lunes, 16 de octubre de 2023

La incontinencia tuitera de Petro

 Publicado en El Espectador, Octubre 19 de 2023

La reacción del presidente ante el ataque de Hamás a Israel ha sido, sin ninguna duda, el principal y gravísimo error de su gobierno. 


Aunque nos habíamos acostumbrado a un primer mandatario que parece más un influencer -busca likes llevando la contraria- que un gobernante empeñado en pasar a la posteridad, el torrente de sandeces que trinó en pocas horas como respuesta a la sorpresiva y brutal agresión será definitivo en la configuración de su recuerdo como experiencia fallida de un ex guerrillero reinsertado que llegó democráticamente al poder. 


Como expositor que mezcla conceptos teóricos y referencias históricas sin conocer a fondo un campo para sugerir proyectos irrealizables basado en obviedades no hubiese dejado gran huella. Simplemente iba a ser ignorado por falta de realizaciones concretas y de auditorio. Su anti capitalismo obtuso, sus críticas al establecimiento, a la burocracia y al sistema financiero, o su prédica de vivir sabroso, tampoco lo hubieran destacado. Esas características están al alza en muchísima gente convencida de que trabajar y ganar plata sin pensar en el resto del planeta no llevan a ninguna parte. Su principal desafío como mandatario y ex combatiente de un grupo subversivo exitosamente reinsertado era lograr algún avance palpable en el frente de la paz. Y es ahí, precisamente, que su descache fue monumental: por lo que trinó y por cómo lo hizo, sin el menor esfuerzo de reflexión previa. 




Una cosa es incumplir citas y horarios o irrespetar protocolos de reuniones de trabajo y eventos sociales cotidianos. Otra bien distinta es saltarse los procedimientos establecidos por la diplomacia para manejar las relaciones internacionales, que  exigen años, décadas, de paciente filigrana. 


El frenesí de su personalísima respuesta activista a la crisis reveló el trasfondo de su formación política, que no es el marxismo, prudente y reflexivo. Es más cercana al anarquismo adobado con insurgencia elitista y populismo armado latinoamericanos. El cúmulo de mensajes antisemitas y tolerantes con crímenes atroces, que ha mantenido por varios días, provienen más de Aureliano, ex comandante del M-19, que del presidente de izquierda que busca y necesita la Paz Total. Ese garrafal error se lo van a cobrar bien caro las democracias occidentales. Y la historia, de la que vive tan pendiente. 


Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso fueron anarquistas españoles influyentes a principios del siglo XX. Empezaron su lucha muy jóvenes en el movimiento sindical. Eran el polo opuesto de los intelectuales que por décadas apoyaron a la Unión Soviética. Durruti promovía “una revolución рог у para el pueblo... Buscamos una revolución social auténtica у efectiva… la revolución es una desconocida sobre la que no se puede saber nada concreto a propósito del momento en que ha de emerger”. Ascaso recomendaba “pasar a la práctica… la mejor escuela de la teoría revolu­cionaria (que) deja de ser dogma”. Concebían la revolución “соmо pura contingencia, abierta a la vida y, por tanto, confundida con ella. Revolución igual a vida”. Durruti constató que boicotear un producto era más eficaz que hacer huelga. Años después criticaría esa forma de presión. Para él, la experimentación “no guarda fidelidad ni a sí misma”. Como nunca se sabe de antemano lo que va a ocurrir “basta con un acto de audacia para desencadenar la acción colectiva… el momento oportuno para la reflexión se halla mucho más después que antes del acto”. La reflexión previa a la acción “sólo obstaculiza la fuerza necesaria para emprenderla”. 


Décadas más tarde, en el Uruguay, la guerrilla urbana de los Tupamaros adoptó el mismo principio: “las palabras nos separan, la acción nos une… De ahí nuestro lenguaje, nuestros símbolos y de ahí también que siempre hayamos hablado después de actuar, nunca antes… la lucha armada como una tarea práctica y no como una especulación de sobremesa”. Uno de sus comandantes recuerda: “tratábamos de cumplir objetivos sin prever las consecuencias… las repercusiones las veíamos después. No éramos un buen jugador de ajedrez, que prevé lo que va a pasar”. 


La influencia de estas ideas sobre el M-19, donde Petro se formó políticamente, la expresa con claridad Vera Grabe en sus memorias al recordar que “habíamos leído mil veces Las actas tupamaras, que contaban las acciones de esta guerrilla urbana uruguaya, que nos había inspirado con su imaginación y creatividad”. La noción de que las detalladas consideraciones y evaluaciones previas bloquean la acción es no sólo un tema recurrente en los testimonios del M-19 sino algo que siempre pregonaron con no disimulado orgullo: “La costumbre nuestra era vaya, mire y hágale”.


La acción irreflexiva, puramente emotiva, conduce a la violencia. Sobre todo cuando se acepta que algunas formas de causar daño físico al adversario político son legítimas. Por la misma fisura retórica de privilegiar la capacidad de acción del grupo activista sobre la razón se colaría el antisemitismo que también heredó Petro. 


REFERENCIAS


COPP (2002) Corporación Observatorio para la Paz. Las verdaderas intenciones de los paramilitares. Bogotá: Intermedio


Grabe, Vera (2000). Razones de Vida. Bogotá: Planeta


Morales Toro, Antonio y Javer Ortega Pérez (1996) eds. El lenguaje de los hechos. Ocho ensayos en torno a Buenaventura Durruti. Madrid: Los libros de la Catarata