viernes, 19 de abril de 2019

La verdad añeja del M-19

Publicado en El Espectador, Abril 25 de 2019


En una entrevista cuando aún era precandidato a alcalde de Bogotá, Antonio Navarro anotó que “ser guerrillero no fue el camino, hoy sé que fue un error”.


Contó que tiene 70 años, le hizo un guiño a los militares y afirmó que no usa espejo retrovisor porque “el que mira atrás se convierte en estatua de sal”. En 2004, Juan Carlos Iragorri dialogó con un Navarro bastante más dispuesto a recordar su pasado guerrillero con muchos misterios gozosos y pocos dolorosos. Se entiende que ya septuagenario le haya hecho el quite a las remembranzas de guerra: se enredaría con las evasivas. 


En mi entorno el envejecimiento se ha dado con mayor sinceridad tanto para decir sin agüero lo que se piensa como para enmendar mentiras pasadas. Fue una tía ya viejita quien contó que en la cédula de mi mamá faltaban años. Hay quienes hablan de crisis de identidad de la vejez atando cabos sueltos y tamizando incoherencias. Como no fue fácil encontrar referencias sobre esa dinámica, recurrí a unas amigas psicólogas. Una de ellas me contactó con un geriatra y así logré contrastar por varios lados mis observaciones e intuición. 


“Con los años hay menos inhibición, y quizá por eso menos prevención a decir la verdad”. A mayor edad “uno se atreve a decir y hacer más lo que se le da la gana”. Ya no hay que aparentar, ni probarle nada a nadie. Los proyectos de vida están realizados, se tuvo familia y, gráfica síntesis, “ya no vale la pena meter la barriga”. 


Entre las posibles explicaciones estaría el adelgazamiento del lóbulo frontal y prefrontal. “Se empiezan a decir imprudencias  y verdades ocultas porque el filtro se debilita”. Con el envejecimiento cerebral, “ocurren varios cambios, unos directamente relacionados con el manejo de emociones en el sistema límbico y la franqueza para decir las cosas de frente que maneja parte del lóbulo temporal y frontal, por lo tanto a personas mayores, al envejecer, les da menos temor expresar sus ideas o emociones”.


Como ñapa recibí un hermoso texto de la asturiana Ángeles Caso. "En este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mis amores y la gloriosa compañía de mis amigos. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila”.


Tener paz interior sería el nombre del juego en el ocaso de la vida. Tal vez por eso Antonio Navarro se refirió al texto bíblico sobre el peligro de mirar hacia atrás: temió hacerlo de manera incongruente con lo que ha contado antes. Solo la escueta realidad vivida aguanta repeticiones desprevenidas. 


En “Alfaro Vive Carajo”, documental de Isabel Dávalos sobre la franquicia ecuatoriana del M-19, los entrevistados se arrepienten de sus salvajadas pero también demistifican y ridiculizan las pretensiones de señoritos burgueses latinoamericanos armados para tomarse el poder. Sus mentores colombianos siguen creyéndose próceres y en medio de la plena vigencia del principio de que sin verdad no puede haber reconciliación reiteran un sinsentido: que con las armas buscaban la paz.


Tras uno de mis esporádicos escritos sobre el M-19, machacando que han contado su historia de manera incompleta y autocomplaciente, un comentarista anónimo dio información tan detallada sobre las relaciones del Eme con los servicios de inteligencia cubanos que es difícil no sospechar que se trata de un excombatiente que, como Navarro, debe rondar los setenta, le pica lo que sabe y quiere divulgarlo, para redondear recuerdos y tranquilizar conciencia. 


