lunes, 28 de noviembre de 2022

Otra víctima de la violencia política

Publicado en El Espectador, Diciembre 1 de 2022


Después de firmar con Irene Montero, ministra de Igualdad española, un memorando de entendimiento contra la discriminación, la vicepresidenta colombiana Francia Márquez declaró que así se garantizará “la equidad entre todas las identidades de género”. 




Lo que no tuvo en cuenta la vice es que la credibilidad de la célebre política feminista está en caída libre a causa del impacto inicial y contraproducente de la Ley de Garantía de la Libertad Sexual, mejor conocida como ley del 'solo sí es sí’. En una lamentable y soberbia reacción la Montero responsabilizó al machismo que "puede hacer que haya jueces que apliquen erróneamente la ley o que la apliquen de forma defectuosa… hay jueces que no están cumpliendo la ley… Vamos a reforzar la formación a todos los operadores judiciales para que ese machismo no lleve a comprometer la imparcialidad de los sistemas de justicia”. 


En el pleno del Congreso, Carla Toscano, diputada de Vox, le reprochó a la ministra el insulto a toda la judicatura, sin siquiera tener en cuenta que los casos de violencia sexual los resuelven en su inmensa mayoría juezas, no jueces. “Hay que tenerla de cemento armado para insultar a profesionales que han pasado años estudiando derecho y una oposición, cuando el único mérito que tiene usted es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”. 


Aunque quien presidía la sesión parlamentaria propuso no registrar el procaz comentario, la Montero solicitó lo contrario, “que se incorpore al diario de sesiones la violencia política, que se está ejerciendo en este momento… para que se pueda saber que las feministas y las demócratas somos más y les vamos a parar los pies a esta banda de fascistas”. 


Carmen Herrarte, concejala de Ciudadanos en Zaragoza, tuvo una percepción de la Montero aún más contundente que la opinión de Carla Toscano. “Está donde está porque la ha fecundado un macho alfa”, anotó. No era la primera vez que los reparos a la misma ley se descalificaban por machistas y luego venía una irónica alusión al reino animal. 


En marzo de 2020 hubo tensiones dentro del gobierno por el anteproyecto elaborado por el Ministerio de Igualdad. Pablo Iglesias, esposo de la Montero, anotó que en las "excusas técnicas" señaladas al texto había “mucho machista frustrado”. La entonces portavoz parlamentaria del Partido Popular en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, anotó que “no me puedo imaginar mayor humillación, condescendencia y machismo. La señora Montero es la mujer más humillada de la política española”: su marido, el vicepresidente, había “salido cual macho alfa a defender a su hembra de un colega de un ministerio”.




En aquella ocasión la ministra de Igualdad se refirió de manera despectiva a su adversaria recordándole que era la viva prueba de la existencia de clases sociales en España pero que, viniendo de un medio favorecido, no le habían enseñado “educación ni respeto”. La tolerancia con las alusiones al machismo dentro de su pareja ha descendido tanto como su popularidad. Ahora se auto proclama víctima de la “violencia política” ejercida por la “banda de fascistas”, calificativo con el tranquilamente se refiere a sus colegas. 


Por su lado, el energúmeno cónyuge nada que aprende la lección que quiso darle la implacable opositora del gobierno socialista: cual macho alfa continua insultando no solo a quien manifiesta un desacuerdo con su mujer sino a quien no la reconoce como víctima. “La tensión mayor en esta crisis no se ha vivido con los socialistas, sino dentro de UP (Unidas Podemos), con el durísimo ataque de Pablo Iglesias a Yolanda Díaz, a la que tildó de cobarde, miserable y estúpida por no defender a Montero”.


El desacierto con la judicatura requirió control de daños urgente del gobierno socialista. La ministra de Hacienda anotó que habría que estudiar una eventual reforma de la ley porque el efecto buscado no era el que se estaba produciendo sino todo lo contrario. Igualdad reviró que la ley era intocable. La asociación Jueces para la Democracia, que difícilmente puede calificarse de reaccionaria, consideró inaceptable no haber previsto como consecuencia la reducción de penas y que “se arremeta contra los jueces/zas tachando sus decisiones como justicia machista o considerando que se trata de una aplicación defectuosa de la ley”. 


