domingo, 31 de julio de 2022

Desde Rusia con amor

 Publicado en El Espectador, Agosto 4 de 2022

Aunque parezca extraño, tanto de Putin como de la KGB se puede sacar una lección: el amor, sin distinciones de género, es más seguro y sostenible que el odio y la represión.


En los grupos armados ilegales colombianos, como las FARC y el ELN, ha existido una homofobia monumental. Queda abierta la posibilidad de que esa fijación extrema con la heterosexualidad haya llevado a la crueldad y total falta de compasión que caracterizaron por años esas guerrillas, así como su reticencia a dialogar mientras no haya gabelas inconcebibles en cualquier democracia seria. Los elenos han sido tan ambiciosos y soberbios que desaprovecharon todo lo que Santos les entregó a las FARC. La predicción más razonable sobre la nueva oportunidad de diálogo ofrecida por el Pacto Histórico es que la volverán a rechazar, sobre todo si el nuevo gobierno acepta también sentarse a negociar con grupos paramilitares o narcotraficantes. 



A mediados de 1998 se realizó en Alemania una reunión entre líderes del ELN y representantes de la sociedad civil. Una vez firmado el llamado Acuerdo de Puerta del Cielo, los miembros de la Comisión Nacional de Paz, propuesta por el ELN, se reunieron con las Autodefensas Unidas de Colombia. Para retomar el diálogo, la administración Pastrana tuvo que arrepentirse de ese encuentro, casi negar la existencia de los paramilitares, y avalar la pretensión de que eran la continuación de fuerzas estatales. Poco después los implacables insurgentes secuestraron masivamente e hicieron explotar un oleoducto destrozando la población de Machuca.


¿Cómo explicar esa eterna reticencia del ELN a dialogar aunque el gobierno y la gauche divine sean incondicionales, acepten sus pretensiones y aguanten paros armados, secuestros masivos o ataques terroristas previos?


En cualquier organización castrense, legal o ilegal, en la que haya franca minoría femenina es válido suponer que además del abuso sexual se reprime la homosexualidad. A pesar de que en los grupos insurgentes se observa un marcado desequilibrio por géneros, de ese asunto casi nadie habla. En uno de los escasos trabajos disponibles, basado en entrevistas, se anota que “los ex miembros de las FARC reportaron sobre la extrema violencia motivada por la homofobia por parte de su grupo”. Ninguno de los entrevistados admitió un solo caso de homosexualidad. “Yo, en 8 años de militancia… nunca conocí un marica al interior de las filas. Nunca es nunca”. Gisela, sin embargo, recuerda un suicidio y rumores de que estuvo relacionado con la atracción entre dos compañeros de filas. La prohibición es contundente en el reglamento, se considera “una infracción grave con consecuencias extremas… automáticamente los llaman a consejo de guerra”.


En el ELN la cuestión parece más opaca: solamente lograron entrevistar dos reinsertados quienes mencionaron “la expulsión de un homosexual de dicho grupo”. Uno de ellos afirma que conoció varios gays pero el otro sostiene que eso nunca ocurre por estar expresamente prohibido. "A nosotros no nos gusta esa vaina... Entonces nosotros no permitimos esa vaina”. Pocos gays reprimidos convertidos en bárbaros despiadados bastarían para contagiar de odio extremo a los demás.  


Cabe sospechar que la homosexualidad oculta ha sido mayor en el ELN, donde la proporción de mujeres es inferior a la de las FARC. Haber estado bajo el implacable mando del cura Pérez refuerza esa impresión. Otra razón para la conjetura es el entrenamiento que recibieron en Cuba sus fundadores así como la gran aceptación de las doctrinas del Che Guevara, reconocido homófobo que “cargó en repetidas ocasiones contra los homosexuales, contrarios a su ideal de hombre nuevo. Llegó a tildarles de pervertidos sexuales y, con Fidel Castro, les internó en campos de trabajo”.  En el supuesto territorio libre de América la libertad para los gays ha avanzado poco. 


A pesar de que el escándalo de la “Comunidad del Anillo” mostró que en la Policía Nacional colombiana existe homosexualidad secreta adobada con prostitución masculina, en los organismos de seguridad estatales persiste un manto de silencio similar. Es apenas sensato sugerir no sólo que se ventile el tema sino que se permita a los gays vivir su sexualidad sin que sean estigmatizados.


