustín que lo acompañaría en ese proceso como amiga, “nunca como pareja porque soy heterosexual”. Vinieron el acoso y las vejaciones que la llevaron a ponerle candado a su habitación. “Cada vez que me duchaba, se metía en la bañera y me toqueteaba, al igual que por la noche, cuando creía que yo estaba dormida, se metía en la cama para tocarme”. 


El punto de no retorno fue una tarde en que ella cuidó a sus nietos. Al volver a casa, el candado estaba forzado y todas sus pertenencias en el suelo. Al pedir explicaciones, la respuesta fue “a callar coño” seguida de empujones, golpes y arañazos. 




Consciente de la protección especial para mujeres maltratadas por su pareja fue a hacerse los exámenes al hospital. No salía de su asombro cuando la policía le aclaró que no podrían hacer mucho puesto que su compañero había cambiado de género cinco meses antes. Ahora era Julia. 


Antes de la golpiza, Carmen le había conseguido a Agustín una cita con una psiquiatra de la sanidad pública que lo molestó bastante al conceptuar que “tenía tendencias al travestismo y no rasgos transexuales”. 


Las abogadas que representan a Carmen, ambas feministas, califican de exabrupto el borrador de la llamada Ley Trans española que le facilitará aún más la vida a personajes como Agustín, ahora Julia. “Es retrógrada, dictatorial y lo más sexista que hemos visto en la vida… Pervierte el fin de la norma y desprotege a las mujeres. Es una barbaridad”.


Esperpentos legales de ese calibre, y las ideologías que los estimulan, están condenados a desaparecer. 


Primera violación a un hombre trans

Cambió de género para eludir la ley