lunes, 20 de diciembre de 2021

Los Santos, García Márquez y Cuba

Publicado en El Espectador, Diciembre 23 de 2021

Siempre pensé que en la familia Santos el único defensor del régimen castrista había sido Enrique, hermano mayor de Juan Manuel y figura clave del proceso de paz con las FARC. Estaba equivocado. 


Hace años, el sátrapa cubano logró seducir a Hernando Santos, entonces director de El Tiempo y orientador supremo de la opinión pública colombiana. Isidro Vanegas, historiador interesado en el espinoso tema de los intelectuales y la violencia, me puso la pulga en la oreja sobre este incidente. “Tras décadas de censurar a la dictadura castrista, en diciembre de 1994 notificó a sus lectores que la línea oficial del periódico cambiaba”.



Sería tan absurdo tratar de evaluar la influencia real de este viraje como pretender que no tuvo ninguna. De todas maneras, fue bastante más civilizada que la larga participación de otros intelectuales en el conflicto. Una revista de izquierda en la que colaboraron desde el principio Gabriel García Márquez y Enrique Santos Calderón, “involucró activamente al M-19… el Eme y Alternativa nacieron prácticamente al mismo tiempo y con motivaciones más o menos análogas”.


En diciembre de 1973 el periodista militante mantuvo largas conversaciones con Jaime Bateman Cayón quien planeaba organizar un nuevo grupo guerrillero que empezaría a operar en simultánea con el primer número del semanario. Ambos encontraron gran afinidad en sus proyectos, no solo periodística sino económica y administrativa. Prácticamente la mitad del equipo de la revista pertenecía al Eme “aunque algunos de ellos ni lo sabían, por la compartimentación”.



Al poco tiempo, en la revista surgieron agrios enfrentamientos por su línea editorial. Uno de los fundadores se abrió y los trabajadores que lo apoyaron se tomaron las instalaciones apoderándose de la impresión. Acuñaron el lema “atreverse a luchar es empezar a pensar” para reemplazar el “atreverse a pensar es empezar a luchar”, considerado pequeño burgués e intelectualista. Terminó imponiéndose la filosofía del M-19, heredada de los Tupamaros: “actúe primero, piense después”. 


Antonio Caballero, amigo cercano, consideraba que "Enrique estuvo de verdad metido en cosas muy peligrosas”. Toda su vida mantuvo contacto cercano con la insurgencia. Aunque ha logrado blanquear su imagen hasta el punto que periodistas actuales afirman con candor que solo “tuvo coqueteos con la izquierda cuando joven”. Pero se requiere cercanía bien estrecha para organizar conversaciones de paz en secreto con las FARC, restablecer el diálogo ante obstáculos sorpresivos o, en negociaciones anteriores, pasar una noche entera bebiendo y viendo una pelea de boxeo con el comandante Alfonso Cano en su campamento.  


Su adoctrinamiento ideológico como estudiante fue radical y permite sospechar que duradero. En los sesentas, su tío abuelo lo consideraba tan comunista que redujo su herencia del 25% al 3%. Por la misma razón, las relaciones con su familia nunca fueron fáciles. A su padre, "todo lo que le oliera a comunismo lo sacaba de quicio”. Tales creencias y dogmas contra el sistema dejan huella.


Sorprende el giro que en 1994 dio su tío y director de El Tiempo Hernando Santos. En un editorial, “El son cubano”, el hasta entonces acérrimo crítico anota que a Castro, los cubanos “lo admiran y experimentan por él un nacionalismo producto de muchos actos buenos para el pueblo”. Invita a protestar contra las restricciones económicas y considera conveniente impulsar la incorporación de Cuba en la OEA. Encima, llama a “colaborar en la restauración de la capital cubana… ver en Fidel Castro no a un enemigo sino a un amigo de inteligencia y encanto a los cuales es muy difícil sustraerse”. 


Semana habló de la Perestroika de los Santos. Explicaba el viraje por un evento social en la isla. “Un viaje hecho a Cuba por el director del diario, sus hijos y nietos… 14 personas, en un almuerzo al que fueron invitados por el Comandante y que.. se prolongó por cuatro horas en las que Castro desplegó su simpatía caribe”.


Un asistente al ágape, Roberto Pombo, aclara que fue “uno de esos encuentros memorables” en la isla. Agrega detalles sobre el posible promotor del acontecimiento. “Yo no sé qué tanto tuvo que ver Gabo con ese viaje, pero sí sé que él… decía siempre que era impensable que el director del periódico más influyente y leído de Colombia tuviera esa distancia con la revolución cubana”.


Al llegar los Santos a Cuba, “empezaron las gestiones para juntarlos, las invitaciones y yo creo que en eso tuvo mucho que ver Gabo”.  Al final, “en un minuto Fidel y Hernando ya eran amigos”. 