España es un ejemplo de tolerancia e inclusión en los cuerpos policiales. En 2017 se creó la Unidad de Gestión de la Diversidad especializada en delitos contra minorías. Rufino Arco, de 39 años, es policía madrileño y hace mucho hizo público que lo atraen los hombres. Durante la Marcha del Orgullo 2022 salió a la calle vistiendo la camiseta negra de LGBTPol, asociación para visibilizar sexualidades diversas. En el pasado le costó trabajo declarar abiertamente que era gay. “Aún había chistes, comentarios leves que te quitaban las ganas” y lo llevaban a esconder su orientación sexual. Las cosas cambiaron y pudo salir del armario incluso en su lugar de trabajo. “Desde entonces mi paso por la policía ha sido tranquilo”. Se puede agregar que, además, sin rabia visceral contra el mundo, como la de Putin, o los guerreros irredimibles del ELN.  



REFERENCIAS

Acostarana, Ricardo (2021). “¿Homosexuales en el Minint? Mucho con demasiado: Un joven gay relata su vida como policía en Cuba”. Tremenda.nota, Julio 8


Acostarana , Ricardo (2022). “Cuba necesita policías lesbianas, gays y trans”. Tremenda.nota, Enero 21


C.A.B. (2022). “Hace años la gente se sorprendía - Rufino Arco Policía Nacional”. El País, Julio 10


Payne, William (2007) “La violencia de  los grupos armados al margen de la ley motivada por homofobia. Una investigación del fenómeno en el contexto del conflicto armado en Colombia”. Tesis, Facultad de Ciencias Sociales - Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador, Junio


Vanegas, Jennifer (2017). “¡A mucho honor guerrillera!: Un análisis sobre la vida de las mujeres guerrilleras en Colombia”. Universidad Nacional de Colombia, Escuela de Estudios de Género Bogotá, Colombia

lunes, 25 de julio de 2022

Encrucijada con las mafias

 Publicado en El Espectador, Julio 28 de 2022


Como era fácil prever, y algunos lo hicimos, el manoseo institucional para que las FARC, con crímenes atroces, evitaran la cárcel acabó generando solicitudes de otros malhechores duros para obtener una ganga similar.


El presidente electo acaba de recibir una carta de poderosos grupos paramilitares, exportadores de droga y lavadores de activos en la que ofrecen iniciar unos diálogos de paz. Destacan la confianza que les genera Gustavo Petro, a quien consideran “capaz de convocar la unión de todos los colombianos en torno a un postulado democrático cuyo eje principal es la paz”. Así, para superar la “violencia cíclica” que reconocen controlar en sus territorios, se declaran preparados, desde el día uno del nuevo régimen, no solo a dialogar sino a “coordinar un cese al fuego contra la institucionalidad, a desarmarnos en el momento indicado. Estamos dispuestos a pedir perdón, a aportar verdad total e integral… a reparar y sobre todo a no repetir los actos criminales”. Ni la pazología intensa hubiese concebido una lista tan exhaustiva de concesiones en aras de la reconciliación nacional. Hasta se declaran preocupados por el medio ambiente y convencidos de la justicia restaurativa.


Lamentan, claro está, no querer pisar las cárceles colombianas, esas “universidades del crimen” que no enderezan ni resocializan a nadie. Ni mucho menos sufrir la humillación de las prisiones gringas. 


Aunque es probable que quienes celebraron el anuncio de diálogo con el ELN  por el nuevo gobierno pidan que sea privilegio exclusivo de la guerrilla, con las limitaciones de la paz santista han surgido voces que recomiendan “revisar y replantear la fracasada política antidrogas e idear una estrategia integral para desmantelar la principal amenaza entre los grupos armados existentes”.




Limitar las negociaciones a los grupos primordialmente subversivos equivaldría a desconocer que muchas organizaciones de derecha también están motivadas por fines políticos y no exclusivamente criminales. “Tienen estatutos, himno, escuelas de adoctrinamiento y relaciones con la población civil que trascienden la búsqueda de rentas”. Incluso el Informe Final de la Comisión de la Verdad aclara que “el paramilitarismo no es solo un actor armado sino más un entramado de intereses y alianzas también asociado a proyectos económicos, sociales y políticos que logró la imposición de controles territoriales armados por medio del uso del terror y la violencia, y también a través de mecanismos de legitimación, establecimiento de normas y reglas”.