Lo más irónico del caso es que la posibilidad de reducir la sanción a violadores proviene del hecho que la ley, inspirada en el lema “no es abuso, es violación”, fusionó varios tipos penales que tenían penas mínimas diferentes. Es precisamente la manía de irrespetar la doctrina penal, que históricamente ha tipificado de manera minuciosa las conductas punibles, lo que pretende seguir haciendo la Montero al declararse damnificada por la violencia política cuando la indigna un chiste machista.  Francia Márquez debería ir a España a explicarle a UP lo que es una verdadera víctima.  



martes, 22 de noviembre de 2022

El decadente monarca de izquierda

Publicado en El Espectador, Noviembre 24 de 2022


Algunos líderes autoritarios de izquierda tienen una vida útil cada vez más corta. Los que desafían esa dura realidad se tornan patéticos.


Hace unos días el cantautor español Joaquín Sabina causó revuelo al confesar que “ya no soy tan de izquierdas porque tengo ojos y oídos para ver lo que está pasando”. Remató anotando que “la deriva de la izquierda latinoamericana me rompe el corazón justamente por haber sido tan de izquierdas”.





Aunque justificó su viraje mencionando el “fracaso feroz del comunismo” y la deriva de esta ideología en América Latina es imposible que en su diagnóstico no hayan influido las recurrentes pataletas de Pablo Iglesias, volátil gurú del socialismo indignado y extremo, además de fundador y cuasi propietario del simil de partido político llamado Podemos. 


“Lo personal es político” podría ser el principal eslogan ideológico heredado de los movimientos feministas de la segunda ola. Para el polémico profesor universitario y luego caprichoso, autoritario y buscaplueitos líder Iglesias la consigna más adecuada sería la inversa: lo político es un asunto personal y privado, que maneja a su antojo. Así como para los muchos corruptos del mundo la política es un negocio para enriquecerse hay otros para quienes el nombre del juego es levantarse lo que se atraviese, en sus términos. 


En “Aquí mando yo. Historia íntima de Podemos” el periodista Luca Constantini relata el recorrido de Pablo Iglesias desde sus épocas activistas de estudiante universitario, hasta el declive de su conflictiva carrera política “indisolublemente asociada a las mujeres con las que ha tenido 'rollo'. Desde sus años de Erasmus en Bolonia hasta su relación con la número dos de su propio partido, Irene Montero, los "líos de faldas" son un elemento determinante de la experiencia Podemos”. Al cambiar de pareja, favorecida y mimada, busca aislar a la anterior, incluso hundirla y hacer públicos sus desacuerdos.


Con Dina Bousselham, su asistente en el Parlamento Europeo, tuvo una relación confusa que terminó mal: ella denunció el robo de su teléfono, que estaba en poder de Iglesias. Se demoró varios meses en devolverlo y luego explicó que era para protegerla. Cuando terminó su relación con Tania Sánchez, ella perdió cualquier relevancia en Podemos. “De la noche a la mañana sus intervenciones dejaron de importar y fue enviada al ‘gallinero’ del Congreso, detrás de una columna”. Cuando aún salía con Tania conoció a Irene Montero, a quien pronto le ofreció que si ganaba las elecciones sería su vicepresidenta. Se casaron, tuvieron tres hijos y en este momento ella se siente tan insegura que monta continuamente escandalosas escenas de celos en el ministerio de la Igualdad. 


Su último conflicto es con la vicepresidenta segunda y ministra de educación Yolanda Díaz con quien Iglesias prácticamente no habla desde octubre de 2021. “Ni una reunión, ni un café, ni una comida, ni una cena. Apenas algunos mensajes. Solo se han visto dos veces en el último año, cuando han coincidido rodeados de gente en un par de eventos públicos… La división es tan profunda como probablemente irreparable”. 


A finales de 2020 Yolanda Díaz quería renunciar al cargo de ministra, dejar la política y regresar a su Galicia natal para dedicarle más tiempo a su hijo. Pablo Iglesias la disuadió y tres meses después anunció que dimitía como vicepresidente para ser reemplazado por ella. También la postuló como futura candidata socialista para la presidencia. El pequeño detalle que ocultó es que su sucesora seguía pensando en dejar la política y que la estaba lanzando al ruedo sin consultarlo con ella. “Sabía que no podía decírselo a Yolanda. De hecho, si se lo hubiera comunicado no me habría dejado hacerlo” admitiría después. Ella se enteró por la prensa de la decisión que él tomó sin su permiso. Su equipo cercano la convenció de que aceptara. Decidió entonces apartarse de la influencia y supuesta protección del dominante colega. 