El entusiasmo de Pombo sin referirse a la situación de Cuba no es solo por tratarse de un paraíso para quienes la visitan y se van. Se explica mejor al recordar que él es uno de los pupilos incondicionales de García Márquez. Era socio del equipo periodístico que compró en 1998 la revista Cambio 16. Y yernísimo del gran influencer. 


REFERENCIAS


Caracol (1998). “García Márquez adquiere semanario Cambio en Colombia”. Dic 29



Constaín, Juan Esteban (2016). El tiempo por cárcel. Roberto Pombo. Conversaciones. Debate


ET (1994). “El son cubano”. Editorial, El Tiempo, Diciembre 18


León Palacios, Paulo César (2008). “El M-19 y la subversión cultural bogotana en los setenta: el caso de la revista Alternativa”. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura,  Nº 35, pp. 189-211 


Lewin, Juan Esteban (2012). “El hermano del presidente, su emisario con las FARC”. La Silla Vacía, Agosto 28


Semana (1995). “La Perestroika de los Santos”. Semana.com, Enero 22



Vallejo Mejía, Maryluz  (2011). “El Tiempo. Cien años en la jugada política”. Escribanía, Año 15 - Vol 10 - Nº 1 


Vanegas, Isidro (2022). “El puñal en la garganta del opresor. Intelectuales y violencia política en la Colombia actual”. Próxima publicación, Revista Universidad del Atlántico


Villamizar, Darío (2007). Jaime Bateman. Biografía de un revolucionario. Bogotá: Intermedio

lunes, 13 de diciembre de 2021

El jurista comunista de la JEP

 Publicado en El Espectador, Diciembre 16 de 2021

El comunismo no solo es totalitario sino que absorbe mentalmente, aniquila ideas. Quienes lo predican lo anteponen a cualquier raciocinio o análisis, a la evidencia y al sentido común. 


A raíz del centenario del Partido Comunista Español (PCE) su secretario, Enrique Santiago, fue entrevistado varias veces. Señaló como aporte del PCE haber combatido dictaduras, en particular la de Hitler y Mussolini. Calló las tiranías soviética, maoísta, castrista y demás infiernos marxistas. Cuando le preguntaron por la censura del régimen cubano a periodistas de EFE para cubrir las marchas contra la falta de libertad, retomó el guion del bloqueo económico  como causa de las protestas e ignoró la pregunta.


Nacido en 1964, Santiago se licenció en derecho y empezó su militancia en las Juventudes Comunistas. Como es usual entre adoctrinados desde edades tempranas, acepta la violencia política contra adversarios. En 2017 le preguntaron si iría al Palacio Real español y haría lo mismo que Lenin con el Zar respondió que “si se dieran las mismas condiciones, por supuesto”. Evade y disculpa los excesos en dictaduras de izquierda. Según él, Nicolás Maduro, ha mantenido “un proceso revolucionario a pesar de un brutal acoso internacional”.


Sin ser capitalista, es un político burócrata con ingresos y riqueza bastante superiores a los del típico trabajador cuyos intereses defiende. Sus amigotes lograron que lo nombraran en un cargo con cien mil euros adicionales a sus ingresos en el Congreso. Es propietario de un pent house de 160m2 con doble terraza en uno de los mejores barrios de Madrid cuyo valor ronda el millón de euros.


“Puntilloso hasta la extenuación”, el reputado negociador ganó renombre como responsable de “la arquitectura jurídica transicional de Colombia en lo relativo a las FARC y su conversión en partido político”. Su gran amigo Iván Cepeda califica el acuerdo jurídico con las FARC de “inédito en el mundo”. Una perogrullada pues ninguna democracia ha sido tan laxa y amable con quienes quisieron destruirla. 


Las relaciones del jurista comunista con las FARC son anteriores a la paz santista. Hace años, Eloy Velasco, juez de la Audiencia Nacional “se interesó por las vinculaciones que mantenían la guerrilla colombiana y el grupo terrorista español (ETA)”. Sus pesquisas lo llevaron a acusar al régimen venezolano de cooperar con ambos grupos. Ordenó el procesamiento por diferentes delitos terroristas a seis etarras y siete farianos, específicamente “por dar y recibir cursos sobre manejos de explosivos… en la selva de Colombia”.


Las FARC le habían pedido ayuda a ETA para atentar en España contra Álvaro Uribe, Andrés Pastrana y otras personalidades. Además, la investigación reveló que “militares venezolanos escoltaron a etarras que iban a impartir cursillos a las FARC en 2007”. 


