domingo, 27 de agosto de 2023

El cerebro femenino

 Publicado en El Espectador, agosto 31 de 2023



Ahora que todos somos Jenni Hermoso, que definitivamente nos sentimos más tranquiles con la orden de alejamiento contra el depredador Luis Rubiales osaré afirmar que el cerebro de ella es diferente del de él. 


No recurriré a argumentos hipotéticos como el eventual escenario de una autoridad femenina del ballet que, entusiasmada por el éxito de algún pupilo, le robase un beso en la boca y que ese desliz imperdonable generara una reacción global de repudio, en muchos idiomas, con titulares de prensa en los que se pida que la torturen hasta que reconozca su pecado. 


Las discrepancias entre la percepción femenina y masculina de las relaciones que afloraron en este caso tan mediatizado son asunto delicado. Así, tomaré la precaución de escudarme en una autoridad sobre el tema, con muchas citas textuales entre comillas. Aclaro que el poder que espero me proteja es menos veleidoso que la burocracia del fútbol, todavía en manos de machos soberbios, metalizados, lentejos y libidinosos. La FIFA está en mora de pasar a manos femeninas. 


“Las mujeres y los hombres tienen el mismo número de células cerebrales que están simplemente agrupadas con mayor densidad en las mujeres, como embutidas en un corsé, dentro de un cráneo más pequeño”. 


“Las diferencias cerebrales revelan qué hace que las mujeres sean mujeres y los hombres, hombres… Aunque sutiles, son profundas”. Un ejemplo es “el doble de casos de depresión en­tre las mujeres que entre los varones”. Para tal disparidad se recurría a “explicaciones personales (que) tendían a lo político y a lo psico­lógico”. Sin embargo, recientemente aparecieron “es­tudios que revelaban la misma proporción de depresiones (femeninas) en todo el mundo. (Sugiriendo) algo más importante, más básico y biológico”. Además, “las ratios de depresión de hombres y mujeres no empezaban a divergir hasta que ellas menstruaban… los cambios químicos en la puber­tad actuaban en el cerebro, de modo que se desencadenaba más depresión femenina”. En la evaluación psiquiátrica de mujeres es sorprendente la magnitud de los “efectos neurológicos que tienen sus hormonas, durante diferen­tes estadios de la vida, en la configuración de sus deseos, de sus valores y del modo mismo en que perciben la realidad”. 


En algunas afectadas se llega a hablar de “síndrome cere­bral premenstrual extremo”. Pero en todas las féminas, durante la menstruación, "el cerebro cambia un poco cada día. Al­gunas partes cambian hasta el 25% cada mes”. Aunque para la mayoría de las mujeres las variaciones son manejables, algunas reportaron sentirse “tan alteradas por sus hormonas ciertos días, que no podían trabajar ni hablar con nadie”. Rompían a llorar o contestaban mal.


“Cada estado hormonal —infancia, adolescencia, citas amorosas, maternidad y menopausia— actúa como fertilizante de diferentes conexiones neurológicas, res­ponsables de nuevos pensamientos, emociones e intereses”. Así “la rea­lidad neurológica de una mujer no es tan constante como la de un hombre”. 


Los avances en genética y sobre todo en imágenes de resonancia magnética permiten ahora observar el cerebro en tiempo real. Así, se ha documentado “una sor­prendente colección de diferencias cerebrales estructurales, químicas, genéticas, hormonales y funcionales entre mujeres y varones”. Por ejemplo, “tie­nen diferentes sensibilidades ante el estrés y el con­flicto. Utilizan distintas áreas y circuitos cerebrales para re­solver los problemas, procesar el lenguaje, experimentar y almacenar la misma emoción intensa”. Ellas, “pueden re­cordar los detalles más pequeños de sus primeras citas y sus enfrentamientos mayores” mientras ellos apenas recuerdan que sucedieron.


En los centros del cerebro para el lenguaje y el oído, “las mujeres tienen un 11% más de neuronas que los hombres… El hipocampo es también mayor en el cerebro femenino, al igual que los circuitos para el lenguaje y la observación de las emociones de los demás”. Así, ellas “expresan mejor las emociones y recuerdan mejor los detalles de aconte­cimientos emocionales. Los hombres, en cambio, tienen dos veces y media más de espacio cerebral dedicado al impulso se­xual, igual que centros cerebrales más desarrollados para la acción y la agresividad. Los pensamientos sexuales flotan en el cerebro masculino muchas veces al día; contra el de una mujer sólo una vez al día. Quizá tres o cuatro veces en sus días más febriles”.


