martes, 31 de enero de 2023

Surrealismo LGBT

 Publicado en El Espectador, Febrero 2 de 2023

El activismo trans se tornó tan insólito y delirante que ya podría considerarse una variante del surrealismo. Lamentablemente, le falta la genialidad, la estética, y el sentido del humor de ese movimiento artístico. 


“Aborto libre para todes” es el título de un escrito en el que con pasmosa seriedad, de manera contundente y transcendental, una reconocida feminista celebra la expedición de la Resolución 051 de 2023 del Ministerio de Salud Colombiano, en la que “uno de sus puntos más importantes está en el lenguaje, porque habla de abortos para mujeres, niñas, hombres trans y personas no-binarias”. Reconoce que tener en cuenta todas esas identidades ha causado un gran debate dentro del feminismo pues “al no reconocer que los hombres trans y las personas no-binarias que necesitan abortos, se añadía una capa más de discriminación y una barrera extra de acceso a un aborto libre, seguro y oportuno”.


Para calibrar la magnitud del descache, conviene tratar de imaginar el escenario de un hombre trans que solicite un aborto. Se trataría de una persona nacida mujer que, al identificarse como hombre, probablemente se inyectó testosterona, se dejó crecer la barba, utilizó prendas masculinas para vestirse etc… etc… pero dejó su aparato reproductor intacto por si luego quería tener hijos. Por lo general estos hombres trans -que en realidad conservan el sexo femenino con el que nacieron y por eso pueden dar a luz- se emparejan con mujeres. Así, para quedar embarazadas deben encontrar un donante de esperma. Y si necesitan abortar es porque algo falla en sus planes. No parece verosímil plantear que buscan interrumpir su embarazo motivo violación. 


En cualquier caso, este no es un escenario al que valga la pena dedicarle demasiada reflexión. Sería árido desvelarse por una mujer contundentemente excepcional, un épsilon % de la población, porque la ley no hace explícito el género que eligió, concordante con su apariencia pero no con su sexo ni su anatomía ni su posibilidad de ser madre. 


El movimiento artístico surrealista buscaba enviar un mensaje subversivo y perturbador pero divertido, alegre, armonioso, estético y libertario. Su relación con el público fue siempre peculiar. No se preocupaban por agradar y algunos iban al extremo de querer hacer difícil el acceso a su obra. Con bastante soberbia, André Breton sentenciaba que “la aprobación del público debe evitarse a toda costa. Es imperioso evitar que el público entre si se quieren evitar confusiones”. Y aunque las obras, una vez publicadas, ya se escapaban de su autor, varios de los ellos “multiplicaron los obstáculos, psicológicos y materiales, para hacer difícil el acceso”. Tirajes limitados,  ediciones ilustradas y costosas caracterizaron con frecuencia las obras de este excéntrico grupo. Antonin Artaud hizo explícito su deseo de que la gente acudiera a ver sus piezas de teatro con la impresión de arriesgar su vida. “El lector del surrealismo debe estar preparado a una transformación radical de su ser: se lanza a una aventura al abordar un texto ilegible, incomprensible”. 


A pesar de lo anterior este movimiento parisino logró extenderse al resto de Europa y al mundo. La parte gráfica del movimiento dejó un legado que ha llegado a artistas contemporáneos de distintos países. René Magritte es tal vez el más conocido de los pintores. Los posters y postales basados en sus obras son un fenómeno masivo. 


Hace un año asistí a una excelente exposición de la obra de este pintor belga en Barcelona. Me sorprendió la cantidad de asistentes -todas las edades y muchas nacionalidades- que admiraban detenidamente su obra. En particular, me llamaron la atención varias grupos que parecían miembros de una misma familia embarcados en animadas discusiones sobre lo que se asemejaba a una realidad más real que la de una fotografía. Es apreciable y necesario el arte que desafía el statu quo, cautiva por su belleza, invita a la reflexión y simultáneamente, genera animadas discusiones sobre la posibilidad de distintos puntos de vista e interpretaciones. El Jardín de las Delicias del Bosco o el Guernica de Picasso son ejemplos de esas obras desconcertantes pero populares que sólo incomodan a la caverna más reaccionaria. 


