martes, 26 de abril de 2022

Economistas, universidad y política

Publicado en El Espectador, Abril 28 de 2020


Las personas formadas como economistas entienden por política algo diferente al sentido profano del término que además difiere entre mujeres y hombres. 


En abril de 1997, la prensa anunciaba que “tentado por la política, Rudolf Hommes deja la rectoría de la Universidad de los Andes. Se va a buscar su futuro por los lados de la Alcaldía de Bogotá”. Las directivas de la Universidad “le solicitaron cordialmente que permaneciera en su cargo hasta finales de julio para terminar algunas importantes labores”.


La renuncia de Alejandro Gaviria a la misma rectoría fue vacilante. Varias veces durante muchos meses ante distintos foros negó que lo haría. Reiteró que continuaría cumpliendo “con plena conciencia y entusiasmo, con las funciones del rector”. Pero la política también lo tentó: “tuvo muchas llamadas de gente que le confirmó apoyo con la campaña, y al final supo que se podía hacer algo con fuerza”. En este caso “la presión mediática llevó a la administración de Los Andes a pedirle una respuesta pronto”. A finales de Agosto anunció su salida. 


Hommes duró en la rectoría menos de dos años y Gaviria 26 meses. Para los viejos estándares (1948 a 1985) ambos están alrededor del promedio de 22 meses. Sin embargo, con los 10 años de Arturo Infante, 14 de Carlos Angulo y 8 de Pablo Navas el nuevo patrón quintuplica el de quienes no acabaron de llegar para irse. 

 

Hommes y Gaviria habían sido ministros exitosos y pasaron antes por el mullido mundo de la burocracia internacional en Washington en donde la disciplina económica es respetada e imitada: allá se diseñan y ejecutan programas o proyectos para muchos campos de la actividad humana, un ejercicio técnico que tiene poco que ver con la búsqueda de alianzas y apoyos, los intercambios, campañas, giras y regateos por votos para acceder a un cargo de elección popular y así “regir los asuntos públicos” o, en su jerga, ejecutar la llamada “política pública”. 


Raquel Bernal, también economista, acaba de ser nombrada por un período de cuatro años para dirigir la comunidad uniandina. Es la primera mujer que ocupa ese codiciado puesto. Ya lo debe conocer bien: llevaba un buen tiempo como rectora encargada. “Hoy vivo la Colombia que sueño: el poder transformador de la educación y el valor de la meritocracia” fue su escueto y diciente trino para compartir su nombramiento. La simple lectura de su cuenta en twiter transmite tranquilidad por lo poco activa y especializada en educación, su especialidad. 



Aunque con formación doctoral en los EEUU, Raquel está bien lejos del prototipo de economista neoliberal que tanto recelo despierta en el país entre la izquierda y diversos activismos. Siendo además mucho menos mediática que los dos académicos aprendices de políticos que la precedieron su elección no ha generado rechazo. Nada que ver con el tierrero que se armó con Hommes tanto al entrar como al salir de la rectoría uniandina. 


“Las mujeres que cursan el doctorado en economía resultan más brillantes que los hombres” es una frase atribuída a Ellinor Ostrom, primera mujer premio Nobel de Economía que permite optimismo sobre la nueva administración. 


“La mirada feminista se abre paso en la economía” anuncia un artículo de El País. Como todo lo económico, más aún si se le mezcla feminismo, esa perogrullada esconde una realidad compleja. Hay una “economía feminista” que reniega del sistema con voceras de peso, como Mariana Mazzucato para quien el capitalismo actual es incompatible con el feminismo. Viene después una “economía de género” que propone sofisticar el cálculo del PIB incorporando las actividades de cuidado, aún invisibles. Están también las “economistas liberales” que aceptan cuestiones impopulares en ciertos círculos como las privatizaciones y la libertad de los mercados. Por último, vociferan las barras bravas del activismo, las que más daño causan en un país con machismo exacerbado, instituciones débiles, violencia, mucha ilegalidad y tendencia a importar fórmulas prefabricadas de sociedades desarrolladas. 


