Publicado en El Espectador, junio 22 de 2025
Es común afirmar que en Occidente nadie entiende lo que ocurrió en China. Entre la élite académica e intelectual aún incomoda analizar su descomunal desarrollo en las últimas décadas. La izquierda tendría que renunciar al dogma del capitalismo perverso y la derecha al demonizado intervencionismo estatal. Mariana Mazzucato, misionera internacional de la colaboración armoniosa entre sectores público y privado, aún anota la obviedad que se trata de una intervención estatal exitosa.
Gustavo Petro apenas ha captado que en China sí hubo Cambio. En su primera visita oficial dejó un mensaje en el mausoleo de Mao. “Sembraste ilusiones a la juventud del mundo y abriste el camino para que tu pueblo fuera grande, comandante… La historia sigue y el conflicto puede sumergirnos en la extinción humana”. En un banquete de Estado, sentado a la diestra de Jinping, Petro “resolvió no hablarle… Mantuvo absoluto silencio todo el tiempo”, señala Alvaro Leyva, interlocutor suplente, quien agrega que estaba molesto por la negativa del anfitrión a hablar del metro bogotano. En su viaje más reciente, tras recorrer la gran muralla, escribió que “la larga marcha y los exilios… marcaron un cambio en la humanidad… China debe estructurar, ahora, contra la tecnología lanzada desde nuestras matrices del fascismo y los crímenes”. En entrevista a un periodista local, reconoce que “la pobreza se ha acabado en el mundo gracias a la China”, extiende hacia atrás la pesadilla trumpista para denunciar que los círculos de poder quieren “acabar con la multilateralidad y dominar al mundo con gritos”, anota que García Márquez podría “juntar en la magia latinoamericana el jaguar con el dragón chino”, propone que, como el pueblo indígena de la Sierra Nevada, Colombia podría ser el corazón del mundo” pero advierte que entramos en una nueva fase en la que “el Estado no es capaz de dar soluciones y el presidente chino sabe eso”.
Independientemente de los mecanismos que tenga un Estado para la coordinación con empresas privadas, es fundamental reconocer la importancia de reemplazar un mesiánico caprichoso por instituciones, indispensables para un porvenir sólido. Encima, es una torpeza diplomática que visitas oficiales a la segunda potencia del planeta dejen como memoria una oda mediocre y trasnochada, insolentes y absurdas recomendaciones políticas, adornadas por un desplante protocolario.
Petro exhibió en China el delirio, recurrente desde que inició su mandato, desenvainado de manera progresiva y amenazante: glorificar la lucha política armada mientras silencia los crímenes de sus líderes, los daños causados y las víctimas. Conviene machacar que apenas tomó posesión ordenó “que la espada del libertador Simón Bolívar —aquella que el M-19 se robó— fuera traída a la ceremonia”. Y comparar los beneficios de ese gesto con la crispación generada. Ahora, sus ataques a la democracia, respaldados con símbolos de guerra o de manera indirecta y taimada, se intensificaron.
Es oportuno recordar aspectos sombríos del Gran Timonel, en épocas violentas que añora el presidente colombiano, no el anfitrión. Mao consolidó su poder con ardides dentro del Partido Comunista Chino. En Yan’an, tras la Larga Marcha, los miembros debían confesar públicamente sus errores y someterse a críticas colectivas. El líder humillaba a los acusados, buscando lealtad absoluta. Esas jornadas condujeron a campañas “para identificar, marginar, intimidar y destituir a los miembros del partido opuestos al liderazgo y las políticas de Mao”. Hay paralelos con el primer Consejo de Ministros televisado de este cuatrienio, con objetivo y estilo similares.
Presentándose como líder infalible, Mao promovió el nefasto culto a la personalidad. Durante el Gran Salto Adelante (1958-1962), se exageraron las cifras de producción agrícola, ocultando el hambre masiva, con millones de muertes. De hecho, “el término hambruna ayudó a consolidar (la visión) que las muertes fueron una consecuencia accidental de programas mal concebidos y ejecutados… la catástrofe que se desencadenó tiene que servir como recordatorio de lo errónea que es la idea de que la planificación estatal puede ser útil como antídoto contra el caos”. Sobre todo cuando el desorden es provocado desde arriba, chu-chu-chu.
El verdadero, eficaz y durable salto adelante en China fue abandonar, con las reformas de Deng Xiaoping, además del Estado unipersonal, el veto dogmático e irreflexivo al “sistema capitalista” de incentivos y asignación de recursos. El acceso a la propiedad privada fomentó el emprendimiento individual y permitió crear riqueza. El Estado, aunque no democratizado, se institucionalizó, tecnificó y fortaleció logrando resultados inalcanzables en repúblicas bananeras que empobrecen al pueblo y restringen libertades dizque a causa del imperialismo, la disculpa perpetua para la mediocridad caudillista.
La fortaleza institucional china logra controlar la corrupción -burocrática, empresarial y del PCC- atacando sin tregua Tigres y Moscas. En ese frente, Petro y sus amigotes dictadores hacen justo lo contrario: extienden y sofistican la tecnología para extraer rentas ilícitas impunemente.
REFERENCIAS
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Chai, May-Lee (2012). “A Review of “Mao's Great Famine: The History of China's Most Devastating Catastrophe, 1958–1962”. Tandfonline, may 31
EC (2025). “La amenazadera de Petro”: El Colombiano, mayo 2
Kopf, Dan & Tripti Lahiri (2018). “The charts that show how Deng Xiaoping unleashed China’s pent-up capitalist energy in 1978”. Quartz, Dec 17
LD (2025). “¿Por qué salió la exministra de justicia? / Ángela María Buitrago revela la verdad”. Los Danieles, mayo 18
Reinoso, José (2014). “La purga anticorrupción llega a la cúpula del Ejército chino”. El País, jun 3
Rubio, Mauricio (2019). “China Incomprendida”. El Espectador, agosto 8, Blog personal
______________(2023). "Nueva moda: misiones Mazzucato". El Espectador, abril 13, Blog personal
Semana (2005). “Lea aquí la segunda carta íntegra de Álvaro Leyva contra Gustavo Petro: “El presidente de Colombia, país de la coca, cayó en el vicio””. semana.com, mayo 6
_____________ “El mensaje escrito que dejó el presidente Petro tras recorrer La Gran Muralla China”. semana.com, mayo 12