El juez también inculpó a la española Remedios García Albert, no vinculada a ETA, pero “encausada en otro sumario del juez Baltasar Garzón por sus relaciones con las FARC”. Dos años antes la policía española, en coordinación con las autoridades colombianas, había detenido a esta representante de las FARC en Europa, acusada por “integración en banda armada”. Su nombre figuraba como destinataria de correos electrónicos en los computadores de Raúl Reyes.



La detenida utilizó su cargo en una ONG para involucrarse desde el año 2000 en actividades de apoyo y colaboración con la insurgencia. Tenía varios alias -Rosario, Soraya o Irene- y le hacía llegar dinero a farianos en Europa. Viajó a los campamentos de la guerrilla en Colombia, donde mantuvo reuniones con varios comandantes. También realizaba labores de correo y enlace con representantes de las FARC en Suiza y Suecia.


Enrique Santiago fue el abogado defensor de Remedios García. Como tal, sin hacer alusión a los cargos que se le imputaban, le pidió al Gobierno colombiano que dejara de criminalizar “a quienes tienen contactos humanitarios con la guerrilla de las FARC”. 



Parece un mal chiste que quien contribuyó de manera crucial al diseño de la instancia judicial cuyo gran objetivo es dilucidar la verdad sobre el conflicto colombiano haya sido un abogado comunista y doctrinario, antiguo defensor de una colaboradora de las FARC en España, ciego a la evidencia y crítico de oficio del Gobierno colombiano por criminalizar la labor supuestamente humanitaria de su cliente. 


Es de una ingenuidad conmovedora pensar que el jurista comunista, asesor penal de las FARC, no iba a hacer lo imposible por garantizar que los crímenes rebeldes quedaran impunes, como en efecto está ocurriendo.


Resulta insólito que una oenegera desarmada haya recibido prisión con fianza por transportar unos pocos euros mientras los comandantes responsables de lavar millones andan sueltos. 


Por último, no deja de sorprender que todas las pruebas para la investigación y condena contra Remedios García salieran de la información obtenida por el ejército colombiano del computador de Raúl Reyes mientras que la justicia colombiana las consideró ilegales y la JEP diseñada por Santiago tampoco les ha puesto atención. 


REFERENCIAS

Aristizábal, Rafael (2021) “JEP niega solicitud para inspeccionar el computador de Raúl Reyes” WRadioJulio 15


Azcona, José Manuel y Miguel Madueño Álvarez (2021). Terrorismo Sin Límites – Acción Exterior y Relaciones Internacionales de ETA. Comares Historia 


EFE (2008). “Garzón deja en libertad bajo fianza a la representante de las FARC en España”. AtlánticoJulio 28


EM (2008). “La Policía detiene en Madrid a la presunta representante en España de las FARC”. El Mundo, Julio 27



EM (2021). “Así es el ático con dos terrazas que el secretario del PCE, Enrique Santiago, tiene en Chamberí”. El Mundo, Julio 14



EN (2021) “Cuba retira acreditación a periodistas de la agencia de noticias española EFE”. Euronews, Nov 14



EP (2008). “La presunta representante de las FARC admite «contactos humanitarios» con la guerrilla”. ABC, Julio 29


Ferrería, Sandra (2021). “El PP critica que Enrique Santiago se mostrara partidario de «liquidar» al Rey”. El Comercio, Abril 6


Jabois, Manuel (2019). “En Colombia era más fácil negociar: teníamos tiempo” El País, Sep 8. 


Legis (2011). “Corte Suprema: Pruebas obtenidas del computador de Raúl Reyes son ilegales”. Ámbito Jurídico, Mayo 20


López Iñesta, Margarita (2021). “Enrique Santiago: el líder del PCE podrá cobrar más de 100.000 euros brutos anuales y 13.000 libres de impuestos”. Sueldos Públicos, Marzo 30. 


Peral, María y  Manuel Marraco (2010). “La Audiencia acusa a Venezuela de 'cooperar' con ETA y las FARC”. El Mundo, Mzo 1


Pérez, Miguel Ángel (2020). “Leninista, madurista, negociador de las FARC y número dos en la Comisión de Reconstrucción: el "camarada" Santiago”. Libertad Digital, Mayo 10. 


SER (2021). “Entrevista a Enrique Santiago, secretario general del PCE”. Cadena Ser, Nov 10. 

lunes, 6 de diciembre de 2021

Se creyó Salvador pero no pudo

 Publicado en El Espectador, Diciembre 9 de 2021


Salvador Allende es uno de los grandes timadores latinoamericanos. Como presidente, desbarató, fraccionó y radicalizó de tal manera a Chile que al final sólo contaba con el apoyo de la extrema izquierda. 