“La revolución será feminista o no será… Las palabras y no las cifras son la econometría femenina… He llegado a ser mujer en un mundo en el que cuanto más sana estás, más loca te hacen parecer”. Superar el oscurantismo y la charlatanería implícitas en esas frases es el principal reto de la nueva rectora que, con muchísimo menos bombo que Hommes o Gaviria, tendrá que contribuir a difundir los resultados de las investigaciones económicas empíricas y rigurosas que se hacen en Uniandes pero que, por desgracia, siguen siendo indigeribles para cualquier persona ajena a los modelos matemáticos y la sofisticación estadística. 





Tendrá tiempo para hacer esa tarea. Son altos los chances para que dure más de un cuatrienio en uno de los mejores empleos del país, al que ingenua e incomprensiblemente renunciaron dos economistos dizque para hacer política. 

lunes, 18 de abril de 2022

Antecedentes del perdón social

Publicado en El Espectador, Abril 21 de 2020

Rodolfo Gabriel Galimberti, el Montonero millonario, fue un guerrillero versátil, incansable y astuto que jugó un papel crucial en el indulto a criminales de ambos lados de la guerra sucia argentina. 


Cuando participó en el secuestro de los hermanos Born estableció un pragmático vínculo con sus rehenes. “De aquí en adelante somos socios” le habría dicho a Juan, hábil negociante. Desde su época estudiantil participó activamente en política. Sin encasillarse en rígidas ideologías de izquierda le apostó al populismo siguiendo al ex dictador Perón con el discurso comodín del antimperialismo. Escéptico de reformas graduales fue perpetuo predicador del “poder organizado del pueblo”.




Criticó el manejo que la cúpula de su grupo le dio a la fortuna que los Born pagaron como rescate -60 millones de 1975, unos 300 millones de dólares de hoy- cuyo destino final, tras salir en efectivo de Argentina hacia Cuba, sigue siendo un misterio. Según un ex coronel castrista que mantuvo contacto con el botín en la unidad de enlace para operaciones con guerrillas latinoamericanas, el dinero llegó en valija diplomática a través del embajador cubano en Buenos Aires. Recibió directamente de los Montoneros 42 millones de dólares en efectivo y envió varias entregas para guardar en una oficina secreta. Después vendría el lavado en Suiza coordinado por Tony de la Guardia ajusticiado en 1989 por el régimen como chivo expiatorio del narcotráfico.


Al principio de 1979 la cúpula de Montoneros organizó una contraofensiva final para derrocar la dictadura. Aunque Galimberti dijo respaldar la audaz iniciativa la saboteó por considerarla totalmente irresponsable, una locura mesiánica. Denunció el sectarismo, la burocratización, el militarismo y el foquismo del grupo.


Tras el retorno de la democracia al triunfar Raúl Alfonsín, Galimberti volvió a su país después de seis años de exilio. Sin dinero ni reconocimiento siguió usando su falsa identidad, César Shaffer. Pensaba que tendría alguna oportunidad política pero dejar de ser clandestino no le sería fácil.


A mediados de 1984 se realizó en el estadio Luna Park un encuentro de la Juventud Peronista unificada. La primera oradora fue una joven de 27 años ex cuñada y seguidora entusiasta de Galimberti. Más tarde llegó al encuentro uno de los líderes con mejor futuro del peronismo, Carlos Menem.


Poco después Galimberti empezó a reconciliar los bandos enfrentados del peronismo en la misma tónica que estaban entonces muchos Montoneros. Así, a través de un extremista de derecha, conoció a Jorge Radice, delegado de la Marina y ex secretario del comandante Emilio Massera en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada donde funcionó un centro clandestino de detención y tortura) quien le dijo : “Maté a mucha gente, a muchos compañeros tuyos”. La respuesta de que todos los errores eran cosa del pasado facilitó que poco después entablara un vínculo con los militares, todavía poderosos desde la ilegalidad.