En síntesis, Podemos es para Iglesias un coto de caza personal en el que hace y deshace a su antojo sin que nadie se atreva a contradecirlo, incluso cuando dice sandeces. Hace unos años, con la mayor tranquilidad, proclamó en una entrevista con el psicoanalista argentino Jorge Alemán que “los hombres feministas follan mejor”. Tratando de controlar el ridículo se refirió a  “un dicho entre los sectores más gamberros del feminismo”. Su verdadera intención, concluyó, era ilustrar que “puede existir una masculinidad feminista”. Da grima pensar que semejante personaje pueda tener todavía cierta influencia no sólo dentro de la izquierda española sino latinoamericana. 


Como acertadamente se preguntaba Carolina Sanín sobre Podemos, “¿es una especie de franquicia de la demagogia? ¿Una especie de MacDonald's de la política, instalable en cualquier lugar del mundo, con el combo de las cuatro o cinco consignas?”. 

domingo, 13 de noviembre de 2022

Alcahuetas de Su Majestad

 Publicado en El Espectador, Nov 17 de 2022


Los servicios de inteligencia españoles malgastaron ingentes fondos para satisfacer los caprichos de un macho alfa insaciable. 


Narcis Serra es un político socialista español, alcalde de Barcelona y ministro de Defensa de Felipe González entre 1982 y 1991. Hace un par de semanas admitió en una entrevista haber autorizado que el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) contribuyera a “ocultar los devaneos” del entonces rey Juan Carlos I. Reconoció que con fondos públicos se alquilaban casas para que Su Majestad tuviera citas clandestinas con sus amantes. 


“No me arrepiento” dijo con desparpajo. “Cuando se tienen responsabilidades altas, hay muchas decisiones difíciles y en aquel momento, sobre todo después del 23F -intento fallido de Golpe de Estado de Febrero 23 de 1981- yo creía que había que ayudar a apuntalar totalmente la figura del Rey”.




La alcahuetería real no fue un gasto despreciable para el CESID. Mantenerle nidos de amor al entonces monarca era un propósito costoso, por calidad y cantidad. En 2017 la revista colombiana Semana titulaba “Juan Carlos I de España habría tenido más de 5.000 amantes”.


En asuntos de cuernos, los medios anglosajones son menos condescendientes que los hispanos. “Juan Carlos I ha estado siempre obsesionado con las faldas. Le gustan tanto las mujeres como el poder, el dinero y el deporte” anota la serie “Salvar al Rey” lanzada recientemente por HBO. Después de muchos años y varios documentales o reportajes que tapaban su escándalos o “los cubrían con una capa de campechanidad y espíritu de transición” esta producción incluye audios inéditos grabados por una de las ex amantes más descaradas del monarca, Bárbara Rey. 


Esta mujer fue una atractiva presentadora, cantante y vedette. Bastante cotizada dentro en el cine del destape, empezó su carrera en 1977 apoyando la candidatura de Adolfo Suárez para la primera presidencia de la democracia. Hacía parte de la farándula reclutada por el hermano menor del político que lucía una camiseta con el lema “Vota Centro”. Suárez se la presentó al Rey quien de inmediato se encaprichó con ella. “Tanto se veían, que los servicios secretos, el Cesid, alquilaron un chalet para sus encuentros”. 


Pronto la inteligencia española tuvo que pagar bastante más que un arriendo para los encuentros amorosos. Consciente del calibre de su affaire, Bárbara cobró 25 millones de pesetas (150.000 €) para “frenar la publicación de unas fotos de Juan Carlos tocándole un pecho”. Luego apareció material más sensible, como videos de alcoba y audios en los que el Rey denigraba de gente importante. Convertida en amenaza, se volvió costumbre silenciarla con efectivo. “La parienta va mal de dinero y pide más” comunicó alguna vez Su Majestad para satisfacer su chantaje. Se calcula que en 1997 le dieron 100 millones de pesetas (600.000 €) y muchas más en cómodas mensualidades. La vedette obtuvo además un contrato con TVE -la televisión oficial- en horario triple A.


No todas las amantes de Juan Carlos I fueron arpías de ese calibre. Una de las más duraderas y desconocidas fue la fotógrafa Queca Campillo con quien mantuvo una relación de tres décadas hasta que ella murió. La vio por primera vez en un evento político en el que “quedé impresionada cuando ví que en todas las fotos el Rey miraba a mi cámara”. Empezaron una relación, “difícil porque no teníamos dónde citarnos… Nos veíamos en una furgoneta que él tenía en un camino cerca de la Zarzuela”. Tales incomodidades serían luego superadas gracias a los servicios de inteligencia. 