Aunque eso espero hace años, pienso que Navarro no contará la verdadera intención de la toma del Palacio de Justicia, ni detalles de la interferencia cubana en latinoamérica que permitirían entender el actual boom de espionaje. Tampoco hablará mucho más de los estrechos vínculos con un sector castrense que ayudarían a superar la tirria de la izquierda radical contra los militares: el único guerrillero condecorado por ellos desaprovechó otra oportunidad para contar la verdad no solo por consideraciones otoñales sino por simple cálculo electoral. Era demasiado ingenuo pretender que, a estas alturas, una condena genérica de la lucha armada le sumaría puntos en una encuesta. Su aporte definitivo y electoralmente rentable hubiera sido contribuir a desenredar el nudo gordiano de polarización y resentimiento políticos en cuya médula subyacen discrepancias profundas sobre el rol de las Fuerzas Armadas. Ojalá queden excombatientes del M-19 con aspiraciones políticas que así lo entiendan, o surjan conflictólogas rigurosas que no glorifiquen guerreros, como hicieron en su momento varias periodistas influyentes e insisten la hinchada y la prole del grupo. Ahora sí podrían liderar la reconciliación. 









Dávalos, Isabel (2007). "¡Alfaro Vive Carajo! Del sueño al caos". Documental Parte 1   Parte 2   Parte 3

EU (2010). "M-19 capacitó a alfaristas y participó en sus asaltos", El Universo, Junio 20 Versión Digital

LaW (2019). "Hoy sé que fue un error haber sido guerrillero, ese no es el camino: Antonio Navarro Wolff". W Radio, Marzo 3


Navarro, Antonio y Juan Carlos Iragorri (2004). Mi guerra es la paz. Bogotá: Planeta


RCN (2018) “Antonio Navarro Wolff, primer exguerrillero condecorado por las Fuerzas Militares”. Noticias RCN, Sep 9


Rubio, Mauricio (2008) “¡Hágale hermano! Secuestro, narcotráfico y otras alegres audacias del M-19”. Trabajo aún no publicado

______________  (2011). "Un legado del M-19: el Síndrome de Esto-es-el-Colmo". La Silla Vacía. Nov 8


______________  (2011) "Algunas periodistas podrían dar nuevas luces sobre el Palacio de Justicia". La Silla Vacía, Dic 20

______________  (2013). "La comandante quiteña del M-19",  El EspectadorAgo 1

______________ (2013) “Una visión insostenible del conflicto”. El Espectador, Sep 25


______________ (2013) "El M-19 acomodó su historia y convenció". El Espectador, Dic 4

______________ (2014) "Galán y el rechazo a las violencias", El EspectadorAgo 27


_______________(2016). “Cuentos chinos y media de amante”. El Espectador, Sep 25




sábado, 13 de abril de 2019

Violencia machista en el conflicto

Publicado en El Espectador, Abril 18 de 2019
Texto de la columna después de las gráficas




Los ataques paramilitares contra las mujeres fueron variados, veleidosos e impredecibles, como los comandantes. Es insólito el empeño por encasillarlos en un esquema uniforme y foráneo.

“A muchas de estas mujeres tocó hacerles terapia para que pudieran entender que fueron víctimas”. Hernán Giraldo, alias Taladro, comandante paramilitar, “las logró cautivar gracias al buen trato, los regalos, como casas o tierras, y al estatus”. Muchas de ellas quedaron embarazadas y vivieron como concubinas de Giraldo durante años. El capo “escogía sistemáticamente a las mujeres y las seducía”. Se calcula que la mitad de las víctimas, unas 200 niñas menores de 14 años, “fueron entregadas de manera voluntaria por sus padres”.

Esta ignominia se detalla en una investigación titulada “La violencia sexual como arma de guerra”. Evocar en Colombia una estrategia específica de los conflictos étnicos es un desatino. La imprecisión no solo enreda el diagnóstico, sino que agrava eventuales traumas de unas madres precoces que así son revictimizadas. Si fueron entregadas por sus padres, y estos las convencieron de que su sacrificio era conveniente para la familia, y además tuvieron un hijo con el Patrón, ¿quién y por qué decide intervenir para convencerlas de que fueron víctimas? Esta inquietud no implica proponer que se descriminalice ese abuso: simplemente destacar las secuelas que un dictamen desacertado puede tener sobre esas mujeres.

Las relaciones de Giraldo con menores de edad, su preferencia por las niñas vírgenes, ejerciendo un “derecho de pernada”, se asemejan al “apecho” de los esmeralderos: el privilegio de ser el primero en “ponerle el pecho encima” a una joven. Era común que cuando algún mandamás deseaba a una niña campesina, con el beneplácito de la familia se arreglara su entrega a cambio de trabajo en las minas, pagos o favores. Con las elegidas había un vínculo no exclusivo ni permanente, a veces hijos. Luego podía ser entregada a los escoltas o subordinados del patrón. El giro “arma de guerra” nunca se usó para referirse a esa costumbre abominable.