A principios de 1987 con el intento de golpe de Estado de los carapintadas Galimberti quedó  deslumbrado con uno de ellos, Aldo Rico, que hacía parte del sector nacionalista del ejército. Se entrevistó con él en la cárcel. Al dispararse la inflación el descontento social fue crítico. Ante los saqueos, Alfonsín decretó Estado de Sitio. 


En su multifacética reinserción Galimberti también conoció al ejecutivo de los Born que había negociado su rescate y ahora hacía parte de un conglomerado económico vinculado a los golpistas. Los empresarios más importantes habían logrado que Menem fuera candidato presidencial. Aúnque Galimberti no creía en este político fue llamado por los magnates para una tarea específica. Se sabía que Alfonsín iba a indemnizar a la familia del banquero David Gravier a quien los militares le habían incautado todos los bienes por sus vínculos con la guerrilla. Si alguien de Montoneros declaraba en su contra los Born podrían recuperar parte de la fortuna pagada. 


En marzo de 1989 Menem obtuvo una victoria aplastante y en julio asumió la presidencia. Como ministro de economía nombró a Miguel Roig, antiguo empleado de los Born. Algunos testimonios aseguran que parte del dinero del multimillonario rescate sirvió de apoyo a la presidencia de Menem. 


Galimberti ofreció a sus antiguos compañeros de armas la posibilidad de indulto a cambio de información sobre el paradero del dinero del secuestro. En Suiza encontró a un ex Montonero encargado de finanzas que contó ante la justicia lo que sabía. Galimberti y Mario Firmenich, máximo líder del grupo guerrillero, fueron indultados. Ventajas similares obtuvieron los militares procesados no beneficiados por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida de Alfonsín. Aldo Rico, el héroe del ex Montonero se dedicó a la política. Presentaba a los carapintadas como una garantía antigolpista.



Después se supo que Born y otros de los nuevos socios que Galimberti consiguió con su apoyo tenían una Fundación para defraudar al fisco. También fueron absueltos. 


Otras similitudes entre los Montoneros y el M-19 merecen capítulo aparte.  





REFERENCIAS


Aguirre, Facundo (2018). “La masacre de Trelew”. Izquierdadiario.es, Agosto 22


Calero, César (2016). “El secuestro que marcó los años de plomo en Argentina”. El Mundo, Marzo 25


Comas, José (1990). “Rico presenta a los 'carapintadas' como garantía antigolpista”: El País, Feb 17


Christian, Shirley (1989). “Offer by Argentine Leftist Rebels: Gift of Ransom”. The New York Times


Cué, Carlos (2015). “El secuestro más caro de la historia”. El País, Jun 27


Diament, Mario (1996). “La historia secreta del botín de los montoneros”. La Nación, Octubre 20


Droznes, Lázaro (2014). El síndrome de Estocolmo. La increíble historia del secuestro de Jorge Born. Unitexto


Esteban, ängel y Stephanie Panichelli (2004). Gabo y Fidel. El Paisaje de una Amistad. Espasa


Marziotta, Gisela (2020). “La historia del exsecretario de la Juventud Peronista y miembro de Montoneros”. Página 12 varios números desde Mayo 19 hasta Juno 6


O'Donnell, María (2016). El secuestro de los Born. Debate


Otero, Rocío (2019). Montoneros y la Memoria del Peronismo. Prometeo Libros


Perriere, Hernán (2015). “Devotazo: el día en que los presos políticos fueron liberados”. Laizquierdadiario.com, Mayo 25


Prieto, Carlos (2016). “¿Quién se quedó la pasta? Todos los giros absurdos del secuestro más caro del mundo”. El Confidencial, Marzo 9


Robles, Adriana (2005). Perejiles. Los Otros Montoneros. Buenos Aires: Colihue 


Szulc, Tad (1986). Fidel. A critical Portrait. London: Hutchinson


 

martes, 12 de abril de 2022

Disculpar la violencia

 Publicado en El Espectador, Abril 14 de 2022

Tengo pésimos recuerdos infantiles de la Semana Santa, tan asociada con la muerte. Un legado nefasto del catolicismo ha sido tolerar que algunos iluminados justifiquen la violencia por una buena causa. 


