lunes, 24 de enero de 2022

Hogar y vejez, una paradoja

 Publicado en El Espectador, Enero 27 de 2022


Todos los seres humanos cambian y evolucionan a lo largo de su vida. Por razones físicas y culturales la vivienda es mucho más rígida. El desbarajuste en la vejez suele ser monumental, incluso dramático y doloroso.  Pero es posible anticipar el cambio para seguir disfrutando el hogar. 



Paradójicamente, aquella morada en la que invertimos sueños y ahorros, donde pasamos inolvidables momentos en familia, la que alguna vez pensamos sería para toda la vida, se convierte poco a poco en fuente de preocupación y estrés, de altos costos de mantenimiento, a veces de agrias disputas entre parientes que también experimentaron cambios vitales. Encima, al envejecer, para muchas personas el domicilio que gozaron por tantos años se vuelve peligroso, atenta cotidianamente contra la salud física y mental: por las escaleras empinadas, el entorno estrecho del WC, la bañera vintage, la cocina mal iluminada y tantos otros obstáculos y dificultades agazapadas que si acaso la regulación a favor de personas con movilidad reducida ha analizado. 


Aunque mucha gente ha pensado en el asunto, pocas lo han hecho con la persistencia, profundidad y seriedad de Uly Jaumandreu, una barcelonesa que supo desde niña que sería interiorista. El principal impulsor de esa temprana vocación fue su padre, metódico ingeniero que restauró una vieja propiedad familiar y rescataba antiguas recetas de cocina sometiéndolas a rigurosa evaluación por sus invitados. En esa propiedad rural donde Uly ha pasado un mes prácticamente todos los veranos de su vida, el padre le transmitió la importancia de ponerle extrema atención a todos los detalles, no sólo de albañilería y carpintería sino de biselado, iluminación y tapicería. Uly combinaba los juegos estivales con la minuciosa renovación de muebles cargados de historias. Aunque la joven aprendiz de interiorista no entendía las gestiones legales, burocráticas y urbanísticas que ocuparon por mucho tiempo a sus padres, después logró apreciar y agradecer toda la filigrana que dejaron para que su obra perdurara: rígidos estatutos para el manejo de la propiedad sin disputas familiares, protección urbanística del pequeño pueblo y su entorno agrícola, organización de asociaciones de propietarios y personas interesadas en conservar el patrimonio con algún valor histórico. 


De su madre, Uly heredó una enorme perspicacia, tacto y capacidad para interpretar las necesidades de la gente y también, al verla envejecer penosamente, la obsesión por ir adaptando oportunamente el sitio donde se vive: que nunca deje de ser un verdadero hogar, un nido, un refugio para compartir con los seres queridos. 


El padre, literalmente conservador, no dejó de trabajar al pensionarse y murió tranquilo de un infarto cuando dormía. La madre, por el contrario, tuvo reveses de salud que la incapacitaron parcialmente por varios años y definieron la permanente preocupación de Uly por adaptar la vivienda a los avatares de la vejez. Recuerda con tristeza las visitas que su madre le hacía a la casona en el barrio gótico con empinadas escaleras. Particularmente angustiosa es la imagen de cuando tuvieron que sacarla de allí en camilla de ambulancia. 


A diferencia del estereotipo de interiorista que gente rica contrata para que decore su casa con estándares de revista, con el tiempo Uly se especializó en buscar soluciones inteligentes y sencillas a los problemas que enfrenta la gente mayor para sentirse siempre cómoda en su hogar. Así, logró identificar algunas “reglas” o “normas” asociadas con su oficio. La primera es que los espacios pequeños, ubicuos en cualquier urbe y a los que está condenada gente que creció en grandes casas, pueden ser siempre acogedores y cómodos. La segunda, contra intuitiva, es que entre más reducido sea un lugar, más grandes deben ser los poquísimos muebles que se usen.  La tercera es que los objetos y recuerdos del pasado que inexorablemente acumulan las personas terminan agobiándolas, arrinconándolas en un espacio que, cada vez más estrecho y reducido, se aleja progresivamente del hogar acogedor y confortable. El cáncer de una vivienda es ese pequeño síndrome de Diógenes que todos sufrimos en alguna medida, esa mochila repleta de fotos, cositas, cuadros, libros, discos y cachivaches que nos condenan a una especie de miscelánea de baratijas donde el pasado apenas permite moverse.  