En el otro extremo, el surrealismo LGBT ha logrado exactamente lo contrario con su teoría de género: imponer de manera cada vez más autoritaria, coercitiva y hasta violenta una visión del mundo y de los seres humanos que solo acepta una reducida élite intelectual o académica que progresivamente se queda sola respaldando la charlatanería. 


Sospecho que somos muchos quienes preferimos, de lejos, el cuadro de Magritte titulado “Esto no es una pipa” con una representación detallada de ese objeto que el reportaje sobre Rubén Castro, joven madrileño de 27 años, educador infantil, que quedó embarazado y dio a luz a su hije Luar ilustrado con una foto de perfil que ni siquiera se molestaron en titular “esto no es una mujer”. 








lunes, 23 de enero de 2023

Profes y estudiantes

 Publicado en El Espectador, Enero 26 de 2023


Como cualquier esfuerzo para prevenir una conducta dañina, combatir el abuso sexual en el medio estudiantil requiere un diagnóstico muy preciso que, a su vez, sólo se logra con información detallada y focalizada. 


Al hacerse públicos los testimonios de cinco víctimas que “aseguran haber sido sometidas a distintas formas de acoso por parte de Víctor de Currea-Lugo”, profesor universitario, surgió la reacción usual de señalar que su comportamiento muestra “patrones idénticos” tanto con actuaciones pasadas suyas como con otros agresores. Es pernicioso, contraproducente e injusto reaccionar ante casos concretos haciendo alusión a categorías vagas y generales como la cultura patriarcal, la sociedad misógina o la justicia machista que no dan la menor pista sobre cómo superar el daño causado o impedir que se repitan casos similares. 


El acoso sexual en el entorno académico presenta diferencias sustanciales por países, regiones, ciudades, universidades e incluso entre facultades de una misma institución. En los años noventa, cuando dicté mi primer curso en una facultad de derecho, me sorprendió enormemente la metamorfosis que sufrían los estudiantes en época de exámenes finales, por lo general orales. Las camisetas y los jeans usuales a lo largo del semestre daban paso a la corbata, la chaqueta, la minifalda y el escote. En la facultad de economía, donde la mayor parte de evaluaciones eran escritas, la “pinta” no cambiaba al finalizar el curso.


Dos décadas después, con alumnos de un semillero de investigación en otra universidad bogotana, quisimos contrastar, entre otras, la hipótesis del impacto del ritual de cambio de vestimenta sobre el acoso. Hicimos una encuesta a estudiantes de distintas carreras en varias universidades. La respondieron 497 mujeres y 337 hombres. Un resultado fue que en las facultades “donde son tan usuales las pruebas no escritas como la minifalda y escote para presentarlas, es más frecuente que se hagan comentarios machistas en clase, que los profesores busquen relaciones con alumnas, que la encuestada haya recibido avances de algún doctor y que conozca personalmente parejas de docentes con estudiantes”. Este ejercicio mostró que, en una ciudad como Bogotá, hay universidades y facultades mucho más patriarcales y machistas que otras. 


Al semestre siguiente, al pretender ampliar la muestra de la encuesta, quedé atónito cuando una decana de derecho, reconocida constitucionalista y feminista, me prohibió terminantemente hacerla entre sus estudiantes acusándome de ser un machista que justificaba la violación por la manera como se vestían las mujeres. La rígida doctrina que supuestamente defiende los derechos de las mujeres considera incorrecto averiguar empíricamente cuáles son los factores, institucionales o culturales, que atentan contra la libertad sexual de las estudiantes. Para eso basta la ideología. 


Esta encuesta mostró diferencias entre facultades que se extendían a las actividades extra curriculares. Las alumnas de ambientes universitarios machistas “rumbean más, en grupos donde se bebe mucho trago… y se emborrachan con mayor frecuencia”. Además, en esos entornos, es más común la impresión de que hay estudiantes que “utilizan sus encantos para obtener buenas notas”. 