El coronel Nicolás Márquez Mejía, abuelo de Gabriel García Márquez (GGM), luchó con el general Rafael Uribe Uribe (1859-1914) fuente de inspiración de Aureliano Buendía. Liberal incansable, había sido un gramático que combatía verbalmente a sus adversarios conservadores. En De cómo el liberalismo político colombiano no es pecado criticó la idea de una alianza exclusiva del catolicismo con los conservadores. También era posible ser liberal y creyente. Cuestionaba las acusaciones católicas contra sus copartidarios. La publicación tuvo tanto éxito que fue censurada.


Para GGM, la importancia de la palabra fue explícita en un regalo inolvidable de su abuelo: su primer diccionario. Desafortunadamente, con el tiempo entendió que el poder del verbo puede ser insuficiente.


Cuando Uribe Uribe tuvo que enfrentar sesenta senadores conservadores acabaría lamentando tener que “darle la palabra a los cañones”. Sería un protagonista central de la Guerra de los Mil Días y moriría asesinado en 1914. El nieto de su lugarteniente, apodado “mi pequeño Napoleón”, sí tendría poder político real, superior al de muchísimas personas, por su manejo magistral de las palabras. Lo que nunca aprendió, como tantos otros intelectuales, fue a usar su privilegiada retórica para condenar sin atenuantes el uso de la violencia contra los adversarios políticos. 




El historiador Enrique Krauze no le perdona a GGM su silencio ante los abusos, la arbitrariedad, la crueldad y el cinismo de su gran amigo Fidel Castro. La prueba reina de su pusilanimidad fue el infame ajusticiamiento de tres pupilos consentidos del régimen cubano para lavar su imagen al abandonar el narcotráfico. “No hay en la historia de Hispanoamérica un vínculo entre las letras y el poder remotamente comparable en duración, fidelidad, servicios mutuos y convivencia personal al de Fidel y Gabo”.


A partir de la obra de Gerald Martin, biógrafo oficialmente aceptado por GGM, Krauze desmenuza las razones para esta insólita tolerancia con los excesos dictatoriales. Los orígenes psicológicos de su alcahuetería “se remontan al vínculo de Gabito con su patriarca personal, el coronel Márquez. Ahí está la semilla de su fascinación frente al poder: cifrada, elusiva, pero mágicamente real”.


Un episodio violento que GGM nunca superó fue su abuelo asesinando por un asunto de honor. Para él, su admirado familiar “tuvo que matar a un hombre, siendo muy joven… lo molestaba mucho y lo desafiaba, pero él no le hacía caso hasta que llegó a ser tan difícil la situación que, sencillamente, le pegó un tiro”. 


Cuando murió Nicolás Márquez, su nieto tenía apenas ocho años. En opinión de su biógrafo “uno de los impulsos más poderosos en la vida de García Márquez fue el deseo de reinsertarse en el mundo de su abuelo… (conservando) las memorias del viejo, su filosofía de vida y su moralidad política”. Para Krause, esa moralidad política cabía en una sola frase que varias veces repitieron los personajes que representaron al coronel en la obra de GGM: “Volvería a hacerlo”. 


“Otro elemento central en la conciencia política de García Márquez es el antiimperialismo” que surgió de una confusa mezcla entre hechos históricos y ficción literaria alrededor de la United Fruit Company. En Macondo, este enclave norteamericano no es una simple compañía bananera sino una “maldición bíblica… un vendaval de la historia que removió la esperanza de miles de personas para luego desmadrar las aguas del paraíso original, violar su quietud, exprimir y envilecer a su gente y abandonar todo a su suerte”. 


Entre los afectados reales por la partida de la empresa, cuando solo quedó la hojarasca, estaban los abuelos de GGM, indudables beneficiarios de ese monumental proyecto de inversión cuyo principal promotor fue Uribe Uribe. La casa familiar era una de las mejores de Aracataca. Krauze, más historiador que novelista, recuerda “la ambigüedad de la familia ante la Compañía, actitud de amor-odio frente a los yanquis típica del Caribe. A la Compañía se le reclamaba su abandono, no su existencia”. 