Sin embargo, el programa de gobierno del Pacto Histórico habla de establecer diálogo con el ELN pero, simultáneamente, someter a la justicia a los llamados grupos multicrimen vagamente definidos como “sucesores del paramilitarismo y articulados en su mayoría al narcotráfico”. En esta apresurada clasificación hay varios desaciertos. Primero, algunos de estos grupos armados se financian con extorsión o acuerdos con el sector productivo, no necesariamente con droga. Segundo, varios han superado la categoría del delincuente: empezando por la pandilla de barrio, hay grupos que en muchas localidades asumen labores de seguridad que deberían ser responsabilidad estatal. Tercero, la lucha contra insurgente ya ha sido muchas veces reemplazada por alianzas puntuales con la guerrilla. En el otro sentido, la complicidad con organismos de seguridad estatales no siempre funciona. Ha habido “planes pistola” contra la Policía y acciones militares contra el Ejército.


El error de discriminar delincuentes políticos y criminales comunes no se limita al contexto nacional. El Clan del Golfo, por ejemplo, es “un eslabón en la cadena del crimen transnacional. Eso complejiza negociar o combatir con ellos, porque pueden ser fortalecidos, combatidos o sustituidos, ya que necesitan mantener un flujo constante de drogas para abastecer sus mercados… son una organización que oferta servicios logísticos para la exportación de clorhidrato de cocaína a narcotraficantes colombianos y extranjeros”. 


Buena parte de las dificultades que encontrará el nuevo gobierno para dialogar únicamente con el ELN vendrá por el creciente rechazo mundial a hacerlo con quienes atacan. Tras la invasión de Putin a Ucrania y la guerra defensiva emprendida por la OTAN con apoyo irrestricto de las democracias europeas se superó el desprestigio de la mano dura que reinaba cuando la administración Santos trataba con generosidad a una organización considerada terrorista por varios países. El ¡No a la guerra! que movilizaba multitudes se quedó sin activistas. A Petro le quedará difícil convencer a la comunidad internacional de que es legítimo hacer concesiones para dialogar exclusivamente con quienes en múltiples ocasiones han mostrado ser reacios y, en la práctica, se diferencian muy poco de los demás mafiosos. 





El gobierno entrante debería simplemente anunciar que le dará el mismo tratamiento a todo el bajo mundo. Como lo han hecho en el pasado, los del ELN se levantarán de la mesa y quedará servida la disculpa para aplicarles todo el peso de la ley, a ellos y a los grupos que no acepten condiciones contempladas en los códigos. Nadie pedirá replicar el tratamiento laxo a las FARC por haber sido responsabilidad de un Nobel pasado de moda. 


REFERENCIAS


CV (2022). Hay futuro si hay verdad. Informe Final. Hallazgos y Recomendaciones de la Comisión de la Verdad, Junio 28


EE (2022). “En carta a Gustavo Petro, Clan del Golfo y otros grupos abren puerta a negociar”. El Espectador, Julio 21


Trejos, Luis Fernando y Reynell Badillo (2022). “¿Qué hacer con el Clan del Golfo?”. Contexto, Jul 21

sábado, 16 de julio de 2022

Gays en el armario de la KGB

 Publicado en El Espectador, Julio 21 de 2022


El resentimiento y el odio generados por reprimir la homosexualidad han sido armas poderosas utilizadas por tiranos y por algunas centrales de inteligencia.




Dos discípulos de Freud sentaron las bases para el análisis psicológico de líderes políticos homosexuales. Uno de ellos, Carl Jung, reclutado por los norteamericanos como Agente 488,  ayudó a los aliados a entender la mentalidad del Führer. El otro, Edmund Bergler, fue un controvertido psicoanalista que dedicó su carrera a asesorar hombres homosexuales en negación, con familias y doble vida secreta. Documentó “el estrés que sufrían estos homosexuales, además de sus comportamientos autodestructivos y agresivos”. 


El mismo autor concluía que para los hombres gays ocultar lo que perciben como un estigma absorbe prácticamente toda su energía. Un estudio reciente llega a conclusiones similares planteando que la homosexualidad reprimida es un verdadero "infierno privado”.