El perfil de este médico bonachón pero irresponsable es típico del que varias veces ha sufrido la región: un joven oligarca que sueña redimir al pueblo oprimido para luego, desde el poder, dejarlo frustrado y en la miseria. Fidel Castro, su gran aliado, es el paradigma de ese nefasto gremio. Muchos de quienes han aspirado por medios violentos a gobernar proclamándose demócratas -Tupamaros, Montoneros y M-19- también encajan en esa categoría. Además, por tratarse de personas encantadoras, con enorme capacidad oratoria, lograron blanquear sus excesos y crímenes entre intelectuales de izquierda. 



Allende nació en 1908 en una familia privilegiada y económicamente solvente: “no era de clase media sino de la alta burguesía”. A pesar de eso, le fue inculcada la ideología socialista tanto por su padre, abogado y notario, como sobre todo por su abuelo paterno “patriarca radical de Valparaíso, filántropo que alcanzó notoriedad por su obra social e importancia como figura pública”. Su nombre no podía ser más alegórico de una formación orientada a hacer grandes cosas por la humanidad. Desgraciadamente, el futuro mesías nunca se destacó como buen estudiante, ni en el colegio ni en la universidad. Su bajo rendimiento académico no sorprende. El padre, figura determinante, era “buen vividor, despreocupado y amante de los ambientes y objetos refinados…. La personalidad del padre la encontramos también en el hijo. Siempre un poco actores ambos, exhibían simpatía, gestos altaneros, desaprensión y grandiosidad con rango”.


Se graduó como médico con notas mediocres y se dedicó a la política. La mayoría de sus compañeros de estudio veían con recelo que un joven tan rico cómo él mostrara tal preocupación por la suerte de los desvalidos. El Salvador joven lanzaba cheques sin fondos que "sus amigos acumulaban en los cajones de sus escritorios". Sólo al graduarse y trabajar en barrios marginales, el privilegiado galeno conoció la realidad que vivían muchas familias chilenas. 


Con 25 años fundó el Partido Socialista, hizo parte de las milicias uniformadas y emprendió la titánica labor de agrupar a la izquierda. Como le pasó en la universidad, al iniciar su carrera política era poco apreciado por quienes veían al hijo de un rico abogado alejado de los problemas que sufría la población. Lo salvó su don de gentes y su labia: más que un orador nato era un verdadero seductor. Así lo confirma su arrollador éxito con las mujeres. Todas las que conquistó “fueron conocidas por su belleza y gracia, y por su devoción ciega hacia él". 



Antes de ser presidente, había sido congresista y ministro de Salud. A diferencia de su regular desempeño como médico, sí estuvo “preocupado por la salud de la población más pobre desde los cargos públicos (con) una creativa, activa y meticulosa labor legislativa”. Paradójicamente, desde el poder Ejecutivo, mostraría después muy poco respeto por las leyes, siempre injustas con el pueblo. 


Desde su primer intento por ser presidente, en 1952, se alió con los comunistas más radicales. En 1970, gracias a ellos, ganó la presidencia con una pequeña ventaja. Apoyado apenas por la tercera parte de la población, el socialista soñador pretendió sacar adelante una verdadera revolución económica y social sin tener ni idea cómo lograrlo. Reconoció que lo haría a espaldas de la mayoría de votantes: “Soy Presidente de la Unidad Popular (UP)… Sería un hipócrita si dijera que soy Presidente de todos los chilenos… Estoy aquí para hacer cumplir el programa de la UP, que no es el programa de todos los chilenos”.  Algunos comentaristas empezaron a llamarlo PACH, Presidente de Algunos Chilenos.


Para cambiar una sociedad no bastan buenas intenciones y encanto personal, sobre todo cuando se está aliado con obsesos del poder para revolcar el establecimiento, cambiar la propiedad de los medios de producción e implantar el socialismo en contra de un porcentaje significativo de la población que valora la libertad y rechaza los medios coercitivos.



La formación política y económica de Allende presentaba serias lagunas. Aunque de joven “se enfrascaba en discusiones doctrinarias… nunca leyó a Marx, excepto trozos u obras breves, posiblemente el Manifiesto Comunista y alguna otra”.


Sus primeras medidas de gobierno fueron voluntaristas e insensatas: aumento salarial del 25%, nacionalización de empresas, emisión monetaria, control de precios, expropiación agrícola… con resultados catastróficos: enorme déficit fiscal, fuga de capitales y debacle económica. Allende se limitaba a ceder y aceptar peticiones laborales de los sindicatos. Siguiendo a su principal mentor, responsabilizó del descalabro al “invisible bloqueo financiero y económico” ejercido contra su gobierno por los EEUU. 


