viernes, 10 de octubre de 2025

Supérate, sacúdete y el frágil intervencionismo neoliberal

 Publicado en El Espectador el 16 de Octubre de 2025


Juan Carlos Echeverry, célebre economista neoliberal, cuenta que hace años, viajando desde Washington, diseñó un programa para cambiar la poco competitiva cultura colombiana inspirado en la importancia asignada al deporte en Norteamérica. Al aterrizar, ya sabía el costo: 35 millones de dólares. “Cinco disciplinas deportivas y tres académicas” bastarían para arrancar. Una década después, como Ministro de Hacienda le dijo a Juan Manuel Santos “vamos a montar esto… lo primero es el deporte”. El presidente lo respaldó. 


“Empezamos con 600 mil niños, de todo el país… Se ganaba en competencias intramurales, en los barrios, en los municipios, luego el departamento y la nación”. En fútbol escolar, por ejemplo, ganaba un premio el equipo, otro el entrenador y otro el colegio. Eso alineaba el sistema educativo con la familia. Para el galardón nacional, “los traíamos hasta Bogotá”. Su entusiasmo al recordar es arrollador. “Tuve indígenas de Mitú que vinieron en canoa… luego los trajimos en avión… y el presidente fue a la premiación”. 


El programa tuvo oposición. Para la Mineducación eso no estaba en sus programas. Echeverry reviró: “son 35 Millones de dólares. Le doy esa plata, pero si no lo hace, no le doy nada”. Ese dinero era para el programa bautizado Supérate… “con el deporte y con el saber”. Una funcionaria convencida con la idea “era de tercer nivel en Coldeportes”. Al reclutarla, por sus contactos, el éxito fue rotundo. “Llegamos a 3 millones de niños”. Enfrentaron tremendos obstáculos. “La guerrilla secuestró al de Supérate”. El rehén llegó al campamento y el comandante lo liberó: “felicitaciones, es lo que hay que hacer en este país. Nosotros los apoyamos, muy bien, sigan así”. Como si faltara otro espaldarazo, “los paramilitares secuestraron al de Supérate”. También lo soltaron y reiteraron la importancia del programa. “¿Sabes quién ganó la competencia de inglés? una niña de Popayán… ¿Y matemáticas? Un niño de Tame… Todo el mundo participó”. Siendo el mismo equipo que desde un colegio alcanzaba pantalla nacional, cuando volvían al pueblo “los recibían en carro de bomberos”.  


Con más fogosidad que modestia, Echeverry concluye: “eso es Colombia, eso es transformar un país, eso es la igualdad… es una vaina espectacular”. Desgraciadamente, el nirvana no aguantó el cambio de gobierno. Al llegar Iván Duque, “lo tachó, quitó toda filosofía -empezar con niños- volvió a las categorías infantil, juvenil, mayores … lo llamó Sacúdete… y lo volvió cosas de baile”. Supérate no sobrevivió a la economía naranja. A su vez, esa política para jóvenes, “antídoto contra la violencia”, con muchos polideportivos financiados por Fonsecon, un fondo para invertir en seguridad ciudadana, se enredó con acusaciones de corrupción. Desde la era Santos, La Silla Vacía, mostró que esos recursos “se usaban para mantener aceitada la coalición” entre alcaldes, políticos y contratistas.


En la misma entrevista, Echeverry recuerda su plan para combatir la corrupción en Ecopetrol. Por ser “un ejemplo terrible para la compañía” terminó la vinculación de un ejecutivo “con muy mala reputación… identificado como nocivo… por indicios fuertes de deshonestidad”. Hubo que pagarle una indemnización multimillonaria pero ese día quedó claro que “la gente que hace las patrañas y se comporta mal no se queda”. Como la directora de ética se negó a hablar sobre simples rumores de corrupción y se sindicalizó para blindarse, aumentó el poder de esa oficina. “Trajimos gente de la contraloría, la fiscalía, la procuraduría.. y una mujer con experiencia en cumplimiento y en ética, que ascendimos”. Echeverry creó la Vicepresidencia Corporativa de Cumplimiento (VCU) que fue fortalecida por su sucesor. Con el Gobierno del Cambio y Ricardo Roa al frente de la Empresa, un remezón en la cúpula sacó a la estrella anti corrupción y la VCU volvió a ser una Dirección. Las irregularidades en la era Roa empezaron por presuntas violaciones a los topes como gerente de campaña investigadas por el CNE y la CSJ. Siguió la compra de un lujoso apartamento antes de llegar al cargo que involucra “un conocido petrolero, vinculado a un proyecto gasífero de una filial” y, entre varias otras, la intromisión de su pareja, que ha sido llamado “a juicio disciplinario por anomalías en contratación”. 