Un número no despreciable de estudiantes reportaron haber sido violadas por algún compañero, pero la muestra aún era pequeña para analizar las diferencias entre universidades y no aparecieron violaciones por profesores universitarios. Entre todas las víctimas, tan sólo una de 24 (4%) había denunciado el ataque ante las autoridades. Este resultado sugiere que la reticencia a denunciar no es tan simple como el temor a las represalias de alguien con mayor poder en la universidad. 


El principal mensaje de este ejercicio es que la ley o la cultura nacionales no bastan para explicar el fenómeno del acoso sexual en el ambiente universitario. Tradiciones, costumbres o normas informales que pueden ser específicas a nivel de establecimiento muestran un impacto significativo sobre la probabilidad de ser víctima de un incidente. La reglamentación de las conductas y comportamientos al interior de cada institución académica deben hacerse teniendo en cuenta qué es lo que ocurre entre sus estudiantes y el cuerpo profesoral en vez de recurrir esquemas poco conducentes, como el macho patriarcal que enseña y ejerce influencia intelectual sobre sus pupilas. Es indispensable discriminar los casos en los que hubo coerción o amenaza de aquellos en los que el abuso se basó en la persuasión o manipulación. Aunque suene a herejía es apenas sensato identificar los abusos mediados por el consumo voluntario de alcohol o droga. 


La reticencia a denunciar a los victimarios de ataques sexuales, incluso cuando se trata de una violación, es un factor crucial para disminuir la incidencia de tales conductas y, como muchos otros parámetros, podría considerarse específico a cada institución. Por lo tanto, los protocolos para asistir a las víctimas y orientarlas también deben ser “a la medida”. Esta diversidad no implica que los esfuerzos por combatir la violencia sexual en el entorno universitario deban abordarse de manera aislada. Al contrario, la variedad de diagnósticos y soluciones contribuiría a una mejor comprensión del fenómeno y al diseño de esquemas más eficaces para prevenirlo. 



Cinco testimonios de acoso Cambio


La defensa del profe y presunto acosador C Currea de Lugo


Peleas de machos - M.J. Duzán


EDG (2015) “Encuesta de Discriminación por Género”. Bogotá, Universidad Externado de Colombia


LA ENCUESTA A ESTUDIANTES 

La encuesta EDG se realizó entre Mayo y Junio de 2015 con los estudiantes del curso de Análisis Económico del Derecho (AED), en la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia. Aquí se pueden ver los formularios –uno para mujeres y otro para hombres- que se colgaron en internet para que los diligenciaran, de manera privada y anónima, estudiantes del Externado y de otras universidades bogotanas. La encuesta la respondieron finalmente 497 mujeres y 337 hombres.

Para la elaboración del formulario de la encuesta, los estudiantes del curso de AED realizaron previamente una serie de entrevistas con las que se identificaron y definieron los incidentes que finalmente se incluyeron en el formulario.

El “link” a la encuesta se envió luego a las universidades en las que tengo algún contacto. Participaron en Bogotá, fuera del Externado, Los Andes, la Javeriana, el Rosario, la Tadeo y la Nacional.

El análisis de los resultados será publicado como Documento de Trabajo de la Facultad de Economía del Externado y utilizado como material de ese curso y como base para ejercicios similares posteriores.


Agradezco la participación en este proyecto de los siguientes estudiantes de Economía del Externado: Andrea García, Angelica Niño, Blayer Giraldo, Camila Camaño, Camila Parra, Carolina Ulloa, Daniel Ospina, Juan Pablo Monroy, Julio César Daly, Laura Delgado, Leonardo Quintana, Luisa Sarmiento, Manuel Caro, Manuela Acosta, Michael Rivera, Natalia Reina, Nicolás Mesa, Orlando Romero, Paula Martínez, Santiago Plata y Sebastián Moscoso.


También agradezco la colaboración en difundir el link a Ana María Ibañez, Juan Camilo Cárdenas, Javier Forero, Jaime Tenjo y Patricia Montañez.


martes, 17 de enero de 2023

La floristería de Nicolás Maduro

 Publicado en El Espectador, enero 19 de 2023


Uno de los factores que mejor ilustran la tiranía venezolana es el omnímodo nepotismo con el que entre bambalinas ejerce el poder su esposa, Cilia Flores. 