La reportera nunca pretendió la exclusividad de su amante, sabía que tenía muchas rivales. No le importaba siempre que no buscaran aprovecharse de él. Fue Queta quien desde el principio desconfió de Corinna Larsen, la empresaria Alemana de origen danés que el Rey conoció como organizadora de una cacería, y con la que “quedó deslumbrado y se enamoró como un colegial”. Por ella estuvo a punto de divorciarse pero se arrepintió. “Nunca me sentí tan casada antes como me sentí con el Rey de España. En mi corazón, él era mi marido… Me llamaba al menos 10 veces al día. Enviaba flores y cartas. Cientos de cartas”, explica Larsen en medio de su actual batalla legal contra Juan Carlos ante la justicia británica. En su demanda también cuenta que su amado aparecía en casa con bolsas de dinero, regalos de sus amigos.


La indemnización por daños que pretende Larsen es a causa del acoso sufrido del Rey emérito y de personas en su nombre, como un ex director del Centro Nacional de Inteligencia, para recuperar unos 65 millones de euros transferidos a la empresaria en 2012. Entre las amistades del enamoradizo monarca que lo ayudaron a mantener sin tropiezos sus aventuras parecen confundirse jeques petroleros con sabuesos convencidos de que una de las labores de los servicios inteligencia es la alcahuetería. Exactamente eso pensaba también el monarca.







Salvar al Rey


Bárbara Rey y  Adolfo Suárez

Corinna Larsen vs Juan Carlos

domingo, 6 de noviembre de 2022

Cuba y la inteligencia militar venezolana II

Publicado en El Espectador, Noviembre 10 de 2022 


Un grupo de militares que solían reunirse disgustados por el acercamiento de Chávez a Cuba, Irak e Irán preparó un pronunciamiento para las marchas de abril del 2002. Al anochecer del 11, el comandante del ejército anunció que no acataría órdenes presidenciales. Otro general comunicó que el presidente había renunciado. Pedro Carmona aclaró que estaba al frente de un gobierno de transición cívico militar y que revertía varias medidas adoptadas por el régimen socialista. 


Como respuesta surgió un cacerolazo para que Chávez aclarara su situación. Quienes apoyaron la insurrección no salieron a defenderla mientras que los sectores populares se tomaron las calles en un claro contragolpe. El comandante del ejército condicionó su respaldo al nuevo gobierno: debía rectificar las medidas dictatoriales. Los militares se dividieron. El 15 de abril Chávez retornó a Miraflores. 


El fallido golpe reforzó los vínculos del régimen con Cuba. “Con la bendición de Castro, Chávez colocó cubanos dentro de su círculo íntimo para reforzar la seguridad… Comenzó una purga del servicio de inteligencia y de altos rangos militares”.


Hugo Carvajal, un teniente coronel que había colaborado en el golpe de 1992, fue nombrado en la Dirección de Inteligencia Militar (DIM). En dos años llegó a manejarla y quedó luego al mando del servicio de contrainteligencia con una importante inyección de capital en nuevas tecnologías. Años después, ya fuera del cargo, fue sancionado por el Departamento del Tesoro norteamericano por ayudar a la guerrilla colombiana a contrabandear cocaína. Los cargos por tráfico de drogas siguen pendientes. En septiembre de 2021, Carvajal fue detenido en Madrid. Tratando de evitar su extradición hacia los EEUU logró que le permitieran confesar ante la Audiencia Nacional sobre los vínculos entre ETA y las FARC, que conoce en detalle. Este siniestro personaje pudo ser más relevante para el conflicto colombiano que varios comandantes farianos, para no hablar del pueblo campesino. La necesidad de no menospreciar las decisiones individuales de ciertos personajes también aplica para la guerra.



 

En julio de 2007 Chávez nombró ministro de defensa a Gustavo Rangel  quien al posesionarse proclamó la conveniencia de “un nuevo pensamiento militar para contrarrestar el enemigo real”. Negó que Venezuela fuera refugio de la guerrilla colombiana. Cuando en 2008 el ministro de Defensa Juan Manuel Santos señaló que Iván Marquez, Timochenko y Grannobles se encontraban bien protegidos del otro lado de la frontera Rangel reviró: “no aceptamos, no permitimos y no somos afectos a la idea de que se viole nuestra territorialidad”. En pocos años, el realismo santista mutó hacia el cliché de la guerrilla campesina más vieja del mundo consistente con el relato colectivista de Rangel.