En sus memorias GGM menciona que su madre “añoraba la época de oro de la Compañía bananera, sus tiempos de niña rica, sus clases de clavicordio, de baile y de idioma inglés. (GGM extrañaba) a su bella maestra en la escuela Montessori y las expediciones a la tienda de la Compañía con su abuelo”. Para el novelista la Compañía bananera dejó muchos buenos recuerdos y no sólo desgracias políticamente rentables.



“Un déspota hábil, un patriarca bueno, un nuevo Uribe Uribe pacificador, antiimperialista: ese acabaría siendo el elemental ideario político” de GGM. La manifiesta preocupación por los pobres, como la de Cristo, le permitirá disculpar la necesaria violencia.  “Su instrumento para alcanzarlo, como quería el abuelo, no serían los cañones sino las palabras”.



REFERENCIAS


García Márquez, Gabriel (2004) Vivir para contarla. Debolsillo


Krauze, Enrique (2009). “Gabriel García Márquez. A la sombra del patriarca”. Letras Libres, Oct 31


Krauze, Enrique (2014). “El diccionario de García Márquez”. Proceso, Abril 21


Martin, Gerald (2008). Gabriel García Márquez. A Life. Bloomsvury


Uribe Uribe, Rafael (1912). De cómo el liberalismo político colombiano no es pecado. Bogotá: Casa Editorial de El Liberal

martes, 5 de abril de 2022

De Montonero a millonario II

Publicado en El Espectador, Abril 7 de 2022 


En 1972 Rodolfo Gabriel Galimberti era principal emisario de Perón en Argentina y preparaba el regreso del general desde su exilio. En el debate ideológico dentro del peronismo se alineó con la vertiente socialista que respaldaba la lucha armada. Por esa época viajó a Libia a entrevistarse con el coronel Kadhafi : quería proyectiles Sam 7 para los Montoneros. En el Líbano fue recibido por la OLP.



Mientras tanto en Argentina ocurrió la masacre de Trelew. Varios líderes guerrilleros se habían fugado de un penal en la Patagonia, llegaron a la base aeronaval de Trelew y secuestraron un avión hacia Chile. Pero 19 prisioneros más que los  acompañaban cayeron. Unos días después fueron fusilados por la Marina. La dictadura de Lanusse quería impedir el velorio. En un operativo salvaje la policía se llevó los féretros. Perón mandó un mensaje contundente. Esa juventud sería cada vez más violenta para responder a los ataques del gobierno.  



Montoneros comenzó a aglutinar organizaciones de extrema izquierda. Se cocinaba el retorno del general. Galimberti lanzó una arenga incendiaria. “Los que tienen piedras, que lleven piedras, y los que tengan algo más que lleven algo más. Quienes no vayan al aeropuerto deben tomar las fábricas, las facultades, los barrios”. Cayó sobre él una orden de captura por apología del delito. 


En Noviembre de 1972 Perón llegó a Buenos Aires pero el cerco policial lo obligó a quedarse en un hotel cercano al aeropuerto alejado de sus seguidores. Su cortísima estadía fue suficiente para sentar las bases de su regreso y el retorno de la democracia. El creciente protagonismo de Galimberti en Montoneros lo alejó del general. Le propusieron  presentarse a las elecciones como diputado pero rechazó la oferta : “la clave de la toma del poder en toda revolución es la síntesis entre las masas y las armas“.


En marzo de 1973 el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) se impuso en las urnas. Triunfó la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al poder”. Los moderados habían logrado limar asperezas y conciliar posiciones antagónicas pero Galimberti siguió promoviendo milicias armadas. Su discurso, considerado demasiado radical incluso por algunos Montoneros, llevó a que lo marginaran del peronismo. Como la izquierda radical buscaba participación burocrática lo consideró un obstáculo. 


Las diferencias ideológicas dentro del peronismo afloraron. En la posesión de Cámpora, Salvador Allende y el enviado castrista animaron gritos como “Chile, Cuba, el pueblo te saluda… Se van, se van y nunca volverán” La tendencia revolucionaria del Frejuli se tomó varias dependencias públicas y colocó varios ministros. Galimberti y otros radicales rechazaban las políticas anunciadas por moderadas, “burguesas capitalistas”. 