Con mayor rotación de víctimas y sin abortos forzados, los crímenes de Giraldo también se asemejan a las prácticas de reclutamiento de menores por la guerrilla. “Éramos las esclavas sexuales de los comandantes, el primer violador que tuve fue el Abuelo. Era el que probaba a las recién llegadas”, cuenta Yamile Noscué, integrante de la Corporación Rosa Blanca. “Me acostumbré a morir cada vez que el comandante me hacía ir a su cambuche. Ni siquiera escuchó cuando le dije que yo era virgen y que a pesar de tener los senos ya desarrollados solo tenía 12 años... me dijo que mejor, porque así me volvía mujer más rápido para poder enfrentar la guerra”, cuenta Érika, también de Rosa Blanca. Estas mujeres no han requerido terapia para tomar conciencia de que fueron víctimas. Han recibido amenazas por denunciar los ataques y son menospreciadas hasta por feministas obsesas con la violencia sexual como arma de guerra.

Alfredo Molano cuenta la historia de la Mona, una enfermera que accidentalmente terminó trabajando en el campamento de Doblecero. Un día, el comandante paramilitar se le echó encima: “¿Quiere dormir conmigo esta noche?”. Ella se indignó y le escupió, él la agarró del pelo, la tiró al suelo, le dio patadas en las costillas mientras la insultaba. “¡Malnacida! ¿Con quién cree que está hablando?”. Tardó en recuperarse y cuando quiso dar por terminado el arreglo, Doblecero le reviró. “Qué pena, pero usted de aquí no se puede ir. Usted ya hace parte de las autodefensas. ¿Entendió?”. En seguida llamó a un patrullero: “A esta vieja démele entrenamiento militar, un fusil y un camuflado”.

Así, el reclutamiento forzado no solo ocurrió en la guerrilla y también afectó a mujeres adultas. Es probable que un embarazo de la Mona hubiese terminado en aborto, igual que en la guerrilla. Doblecero tal vez pensaba, como Fidel Castaño, que “los hijos eran la debilidad y la perdición de un guerrero”. Nada que ver con el Taladro Giraldo que buscó y tuvo como 70 descendientes.

En estas escenas de paramilitares o guerrilleros, hay machismo extremo, violencia sexual y otros ataques criminales graves que un libreto comodín uniforme no sirve para describir, ni entender, mucho menos para evitar que se repitan. El guion académico adoptado de estudios internacionales ni siquiera será útil para acciones penales contra los victimarios. Ante la justicia sólo servirán testimonios pormenorizados de abusos específicos, como insisten en exponer ante distintas instancias las mujeres de la Rosa Blanca: lista de agresores, de víctimas y prontuario de los atacantes. Han sido tan valientes, tenaces y persistentes que ya nadie podrá seguir ignorándolas. Ahora, la pazología intelectual y profunda, con ejemplar sindéresis, alega que están manipuladas políticamente. No tarda la acusación de que buscan hacer trizas el Acuerdo coordinadas por Él.


REFERENCIAS

Bedoya Lima, Jineth (2017). ‘Éramos niñas con un fusil y mínimo un aborto’. El TiempoDic 17

Cívico, Aldo (2009). Las guerras de Doblecero. Intermedio


Hernández-Mora, Salud (2019). “Éramos las esclavas sexuales de los comandantes de las FARC”. El MundoMzo 29


Herrera Delghams, Leonardo (2019). “Investigación revela que 'expara' abusó de unas 200 menores de 14 años”. El TiempoAbr 7


Jerez, Daniel (2019). “Los 25 jefes de Farc con más denuncias por violación y reclutamiento, según víctimas”. RCN RadioMar 18


Molano, Alfredo (2009). Ahí les dejo esos fierros. Bogotá: Aguilar


Pulzo (2017). “Por qué le decían ‘Taladro’ a Hernán Giraldo, condenado en E.U. e impune en Colombia”. Mzo 4



Rubio, Mauricio (2013). "Las 'auyamas' y el 'apecho' de los esmeralderos". El Malpensante, Septiembre, Nº 145. Versión digital




martes, 9 de abril de 2019

Literatura, plata y poder

Publicado en El Espectador, Abril 11 de 2019






Poetas y escritores mantienen relaciones bien especiales y dispares con el mercado y la política. 