El neoliberalismo ingenuo, casi voluntarista, hace añorar postulados básicos de la escuela austríaca: Von Mises hubiese criticado a los economistas creadores de Supérate y Sacúdete “preocupados exclusivamente con las medidas gubernamentales. Esperan todo de la acción autoritaria y muy poco de la iniciativa de los ciudadanos emprendedores”. Luchar contra la corrupción desde el interior de una empresa implica renunciar “al monopolio de la coacción y la compulsión” que debe ser estatal, independiente y estable. Por eso los autócratas no se molestan en controlar “direcciones éticas” en cada entidad: buscan capturar fiscalías, agencias de inteligencia y oficinas de impuestos. 


REFERENCIAS


Cendoya, Román (2025): “Fiscal general, desecho institucional”. The Objective, febrero 3


López Giraldo, Isabel (2024). “Juan Carlos Echeverry”. En Memorias Conversadas, 28 de julio


LSV (2017). “Más Allá de la Denuncia de Gaviria, los CIC Fueron a la Unidad Nacional”. La Silla Vacía, noviembre 16


Mazo González, Daniela (2025). “Luis Carlos Reyes denunció que “recomendado” de Roy Barreras, vinculado al caso ‘Papá Pitufo’, ahora manda en la Dian”  Infobae, junio 28


Prieto, Jineth, Manuela Galvis y Danilo Arias (2021) "La Mermelada de Duque es Marca Sacúdete”. La Silla Vacía, octubre 19


Quintero, Juan Pablo (2025). “La Corte Suprema de Justicia de Colombia abre otra investigación sobre las cuentas de la campaña presidencial de Gustavo Petro”. El País, septiembre 29


Rodríguez Álvarez, Santiago (2025). “La Dni: de Agencia de Inteligencia Exterior a Servicio Secreto de Petro”. La Silla Vacía, Septiembre 9


RS (2023). “Atención: Ecopetrol anunció la salida de cuatro vicepresidentes. ¿Crisis dentro de la empresa?”. semana.com, agosto 17


TheFryeShow (2025). “Cómo salvar una empresa en crisis” - Entrevista a Juan Carlos Echeverry, #311, agosto 7


Torres Lasso, Juan Diego (2025). “Procuraduría llamó a juicio disciplinario a Julián Caicedo, pareja de Ricardo Roa, por anomalías en contratación”. El Tiempo, junio 17


UI ET (2023) “La historia detrás del apartamento 901 que R. Roa compró antes de llegar a Ecopetrol”. Unidad Investigativa, El Tiempo, diciembre 16


Von Mises, Ludwig (sf). Caos planificado. Epílogo al SocialismoInstitutoMises


viernes, 3 de octubre de 2025

La hermana de Bolívar, el Fabricante de Peinetas y la justicia republicana

 Publicado en El Espectador, octubre 9 de 2025


El 21 de Octubre de 1836, el cónsul de S.M. Británica en Venezuela anotó en su diario un insólito suceso. “La hermana favorita de Simón Bolívar, María Antonia, una joven de 60 años y viuda también (pero que durante su viudez ha producido un par de bolivarianos espurios) se ha enamorado, y no poco, de un joven criollo, y le ha entregado unos 8.000 dólares además de regalarle muchas de las medallas de oro” de su hermano. La suma era equivalente a unos 250 mil dólares de hoy. El beneficiario, José Ignacio Padrón, 35 años menor que ella, era un artesano conocido como El Fabricante de Peinetas. 


Hubo “una disputa entre estos dos amadores mal emparejados” que mostraban una considerable diferencia no solo de edad, sino social. “La dama repentinamente acusó al joven de haberle robado la suma en cuestión. Se le encarceló, se llevó a cabo el juicio… donde salió a relucir toda la correspondencia amorosa entre las partes demostrando que había un quid pro quo. El inocente fue absuelto, y Madame se ha quedado con este ejemplo de sus amoríos expuesto ante el mundo caraqueño”. 