Los hombres “tienen procesadores mayores en el núcleo del área más primitiva del cerebro, la amígdala, que re­gistra el miedo y dispara la agresión”. Por eso “algunos hombres pueden pasar desde cero a una lucha a puñetazos en cuestión de segundos, mientras que muchas mu­jeres intentarán cualquier cosa para evitar el conflicto. Pero el estrés psicológico del conflicto se registra más profunda­mente en zonas del cerebro femenino”. 


Nota: Perfil de Louanne Brizendine, autora de estas herejías publicadas originalmente en inglés en 2006, recientemente traducidas al español, con enorme éxito editorial e incluso difundidas por grupos feministas. Gracias a Nathalie por la fecunda pista. 




domingo, 20 de agosto de 2023

Genes y música

Publicado en El Espectador, 24 de agosto de 2023



La música es parte esencial de todas las culturas. La capacidad de casi cualquier ser humano para disfrutar melodías o ritmos ha llevado a sugerir que se trata de un asunto innato. 


La habilidad para tocar algún instrumento, o para componer, que exige dedicación y práctica, apunta en la dirección contraria: esa destreza se lograría con educación y perseverancia, sería un proceso de culturización. Emilio Lamo de Espinosa, sociólogo español con el que tomé dos seminarios, era un culturalista tan convencido que citaba con frecuencia el virtuosismo alcanzado por algunos intérpretes de piano o violín para reiterar la validez de su “tabula rasa”: se nace con la mente en blanco, sin cualidades congénitas y cualquier habilidad se adquiere con aprendizaje y experiencia. Sí tenía razón en que el entrenamiento musical puede moldear el cerebro. 


El consenso científico hoy, para mucha gente simple sentido común, es que las competencias musicales dependen tanto de la naturaleza como de la crianza. Quien pretenda destacarse en música debe tener “buen oído” y, además, estudiar con dedicación.


Las primeras investigaciones sobre la base genética de las habilidades musicales se hicieron sin suficiente rigor y con muestras pequeñas. El reciente  boom en genética ha reanudado el interés. Una de las primeras preguntas es si existen rasgos que se agrupen entre la parentela más allá de un nivel aleatorio. Por ejemplo, si la habilidad musical se da simultáneamente entre hermanos. 


La manera como un rasgo relacionado con la música se hereda también requiere análisis. Con procedimientos de máxima verosimilitud se identifica el patrón de herencia que mejor explica la transmisión observada en la línea familiar. Una medida es la proporción de descendientes que heredan un atributo. 


El "tono perfecto" (TP) es la rara habilidad musical para identificar o producir tonos sin depender de una referencia externa. Tiene una prevalencia estimada de menos de 1 en 10.000. Aunque el TP no es requisito de una destreza especial, su rareza y las ventajas que confiere han generado interés por investigarlo. Con estudios familiares se ha explorado la base genética del TP. A finales de los 80, se encontró una incidencia significativa entre parientes. El TP resultó más común en mujeres y la transmisión vertical fue la más usual. Otra investigación posterior reveló que los hermanos de alguien con TP tienen chances 20 veces superiores de tenerlo que la población general. 


La amusia congénita (AC o "sordera tonal") es un déficit de percepción de tono caracterizado por la incapacidad para que gente con habilidades intelectuales, lingüísticas y auditivas normales detecte notas "incorrectas" en melodías. La AC es poco común, con una prevalencia estimada del 4% en la población. Un trabajo pionero mostró que el 39% de los familiares de primer grado de quienes sufren AC también la tienen, contra sólo 3% de los controles. Otro trabajo concluyó que escuchar música a diario no basta para mejorar la percepción del tono en menores afectados.


Los estudios de gemelos van más lejos al desentrañar las contribuciones relativas de los factores genéticos y ambientales. Los gemelos monocigóticos comparten el 100% de sus genes, mientras que los mellizos dicigóticos solo la mitad. Si la similitud entre los primeros es mayor, se puede sospechar influencia genética. En una investigación realizada en 2001 con 136 pares de gemelos y 148 de mellizos se hizo una prueba de melodías distorsionadas en la que juzgaban si piezas musicales simples y conocidas contenían tonos incorrectos que las "desafinaran". Se estimó una transmisión hereditaria muy alta, del 71 al 80%, sin mayor efecto del entorno compartido, lo que indica un componente genético sustancial que afecta la percepción melódica.