“Sibilina e influyente, siempre ha estado ahí, en la sombra pero bien situada, rodeada de una amplia red de colaboradores”. Con un grupo de familiares conocido como “la floristería” controla “hasta el último resquicio de la política venezolana”. Es la mujer más poderosa del país.




Con 68 años, de origen humilde, esta abogada subió todos los escalones del poder. Empezó como defensora del teniente coronel Hugo Chávez tras su arresto por el fallido golpe de Estado de 1992. Luego de ofrecerle en la cárcel sus servicios logró su libertad y se ganó un apoyo irrestricto de por vida. 


Flores conoció a Maduro, diez años menor, como guardaespaldas de su protector cuando ella lo asesoraba legalmente. Desde entonces se volvieron inseparables pero sólo en 2013 formalizaron su relación. Nueve años antes de su matrimonio se había convertido en la primera mujer que presidía la Asamblea Legislativa. Desde entonces su influencia sobre el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) le facilitó el nepotismo. En 2007 manipuló un concurso para llenar cerca de 90 cargos en el parlamento. Hubo “gente que no participó y quedó, y otra que en la evaluación quedó de segunda y por arte de magia pasó al primer lugar. Gente inhabilitada por el contralor también quedó, y de los seleccionados al menos 40 son familiares y amigos de Cilia Flores”. Dos de los siete jurados fueron la prima y la nuera: una avaló la contratación de al menos 6 de sus familiares y la otra la de su esposo, su madre y otros cuatro parientes.


Ante las acusaciones, muy tranquila, la presidenta del Parlamento denunció una campaña mediática en su contra para declararse orgullosa de tener una familia que trabajara en esa asamblea con "mayoría de diputados y diputadas revolucionarios y revolucionarias”.


Cuando Transparencia Venezolana denunció el favoritismo y los medios recogieron las críticas, la cuestionada líder se limitó a tildarlos de “mercenarios de la pluma” y a expulsarlos del hemiciclo al que rara vez asiste. Durante varios períodos ha liderado las inasistencias a la cámara legislativa. 


El mayor escándalo que la ha salpicado es el de dos sobrinos acusados de introducir casi una tonelada de cocaína a los EEUU. Arrestados a finales de 2015 en Haití, Efraín Campos Flores y Francisco Flores de Freitas fueron declarados culpables por la justicia norteamericana. Su poderosa tía asimiló la operación a un “secuestro”. Lo anterior a pesar de que en una grabación previa uno de ellos aceptó que “hemos estado haciendo dinero durante muchos años”. En reuniones previas, también grabadas, aceptó que ganaría cinco millones de dólares con la operación. Durante un interrogatorio ante un oficial de la DEA se quejó porque el clan familiar no funcionaba tan bien como afirmaban los medios. Precisó que él “trató de hacer dinero pidiéndole a Erick Malpica Flores, director de Finanzas de PDVSA, que aprobara pagos a algunas empresas seleccionadas” a las que la petrolera estatal debía dinero. De esta manera, podría cobrar una comisión. El primo se negó a su petición.


Aunque no siempre ayuda a sus familiares como ellos desearían, Malpica Flores es el sobrino favorito de Cilia y personaje clave de la floristería. Discreto, preparado y formado en la tecnocracia, ha armado importantes negocios. Desde 2013, cuando Maduro llegó al poder, el extesorero nacional y su familia directa han registrado 16 empresas en Panamá. 


Con 40 años, administrador especializado en mercadeo, Malpica comenzó su carrera pública en 2005 como director General de Gestión Administrativa y Servicios en la Asamblea Nacional, que su tío político presidía. Cuando Maduro fue nombrado Canciller por Chávez en 2006 se llevó al familiar para un cargo similar. A finales de 2012 llegó a la vicepresidencia como Director General encargado.


Con Maduro presidente alcanzó cargos cruciales en el manejo de las finanzas nacionales, primero como subtesorero, luego director general del Bandes y por último Tesorero de la Nación. Así, manejó el presupuesto nacional, muchos fondos financieros y los créditos adicionales considerados “inauditables por la ausencia de informes y balances públicos”. A pesar de su empeño por mantener un bajo perfil, el escándalo de sus narcorpimos lo puso en el foco de atención de los medios. 