A final de ese año Chávez fue derrotado en el referendo sobre los límites a su mandato. Prometió entonces una nueva ofensiva para alcanzar sus objetivos. Impulsó conversaciones sobre seguridad con Cuba que condujeron a la firma de dos acuerdos cruciales para los servicios de inteligencia. Según el primero, el ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba “supervisaría una reestructuración del DIM y asesoraría para la creación de nuevos órganos dentro del servicio”. A su vez, Venezuela enviaría grupos de hasta 40 oficiales a La Habana para entrenamiento en espionaje, con hojas de vida previamente supervisadas. Parte fundamental de la formación consistía en infiltrarse dentro del ejército para controlarlo. El segundo acuerdo creó un grupo de especialistas cubanos que enviaría asesores para inspeccionar unidades militares y entrenar soldados en Venezuela. 


En 2011 el DIM se transformó en Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) para incluir tareas como frustrar sabotajes surgidos desde adentro en las FFAA. Con el nuevo entrenamiento cubano, los agentes se infiltraron en los cuarteles estableciendo férreos controles. “Historias de detenciones y torturas por parte de agentes de DGCIM, a veces con máscaras de esqueleto y pasamontañas, se extendieron por las filas”. 


Un año después de la muerte de Chávez en Cuba se desplomó el precio del petróleo. Los esfuerzos de Nicolás Maduro por reactivar la economía fracasaron. Las condiciones de los miembros de las FFAA se hicieron aún más duras, hasta afectar la alimentación y su peso corporal. Aumentaron las deserciones y la DGCIM se tornó verdaderamente implacable. Se extendió la vigilancia y se generalizaron las escuchas telefónicas, incluso a oficiales superiores. 


Lo que ocurre hace años en Venezuela, sin que nadie lo entienda a cabalidad, ha tenido repercusiones definitivas en el conflicto colombiano. Esta evidencia se podría seguir ignorando, pero mejor sacar de ella algunas lecciones. Uno, la guerra no fue un mero problema campesino doméstico: siempre tuvo una dimensión internacional. Dos, aunque haya mercados e instituciones globales, la realidad es local, no nacional, ni continental. Tres, una democracia no puede permitir que gobiernos extranjeros definan su agenda de seguridad. Cuatro, el objetivo de los servicios de inteligencia debe ser la verdad, no defender un líder, un partido o una ideología. Cinco, el fanatismo político mata la verdad. 


REFERENCIAS


Berwick, Angus (2019). “Represión importada: cómo Cuba enseñó a Cuba a sofocar el disenso militar”. Reuters Investigates, Agosto 22


López Maya, Margarita (2002). “El golpe de Estado del 11 de abril en Venezuela y sus causas”. Revista Sociedad y Economía, núm. 3, octubre, Universidad del Valle, Cali, Colombia


Márquez, Luis Manuel (2022) “30 aniversario del golpe de estado de Hugo Chávez”. The Political Room, Febrero

martes, 1 de noviembre de 2022

Cuba y la inteligencia militar venezolana

 Publicado en El Espectador, Noviembre 3 de 2022


A pesar de tener mayor cercanía con Nicolás Maduro, el régimen cubano se tomó las Fuerzas Armadas venezolanas y sus servicios de inteligencia desde el gobierno de su antecesor. 


Cuando fracasó el golpe de Estado liderado por Hugo Chávez en febrero de 1992, los servicios de inteligencia ya le habían advertido tanto al presidente Carlos Andrés Pérez como a su ministro de defensa sobre esa posibilidad sin que tomaran las medidas preventivas necesarias. Al final, los mismos rebeldes constataron que habían fallado, se rindieron y fueron detenidos. 


Dos años después, el cabecilla del fracasado golpe salió de prisión gracias al sobreseimiento de su causa que firmó el nuevo presidente Rafael Caldera. “La única condición fue que abandonara las Fuerzas Armadas”. A los pocos meses, Chávez viajó a La Habana en donde Fidel Castro, con quien nunca se había visto, lo recibió en el aeropuerto, al pie de la escalerilla del avión, como si se tratara de un jefe de Estado. Se refirió a él como “un líder izquierdista de ideas afines”. El comandante cubano se convirtió así en el primer mandatario internacional que vio en Chávez a un político importante en ascenso. Sin duda también tuvo en cuenta la riqueza petrolera de Venezuela para una economía debilitada por el colapso de la Unión Soviética. 