Estos trabajos han ayudado a realizar el perfil psicológico de Vladimir Putin. Un síntoma inequívoco de estos hombres forzados a permanecer clandestinos es la crueldad con otros homosexuales. El líder ruso los ha acosado desde antes de llegar al poder y en forma mucho más marcada que sus antecesores Gorbachev o Yeltsin. La ley contra la propaganda homosexual que el parlamento ruso aprobó por unanimidad en 2014, presentada por el gobierno como anti discriminatoria, es un ejemplo. Además, cayó en terreno fértil. De acuerdo con una encuesta, el 72% de la población rusa rechaza la homosexualidad, que encabeza la lista de comportamientos inaceptables, por encima del aborto y el consumo de alcohol.  


El repudio probablemente fue más marcado antes, cuando aún en las democracias occidentales era común la intolerancia. Podría explicar la larga asociación entre los servicios de inteligencia soviéticos, en particular la KGB, y los gays reprimidos. En Rusia, la condena de la homosexualidad fue asunto religioso y moral hasta 1835 cuando el zar Nicolás I la convirtió en crimen. La estricta ley penal, sin embargo, era letra muerta para las élites. Los bolcheviques legalizaron la homosexualidad más para acabar con cualquier vestigio zarista que por tolerancia.  


El código penal soviético mantuvo el respeto por las relaciones voluntarias entre personas del mismo sexo pero en 1933 Stalin las volvió a criminalizar por recomendación de Genrikh Yagoda, Comisario de Asuntos Internos (NKVD, de donde surgiría luego la KGB). La ley fue utilizada como pretexto para la persecución política. 


En 1934 el escritor Máximo Gorki mantenía que “destruyendo la homosexualidad, el fascismo desaparecerá”. Yagoda comenzó la gran purga con “arrestos masivos, juicios espectáculo y ejecuciones públicas de los rivales de Stalin dentro del partido”. También diseñó y supervisó el sistema masivo de campos de trabajo forzado conocido como GULAG. Desde aquella época,  “NKVD reclutó activamente homosexuales como informantes si deseaban evitar ser enviados a los campos”.


Poco después, la homosexualidad fue declarada crimen contra el Estado. El mismo Yagoda cayó en desgracia y para dirigir la máquina represora fue reemplazado por un sádico homosexual: Nikoli Yezhov. El nuevo verdugo, de muy baja estatura y con discapacidad motriz, llevaba públicamente una aparente vida heterosexual, con dos matrimonios y una hija adoptiva. Conocía a fondo las confesiones forzadas de una primera gran purga pero no contaba con los contactos de su antecesor. El relativo aislamiento, sumado a su personalidad despiadada, hizo que Stalin lo considerara el hombre más indicado para liquidar a los bolcheviques originales. Completó la eliminación y supervisó unas 600 mil ejecuciones individuales. Después, demasiado poderoso a ojos del dictador, sufrió la misma suerte que sus víctimas. 


Putin sigue la tradición iniciada con Yagoda y Yezhov. EN 2013, el periodista ruso Pavel Svyatenkov escribió un informe sobre la costumbre, dentro de la KGB, desde cuando Putin era oficial, de la violación homosexual para intimidar y controlar. En los años cincuenta, el entonces director de la CIA señalaba en un clásico sobre los servicios de inteligencia que los soviéticos tenían redes de agentes gays por el mundo reclutados en el extranjero que, aislados social o políticamente, podían ser sujetos a chantaje. En otra obra muy conocida, publicada en 1974, John Barron anota que la KGB reclutaba fuera de la URSS al “homosexual que, aunque más o menos funcional en su sociedad, está subconscientemente en guerra con ella y consigo mismo. ... Siendo diferente, fácilmente racionaliza que no está moralmente obligado por las costumbres, los valores y las lealtades que unen a otras personas en la comunidad. Además, mantiene un impulso latente para contraatacar a la sociedad que siente ha conspirado para convertirlo en un leproso secreto”.



Este rasgo de gay reprimido lo buscaba la KGB para sus oficiales internos del aparato represivo y para los extranjeros contratados como espías. Conviene insistir que no los alistaba tanto por su homosexualidad como por el hecho de que fuera mantenida en secreto. “Para un hombre así, la traición ofrece el arma de la represalia” sentenció Barron.



REFERENCIAS



BBC News (2021). “Rusia es responsable del asesinato del exespía, según la justicia europea”, Sep 21


Goitía, Fernando (2022). “Deconstruyendo la mente del dictador”. El Periódico, XL Semanal, Mayo 8 


McNamara, Jennifer & Jerrold Post (2014). “Putin the Great: Struggling to Hold on to a Crumbling Empire”. Huffpost, Abril 1


Robertson, Ian (2014), “The Danger That Lurks Inside Vladimir Putin’s Brain: Contempt is key to Putin’s troubling psychological profile,” Psychology Today, March 17.