El alegato de William Ospina en defensa del traficante de poemas multado por invadir el espacio público fue un gesto de solidaridad dentro del oficio. En un arranque conmovedor y algo proselitista, Ospina invitó a todos los poetas a salir sin pedirle permiso a ningún policía ni burócrata para compartir su arte, como se hacía en la antigüedad o se acostumbra en las comunidades indígenas.


La actitud de este indignado defensor del rebusque con las letras, cambiaría si se tratara de ventas callejeras de libros piratas. Tal vez el poeta y escritor callaría ante la detención de alguno de esos infractores por la policía y jamás lanzaría un grito de batalla del tipo “vendedores ambulantes de impresos clandestinos, uníos” para, sin permiso de las autoridades, ni de agentes literarios, ni de empresas editoriales o de distribución, impulsar la lectura, un hábito que siempre conviene promover.


La relación de la literatura con los negocios es peculiar por los misteriosos incentivos de la parte creadora al inicio de la cadena. A partir de allí impera la cruda lógica del mercado. Es casi lugar común anotar que quienes escriben poemas, novelas, cuentos, teatro o ensayos, de plata no hablan. Además, el secreto se intensifica con el éxito: “entre más dinero ganan, menos quieren discutir el tema”, anota después de entrevistar gente del gremio la editora de un conjunto de trabajos sobre ese enigmático tabú. 


Más que un descuido, en el medio literario hay una aversión aguda a discutir las finanzas personales. Así lo demuestra el espectáculo "Escritores hablan de plata" de Fabrice Luchini en Paris. Aunque para el público ha sido un enorme éxito de taquilla, con llenos completos durante meses, el comediante fue calificado por la crítica, las ligas menores del oficio, de payaso, “arribista obsceno”; hasta de Harpagón, el personaje de El Avaro, de Molière. 


Si la relación de la literatura con el capitalismo es opaca, refleja incomodidad y tiene lugar como a escondidas, los vínculos con la “cosa pública” y el poder son generalmente explícitos, entusiastas y apasionados. En este punto me temo que persisten importantes diferencias entre escritores y escritoras. La tradición de un oficio predominantemente masculino podría explicar esta ambigüedad de cercanía con la política a espaldas del mercado. En épocas pre capitalistas, la literatura no pagaba: panaderos, herreros, carpinteros o prostitutas podían ganarse la vida con sus oficios, los autores no. “Escribir era un arte liberal, un pasatiempo, no una profesión. Era la noble ocupación de personas ricas, de reyes, notables del reino y hombres de Estado, de patricios y otros gentihombres financieramente independientes”. Todos tenían profundo interés por arreglar el mundo pero ninguno se rebajaba a hablar del vil metal. 


Los obispos, monjes, profesores universitarios, a veces los soldados, también escribían, pero en sus ratos libres. Alguien del montón “con un impulso irresistible por escribir primero tenía que asegurarse otra fuente de ingresos”. Así, por ejemplo, Spinoza fabricaba lentes, los Mill, padre e hijo, trabajaban en Londres para la Compañía de las Indias Orientales. La imposibilidad de vivir de la literatura al iniciar la carrera perdura: la alternativa más usual de escritores contemporáneos reconocidos ha sido la de “oficios varios”, pero la publicidad, la burocracia y la academia se pueden considerar usuales. Para Colombia habría que agregar el periodismo, que también se ejerce a veces por amor al arte. 


Hasta la Revolución Francesa, los escritores vivían de la generosidad de sus mecenas. Reyes, príncipes y algunos nobles competían entre ellos por patrocinar artistas. “Las cortes eran el refugio de la literatura”. Ludwig von Mises plantea que gracias a la puja entre monarcas y nobles, el sistema garantizaba a los autores total libertad de expresión. “Los patrones no intentaban imponer su filosofía ni su gusto y ética a sus protegidos. Con frecuencia buscaban defenderlos de las autoridades eclesiásticas. Para un autor vetado por una corte era posible encontrar refugio en una corte rival”. 