Un trabajo más reciente con una respetable muestra de 10.500 gemelos suecos concluyó que la actividad musical era “sustancialmente heredable (40%-70%). Las asociaciones entre la práctica musical y la habilidad musical fueron predominantemente genéticas y, en forma contraria a la hipótesis causal, las influencias ambientales no compartidas no contribuyeron”. No aparecieron diferencias de capacidad entre gemelos monocigóticos que practicaran con mayor o menor regularidad. Al controlar por predisposición genética, las discrepancias en términos de esfuerzo y dedicación ya no ayudaban a explicar la calidad de la interpretación. En buen romance, “la práctica musical puede no influir causalmente en la habilidad musical y la variación genética entre los individuos afecta tanto la destreza como la inclinación a la práctica”.


En la película Maestro(s) los Dumars, padre e hijo, son reconocidos directores de orquesta. François culmina una brillante carrera internacional mientras que Denis continúa en ascenso. El padre cree haber sido designado de planta en la mítica Scala de Milán pero en realidad fue su hijo el elegido. La relación entre ellos se hace aún más difícil. Con mayor atención a la genética, François hubiese quedado tranquilo por lo que hizo o dejó de hacer para orientar la carrera del vástago. En la vida real abundan casos, que todos conocemos, de habilidades musicales heredadas.


REFERENCIAS


Barrett, Karen Chan et.al (2013). "Art and science: how musical training shapes the brain". Front. Psychol. Oct 16


Coon, Hilary  & Gregory Carey (1989). "Genetic and environmental determinants of musical ability in twins". Behavior Genetics, March 19, 183-193


McLachian, Neil ey.al (2013) "The musical environment and auditory plasticity: hearing the pitch of percussion". Front. Psychol., 24 October


Mosing, M. A. et. al. (2014).  “Practice Does Not Make Perfect: No Causal Effect of Music Practice on Music Ability”. Psychological Science, 25(9), 1795–1803. 


Tan, Yi Ting (2014). "The genetic basis of music ability" . Front. Psychol, June 27, Vol 5

lunes, 14 de agosto de 2023

La isla de la obesidad



 Publicado en El Espectador, Agosto 17 de 2023

REFERENCIAS


Aduriz, Andoni Luis (2023). “Cómo la isla de Nauru se convirtió en el país con más gordos del mundo”. El País, Jul 9


Hallett, Vicky (2015). “The People Of Nauru Want To Get Healthy — So Why Can't They Succeed?”, Goats & SodaSeptember 


Lev-Ran A (2001) "Human obesity: an evolutionary approach to understanding our bulging waistline". Diabetes Metab Res Rev 17, 347–362.


McLennan, Amy and Stanley J Ulijaszek (2014). “Obesity emergence in the Pacific islands: why understanding colonial history and social change is important”. Public Health Nutr. Jun; 18(8): 1499–1505



Es pertinaz la tendencia moderna a ignorar factores hereditarios, incluso cuando son evidentes, como ocurre con la obesidad. 


Hay quienes pueden comer literalmente lo que les apetezca manteniendo su peso corporal. Otros mortales, menos afortunados, debemos controlar siempre nuestra ingesta de calorías. Mi recuerdo más lejano de esos suertudos que gozan comiendo sin preocuparse fue un compañero a un programa de intercambio en los EEUU. Después de almorzar muchísimo más que todos los demás -de oficio pedía dos menús- hacia las 4-5 pm le daban ganas de helado. Varias veces, tras una copiosa cena, acompañé a otro amigo a comprar media docena de donuts que saborearía con un litro de leche antes de dormirse. En almuerzos de trabajo, uno de mis jefes decomisaba todas las porciones de mantequilla de los asistentes para ponerlas sin esparcirlas, en capas de unos 5mm, sobre las varias, muchas, tajadas de pan que se comía. Sin hacer deporte, a estos personajes de apetito desmedido les hubiese encajado el mote de “flaco”. 


Naurú es una pequeña isla situada en el océano Pacífico central. Inicialmente poblada por grupos polinesios, fue colonia alemana a finales del siglo XIX. Tras la Primera Guerra Mundial, se convirtió en protectorado administrado por Australia, país del que se independizó en 1968. Desde mediados del siglo XIX se explotaron de manera intensiva las reservas de guano, muy apreciado como fertilizante. El nuevo gobierno continuó la actividad al mismo ritmo y condujo ese país al segundo mayor ingreso per cápita del mundo. Se abolieron los impuestos, hubo pleno empleo y se ofrecieron servicios de salud y educación gratuitos para todos. 


Las reservas de guano se agotaron y el boom dejó un “proceso de aculturación (que) socavó las costumbres de gentes que abrazaron el estilo de vida y la dieta occidental”. Además, cedieron a la tentación de “automóviles, electrodomésticos y televisores que invitaban al sedentarismo”. Entre 1980 y 2008 Naurú mostró el mayor aumento mundial del Indice de Masa Corporal (IMC). El incremento de peso observado allí fue cuatro veces superior al promedio global.