En 2015, como miembro de la junta directiva de PDVSA, en pocos días  registró junto con sus padres una decena de empresas panameñas familiares con bajo capital inicial y objetos sociales muy vagos. Esta proliferación de sociedades pudo tener como razón operativa la apertura de múltiples cuentas bancarias para aprovechar los vacíos en el control de cambios.  


El alcance, la versatilidad y el poder corruptor de la floristería que Maduro tiene a su entera disposición hacen que las indelicadezas de cualquier primera dama, de cualquier país, aparezcan como un inocente pasatiempo.

martes, 10 de enero de 2023

¿Quién le teme a Simone Veil?

 Publicado en El Espectador, Enero 12 de 2023


La feminista del siglo XX, el siglo del feminismo, fue Simone Veil. A su lado, palidece cualquier defensora de los derechos de la mujer, académica, política o activista. Misteriosamente, su vida y sus aportes se han ido olvidando. 


Incluso en Francia la “mujer política cuya legitimidad está menos puesta en duda” fue abiertamente silenciada en los temas más complejos y controvertidos de la agenda feminista. 


En 1993 cuando fue nombrada Ministra de Asuntos Sociales y Salud, el SIDA causaba estragos. De manera inmediata tomó medidas que explicó con detalle en su primera conferencia de prensa dedicada íntegramente al VIH. Invitó a no ceder al "miedo colectivo", subrayando que la respuesta al SIDA "será humanista o no será". 


Para ella, los cambios debían darse "en la familia, la escuela, el hospital, la empresa, la sociedad en su conjunto". En sus dos años al frente de ese ministerio hizo de la lucha contra el SIDA "una prioridad absoluta”. Se duplicaron los créditos para la atención domiciliaria, aumentaron las plazas disponibles en apartamentos terapéuticos, se financió la atención psicológica, se ofreció apoyo jurídico y social a los afectados y se mejoró la formación de profesionales de la salud.


La decidida ministra destacó las dramáticas consecuencias de la epidemia entre usuarios de drogas. En 1993, cerca del 30% de las jeringas para inyectarse estaban infectadas con el VIH. Negándose a "clasificar entre la buena y la mala vida", Simone Veil anunció en 1994 varias medidas para frenar la contaminación entre personas tan vulnerables: puso fin al monopolio de las farmacias en jeringuillas estériles y autorizó la distribución por asociaciones. También potenció la sustitución de metadona, aumentando la disponibilidad de “centros de acogida para drogodependientes”. Entre 1993 y 1995 los programas de intercambio de jeringas se multiplicaron por 10.


La historia de cómo, en el pico de la epidemia del SIDA, siendo ministra, Simone Veil se convirtió en voluntaria que, a escondidas de las cámaras, visitaba enfermos terminales en el hospital de Broussais, no tiene parangón en los anales de la política o el feminismo. 


Su eficacia y contundencia fueron posibles gracias a su buen conocimiento del terreno. Cuando trabajó en la dirección de la administración de prisiones entre 1957 y 1964, dedicaba gran parte de su tiempo a giras de inspección en los establecimientos. “Recorrí el territorio para descubrir una realidad desesperada que nunca podría haber imaginado. La situación carcelaria no se explicaba por una coyuntura particular. Era el resultado de malentendidos y negligencias firmemente arraigadas en las costumbres administrativas hasta el punto de que, al visitar las prisiones, a veces tenía la sensación de sumergirme en la Edad Media. Las condiciones de detención eran indescriptibles y escandalosas. Fue aterrador”. 