Waller, Michael & Fredo Arias-King (2021). “Nursing Injustices: An Unsparing Psychological Profile of Vladimir Putin will Reveal a Deeply Vulnerable Kremlin Leader”. Working Paper, Center for Security Policy, July

martes, 12 de julio de 2022

Vladimir Putin: ¿gay reprimido?

Publicado en El Espectador, Julio 14 de 2022 


Una alegre y colorida multitud cercana a las 700 mil personas se reunió en Madrid para la Manifestación del Orgullo 2022. También marcharon ministros y ministras, pero no estaba la de defensa, que ha debido asistir. 


Hay cada vez más acuerdo en señalar que el nuevo verdugo de occidente y principal riesgo para la paz mundial, Vladimir Putin, se hubiera beneficiado enormemente participando de joven en un evento similar. Su historia y la del mundo serían hoy distintas si este violento personaje hubiese podido salir a pregonarle al mundo, a sus familiares, profesores y compañeros que era gay y estaba feliz de serlo. 


El interés de los servicios de inteligencia de varios países por analizar los rasgos psicológicos de ciertos líderes que afectan la geopolítica global es de vieja data. Empezó durante la Segunda Guerra mundial con el afán norteamericano por estudiar a Hitler para derrotarlo militarmente. Con el psicoanálisis como nueva disciplina dentro del Departamento de Estado, se buscaba “comprender al hombre y sus motivaciones y miedos más íntimos; explotar las vulnerabilidades personales de Hitler para ganar la guerra”.


De ese esfuerzo salieron dos grandes informes que desarrollaron separadamente psicólogos y psicoanalistas de Harvard y coincidieron en tres predicciones: el comportamiento errático de Hitler cuando la guerra se volteó en su contra, el miedo de enfrentarse al público en medio del fracaso, el intento de asesinato por parte de un infiltrado y su suicidio.


Décadas más tarde salieron a la luz algunas conclusiones de uno de los informes que habían permanecido silenciadas durante la guerra. “El autor observa que la vida sexual de Hitler es tan dual como su perspectiva política. Es tanto homosexual como heterosexual; tanto socialista como ferviente nacionalista; tanto hombre como mujer”. El estudio anotaba que la represión sexual sufrida por Hitler le impidió tener “una relación realmente íntima con un hombre o una mujer”.





La conclusión era que Hitler le tenía pánico al ostracismo por su sexualidad, y que ese miedo podría explotarse. Entre todos los escenarios probables para su eliminación mientras Alemania perdía la guerra sobresalía como más plausible el del suicidio.


Los primeros informes sobre la personalidad de Putin no mencionaban su sexualidad. Se limitaban a señalarlo como “un dictador brutalmente despiadado y obsesionado con la masculinidad, el poder y la fuerza", algo derivado de haber sido intimidado cuando niño. Destacaban su usual indignación cuando alguien lo contrariaba y su reacción violenta contra quienes lo criticaban. 


Andrew Kuchins de la Universidad de Georgetown fue el primer analista en hacer pública la pregunta que muchos evitaban: si el comportamiento de Putin tenía algo que ver con una sexualidad cohibida. En 2015 Kuchins comentó en redes sociales que “tener que reprimir su homosexualidad puede explicar gran parte de su comportamiento aberrante”. Después, han sido varios los observadores y biógrafos de Putin que mencionan trastornos de personalidad y psicopatologías asociadas con hombres homosexuales que niegan su orientación o viven en la clandestinidad.


Podría haber muchos especialistas en Rusia que hayan especulado si las conductas  de Putin se deben a una orientación homosexual refrenada. Pero serían reacios a discutirlo abiertamente, no solo por “corrección política” y la discreción necesaria para conservar su posición académica sino porque su entrenamiento en historia, relaciones internacionales o ciencia política no incluye elementos de sexología para evaluar la personalidad de Putin.


Son raros los académicos occidentales que hacen públicas las conversaciones que han mantenido con homólogos o políticos rusos sobre el líder. Un ex funcionario ruso que conoció a Putin durante su adolescencia en Leningrado les dijo a los autores en un evento de Harvard que había hecho parte de una pandilla callejera que violaba niños a los que consideraba débiles o afeminados.


