martes, 26 de septiembre de 2023

Erotismo femenino y masculino

Publicado en El Espectador, Septiembre 28 de 2023


Las diferencias cerebrales, químicas, genéticas, hormonales… entre mujeres y hombres tienen repercusiones en la sensualidad, el placer sexual y las relaciones de pareja. 



El 14 de agosto falleció Francesco Alberoni, el “sociólogo del amor”. En su obra más conocida, Enamoramiento y Amor (1979), sostiene que enamorarse es “la condición naciente de un movimiento colectivo compuesto por dos personas”. Es posible que ese tratado inspirara la “política del amor” que febrilmente promueve el gobierno de la potencia mundial de la vida. En 1986 Alberoni publicó Erotismo, premonitorio de tendencias que sólo recientemente se volvieron corrientes en los medios, el cine y la TV. 


Cuando Catalina salió de Colombia tenía 24 años. Había estudiado diseño y quiso ampliar horizontes en Barcelona. En Cali, donde creció y fue a la universidad, tuvo varios novios. Inteligente, emprendedora, inquieta y atractiva tenía mucho éxito con hombres de distintas edades. Siempre pudo escoger entre varias opciones y era ella quien finalizaba las relaciones. La excepción fue la última cuando -según Ana Mª, su madre- estuvo realmente enamorada. En su familia, en las de sus compañeros de estudio o entre las amistades de sus padres separados, las historias de infidelidad, sobre todo masculina, eran comunes y vox populi. 


Al llegar a Barcelona tuvo primero un novio catalán durante un par de años. La relación la terminó ella porque “ya había mucha pelea”. Ana Mª no sabe si fue motivo cuernos pero tampoco lo descarta. A raíz de esa crisis, Catalina le reveló a su madre por qué terminó la última relación caleña: había quedado embarazada y aunque hubiera preferido organizarse y formar una familia, el padre no quiso complicarse, la dejó y ella no vio opción distinta a abortar. 


Apareció después Sergio, un argentino de familia con tan buena situación económica que pudo estudiar pregrado en los EEUU. Como muchos de su generación, buscó alejarse de la inestabilidad política latina radicándose en España. Buen seductor, guapo y excelente profesional, tenía bastante éxito entre las mujeres. Llevaban buen tiempo en pareja, vivían juntos y Catalina, atareada en múltiples y variadas pistas, estaba de nuevo muy enamorada. Un buen día Sergio, con frescura, le contó que había conocido una chica por redes sociales. Le gustaba mucho, habían salido varias veces y quisiera ensayar una relación abierta pero sin renunciar a su vida cuasi conyugal. “Te sigo queriendo como antes” le confesó para consolarla. La negativa de Catalina a la audaz propuesta fue contundente. Le dio fin a la relación pero quedó muy afectada, devastada. “No sé qué pasa con los hombres, ¿qué se creen?”, le comentó a Ana Mª. “¿Será que me tengo que buscar una mujer?”


El hecho escueto es que tras ese segundo gran desengaño Catalina dejó de salir con hombres. Al poco tiempo empezó a hablar de Montse, su nueva pareja con quien vive hace un par de años. Ante Ana Mª salió del armario relativamente rápido pero su padre, que sigue viviendo en Colombia, aún no sabe nada. 


Algunos párrafos del Erotismo de Albinoni, escritos cuando Catalina aún no había nacido, ayudan a entender su reacción. “La mujer quiere que se la seduzca, se la excite, pero siguiendo sus tiempos, sus ritmos, de modo armonioso. Quiere estar rodeada de emociones… El gran seductor puede tener un aspecto fuerte, viril, pero habla con un tono tranquilizador, persuasivo, seguro. Tiene la seguridad del padre y la sabiduría de la madre. Dice aquello que sólo una mujer sería capaz de decir. Habla del cuerpo femenino con la delicadeza de la mujer. Cuenta y evoca sensaciones que sólo la mujer conoce y sabe contar. El gran seductor tiene paciencia, le da tiempo para prepararse, para fantasear, para fascinarse, para excitarse, para dejarse llevar… A cada instante hace a la mujer la promesa que toda mujer espera: no te pido que cambies, no te fuerzo, no quiero nada para mí… El seductor conoce las fantasías femeninas… La toca como lo haría una amiga”. 