Tras impulsar la confrontación de clases desde el gobierno y manipular el régimen legal a su antojo, el mayor desacierto de este frustrado redentor fue indultar o amnistiar crímenes atroces para apoyar, con Cuba, la insurgencia armada en América Latina. 


REFERENCIAS

Azcona, José Manuel y Miguel Madueño Álvarez (2021). Terrorismo Sin Límites – Acción Exterior y Relaciones Internacionales de ETA. Comares Historia 


Calvo, Patricia (2018). “La Organización Latinaomericana de Solidaridad (OLAS) a través del Boletín de Información de su Comité Organizador (1966-1967)”. Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Vol. 22 Núm. 1 

https://www.revistas.usach.cl/ojs/index.php/historiasocial/article/view/3295


Díaz Nieva, José (2014). “En torno a la erosión del estado de Derecho: las primeras medidas del gobierno de Salvador Allende: entre el miedo y la polémica”. Revista Derecho Público Iberoamericano, Nº 5, pp. 173-208, Octubre


García, Jano (2017). El Siglo del Socialismo Criminal. Amazon Italia


Gazmuri, Cristián (2004). Revisión de Veneros, Diana (2003). Salvador Allende, Editorial Suramericana. Revista de Historia (Santiago). versión On-line ISSN 0717-7194


Hinzpeter, Jimena (1998). “Chile-URSS: Relaciones Inciertas” – Entrevista a Nikolai Leonov, ex general Vice Director de la KGB y a Edward Kerry, embajador de EEUU en Santiago entre 1967 y 1971. Puntos de Referencia 205, Centro de Estudios Públicos, Octubre

https://www.cepchile.cl/cep/site/docs/20160304/20160304092654/pder_006_1998_10_n205.pdf


NYT (1971). “Swiss diplomat freed in Brazil”. The New York Times, Jan 17

https://www.jstor.org/stable/41390801

lunes, 29 de noviembre de 2021

El refrito chileno: Pinochet vs Allende

Publicado en El Espectador, Diciembre 2 de 2021


Como en varios países, la segunda vuelta presidencial chilena en diciembre será una pugna entre dos visiones antagónicas del mundo, izquierda y derecha, ambas extremas. 


José Antonio Kast (27.9%) del partido Republicano, “ultraderecha conservadora en los valores y muy liberal en política económica” le sacó una pequeña ventaja a Gabriel Boric (25.8%), uno de los líderes estudiantiles que hace una década encabezaron protestas demandando educación gratuita; con apenas 35 años representa a la coalición Apruebo Dignidad (Frente Amplio y Partido Comunista). 


A pesar de algunas propuestas absurdas como detener los flujos de inmigrantes por el norte cavando una zanja o tener nueve hijos y ser activo miembro del movimiento católico mariano que venera a la Virgen de Schoenstatt, el discurso de Kast ha calado en segmentos muy variados de la población y no sólo en la clase acomodada y derechista. La agenda de Boric, con promesas de cambios profundos, que a raíz de la victoria de la constituyente parecía ganadora, ha despertado más apatía que apoyo. Los electores parecen cobrarle su dificultad para condenar la violencia en las protestas, el desgano para abordar temas que mucha gente considera cruciales, como la seguridad ciudadana y el crecimiento económico, y su alianza con el Partido Comunista. 


No sorprende que Kast haya adoptado como eslogan para la segunda vuelta “libertad y democracia frente a comunismo”, que cual derechista colombiano haga alusión al castrochavismo, ni que acuse a su rival de querer “indultar a los vándalos que destruyen” o de “reunirse con terroristas y asesinos”. Es bien probable que su oposición explícita y acérrima al comunismo sea la razón por la que quienes votaron por él hayan hecho caso omiso de su identificación con el general Augusto Pinochet, quien se tomó el poder en Chile con un golpe de Estado contra Salvador Allende, uno de los personajes más deformados e idealizados de la historia política latinoamericana. 


Para muchos analistas, el Chile relevante se inicia con la tiranía y violencia de Pinochet. Hay una amnesia selectiva sobre lo que pasó antes. En particular se olvidan los errores y excesos cometidos por Allende, la interferencia soviética, cubana y norteamericana, la política de avestruz con la confrontación política, incluso el abierto estímulo a la lucha armada, y la monumental crisis económica con enfrentamiento social provocada por las dificultades y contradicciones de la llamada “vía chilena al socialismo” que ya había fracasado antes de la llegada de los militares al poder.  


A finales de 1971 Fidel Castro hizo una visita de tres semanas a Chile. Al despedirse con la ovación de millares de militantes de la Unidad Popular soltó una frase que resultó premonitoria: “No estamos seguros de que en este singular proceso el pueblo chileno esté aprendiendo y fortaleciéndose más rápidamente que los reaccionarios”. 