La historiadora Inés Quintero revisó el expediente criminal contra Padrón para su libro. Nacido en 1814, año terrible de la independencia venezolana, Padrón sabía leer y tuvo un puesto en el Estanco de Tabaco, que complementó aprendiendo el oficio “delicado y exigente” de peinetero, al que se dedicó en 1833. La peineta de carey era un lujo al que sólo podían acceder “damas de la alta sociedad” como María Antonia Bolívar. Por eso se conocieron. Además, él vivía cerca de su hacienda y en 1835 ya trabajaba para ella como “dependiente y agente de sus negocios”. Así, “entraba y salía de su casa de día y de noche… Se vio favorecido por los beneficios que se derivaron de esa amistad”. Al estallar la Revolución de las Reformas ella le consiguió una certificación para librarse del ejército. Pronto, en paralelo a las peinetas, el joven “se inició en la compra venta de ganado”. Ella le prestó dinero y le hizo regalitos: “algunas prendecitas, una daguita, un relicarito dorado con su cadenita… un cuadrito con dos enamorados… ”. 


Para abrir una posada, Padrón la amobló, compró mesa de billar y abandonó a Maria Antonia por una mulata. Al mes de estar funcionando el negocio recibió una carta de La Criolla Principal cobrándole 300 pesos. Él la invitó a presentarse “ante un Juez con documento que tenga mío el que la satisfaré aunque no esté vencido el plazo”. Días después “fue sometido a prisión en la cárcel de Caracas, denunciado por haber robado 10.000 pesos”. Su patrimonio era modesto. “Dueño de una posadita con unos pocos coroticos, con algunas prendas de vestir gastadas… Ningún calzado en el inventario”. 


Personaje clave en el drama relatado por Quintero es el juez Juan Jacinto Rivas, encargado de la instrucción. Había entrado a la judicatura después de 1830, en tiempos de la República. No tenía vínculos con el pasado colonial y no le importó el origen aristocrático de la denunciante, ni las cartas de amor aportadas al proceso por Padrón, para desestimar la demanda y absolver al acusado por falta de pruebas. Tampoco tuvo en cuenta los testigos de bolsillo de la supuesta víctima. 


El deterioro de esa justicia republicana e imparcial que logró contrariar a una aristócrata y dejar libre un joven de origen popular no tardó. Empezó con el primer gobierno del general José Antonio Páez. A pesar de indudables avances como el primer Código Civil, hubo indultos, rebajas de penas y decretos para consolidar “redes clientelares y personalismo que devastaron la institucionalidad”. Después vendrían muchos caudillos. Desde la independencia, y antes de Chávez, Venezuela estuvo más de setenta años bajo dictaduras que debilitaron la justicia y favorecieron la arbitrariedad y el populismo. Todos esos autócratas admiraron a Bolívar. Juan Vicente Gómez, dictador entre 1908 y 1935, promovió el culto para legitimar su régimen, exaltando esa figura como símbolo de unidad nacional y autoridad. Pérez Jiménez también invocó el legado bolivariano de autoridad y progreso. 


Sin contar la de Bolívar y la Junta Militar de transición, durante los siglos XIX y XX, Colombia vivió siete años -la décima parte de Venezuela- bajo dictadores militares: Tomás Cipriano de Mosquera, Gustavo Rojas Pinilla y el ídolo de Gustavo Petro, José María Melo, tan ferviente admirador de Bolívar que llamó Bolivia a una de sus hijas. El deterioro de la justicia colombiana ha sido más por marrullas civiles y plata o plomo de las mafias, que por golpes militares. Aunque los nuevos bolivarianos se empeñen en calificar de militarista un país santanderista.


REFERENCIAS


Cabrera Reyes, Jorge Ancízar (2023). “José María Melo, Jefe de Estado de Colombia, en su natalicio”. cambioin.com, octubre 9


Mendoza, Alexandra (2014). “José Antonio Páez y José Tadeo Monagas: Reñaciones de Poder Caudillista Durante el Período 1846-1849. Tesis Doctorado en Historia, UCAB, Mayo 14


Quintero, Inés (2019). “Bolivariano, gomecista y cesarista”. Prodavinci, diciembre 19