La pregunta del millón es por qué la gente no adapta la vivienda a sus cambios vitales. Sobre todo cuando casi nunca se requieren grandes inversiones sino usar de manera eficiente recursos existentes, o volverlos rentables. Esa inquietud llevó a Uly a emprender una nueva aventura: Hogar & Cambio. La motivación para compartir su know how es tan simple y sensata como convincente: “si adaptas tu hogar anticipadamente puedes hacerlo con ilusión, incluso divirtiéndote. Si tienes que empezar tras una emergencia lo harás con tristeza y dolor”. Por ejemplo, no hay que esperar la vejez para tener esa cama ajustable eléctrica con la que todos soñamos desde jóvenes. 







domingo, 16 de enero de 2022

La izquierda posmoderna de Petro

 Publicado en El Espectador, Enero 20 de 2022

Con la victoria de Gabriel Boric en Chile se abrieron nuevas perspectivas para el giro a la izquierda de las democracias latinoamericanas. 


Varios medios internacionales consideran que este antiguo dirigente estudiantil representa el extremismo radical, opinión que surgió hace una década, cuando se le veía menos conciliador que la líder comunista Camila Vallejo. Hoy podría ser una percepción desacertada. Por un lado porque su programa social se asemeja a la retórica progresista e ingenua del derecho constitucional aclimatado en Colombia por un voluntarismo que se extendió hasta Chile. En su discurso como futuro presidente Boric tuvo esa misma pretensión idealista de cambiar el mundo desde el papel. “Convertir los que algunos entienden de manera equivocada como bienes de consumo en derechos sociales garantizados para todos y todas sin importar el tamaño de la billetera”. 


Sin embargo, el futuro mandatario chileno muestra algo de polo a tierra cuando, refiriéndose a las secuelas de la pandemia, no ataca el capitalismo depredador sino que alude a las empresas pequeñas “que con tanto esfuerzo levantan personas honradas en Chile”. Al prometer cambios estructurales no anuncia súbitos revolcones marxistas sino, por el contrario, prudente gradualismo: “vamos a ir avanzando con pasos cortos pero firmes”. Tampoco rechaza visceralmente el pasado de su país, un tic progresista en Colombia: “Chile tiene una historia breve, son apenas dos siglos de vida independiente pero rica en logros, éxitos y también frustraciones”. Además y sobre todo, Boric manifiesta respetar los avances logrados por las instituciones democráticas cuya desestabilización conduciría “directamente al reino del abuso, de la ley de la selva, del sufrimiento y desamparo de los más débiles… Mi compromiso es cuidar la democracia todos los días de nuestro gobierno”.


Difícil concebir un discurso de izquierda tan pasteurizado, amigable e incluyente que el de este dirigente estudiantil aparentemente maduro. Varios socialistas españoles e incluso el académico Thomas Piketty, para quien ya tendría sentido una nueva revolución como la francesa de 1789, se pueden considerar más radicales.  


El contraste entre Boric y Gustavo Petro el social-populista-humano-histórico hasta ahora puntero en las encuestas es abismal. En una entrevista reciente, Carolina Sanín hizo énfasis en que él “siempre ha usado la palabra… un intelectual que también ha sido un guerrero”. Petro recordó que su contacto con la divulgación de ideas empezó al salir de la clandestinidad y pararse en una tribuna. Oyó entonces los hermosos discursos de sus maestros, los comandantes del M-19, que lo dejaron electrizado. Entre sus inspiradores está Andrés Almarales, cabecilla del asalto al Palacio de Justicia, un abogado que conocía a varios magistrados, fue su interlocutor durante la toma y los mantuvo intimidados  como rehenes. 