El presidente y líder de la Unidad Popular ensayó tercamente, y en solitario, una fórmula en la que no creyeron ni los empresarios, ni los trabajadores radicalizados, ni los norteamericanos, ni los soviéticos. En el fondo, ni siquiera el régimen cubano que lo apoyó. 


Desde su primer intento por llegar a la presidencia, en 1952, Allende no tuvo problema en aliarse con los comunistas más radicales. En 1970, al ganar las elecciones por un pequeño margen aceptó que lo haría sin tener en cuenta a la mayoría de la población: “estoy aquí para hacer cumplir el programa de la Unidad Popular, que no es el programa de todos los chilenos”. Comentaristas de derecha empezaron a llamarlo el PACH, Presidente de Algunos Chilenos.


En una movida de infinita torpeza dada la gran polarización, Allende le concedió indulto a varios terroristas del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario) presos por crímenes atroces como asesinatos, bombas y secuestro. Según él, se podía suponer que no volverían a atentar puesto que ya había llegado el socialismo a Chile. Por otro lado, disolvió el Grupo Móvil de Carabineros encargado de luchar contra grupos armados de extrema izquierda que operaban en todo el país. El gobierno no sólo se negaba a actuar contra los ataques violentos a predios rurales sino que alentaba las expropiaciones.


Fidel Castro le dió un fuerte impulso a las guerrillas del continente agrupadas en la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) cuyo origen fue una conferencia celebrada en La Habana a principios de 1966. Allende, que presidía la delegación chilena, señaló la “obligación de acentuar la lucha.. la huelga, la ocupación de tierras, la movilización colectiva, y la toma de conciencia… a la violencia reaccionaria se opondrá y opondremos la violencia revolucionaria”. 


Torpeza económica, promesas incumplidas, radicalización, expropiaciones, pusilanimidad ante la violencia, incluso tradición de apoyo a algunas de sus manifestaciones, estrechos vínculos con la dictadura cubana, abonaron el terreno para que la fracción de la población opuesta a su ideología viera con buenos ojos que alguien se opusiera como fuera a ese Salvador tan peculiar. Nuevas generaciones apoyan ahora a Kast contra Boric. 


REFERENCIAS


BBC News (2021) “Kast vs. Boric: quiénes son y qué proponen los candidatos” 

22 noviembre 



Calvo, Patricia (2018). “La Organización Latinaomericana de Solidaridad (OLAS) a través del Boletín de Información de su Comité Organizador (1966-1967)”. Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Vol. 22 Núm. 1 



Correa, Harold (2021) “Elecciones en Chile”. Razón Pública, Nov 21



Díaz Nieva, José (2014). “En torno a la erosión del estado de Derecho: las primeras medidas del gobierno de Salvador Allende: entre el miedo y la polémica”. Revista Derecho Público Iberoamericano, Nº 5, pp. 173-208, Octubre


García, Daniel (2021). “Kast vs. Boric: 4 sorpresas de las elecciones que muestran la transformación del mapa político en Chile”. BBC News Mundo, Nov 22



García, Jano (2017). El Siglo del Socialismo Criminal. Amazon Italia


Gazmuri, Cristián (2004). Revisión de Veneros, Diana (2003). Salvador Allende, Editorial Suramericana. Revista de Historia (Santiago). versión On-line ISSN 0717-7194


Montes, Rocío (2021). “La sorpresa de la derecha chilena”. El País, Nov 21



Welp, Yanina (2021). “¿Qué pasó en Chile?”. El País, 23 Nov


lunes, 22 de noviembre de 2021

Un cubano libre, rebelde, versátil, genial

 Publicado en El Espectador, Noviembre 25 de 2021


Carlos Acosta, Yuli, es un extraordinario bailarín y coreógrafo mulato nacido en Cuba. Su trayectoria, rica en varias dimensiones, es inspiradora. Mundialmente reconocido, brilló gracias a su padre y a pesar del régimen comunista. 


En el exigente arte del ballet, desde sus 30 años está en el podio de los grandes, al lado de mitos como Nijinsky y Nureyev. 


Hasta esa cumbre llegó desde un barrio marginal de La Habana en dónde su padre, un camionero con escasa educación pero enorme intuición cultural, se empeñó en que dejara de bailar break dance callejero para estudiar danza clásica en el conservatorio. “Aquello era tremendo. Lo normal es que en aquel ambiente machista mi padre se hubiera opuesto al ballet porque eso era cosa de homosexuales. Pero no. Me empujo a hacerme bailarín”. Por sus continuas fallas y su naturaleza de gamberro indomable fue expulsado de la academia de ballet. Tras una salvaje paliza de su padre lo recibieron como interno en una escuela rural de artes. 