En ese primer viaje, Chávez dictó una conferencia magistral en la Universidad de La Habana. Expuso ideas y proyectos de transformación para su país.“Primera vez que vengo físicamente, porque en sueños, a Cuba, vinimos muchas veces los jóvenes latinoamericanos… (es) un bastión de la dignidad latinoamericana y como tal hay que verla, como tal hay que seguirla, y como tal hay que alimentarla”, anotó el futuro líder socialista.


Según fuentes oficiales cubanas Fidel “descubrió en Chávez a un diamante que alcanzaría las cotas más altas en el discurso político, revolucionario e internacionalista… lo vio todo con claridad, nitidez y visión”. Teniendo en cuenta que se trataba de un “bastión de la dignidad latinoamericana”, Castro prometió “curar la gangrena capitalista que afligía a Venezuela”. 


A lo largo de esa década, el estancamiento económico y el considerable aumento de la pobreza en Venezuela hicieron que el mensaje socialista, con un definitivo respaldo de Cuba, resultara atractivo para un número cada vez mayor de votantes. En 1998 Hugo Chávez resultó elegido presidente. Así, en un país seriamente afectado por la corrupción, la miseria y la desigualdad llegó al poder un antiguo militar golpista que prometía regenerar la política para alcanzar por fin la tan anhelada justicia social. 


Con la victoria chavista, se reforzaron de manera automática los vínculos formales con Cuba. Muy pronto empezaría a llegar petróleo venezolano a la isla, a razón de unos 50 mil barriles por día. A cambio, Cuba “mandó a miles de médicos, maestros y especialistas agrícolas para ayudar a diversificar la economía” venezolana.


Ya en el 2002 parte de la élite venezolana empezaba a desconfiar de Chávez y sus políticas. A raíz del nombramiento, anunciado en febrero de ese año, de una nueva directiva para la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA) se convocó un paro laboral que fue apoyado por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), por un amplio sector empresarial aglutinado en Fedecámaras y por el episcopado. Sin embargo, no se logró la participación del sector de transporte colectivo, ni de los bancos, ni de la distribución de alimentos y el cese de actividades no alcanzó suficiente contundencia. A pesar de esto, la CTV anunció una huelga general indefinida que equivalía a una rebelión frente al gobierno. Esta decisión fue respaldada tanto por empresarios organizados como por partidos de oposición.


Para el 11 de Abril se convocó una marcha hasta la sede de PDVSA. Animados por las dimensiones de la manifestación contra el gobierno los organizadores arengaron a las multitudes para de una vez sacar a Chavez del Palacio Presidencial de Miraflores. “Vamos hasta el final, hasta que caiga (Chávez)” anunció un dirigente. Al evidente levantamiento se unieron jefes militares, incluidos algunos altos funcionarios de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) que detuvieron a Chávez. La marcha fue ampliamente difundida por los medios de comunicación. 


Por su lado, los simpatizantes del presidente se agolparon alrededor de la residencia presidencial gritando “no pasarán”. Así, al entrar la marcha al centro de Caracas, comenzaron los disturbios. Hacia las 2 pm multitudes prochavistas tiraban piedras hacia el Hotel Edén desde donde salían disparos de francotiradores. En Puente Llaguno, cerca de las oficinas de la Alcaldía, que estaba en manos del partido chavista -Movimiento V República (MVR)- los empleados no pudieron  salir por la violencia que se había desatado en la calle. Aparecieron personas armadas que se enfrentaron a los francotiradores y se armó una balacera. Al final de la tarde el saldo era de 19 muertos. Continúa



REFERENCIAS


Berwick, Angus (2019). “Represión importada: cómo Cuba enseñó a Cuba a sofocar el disenso militar”. Reuters Investígates, Agosto 22


López Maya, Margarita (2002). “El golpe de Estado del 11 de abril en Venezuela y sus causas”. Revista Sociedad y Economía, núm. 3, octubre, Universidad del Valle, Cali, Colombia


Márquez, Luis Manuel (2022) “30 aniversario del golpe de estado de Hugo Chávez”. The Political Room, Febrero