Por desgracia, la competencia de mecenazgos desapareció, y con ella se enredaron las relaciones de muchos escritores con ciertos regímenes políticos. Particularmente chocante ha sido la insistencia en apoyar tiranos y dictadores simplemente por proclamarse progresistas, preocupados por el pueblo, sin que importen mucho sus excesos. El comandante Fidel murió incólume: su autocracia no ha sufrido el revés de opinión de China maoísta o la Unión Soviética, que ya nadie defiende ignorando los crímenes que cometieron. No siempre fue así. Cuando Albert Camus publicó el Hombre Rebelde criticando el totalitarismo comunista, su antiguo amigo Jean Paul Sartre, servil como pocos ante las dictaduras, decretó contra él un verdadero linchamiento intelectual. Catherine Camus recuerda que su madre le dijo: “¿y qué esperaba Albert? Son unos supositorios. Y los supositorios se funden”.



Bassets, Marc (2019). “Camus-Char, biografía de una amistad”. Babelia, El PaísMar 16

FI (2018) "Des écrivains parlent d'argent" de Fabrice Luchini. France Inter, Nov 13

Frankel, Joseph (2017). “Why More Writers Should Talk About Money”. The AtlanticJan 15 

Mises, Ludwig (1956) “La Littérature dans un Régime Capitaliste” Capítulo III de La Mentalité anti-capitaliste. Fragmento en Le Québecois Libre

Nelson, Camila (2017). “Scrounging for money: how the world’s great writers made a living”. The Conversation, Mai 16

martes, 2 de abril de 2019

¡El mestizaje es la hostia, carajo!

Publicado en El Espectador, Abril 4 de 2019




El presidente López Obrador (AMLO) solicitó al rey de España y al papa que pidan perdón a los pueblos originarios de México por los abusos de la Conquista.


La parroquia profunda celebró. Juan Esteban Constaín sugirió aprovechar la ocasión para iniciar un debate histórico. Martín Caparrós destacó una ambigüedad: la vanguardia latinoamericana que defiende causas aborígenes, pero en español. Fuera de armar un follón, el mensaje de AMLO no tiene gracia, ni siquiera es novedoso. Además de populista, es profundamente reaccionario. Revive la Leyenda Negra, conjunto de mitos sobre los españoles en América revaluados gracias a trabajos como el de María Elvira Roca Barea. Por la época de las guerras de religión, la propaganda protestante, con la ingenua colaboración de Bartolomé de las Casas, buscó desprestigiar al rival hispano. El mismo fraile constituye una muestra de tolerancia de la corona española: otras monarquías lo habrían defenestrado por su activismo. 


AMLO alimenta la ilusión de que pedir disculpas por atropellos seculares alivia la situación de pueblos marginados, sin aclarar que los indígenas fueron siempre menos explotados que los esclavos africanos. Sobre los afrodescendientes colombianos hay un trabajo con argumentos raciales que producen estupor. En “Liberty & Equality in Caribbean Colombia” la historiadora Aline Helg ve el mestizaje como un obstáculo para la reivindicación de derechos colectivos, no como ventaja de un país diverso y multi de todo. Para ella, mestizo no es alguien con padre y madre de origen diferente sino la mezcla de blanco e indígena que, por favor, difiere de zambo, mulato, chino o saltapatrás. El lenguaje preciso es indispensable para abordar asuntos como la composición racial. Helg se incomoda porque las “negritudes” –puras o impuras- no reivindican derechos basados en sus orígenes. Le duele la población del Caribe excluída de la categoría “palenquero” y con “negrura étnica” ignorada para los beneficios de la Ley 70/93. Deplora que muchos colombianos “parcialmente” negros hayan “minimizado su identidad racial” y en lugar de afirmarla busquen mezclarse. 