La Juventud Peronista dio a conocer un documento redactado por Galimberti. Se reconocía el liderazgo de Perón pero se debían trasladar las instancias de decisión política hacia las bases, "al poder organizado del pueblo”. 


El 25 de mayo de 1973 una multitud se dirigía a la cárcel de Devoto en Buenos Aires. Gritaban “reviente quien reviente, libertad a los combatientes”. Se  temía que los más de tres mil presos se amotinaran. Habían roto rejas e incendiado colchones. Cámpora entregó el proyecto de amnistía que había prometido. Con los presos políticos en libertad, el presidente firmó el indulto. La ley de amnistía se sancionó 24 horas después. 


Las contradicciones dentro del peronismo se agudizaban. Alcanzaron su máximo el día que Perón debía aterrizar en Ezeiza. Casi un millón de personas iban a recibirlo. Había un palco para su discurso pero la extrema derecha saboteó el evento con matones encargados de que los Montoneros no se acercaran. El locutor del acto era el cantante Leonardo Favio quien con los primeros disparos aclaró : “No se preocupen, son cohetes, fuegos artificiales. No pierdan la calma, compañeros”. Era la primera vez que la derecha peronista atacaba directamente copartidarios de izquierda disparando con armas largas. Poco después caía el gobierno de Cámpora. 


El ala izquierda del peronismo anunció retaliación. En Septiembre, Perón ganó las elecciones con Isabel su esposa como vicepresidenta. A los dos días Montoneros ejecutó un líder sindical. Había confusión: algunos culparon a la CIA y otros al ERP. Ya con Perón en el poder Galimberti se destapó. En un conflicto laboral con acuerdo empantanado llegó con matones. Sacó al gerente de la reunión y con un revólver en la cabeza le ordenó: “si no reincorporás a los obreros y les pagás los sueldos, te vuelo la tapa de los sesos. Ahora”. El clima estaba insostenible. Las Tres A comenzaron a amenazar y asesinar dirigentes de izquierda y luego a cualquier sospechoso de comunista, bolche o trostsko. 


El 1 de mayo de 1974, día del trabajo, Perón cortó definitivamente con la izquierda. La juventud gritaba contra Isabel y evocaba a Evita. El presidente trató a los Montoneros de “mercenarios e infiltrados” y estos abandonaron la Plaza. Continúa 


REFERENCIAS



Aguirre, Facundo (2018). “La masacre de Trelew”. Izquierdadiario.es, Agosto 22


Calero, César (2016). “El secuestro que marcó los años de plomo en Argentina”. El Mundo, Marzo 25


Cué, Carlos (2015). “El secuestro más caro de la historia”. El País, Jun 27


Diament, Mario (1996). “La historia secreta del botín de los montoneros”. La Nación, Octubre 20


Droznes, Lázaro (2014). El síndrome de Estocolmo. La increíble historia del secuestro de Jorge Born. Unitexto


Esteban, ängel y Stephanie Panichelli (2004). Gabo y Fidel. El Paisaje de una Amistad. Espasa


Marziotta, Gisela (2020). “La historia del exsecretario de la Juventud Peronista y miembro de Montoneros”. Página 12 varios números desde Mayo 19 hasta Juno 6


O'Donnell, María (2016). El secuestro de los Born. Debate


Otero, Rocío (2019). Montoneros y la Memoria del Peronismo. Prometeo Libros


Perriere, Hernán (2015). “Devotazo: el día en que los presos políticos fueron liberados”. Laizquierdadiario.com, Mayo 25


Prieto, Carlos (2016). “¿Quién se quedó la pasta? Todos los giros absurdos del secuestro más caro del mundo”. El Confidencial, Marzo 9


Robles, Adriana (2005). Perejiles. Los Otros Montoneros. Buenos Aires: Colihue


Szulc, Tad (1986). Fidel. A critical Portrait. London: Hutchinson