Alexander Litvinenko, oficial de inteligencia ruso que desertó a Londres, escribió un artículo en 2006 describiendo a Putin como pedófilo. Poco después murió en un hospital londinense tras haber sido envenenado con polonio. Una investigación pública británica realizada 10 años después concluyó “que el asesinato fue probablemente aprobado por el presidente ruso”.


Existe alguna literatura académica sobre los efectos de negar la homosexualidad que encajarían con lo que se ha observado en Putin. La literatura académica sobre la psicología y la historia de los hombres homosexuales reprimidos revela patrones que han permitido elaborar un perfil psicológico de Putin con técnicas modernas. Varias razones sugieren que la posibilidad de que Putin sea un hombre gay y lo oculte no es despreciable.


En primer término, el problema no es la eventual homosexualidad como su negación, si se siente internamente atormentado, marginado o condenado al ostracismo. Sería ese elemento crítico lo que explicaría algunos de sus rasgos peligrosos como líder de Rusia. Hay paralelos entre lo que él dice y hace y alguna literatura que incluye dos contemporáneos de Sigmund Freud, Edmund Bergler y Carl Jung quienes estudiaron la psicología homosexual. Estos autores influenciaron a los analistas de Hitler durante la guerra. Continúa


REFERENCIAS


Bassets, Lluís (2022). “El lenguaje que Putin entiende”. El País, Julio 2


BBC News (2021). “Rusia es responsable del asesinato del exespía, según la justicia europea”, Sep 21


Ferrer, Isabel (2022). “Ucrania: el mayor reto del tribunal de La Haya” El País, Julio 2


Goitía, Fernando (2022). “Deconstruyendo la mente del dictador”. El Periódico, XL Semanal, Mayo 8 


McNamara, Jennifer & Jerrold Post (2014). “Putin the Great: Struggling to Hold on to a Crumbling Empire”. Huffpost, Abril 1


Poushter, Jacob (2014). “Russia’s moral barometer: Homosexuality unacceptable, but drinking, less so”. Pew Research Center, Feb 6


Rizzi, Andrea (2022). “Buscar un lugar para la UE en el mundo”. El País, Julio 2


Robertson, Ian (2014), “The Danger That Lurks Inside Vladimir Putin’s Brain: Contempt is key to Putin’s troubling psychological profile,” Psychology Today, March 17.


Waller, Michael & Fredo Arias-King (2021). “Nursing Injustices: An Unsparing Psychological Profile of Vladimir Putin will Reveal a Deeply Vulnerable Kremlin Leader”. Working Paper, Center for Security Policy, July

viernes, 1 de julio de 2022

Rodolfo Walsh: periodista guerrillero

 Publicado en El Espectador, Julio 7 de 2022


La complejidad de la guerra sucia que sufrió Argentina no tiene parangón. 


Cuando a principios de los años setenta los Montoneros decidieron secuestrar a los hermanos Born, herederos de un enorme conglomerado económico, requerían una minuciosa labor de inteligencia. Le confiaron la misión a Rodolfo Walsh quien se había incorporado a esa guerrilla proveniente de otra, las Fuerzas Armadas Revolucionarias.


Walsh (1927-1977) era un reconocido periodista y escritor, famoso por sus denuncias sobre las barbaridades de la dictadura militar. Había investigado a fondo el fusilamiento clandestino de un grupo de civiles por la policía. Una de las víctimas no murió en el ataque y lo contactó con otros sobrevivientes que le permitieron reconstruir los hechos. Al cabo de un año Walsh reunió los materiales publicados por entregas para ensamblar su novela Operación Masacre que ponía el foco en el viejo debate sobre el compromiso del escritor y la eficacia del mensaje. Se reanudaron las críticas a la literatura social que tranquilizaba la conciencia progresista pero deformaba la realidad política. Walsh, por el contrario, “levanta la verdad cruda de los hechos, la denuncia directa, el relato documental”.


La novela tuvo mucho éxito y numerosas ediciones posteriores. El escrito fue evolucionando a la par con el cambiante panorama político argentino. En particular, “el acercamiento de la izquierda al peronismo genera una atracción en intelectuales que, como Walsh, ven en la doctrina de Perón un modo de resistencia política frente a las injusticias del Estado”.


Lo curioso es que, muy joven, Walsh había apoyado el golpe militar que derrocó a Perón. Tuvo contactos con la Alianza Libertadora Nacionalista un grupo de extrema derecha que él mismo caracterizaría luego como “la mejor creación del nazismo en la Argentina... antisemita y anticomunista en una ciudad donde los judíos y la izquierda tenían peso propio”.