Quintero, Inés (2024). La Criolla PrincipalBanesco


Quintero, Inés (2025). El fabricante de peinetas. Banesco


Torrado, Santiago (2022). “José María Melo, el olvidado presidente colombiano al que Petro reivindica”. El País, diciembre 3

 

lunes, 29 de septiembre de 2025

El taimado, incoherente e irresponsable antimilitarismo progre

Publicado en El Espectador, octubre 2 de 2025 




Desde un barco en el Mediterráneo, la ex alcaldesa de Barcelona Ada Colau, declaró haber enviado una “carta urgente al Ministro de Exteriores y al Presidente del Gobierno de España para urgirles a concretar medidas de protección inmediata a los miembros de la misión humanitaria de esta flotilla” que navega hacia Gaza. No mencionó a la Ministra de Defensa pero hizo explícito que la amenaza es militar: “dos graves ataques con drones y un gravísimo atentado que ha puesto en peligro nuestras vidas”.


Colau fue elegida con apoyo de partidos a l'esquerra del PSOE, inspirados en el movimiento 15-M del que surgió Podemos liderado por defensores del régimen militar venezolano. En 2016, al inaugurar el Salón de la Enseñanza manifestó a los uniformados que pretendieron saludarla que no eran bienvenidos. No fue un caso aislado. En la celebración navideña de 2017 la funcionaria excluyó militares. Quería un espacio seguro pero desmilitarizado, apto para menores. Ante tal actitud, Javier Marías dedicó una columna al “comportamiento teñido de señoristismo… como los rancios señoritos trataban antaño al servicio, es decir, a los criados, más antiguamente siervos a nuestro servicio… Hacen que la casa funcione y esté limpia y en orden… lavan la ropa y cocinan, cuidan de nuestros niños cuando estamos ocupados. Pero en las celebraciones deben desaparecer… Su presencia las afearía y desluciría”. La molestia contemporánea no es tan explícita. Quienes se benefician de servicios de seguridad, protección armada y escoltas, quienes solicitan fuerza pública ante ciertas emergencias, muestran disgusto o desconfianza. Sólo cuando lo castrense es afín a la propia ideología, el antimilitarismo cede. Colau contrató al promotor de un ejército catalán cuyo embrión serían los Mossos d’Esquadra, equivalente independentista de la Guardia Civil.


En 2010, el senador Gustavo Petro resumió los flagelos que se debían enfrentar. “Calentamiento global, trata de personas, tráfico de armas, narcóticos, desactivación de fuerzas armadas”. En 2020 señaló un escenario complejo. “Las Fuerzas Armadas Mexicanas, fuerza narcotraficante, imponen toque de queda en Quibdó. Cuando dije que Colombia perdería soberanía territorial y poblacional frente a los carteles mexicanos, se burlaron. Y el ejército colombiano, sin rumbo”. El año siguiente el asunto era más grave: “las fuerzas armadas de Uribe entregan material y protegen a vándalos de civil para quemar la alcaldía de Yumbo. La violencia la desata el mismo gobierno para excusar el golpe de estado”. 


Tras la creación del Pacto Histórico (PH) en 2021, Petro anunció que esa agrupación de partidos llevaría el país “hacia la democracia, la justicia social y ambiental y la paz”. Poco después, durante la oleada de protestas de 2021, “desencadenada por una reforma tributaria impopular, alimentada por la enorme desigualdad y la brutalidad policial”, exacerbada por el impacto de la pandemia, el líder del PH denunciaba que “una manifestación pacifica es agredida por fuerzas parapoliciales armadas disparando al cuerpo de los manifestantes”. 


Como presidente, Petro moderó el antimilitarismo explícito, reemplazándolo por desplantes a los uniformados. Una semana después de su posesión, en el acto protocolario para rendirle honores y reconocerlo como Comandante Supremo de las FFAA en la Escuela de Cadetes, “dejó plantados a los militares que lo esperaban”. Poco antes de la hora prevista para el inicio, notificó, “en un acto de irrespeto difícil de explicar” que por "reuniones urgentes privadas de Gobierno” la ceremonia se aplazaba.


Ese mismo mes, mas de la mitad de los generales del Ejército y la Policía fueron removidos sin los “mecanismos formales, tradicionales y académicos… Hubo un grupo que fue informado de su despido a medianoche. Otro cuyo nombramiento fue luego suspendido”. En octubre de 2023 llegó con dos horas de retraso a la ceremonia de ascenso de mandos medios en la Escuela de Suboficiales. En Julio de 2024, no tuvo reparo en quedarse sentado ante el saludo del nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto. 