La explicación que se impuso para la más alta incidencia de obesidad en el planeta es que las costumbres importadas condujeron al deterioro de los hábitos alimenticios basados en una dieta autóctona de “origen marino, acuicultura, recolección de tubérculos y frutos… (con) elaboraciones sencillas cocinadas en hojas de plátano, caldos de pescado, leche de coco y frutos” para dar paso a “los huevos y el pollo fritos con arroz”. Además, con todo servido en bandeja, hubo declive generalizado del ejercicio físico. Así, Naurú habría sufrido una epidemia de obesidad exclusivamente cultural. Una bonanza exportadora con nefastas consecuencias para el paraíso perdido. 


Esta visión extrema ignora que gran parte de los intentos anteriores para explicar las tasas desproporcionadamente altas de obesidad se centraron en otros factores. En particular, en su aislamiento geográfico que la hizo susceptible a la escasez de alimentos que “posiblemente ha afectado la predisposición genética de los isleños a ganar peso”. 


El impacto de la distancia ha sido formalizado por la genética. Se plantea que la lejanía entre islas pudo contribuir a la aparición de obesidad. “Las poblaciones fundadoras enfrentaron duras condiciones a medida que migraban por la región. Aquellos individuos cuyo metabolismo facilitó la acumulación más eficiente de energía habrían sobrevivido mejor”. Bajo condiciones variables y extremas -abundancia de alimentos o hambruna- es posible “que las presiones ambientales afectaron a quienes vivían en islas aisladas desproporcionadamente más que en otras partes del mundo”.


Por otro lado, desde los años setenta, justo después de la independencia y el vertiginoso aumento en ingresos, investigaciones médicas identificaron el problema de obesidad en Naurú por las altísimas tasa de diabetes tipo 2 que ya afectaban a un tercio de la población. Cinco décadas después el problema sigue igual o peor. El estado de salud de los habitantes es deplorable. “Las amputaciones de extremidades por diabetes son comunes. Los residentes deben luchar para sobrevivir hasta los 60 años”. Cualquiera pensaría que no deben tener educación nutricional ni motivación para cambiar. Lo que ocurre es exactamente lo contrario, opina una antropóloga conocedora del entorno: “los nauruanos entienden los peligros de la diabetes y la obesidad mejor que personas de cualquier otro lugar”. Los riesgos están “alrededor de ellos todos los días. Los padres jóvenes se están muriendo de ataques al corazón”. Con exceso de recursos durante años, se emprendieron infructuosamente todo tipo de “programas escolares que enseñan nutrición adecuada y eventos que promueven la actividad física”.


Es apenas sensato anotar que la obesidad en Naurú puede tener un componente hereditario, como la flacura de mis tres amigos devoradores. De hecho, los habitantes pregonan ser “genéticamente bajos y fornidos, razón por la cual siempre se han destacado en el levantamiento de pesas”. Les parecerá absurdo saber que por ese simple comentario la izquierda iluminada ya los calificaría como ultra derechistas, casi fascistas.





lunes, 7 de agosto de 2023

El peculiar armario de futbolistas

Publicado en El Espectador, agosto 10 de 2023





Colombia podría ser finalista del Mundial de Fútbol Femenino, el deporte de moda. Sin que se sepa por qué, entre futbolistas homosexuales las mujeres se destapan y los hombres no. Además, es alta la proporción de lesbianas en los equipos. 


Sandra Paños, portera del F.C. Barcelona, es una exitosa jugadora profesional. Su pareja es mujer y no se esconden. De discriminación simplemente recuerda que le gritaban marimacha en el colegio cuando empezaba a aventurar en terrenos que eran considerados masculinos. 


En el equipo de España al campeonato, seis de las seleccionadas han hecho explícito en entrevistas o redes sociales que son lesbianas o bisexuales. El asunto es tan común que las futbolistas “son referentes para el colectivo LGTBI”. En esta copa, además de sus respectivos países, 86 jugadoras representarán los colores de la bandera arcoíris. Lideran las brasileñas con 9 o sea cerca del 40% del equipo. Siguen Irlanda y Suecia con 7; Australia, Países Bajos y Alemania (6), Colombia (5); Argentina, Noruega, Inglaterra e Italia (4); Costa Rica, EEUU, Francia y Suiza (3); Canadá, Dinamarca, Nueva Zelanda, Filipinas y Suráfrica (2) y Portugal (1). La revista Outsport estima un poco más: 96 jugadoras LGBT en los 22 equipos.