En sus memorias Simone Veil destaca la importancia que tuvo para ella su deportación a los campos de concentración nazis para desarrollar “una sensibilidad extrema a todo lo que, en las relaciones humanas, genera humillación y desprecio de las otras personas”. Así, inspeccionando las prisiones y “detestando la promiscuidad física tanto como la alienación moral” no tuvo, según ella, alternativa distinta a convertirse en una especie de “militante de las prisiones”. Se preocupó en particular por la suerte de las detenidas. Aunque su número era infinitamente inferior al de los hombres y que, además, eran mucho más disciplinadas que ellos, “sufrían condiciones de detención particularmente rigurosas”. Para ella, todo parecía ocurrir como si la sociedad, a través del personal de vigilancia, se esforzara “no sólo por castigarlas, sino también por humillarlas”. En un centro penitenciario recientemente construido, “descubrió con estupor prácticas particularmente perversas”. Las detenidas vivían en celdas individuales decentes pero la directora “insistía en envenenar su existencia para saldar su deuda con la sociedad. Obsesionada por la homosexualidad,  “se aferraba a los detalles más anodinos para multiplicar las amenazas y la intimidación”. Bastaba, por ejemplo, que una detenida le pasara un poco de azúcar a una compañera para recibir una sanción ejemplar. 


Parece increíble que, con este historial, ninguna persona vinculada al periodismo, la historia o el feminismo se molestara en preguntarle a Simone Veil las razones por las que el 13 de enero de 2013 saliera, acompañada de su esposo, a la manifestación contra el matrimonio igualitario con una pancarta de los organizadores de la marcha. 



Varios medios reportaron que ella simplemente salió a “saludar manifestantes”; una periodista la disculpó anotando con displicencia que sí fue feminista, pero también “una mujer de su época”, léase homófoba. Sólo el Huffpost osó plantear que era probable que se opusiese a la adopción gay un tema sobre el que había reflexionado. Una perspicaz investigadora de Le Monde concluyó que de ese incómodo misterio no podría deducirse que Simone Veil estuviera en contra de una ley tan progresista e incluyente puesto que “ella nunca ha tomado una posición pública sobre este tema, a través de textos o discursos”. 


REFERENCIAS


Veil, Simone (2007). Une vie. Stock


De Ministra de Salud a voluntaria  (Libération)


En los años 90, cuando el SIDA estaba causando estragos, Simone Veil tuvo que hablar directamente con un paciente. Nada sale según lo planeado.


El 1 de diciembre de 1994, Simone Veil, entonces Ministra de Asuntos Sociales, Salud y Ciudad, iba a aparecer en televisión con motivo del Día Mundial del SIDA. Todo está organizado para el rodaje. Hospital de Broussais. Servicio de Inmunología. Tiene que salir de la habitación de un enfermo, dar su discurso. Y este discurso lanzará el noticiero en vivo a las 8 pm en TF1.


1994, la gente se moría de VIH. No ! No estaban muriendo por el VIH, sino por los efectos del virus en la capacidad del cuerpo para defenderse, para manejarse a sí mismo. Con él, la gente atrapaba todo, cualquier cosa. Luego bajaron de peso, bajaron de peso. Luego el golpe. Hôpital Broussais por lo tanto, en el distrito 14, departamento de inmunología del profesor Kazatchkine, un personal comprometido en la carrera contra el tiempo y contra la muerte que se avecina, apoyado por la presencia de voluntarios de la asociación Aides. 


El equipo de televisión llega, se instala. Luego la Sra. Veil. Pero, esta juega difícil. Ella pone condiciones. No quiere que su presencia sea solo simbólica. Se niega a seguir el juego y a dejar la sala vacía acondicionada para las necesidades del rodaje y para su tranquilidad. Exige hablar con un paciente antes del rodaje. Quiere estar -al menos durante veinte minutos, el tiempo de una conversación- frente a la verdad. Un enfermo de verdad en una habitación de verdad. Como jefe de voluntarios, me piden que identifique a un paciente del hospital dispuesto a jugar el juego para hablar con la ministra. Para ayudarla a ponerse en forma, y que luego salga de la habitación del hospital frente a las cámaras y sea entrevistada, en vivo, por los periodistas. Tienes que encontrarlo rápido. ¿Quién está hospitalizado esa noche? Miro la lista de personas. Muchos al final de la vida. No es posible imponerles eso sin que puedan dar su consentimiento real. Otros, menos enfermos, sin duda podrán jugar el juego, pero ¿quién aceptará?