Cual Ada Colau en apuros, cuando el supuesto atentado fallido en Cúcuta en 2018, desmentido por él mismo, el entonces candidato anotó que “en este momento la policía es la que nos saca”. Gustavo Bolívar, que lo acompañaba, confirmó “la policía tiene que defenderlo”. 


El summum de la metamorfosis del antimilitarismo hacia una actitud internacionalmente belicosa, lo acaba de protagonizar el primer mandatario colombiano disfrazado en las calles neoyorquinas, cuando invitó con megáfono a conformar “un ejército más grande que el de los EEUU”. Además, dio instrucciones concretas a los soldados norteamericanos: “¡desobedezcan la orden de Trump, obedezcan a la Humanidat!”. 


Ante los ataques explícitos contra los militares como congresista, la soterrada falta de cortesía como presidente o la alucinante intervención en asuntos militares foráneos como vocero oficial de Colombia, sería un desacierto ignorar la profunda huella del formateo insurgente de Gustavo Petro por su militancia en el M-19. 


Referencias


CG (2021) “Paro y pandemia: las respuestas a las protestas masivas en Colombia”. Crisis Group, Julio 2


Crónica (2016). “Colau paga 95.000 euros al ideólogo del Ejército catalán”. Marzo 11


EFE (2016). “Ada Colau dice a dos militares que no son bienvenidos en el Salón de la Enseñanza”. La Vanguardia, marzo 9


Marías, Javier (2017). "El servicio y la señorita". El País SemanalEne 15


Osorio, Camila (2025) “Estados Unidos revoca la visa de Petro tras su protesta en favor de Palestina: ‘Sus acciones son imprudentes e incendiarias’”. El País, Septiembre 27


Pardo, Daniel (2022). “La purga de la cúpula militar y otras 3 inéditas medidas con las que Petro sacude las Fuerzas Armadas de Colombia”. BBC News, Septiembre 6


Patiño, Javier (2022). “Petro dejó metidos a los militares”. Cambio, Agosto 16


Rodríguez, Mario (2023). “Gustavo Petro justificó su tardanza en ceremonia de ascenso de policías tras rechifla de los asistentes: ¿qué dijo?”. Infobae, Octubre 5

jueves, 25 de septiembre de 2025

Simón Bolívar, sus seguidores, sus detractores y la Criolla Principal

 Publicado en El Espectador, septiembre 28 de 2025



En 1982, tras la conmemoración en un cuartel de la muerte del Libertador, emulando al joven Simón Bolívar en Roma, Hugo Chávez juró “que no daré tranquilidad a mi alma, ni descanso a mi brazo hasta no ver rotas las cadenas que oprimen a mi pueblo por voluntad de los poderosos”. También esbozó su programa: “elección popular, tierras y hombres libres, horror a la oligarquía”.  En la “Juramentación del Frente de Juventudes Bicentenario”, un acto público transmitido por TV en 2010, Chávez alzó con guante negro la espada del Libertador. Proclamó, "¡que viva Bolívar! Aquí está tu espada desenvainada y levantemos el puño izquierdo, el del corazón para jurar. Vamos a repetir el juramento del Monte Sacro… es una llamada a la heroicidad, a escribir la historia”. 


En enero de 2025, ante las amenazas arancelarias de Trump, Gustavo Petro trinó que Colombia es “el primer territorio libre de América, antes de Washington, de toda la América, allí me cobijo en sus cantos africanos… No nos dominarás nunca. Se opone el guerrero que cabalgaba nuestras tierras, gritando libertad y que se llama Bolívar”. En Marzo, evocó al Libertador para afirmar que “cuando la tiranía contra el pueblo se impone, el pueblo debe rebelarse con la mayor fuerza posible”. El día del trabajo empuñó la espada, convocó al pueblo a defender las reformas sociales y la libertad, recordó el robo de ese símbolo por el M-19 y proclamó “quiero que cada habitante de los que nos acompañaron y nos acompañarán… sepa que el que comanda no es el presidente Gustavo Petro, es la espada de Bolívar”. 