¿Qué diferencia este racismo iluminado de la abominable noción de pureza racial? ¿En qué se distingue el afán progresista por mantener intactas las raíces aborígenes de la preocupación colonial por las castas o del nacionalismo vasco y catalán obsesionados por el segregacionismo? La gran ironía es que, con objetivos divergentes, terminaron juntándose en la promoción de principios reaccionarios, que incluyen ignorar los derechos de las mujeres, fascismo, nazismo y extrema izquierda autárquica con un progresismo incongruente que disfruta las instituciones que permiten opinar y protestar sin depender del color de piel pero las desprecia por imperialistas.


El antídoto más eficaz contra el racismo, el mestizaje, es precisamente un valioso legado de España al Nuevo Mundo, donde efectivamente se superó el atavismo. Surgieron combinaciones infinitas y dinámicas no solo de razas sino de lenguas, cosmologías, música, comidas y un largo etcétera palpable en cualquier urbe latinoamericana.


Me cae mal el sectarismo de militantes y activistas, pero firmaría ya la adhesión a algo como Mestizos sin Fronteras. Aprecio que me llamen sudaca: soy eso y más. Logramos tener una familia con símil de ciudadanía del mundo: colombiana, española, francesa y la que venga. Trilingües, rotamos países entre amistades, lecturas y Netflix. En la mesa, sancocho, empanadas, fideua, pantumaca o burritos, añorando el gelato de queso con bocadillo de Solferino. De rumba, como en Saoco, con ron, aguardiente y vino, salsa, son cubano, cumbia, reaggetón, samba y cualquier ritmo menos la sardana, desabrida por lo vernácula. En el trabajo, pasión por lo que bordee mestizaje o migraciones: economía corrupta de clanes bastardos tipo Buendía que no encajan en un modelo matemático como las hermanitas Ingalls, puritanas y predecibles; crimen, casi siempre asunto de foráneos; prostitución, paradigma de acercamiento de razas, culturas y clases sociales. Fuera de terminar agradeciéndole a la guerrilla colombiana el empujón para emigrar, veo positivo que hubiera reunido en sus filas curas españoles, campesinos tolimenses, emprendedores paisas, indígenas, pandilleros y señoritos urbanos. Qué diferencia con el provincialismo etarra. Hasta en la subversión el mestizaje es la leche, tíos. 


Ojalá Coatlicue y la Virgen de Guadalupe iluminen a AMLO para que disfrute su salpicón de ancestros. Que con mariachis, Pérez Prado y Maná celebre que “la vanguardia de la cultura en castellano ya no sea de la Península, sino de América Latina” y saboree la canasta de ingredientes autóctonos –maíz, calabaza, tomate, cacao- revueltos en los conventos con los de siglos de influencia romana y musulmana -aceite de oliva, trigo, cebolla, cilantro- para una gastronomía que conquistó el mundo desde una sociedad abierta, despelotada y enriquecida por republicanos españoles exilados. En este descache demagógico, AMLO se asemeja a Trump, con su muro fronterizo que discrimina individuos por nacionalidad y a los menores de tres países mexicanos los separa de la madre que los parió. 


Barba, Andrés (2019). "El relato del barbero". El PaísMarzo 30

BBC (2019) “AMLO solicita por carta al rey de España y al Papa que pidan perdón por la Conquista de México”. Marzo 25

Brooks, Darío (2017). “Criollos, mestizos, mulatos o saltapatrás: cómo surgió la división de castas durante el dominio español en América”. BBC MundoOct 12

Helg, Aline (2004). 
Liberty & Equality in Caribbean Colombia 1770-1835. The University of North Carolina Press

Lafuente, Javier y Lucía Abellán (2019). “España rechaza con firmeza la exigencia de México de pedir perdón por los abusos de la conquista”. El País, Mar 26

Ramoneda, Josep (2019). "Populismo folklórico y quimeras patrióticas". El PaísMar 30

Roca Barea, María Elvira (2017). Imperofobia y Leyenda Negra. Biblioteca de Ensayo Siruela 

Rubio, Mauricio (2018). “Posverdad temprana”. El EspectadorNov 22


Stelter, Brian (2019) “Fox News apologizes for '3 Mexican countries' headline”. CNN BusinessMar 31