Entonces se destaca un nombre, David. Treinta Postrado en cama con varias infecciones graves. 50 kilos en lugar de los 70 kilos que tenía antes de la enfermedad. Pero la cabeza está bien. Alguien con carácter. Del este de Francia. David tiene humor, conversación, un punto de vista. Él sabrá cómo jugar el juego.


19:40 Todo listo para el rodaje en directo. Ella entra en la habitación. Los presento el uno al otro. Salgo de la habitación para esperar afuera, dejar que tengan su conversación. Luego tengo que esperar los quince minutos de conversación. Luego toque la puerta alrededor de las 7:55 p. m. para indicarle a la Sra. Veil que debe salir de la habitación frente a las cámaras.

Yo espero. Los periodistas esperan. Los técnicos están esperando. 19:55 Llamo a la puerta. Nada. 19:58, los periodistas empiezan a emocionarse. Escribo de nuevo. Yo abro la puerta. Madame Veil está allí. De pie justo al otro lado de la puerta. Ella me mira rápidamente, luego gira la cabeza hacia otro lado. Ella llora. Se limpia los ojos. Entonces me mira de nuevo. Con voz temblorosa pero clara, con una firmeza que no admite discusión, me dice, refiriéndose a los equipos ya los periodistas: “Haz que esta gente se vaya. Saquen a esta gente de aquí". Cierra la puerta. Me doy la vuelta. Les anuncio a los equipos de filmación que se lo perderán por esta noche. Ella no saldrá del dormitorio frente a las cámaras. ¡Ella no hablará con los reporteros! ¡Escándalo! Empacaron sus cosas, molestos. El noticiero de las 8 pm se las arregló sin el rodaje previsto.


En el hospital, la Sra. Veil permaneció en la habitación en cuestión durante otra media hora. Al salir, me pide disculpas. Ella me dijo: “Fue muy difícil. Me recordó los campamentos. Los campos de concentración. Estábamos hablando de cosas tan serias. Es tan flaco, tan flaco. Fue demasiado difícil. Luego se fue. Luego lo increíble. Madame Veil no desapareció simplemente. Ella volvió al hospital. La Asociación Aides estaba presente en el hospital de Broussais los miércoles por la noche. Como una voluntaria básica, regresó el miércoles por la noche. Para encontrarse con los enfermos. Hacer lo que también estábamos haciendo, dar nuestro tiempo, escuchar, consolar, discutir, traer vida. No todos los miércoles, pero regularmente. Una hora, dos horas. A veces, si era tarde en la noche, su conductor la llevaba a su casa y luego me dejaba en mi casa. Hablábamos de la realidad. De la experiencia real de las personas en los hospitales, en los cuidados, del hospital, de quienes trabajan allí. Pero todo eso fue fuera de cámara, no frente a las cámaras.

David murió a las pocas semanas. Fue un momento tan difícil. Antes de la llegada de tratamientos efectivos. Todo el mundo estaba muriendo. Cada semana, la primera pregunta al llegar: quién murió este día. 


Pero teníamos una Ministra de Salud. Teníamos una Ministra de Salud. Buen viaje, David. Buen viaje, Simone. Estoy orgulloso de haberlos conocido.

martes, 3 de enero de 2023

Ley Trans: imposible tomarla en serio

 Publicado en El Espectador, Enero 5 de 2023


El surrealismo de algunas pretensiones activistas ya es tan delirante que toca dejar de preocuparse, esperar a que broten los monumentales enredos asociados a tantas contradicciones y enfrentarlas con irreverencia. 


Hace unas semanas, al renovar mi Documento Nacional de Identidad (DNI) español le pregunté al funcionario encargado de atenderme cómo podría hacer para cambiar el “Lugar de Nacimiento” que aparece allí puesto que el verdadero -Bogotá, Colombia- me ha traído por varios años múltiples obstáculos e incontrovertibles discriminaciones. Sin agobiarlo con las trabas que implicaba llegar a cualquier aeropuerto con un pasaporte automáticamente asociado a actividades ilegales, le mencioné los enredos que, como ciudadano con doble nacionalidad, seguía enfrentado por la mención de mi origen geográfico en el DNI. Le recordé, por ejemplo, la negación de una cuenta bancaria en el Banco Sabadell y el bloqueo de otra en el Santander, así como el agresivo cateo de un policía vestido de civil en la frontera con Francia. 