Xavier Padilla, escritor y analista político venezolano, cita una carta de Bolívar al Congreso de la Nueva Granada en 1813 en la que reporta haber pasado por una decena de pueblos y que “todos los europeos y canarios sin excepción han sido pasados por las armas”. Padilla dedica su libro, El Ídolo que Devoró a su Pueblo, a los “dos mil cuatrocientos prisioneros venezolanos que las fuerzas ‘patriotas’ masacraron en febrero de 1814, por orden de Bolívar”. El horror empezó en una carta del General en la que, por la “baja guarnición y un crecido número de presos ordeno que inmediatamente pasen por las armas todos los españoles presos en esas bóvedas y en el hospital, sin excepción alguna”. Para ahorrar pólvora, en el Fuerte San Carlos de la Guaira, “lejos de las miradas, los cuerpos fueron decapitados con machetes o sables, apuñalados, ahorcados, rematados a pedradas, quemados vivos, ejecutados en hogueras improvisadas”. Un oficial que se negó a participar fue degradado y también ejecutado. Difícil no recordar Tacueyó y otros convencidos bolivarianos. 


Buscando entender esas dos facetas tan nítidas de Bolívar, héroe liberador y villano cruel, útil para el fanatismo de izquierda y de derecha, encontré a la historiadora venezolana Inés Quintero que lleva años estudiando la independencia y el papel de las mujeres en ese proceso. Los archivos del Libertador guardan muchas cartas de su hermana mayor, Maria Antonia. Pero esa figura seguía siendo misteriosa. Numerosas biografías de Bolívar apenas la mencionan para referirse a un consejo a su hermano: “que no aceptase la oferta de quienes pretendían coronarlo”. La excepción es un libro de Salvador de Madariaga, que “insiste sobre las ideas políticas de María Antonia, refiere su rechazo a la Independencia y da cuenta de las profundas reservas que tenía respecto a la conducta política de su hermano menor”. El célebre pensador liberal español no se detuvo en la vida de esta mujer. Eso motiva a Quintero a escudriñar su pasado y, en general, la enorme contradicción de la élite criolla venezolana: promover la Independencia rompiendo “de manera tan drástica con los valores y principios que había sostenido y defendido”. María Antonia Bolívar no encajaba en ese perfil. “Enemiga ferviente de la república y entusiasta defensora de la monarquía… rechazaba de manera categórica las novedades que pretendían instaurarse”. No era un caso aislado. Por esa razón, a pesar de su cercanía con el Libertador, fue silenciada en la “teología Bolivariana” que, proyecto autocrático, no admite fisuras. Para iluminar esas tinieblas, conviene leer La Criolla Principal, disponible en línea. 


Inés Quintero criticó el Bolívar de Caracol-Netflix por su falta de rigor histórico, pero esta serie cumple de sobra un papel crucial: desmitifica al Libertador, muestra sus matices y contradicciones. Lo mismo logra con Maria Antonia, que los fanatismos condenarían o santificarían. En medio de la fiebre bolivariana, un valioso aporte de la serie al debate político son los desacuerdos y conflictos entre Bolívar y Santander, aún pertinentes. Contra las delirantes invitaciones a la guerra por la libertad blandiendo una espada caduca, alivia ver o leer defensas sensatas sobre la importancia del santanderismo para las instituciones. 


REFERENCIAS


Bracci, Luigi (2010). “El Presidente Chávez desenvaina la Espada de Bolívar y juramenta a Juventud Bicentenaria!”

Youtube, Febrero 10


EFE (2025). “Petro toma la espada del Libertador para que guíe la consulta popular sobre reformas”. SWI Swissinfo.ch, mayo 1


Padille, Xavier (2025). El ídolo que devoró a su pueblo. Amazon. Versión Digital


PSUV (2024). “1982: El Comandante Chávez juró defender la Patria ante el Samán de Güere”. Partido Socialista Unido de Venezuela, psuv.org, Diciembre 17


Quintero, Inés (2024). La Criolla Principal. Banesco


Rubio, Mauricio (2025): “Los infames verdugos de Tacueyó, pupilos y aliados del M-19”. El Espectador Junio 26, Blog Personal


Saavedra, Frank (2025).”Las frases más contundentes de Gustavo Petro en su discurso en la plaza de Bolívar”. Infobae, Marzo 19


Venezuela Provincial (2024). “La criolla principal - Una hermana realista de Simón Bolívar con Inés Quintero”, Youtube, Oct 9