Allá sufrió la más absoluta soledad, que se hacía insoportable los miércoles, cuando todos los estudiantes recibían visita de sus familiares. “Les traían comida y compartían ese rato, pero a mí no venía a verme nadie…La danza era mi salvación y eso nadie me lo iba a quitar”. Ahí entendió que aptitudes y talentos naturales toca cultivarlos con mucho esfuerzo, incluso con dolor. “La fuerza y todo lo demás viene del dolor. Sí, del dolor… el ballet es dolor físico para amoldar el cuerpo a que haga tu deseo… del dolor sale el genio… el sufrimiento fue lo que me dio la rabia y la pasión”.




Qué contraste con las nuevas generaciones narcisistas, voluntaristas y mimadas que pretenden acceso a las artes, a la cultura, incluso a la historia desde un cómodo safe space inmaculado y sin referencias dolorosas o desagradables. En su casa, desde niño, Acosta aguantó no sólo la terquedad y violencia paternal sino un duro racismo. Su madre y una hermana -que acabaría suicidándose- eran las únicas que por ser blancas en el territorio libre de América podían ir a la playa de Varadero y tenían un pasaporte para emigrar. Yuli y su hermana Marilín “eran los negros, hijos un hombre de carácter rudo, descendiente de esclavos que desde pequeño trató de inculcarles que por ser negros y pobres tenían que esforzarse y luchar el triple que los demás”. 


Con 16 años ganó la medalla de oro en el Grand Prix de Lausanne y a los 18 lo contrataron como primer bailarín del English National Ballet. Volvió al Ballet Nacional de Cuba, pero se sintió menospreciado y se marchó. “Yo ya era primer bailarín, había bailado con grandes figuras, y al venir para acá me pusieron como tres categorías por debajo”. No sorprende esta reacción de un régimen obsesionado por la igualdad de resultados, no de oportunidades, que no tolera el éxito personal sin entender que el móvil primario de la competencia entre individuos, de la evolución misma, “no es la supervivencia del apto sino de la aptitud en general”. El principal interés de un régimen comunista como el cubano es “exaltar el mérito de no tener méritos”. Eso garantiza sumisión y lealtad. La espontaneidad, el éxito individual, aún alcanzado con trabajo, sufrimiento, sacrificio y dolor se perciben con recelo, envidia. Así, se instala “la planificación ejercida por un déspota rodeado de servidores” encargados de decidir quiénes alcanzan posiciones favorables dentro de un rígido sistema jerárquico. 


No sólo las autoridades cubanas sabotearon el desempeño del genial bailarín. Cuando ya había ganado también el Grand Prix de Paris, para el montaje de Edipo Rey, Acosta esperó ingenuamente que tendría el rol principal. Le dieron el del viejo que debe matar a Edipo. “Envejecido por el maquillaje y el vestuario, los demás bailarines lo chiquearon diciéndole que se parecía a Celia Cruz. Carlos se sintió humillado”.  Poco después le hicieron vestirse como la Pantera Rosa. Su fama ya era internacional y hasta La Habana fue a rescatarlo el director del Ballet de Houston en donde la crítica no demoró en reconocerlo como verdadero fenómeno: “el cubano volador… el paracaídas… el arma letal”. 


El éxito súbito alcanzó a marearlo. “Si soy una estrella, me tengo que vestir como tal… Me puse mi Prada y mi Cartier, me miré en el espejo… y me dí cuenta de que estaba poniéndome encima un total de $ 6.000, lo suficiente para comprarle un apartamento en Cuba a mi familia”. Hubiera querido llamarlos pero recordó la principal enseñanza de su padre: nunca mirar para atrás. 



Siguiendo ese sabio consejo persistió en sus sueños. Regresó a Cuba buscando rehabilitar el sitio encantado de su infancia: las ruinas de la Escuela Nacional de Arte. La envidia y los dogmas volvieron a sabotear su iniciativa con el cliché que la educación, incluso bien financiada, no puede ser privada. 





lunes, 15 de noviembre de 2021

Economía y política en tiempos inciertos

Publicado en El Espectador, Noviembre 18 de 2021


No recuerdo una época con perspectivas económicas tan imprevisibles. La pandemia, que no da tregua, desbarata cualquier predicción. 


Los resultados de una encuesta de intención de voto realizada a finales de Octubre son ilustrativos. Puntean los indecisos (58.7%) seguidos del voto en blanco (14.4%) y por Gustavo Petro (11.5%). Nadie aventura cábalas sobre lo que haría ese personaje en materia económica si llegara a la presidencia. Algo similar podría decirse de los demás candidatos cuya política económica diferiría bastante poco. No hay mucho margen de acción.  