La insólita mezcla entre el uso de la palabra para persuadir, para convencer, y la amenaza de las armas que permiten hacerlo de manera expedida y contundente es algo que Petro ha manejado con una retórica inquietante por lo autoritaria. En otra entrevista de 2007, más guerrero que intelectual, anotó que las armas son “un mecanismo formidable para la comunicación y conexión con la gente”. Reiteró que el M-19 “hizo vibrar la sociedad colombiana… la sacó de la pesadumbre. Innovó los métodos y el discurso… Colombia necesitaba el uso de las armas”. Remató sentenciando que “las armas enseñan y estimulan la política”. Semejantes sandeces jamás las diría un verdadero demócrata.



En la entrevista reciente, Petro evoca el M-19 que repartía leche robada en los barrios: “una población con hambre, un movimiento que le entrega la comida… le estaba diciendo a la población que con las armas se busca justicia social”. Ni asomo de crítica. Ninguna referencia a quién produce lo que se expropia con violencia. Para este Robin Hood basta precisar que esa acción era noble y legítima porque los repartidores arriesgaban su vida. 


El total desinterés del candidato por el sector productivo lo confirma su vocación, su entrega obsesiva a los necesitados. “Permanece a mi lado el amor al pobre, la opción preferencial por los pobres, eso no lo aprendí del marxismo sino del cristianismo liberador”. 


Lo que también preocupa es la manera tan gaseosa como evade la pregunta simple y directa sobre cuál es su proyecto para “aliviar la extrema precariedad”. Petro se escuda y deleita en la nostalgia de Bogotá Humana, esa “visión posmoderna de la política”. Precisa luego la teoría que guiará sus acciones contra la miseria poscovid. “Sin abandonar la idea de emancipación, los posmodernos se quedan en un relativismo sin cambio histórico. Lo posmoderno hincado en la idea de emancipación es una idea propia del progresismo que tiene que ver con la libertad y la superación de necesidades, que no solamente son materiales”. Le quedó faltando la referencia estándar a Foucault. 


Ante tan trascendentales declaraciones, queda la duda si Petro presidente volvería a repartir leche y cultura en los barrios sin decir cómo las obtiene o simplemente anunciaría cada mañana, por decreto, lo que le venga en gana para redimir pobres. 





El primer discurso de Gabriel Boric como Presidente electo de Chile

Carolina Sanín entrevista a Gustavo Petro


Bustamante, Rodrigo (2011). “El rumbo del estudiantado chileno sin Camila Vallejo”. BBC News, Diciembre 7

lunes, 10 de enero de 2022

El sandinista errante

 Publicado en El Espectador, Enero 13 de 2022

Totalmente aislado y criticado por la comunidad internacional, Daniel Ortega volvió a posesionarse como presidente de Nicaragua. 


Superando a Anastasio Somoza, sumará 26 años en el poder, asumirá su quinto mandato, el cuarto consecutivo y el segundo con su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta. Detrás de Fidel Castro, ha sido el tiranillo tropical más apoyado y alabado por la intelectualidad colombiana como rebelde emancipador del pueblo oprimido por los gringos. 



Cuando murió Gabriel García Márquez, la misma Rosario, primera dama, hizo pública una dedicatoria para Ortega de 1982 en la que el escritor proclama ser un sandinista errante. "Es una declaración de amor a Nicaragua, a la revolución, a la mística, al sandinismo que es cristianismo, socialismo y solidaridad", subrayó la esposa del comandante. 


El portal del régimen recordó que en 1978, GGM escribió Asalto al Palacio crónica de “uno de los acontecimientos más determinantes de la lucha contra la dictadura”. El escrito se basa en testimonios de los participantes en la toma del edificio del Congreso en agosto de ese año. La operación fue decisiva en el derrocamiento de Somoza el año siguiente. Hay elementos comunes entre ese asalto y el del M-19 al Palacio de Justicia en Noviembre de 1985. “Se trataba de tomar el Palacio… con solo veinticinco hombres y mantener rehenes a los miembros de la Cámara de Diputados”. 