Cuando Fidel Castro se tomó el poder, Walsh viajó entusiasmado a Cuba junto con Jorge Masetti y otros colegas que había conocido por la Alianza Libertadora. Junto con Gabriel García Márquez fundaron la agencia Prensa Latina que más tarde dirigiría Manuel Piñeiro Barbarroja. 



La faceta más desconcertante de Walsh es que su labor periodística, centrada en los abusos de los militares y los organismos de seguridad, la combinó con una decidida militancia en Montoneros. Algunas investigaciones le atribuyen “activa participación en atentados perpetrados por la célula subversiva, incluso con decenas de muertos y heridos causados por el estallido de bombas”. El libro Masacre en el comedor del periodista Ceferino Reato, publicado en 2022, reconstruye un feroz ataque en el Cuartel Central de la Policía Federal, en Julio de 1976, con 23 muertos y 110 heridos. El autor intelectual del “atentado más sangriento de los 70” habría sido Walsh. Dentro de la organización insurgente, una de las varias misiones que tenía él era ocuparse de los infiltrados. “Montoneros tuvo esa capacidad de captar jóvenes hijos de generales, de comisarios, de personal superior de la Fuerza Aérea, de la Marina. Todas esas personas las manejaba Walsh. Entre ellos, al autor material del atentado, el que pone la bomba, José Pepe Salgado. Pero él es el que diseña la operación”.


En marzo de 1977, al día siguiente del primer aniversario de la instalación del último gobierno militar (1976-1983), mientras distribuía las primeras copias de la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, Walsh se enfrentó a tiros con las fuerzas represivas que lo buscaban por la masacre del comedor de la policía y murió en la contienda.




En forma casi simultánea con este mensaje a los militares, Walsh había escrito y enviado otras críticas a la manera como la cúpula de Montoneros estaba dirigiendo la lucha. Los mensajes fueron publicados en 1980 por la revista Controversia, fundada en México por un grupo de intelectuales argentinos en el exilio. Antes de morir, Walsh era un oficial de inteligencia de Montoneros, “volcado con disciplina y dedicación a las responsabilidades de esa guerra”. 


Al final, el polifacético reportero consideraba que la confrontación armada estaba perdida y “cuestionaba el curso de un enfrentamiento que iba a llevar al aniquilamiento de la organización”. Básicamente proponía reconocer la derrota, replegarse dentro del peronismo que según él estaba lejos del agotamiento como pretendían el líder Firmenich y la cúpula de Montoneros. Consecuentemente, planteaba recuperar la política y abandonar la acción militar en la que él había participado. 


En 1996, Nicolás Casullo, investigador en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires recomendaba al hablar de Walsh “disimular la condición de oficial Montonero”.


Al lado de los crímenes de Walsh, las travesuras de célebres periodistas que han apoyado la violencia política colombiana parecen juego de niños. Algo similar puede decirse de su sindéresis y capacidad de autocrítica para calibrar su papel en el conflicto. Ojalá reconocieran que al ignorar el poder que realmente tienen relegaron por completo responsabilidades morales y políticas.



REFERENCIAS


Fernández, Joaquín (2005). Rodolfo Walsh: entre el combate y el verbo. Ediciones Lea


O'Donnell, María (2016). El secuestro de los Born. Debate 


Piglia, Ricardo (1993). “Rodolfo Walsh y el lugar de la verdad. Nuevo Texto Crítico, Año VI, Número 12/13


Puente, Marta y Ana Davis (2020). “La evolución ideológica de Rodolfo Walsh a través de las ediciones de Operación Masacre”. Catedral Tomada: Revista de Crítica Literaria latinoamericana,  Vol. 8, Nº. 14


TN (2022). “A 45 años del asesinato de Rodolfo Walsh: historia y obra del periodista que desafió a la Dictadura”. TN.com.arg Marzo 25


Vaca Narvaja, Hernán (2016). “Jorge Ricardo Masetti. De la crónica de la revolución cubana a la fundación de Prensa Latina”. Tesis de Magister. Universidad Nacional de la Plata, Facultad de Periodismo y Comunicación Social


Vezzetti, Hugo (2013). Sobre la violencia revolucionaria. Memorias y olvidos. Siglo XXI Editores, 2a Edición