Paradójicamente, un panorama político tan incierto podría implicar similitudes en el manejo macroeconómico que, incluso bajo Petro, no se alejará demasiado de la ortodoxia exigida por el gran capital que financiará campañas electorales.  La observación anterior no implica que a largo plazo una presidencia suya tenga las mismas secuelas que una de centro o de derecha. No hay que recurrir a Cuba comunista para argumentar que alguien que ha bebido de esas fuentes ideológicas puede dejar una huella desastrosa por décadas. Los ejemplos sobran en América Latina desde antes de la pandemia. El actual panorama, con empresarios y profesionales muy educados buscando emigrar, no reconforta.  


Hasta la caída del muro de Berlín existieron partidos que diferenciaban nítidamente la izquierda de la derecha. Era simple inercia: la situación de la clase obrera ya había cambiado, la industria perdió importancia ante el sector servicios, distintos oficios se profesionalizaron, surgió una verdadera élite sindicalista y un operario podía volverse empresario. La izquierda ya no podía contar con la clase obrera como base para su acción redentora. Además de pobres, desempleados y jóvenes, eran necesarios nuevos sujetos políticos excluidos y oprimidos, por cuestiones como raza, sexo, lengua u origen geográfico. Aparecieron entonces políticas identitarias centradas en la igualdad y la inclusión. La izquierda democrática aceptó que los bienes de producción permanecieran en manos privadas siempre que esa propiedad esté hiperregulada por una burocracia supuestamente defensora del bien común a pesar de la corrupción generalizada.  


Excluyendo fanáticos tipo Trump o Bolsonaro, la derecha y el centro compraron entero el nuevo discurso y aceptaron el bulto de sus dogmas. Ya es corriente en varios países que los bancos financien conferencias anticapitalistas. La misteriosa alianza entre uno de los principales grupos económicos del país y Gustavo Petro, o un intelectual muy crítico del establecimiento  colombiano que gana jugosos honorarios dando conferencias a grandes empresarios apuntan en la misma dirección. 




Que el sistema se alíe con quienes fueron enemigos acérrimos no es la única muestra de fusión izquierda-centro-derecha. Las industrias históricamente más depredadoras del medio ambiente, como la automotriz, ya adoptaron el mercadeo basado en retórica ecológica. Con la posible excepción de la inmigración, la derecha y el centro han adoptado básicamente todos los relatos que reivindican los derechos de minorías que también se han convertido en actores usuales del mercadeo capitalista. 


La consecuencia más nefasta de este menjurje ideológico es haberle dado un puntillazo al debate político. Ante la incertidumbre reinante, difícil imaginar algo más nefasto que un ambiente en donde no se discutan racionalmente los diferentes escenarios alternativos posibles y los correspondientes cursos de acción.


Un elemento común a esta carencia de argumentación informada y basada en la evidencia es apelar a los sentimientos ensalzando la irracionalidad, el “perverso intento de negar el uso de la razón para así poder aglutinar a todos los individuos en un colectivo oprimido”. 


Un ejemplo que ilustra bien la precariedad del análisis en asuntos cruciales para el desarrollo económico del país, como la educación superior, fue el debate que nunca hubo sobre la iniciativa “Ser Pilo Paga” antes de las pasadas elecciones presidenciales. El primer ataque al programa, cuyas evaluaciones sistemáticas y rigurosas habían sido todas muy positivas, vino de Sergio Fajardo, quien señaló lo evidente: solo se beneficiaban unos pocos. En seguida se sumó De La Calle evocando un estigma también obvio: era inequitativo. 


Los ataques más demoledores vinieron de Gustavo Petro que los sustentó basado en un simple dogma: no cumplía con las características que debe tener la educación superior: “universal, nacional, de calidad y gratuita”. Amén. Una supuesta verdad general que, si acaso, se cumple en algunos países ricos pero que definitivamente no aplica para las mejores universidades del mundo, privadas, horriblemente costosas y con una versión de “Ser Pilo Paga” financiada por patrimonio propio y redes de patrocinadores. 




Cualquier sociedad seria hubiera hecho ajustes progresivos a “Ser Pilo Paga” y un seguimiento a los beneficiarios para evaluar sus ventajas a largo plazo. Aventuro dos hipótesis. Una, ese grupo élite estará mejor preparado que el promedio egresado de universidades de inferior calidad para enfrentar la incertidumbre asociada con la pandemia. Dos, activismos y fanatismo que definen y manipulan la fofa política contemporánea tendrán dificultades para reclutar seguidores sumisos o leales entre personas tan pilas. La verdadera inteligencia, la genialidad, de cualquier nivel económico, nunca es dócil.  



García, Jano (2021). El Rebaño. Cómo Occidente ha sucumbido a la tiranía ideológica. La Esfera de los Libros

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