El amable burócrata tuvo paciencia para explicarme que se trataba de un “dato histórico” que la totalidad de los países habían acordado utilizar desde hace muchos años sin que actualmente se comprendiera bien su utilidad. No quise abusar de su amabilidad comparando la rigidez de esa seña de identificación con la inaudita flexibilidad que el activismo más cerrero, el LGBTetc, ha logrado imponer para la casilla “Sexo” del mismo documento. 


El 22 de diciembre, el Congreso de Diputados español aprobó el proyecto de ley “para la Igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI”, que fue remitido al Senado para su aprobación final. Uno de sus puntos más polémicos ha sido la “autodeterminación de género” que permitirá escoger lo que aparece registrado oficialmente en una de las casillas del DNI sin engorrosos “informes o pruebas”. Bastará “un sistema de doble comparecencia, sin tutelas médicas ni judiciales”. Si la persona tiene 16 años, “podrá comparecer y hacer el cambio por sí misma, sin nadie más involucrado; si tiene entre 14 y 16, tendrá que ser asistida por sus tutores; y si tiene entre 12 y 14, se podrá hacer vía jurisdicción voluntaria”. La ley garantiza  los derechos de las personas nacidas en el extranjero para cambiar documentos expedidos en España si en su país no pueden hacerlo. Ya quisiera cualquier emigrante tener tantas facilidades para elegir algo más trivial. 




El afán internacional por combatir la discriminación a través de la facilidad para cambiar el sexo registrado es notorio. El estado mexicano de Oaxaca aprobó una ley con la que las personas jóvenes pueden elegir su identidad a partir de los 12 años. En Colombia, el artículo 89 del proyecto de reforma del código electoral que avanza en el Congreso contempla que la corrección del componente sexo de los menores de edad en el Registro Civil de Nacimiento podrá tramitarse a partir de los cinco años. Ojalá a los progenitores no les exijan fotocopia ampliada al 150% de su cédula de ciudadanía: sería discriminación por conexidad. 


Entre las razones aludidas para aprobar la Ley Trans en España se menciona que este país “ha caído en materia de diversidad en los últimos años” una anotación que no concuerda con la información disponible. Por otro lado, se ha adoptado y amplificado sin ningún filtro la observación de que, en los EEUU, 2021 fue el año más mortífero para las personas transgénero y no binarias: 45 de ellas fueron asesinadas “desproporcionadamente mujeres y niñas transgénero negras y morenas, que enfrentan violencia brutal, discriminación y acoso”, como aclaró Joe Biden en el Día Internacional de la Memoria Transgénero. 


Lo que no aclaró el presidente norteamericano para los políticos progresistas que en el mundo buscan afanosamente eliminar trámites para el registro oficial del sexo a edades cada vez más tempranas es cómo esta alcaldada reducirá las muertes violentas de la población beneficiaria. 


Volviendo a la renovación de mi DNI español, me atrevo a proponer una medida bastante más sencilla e incluyente: poder elegir el lugar de nacimiento en los documentos de identidad. Es amplia la lista de eventuales beneficios por alterar ese “dato histórico” que para muchos se convierte en pesada carga, verdadero estigma plagado de obstáculos y discriminaciones. Mujeres iraníes nacidas en Estambul, adolescentes rusos que vieron la luz en Praga, jóvenes gambianos procedentes de Montpellier, nómadas que cambian su origen con cada pasaporte…. las posibilidades son infinitas. ¿Perjudicados? Reaccionarios, xenófobos y burócratas o sindicalistas nostálgicos de un mundo no globalizado. 


Si de evitar muertes se trata, las 45 personas LGBTetc norteamericanas asesinadas en 2021 son una ínfima proporción de los 4.404 migrantes africanos muertos ese mismo año al intentar llegar a España en patera. Muchos de ellos tal vez sí estuviesen con vida de haber podido elegir el lugar de nacimiento en su documento de identidad.