Incomoda la idílica descripción del incidente por GGM. “El ambiente en el interior era ordenado y tranquilo. En el primer piso muchos dormían en paz y otros se dedicaban a pasatiempos inventados. No había la menor señal de hostilidad, sino todo lo contrario, contra los muchachos uniformados que cada cuatro horas hacían una inspección del recinto. En algunas de las oficinas públicas habían preparado café para ellos, y muchos de los rehenes les habían expresado su simpatía y solidaridad, incluso por escrito, y habían pedido permanecer allí de todos modos como rehenes voluntarios… Ninguno de los diputados había ofrecido la menor resistencia, los habían desarmado sin dificultad y a medida que pasaban las horas se notaba en ellos un rencor creciente contra Somoza por la demora de los acuerdos. Los guerrilleros se mostraban seguros y bien educados, pero también muy resueltos. Su réplica a las ambigüedades fue terminante: si dentro de cuatro horas no había respuestas definitivas empezarían a ejecutar rehenes”. Qué cinismo hablar de ambiente tranquilo, sin hostilidad y en paz cuando hay amenaza de asesinato. 




Aunque no sorprende, también molesta lo que calló GGM sobre la naturaleza internacional del ataque y la influencia definitiva del régimen cubano al apoyarlo. Como apodo, “sandinista errante” le cuadra menos al novelista que a Renán Montero, coronel cubano. 


A mediados de 1993, la policía nicaragüense intentaba aclarar si el arsenal que había explotado en un barrio de Managua era obra del etarra Paticorto. El sitio, conocido como El Taller de Miguel, funcionaba en una casa alquilada por Miguel Larios. Allí aparecieron pruebas de los nexos entre ETA y distintos grupos guerrilleros latinoamericanos. Se encontraron “19 misiles tierra-aire, 200 fusiles automáticos, granadas y abundante munición”. Además, 300 pasaportes falsos de 21 nacionalidades. También había información sobre empresarios del continente, objetivos de secuestro.  Entre los siete detenidos en la operación policial estaban los etarras Atxulo y Paticorto.



Miguel Larios había llegado a Nicaragua en 1983 de la mano del coronel cubano Renán Montero, quien por años actuó como asesor de la guerrilla y luego del gobierno sandinista. Fue el primer encargado de la Dirección Quinta (D-V) de Seguridad del Estado creada como réplica de la inteligencia cubana. Jorge Massetti, yerno del coronel Tony de la Guardia, fusilado en 1989 como chivo expiatorio del tráfico de droga desde Cuba, fue uno de los guerrilleros argentinos que trabajó con Montero en la D-V. 


El oficial, nacido en Cuba en los años 30, tenía vínculos con los sandinistas desde los 60, justo después de la llegada de Castro al poder. Retornó a Cuba en 1962 para ingresar a los servicios de inteligencia. Acompañó al Che Guevara para impulsar la revolución desde Bolivia, y fue su enlace con Cuba. Cuando las autoridades lo expulsaron mantuvo vínculos con el mítico guerrillero desde la isla bajo las órdenes de Manuel Piñeiro, Barbarroja, principal tutor de los comandantes del M-19 y gran amigo de GGM. 


Después, Montero fue nombrado director de las escuelas especiales para extranjeros en Cuba y estableció numerosos contactos con todos los movimientos insurgentes latinoamericanos. Antes de la caída de Somoza trabajaba en la oficina comercial cubana en San José, Costa Rica. Desde allí apoyaba a los sandinistas. Difícil imaginar que GGM ignorara todo esto al escribir su romántico Asalto al Palacio, puesto que estuvo muy al tanto de que las armas robadas por el M-19 en el Cantón Norte en Bogotá iban para los sandinistas a través de Omar Torrijos, otro amigote macondiano.


REFERENCIAS


El Asalto al Palacio de Gabriel García Márquez escrito en 1978


Azcona, José Manuel y Miguel Madueño Álvarez (2021). Terrorismo Sin Límites – Acción Exterior y Relaciones Internacionales de ETA. Comares Historia 


Barbería, José Luis (2012). “El secreto de ETA en Cuba”. El País, Mayo 20


Duva, Jesús (1993) “La policía intenta aclarar si el arsenal de Managua fue obra del etarra Paticorto”. El País, Mayo 30


La Gente (2021). “Recuerdan a Renán Montero, legendario comandante guerrillero

La Habana” Radio La Primerísima, 24 de julio de 2021


Marenco, Eduardo (2003). “Renán Montero, Dirección Quinta de Seguridad del Estado Sandinista”. Newsgroup Archive, Enviado Especial La Prensa de Nicaragua