En Colombia, la revista Semana, calificada de ultraderecha por el establecimiento progre, menciona cinco novias de jugadoras de la Selección Colombia Femenina e ilustra con fotos de todas las parejas. Para 23 futbolistas convocadas eso equivale a más del 20% o sea una proporción cercana a diez veces la observada en la población. El equipo de los EEUU, que en este mundial tiene sólo 3, para el Mundial del 2019 contaba con “cinco orgullosas jugadoras LGBTQ. Dos de sus estrellas estaban comprometidas, y la entrenadora del equipo también era lesbiana”. 


En las toldas masculinas del balompié, la situación es radicalmente distinta. Los futbolistas gay fuera del armario prácticamente no existen. El silencio es tan sepulcral que cuando Joshua Cavallo, lateral izquierdo australiano del Adelaide United, se atrevió a decir “soy futbolista y soy gay” se convirtió en noticia mundial. Era el primer jugador activo en salir del clóset en el fútbol de primera división de este país. Recibió mensajes de apoyo de colegas desde todo el mundo. 


Confirmando que la homosexualidad es común entre jugadoras de fútbol pero también pensando que los avances contra de la discriminación han sido globales, un reportero de la BBC le preguntó a la capitana de la selección de Marruecos si había muchas lesbianas en su equipo. Olvidaba que ese país sigue criminalizando la homosexualidad. Un funcionario de la Fifa tuvo que intervenir para aclarar que esa pregunta era demasiado política.  


En Ghana, como en otros países africanos, donde la diversidad sexual sigue siendo un tabú a veces penalizado, es común que al mencionar el lesbianismo en los equipos femeninos las autoridades afirmen que esas costumbres son “importadas del extranjero”. Lo más lamentable es que con frecuencia los rumores sobre algunas jugadoras sirven de disculpa para el abuso sexual por entrenadores y personal masculino de los equipos. “Cuando no accedes a sus demandas, dirán que es porque estás involucrada en ese tipo de conducta” anota una antigua capitana del equipo de Ghana. 


El entrenador actual del equipo de Zambia al Mundial está siendo investigado por abuso sexual. “Si él quiere acostarse con alguien, tienes que decir que sí”, le dijo a una periodista una jugadora que prefirió no ser identificada. “Es normal que el entrenador se acueste con las jugadoras de nuestro equipo”. 


Lamentablemente, en algunos países, salir del armario para una futbolista puede implicar que pierda la posibilidad de denunciar abusos. Al quejarse, corre el riesgo de ser expulsada del equipo y ser etiquetada como lesbiana en una sociedad que aún criminaliza orientaciones no heterosexuales. En la última década, reportes de Human Rigths Watch en Ghana, Camerún, Malawi y Sudáfrica han documentado que la asociación entre ser futbolista y lesbiana ha impulsado violencia sexual, física y laboral contra ellas. El reporte de Ghana, por ejemplo, señala el caso de tres jugadoras acusadas de ser lesbianas que no sólo fueron expulsadas de su equipo sino arrestadas. 


Las futbolistas de muchos países se sienten orgullosas de su contribución a derrumbar mitos y tabúes garantizando los avances en los derechos sexuales. Eso requiere que previamente haya relativo control de la violencia y el abuso sexual en los equipos. 


Sandra Paños alcanza a sugerir que la mayor incidencia de jugadoras LGBT va más allá del fútbol. “Es una realidad que en los deportes practicados por mujeres hay bastante cantidad de bisexuales, lesbianas o de otra condición sexual”. Esa es otra historia para la cual se podrían lanzar conjeturas políticamente incorrectas. 



REFERENCIAS


Adjepong, Anima (2023). "With all eyes on the Women’s World Cup, it’s time to stop focusing on players’ sexuality". The GuardianAug 4

Aarons, Ed & Romain Molina (2023). "Zambia women’s football team head coach accused of sexual misconduct". The GuardianJul 8

Mejía, Paola (2023). "90 futbolistas lesbianas que representarán a sus países en el Mundial de Fútbol femenino 2023", Lesbicanarias, Jul 19

Outsports (2023). "At least 96 out LGBTQ athletes competing in the 2023 Women’s World Cup, a record". OutsportsAgo 4 

Semana (2023). "Conozca las novias de las jugadoras de la Selección Colombia Femenina: algunas también son futbolistas". Semana.comJulio 25

Tronchoni, Nadia (2023) "En el fútbol, donde las mujeres son referentes para el colectivo LGTBI, salir del armario es problema de ellos". El País, Jun 25