En este punto, cualquier economista neoliberal, esos que aborrece la “política del amor”, advertiría que “no hay almuerzo gratis”. En Colombia alguien diría “de eso tan bueno no dan tanto”. Para Alberoni, muy pocos seductores están a la altura de las circunstancias. Es usual que no respondan por lo que hacen, y de manera directamente proporcional a la calidad de sus aptitudes. “Satisfecho su deseo, la mayor parte de los hombres destruyen el encanto y la mujer sale del ensueño sola… siente cólera contra ella misma porque se dejó llevar, se entregó a quien no lo merecía… vive una experiencia de pérdida, de desilusión”. 


Aunque Albinoni alcanza a sugerir de forma tangencial esa opción, en 1986 no hizo explícita la salida de Catalina al desencanto con los hombres que hoy parece común entre mujeres de distintas edades: buscar refugio en una congénere. 


REFERENCIAS


Alberoni, Francesco (1990). El erotismo. Círculo de Lectores


 

lunes, 18 de septiembre de 2023

Activismo forestal y maderero

 Publicado en El Espectador, Septiembre 21 de 2023


Una amplia y creciente variedad de arreglos institucionales espontáneos desafía dogmas y doctrinas. En Francia, por ejemplo, jóvenes inversionistas hacen política forestal y ambiental mientras algunas mujeres se vuelven carpinteras en organizaciones sin hombres.




Lo que parecía un paseo de senderistas por las montañas de la Drôme, departamento al este del Ródano, era en realidad la culminación de un largo proceso con el que una joven, Blanche, logró negociar un precio de mil euros por hectárea de bosque y convencer sobre la viabilidad de su proyecto forestal sostenible. Pudo reunir fondos para comprar 33 hectáreas próximas a una extensión de 400 adquiridas hace cuatro años por la ASPAS (Asociación Para la Protección de Animales Salvajes). Antiguo terreno de caza, ahora es la mayor reserva de vida salvaje en Francia con tres objetivos básicos. Uno, prohibir en sus bosques cualquier actividad humana distinta de “paseos contemplativos, amorosos y curiosos”. Dos, defender especies normalmente marginadas de la fauna salvaje por “insignificantes, engorrosas o en conflicto con actividades humanas”. Tres, ofrecer asesoría jurídica para hacer respetar y fortalecer el derecho ambiental. 


La ASPAS se presenta como una asociación “100% independiente, activa y eficaz”. En invierno y en verano la vigilancia de los predios está a cargo de decenas de voluntarios a los que Blanche entrena. Con los aportes de inversionistas privados y de sus trece mil miembros, la ASPAS compra terrenos para dejarlos evolucionar libremente o devolverlos a su estado natural. Blanche trabajaba en el sector turístico de montaña, entorno en el que creció. La principal motivación para su nueva militancia surgió al nacer su hija: quiso darle la posibilidad de vivir un ambiente similar al que ella disfrutó de niña. 


Aunque los cazadores ya no entran a muchos bosques, la presión continúa. Han adiestrado perros para que saquen las presas y sean abatidas afuera. No es la única amenaza que enfrentan los nuevos guardabosques privados. En el último siglo y medio el área forestal francesa se duplicó. Pero la biodiversidad se redujo de manera sustancial. El consumo mundial de madera ha aumentado considerablemente y la explotación forestal se volvió un negocio muy rentable. Bancos, compañías de seguros y fondos de pensiones son dueños de la mitad de los bosques franceses. Hace una década la tecnología de las taladoras forestales cambió hacia máquinas multitask que tumban, cortan y sirven de aserradero móvil capaz de desmenuzar un árbol en menos de un minuto. Además, multiplicaron los cortes a ras e incluso arrancan raíces apreciadas como leña. Fue contra esta industrialización de las tareas forestales que el activismo optó por comprar parcelas de bosques para protegerlas. Así, “para devolver a la naturaleza sus derechos o explotarla de manera durable” activistas imaginativos buscan “reconquistar, hectárea por hectárea esos ecosistemas esenciales para el futuro”. No siempre la inversión privada es egoísta e insaciable. 


Nathalie Naulet es una ingeniera forestal que trabajó diez años en la Oficina Nacional de Bosques francesa. Dejó su cómodo y bien remunerado empleo vitalicio “porque no estaba de acuerdo con lo que pasaba allí”. En particular, la indignó la falta de medidas contra el daño causado por la tecnología depredadora de la tala. Una oficina pública, incluso con educada burocracia francesa, puede no priorizar el bien común. “Con el confinamiento llegaron devoradoras como esas de todas partes. La gente estaba en sus casas, no se movía… Es una práctica híper violenta con el bosque: suelo, árboles, toda la biodiversidad”. El resultado son terrenos casi estériles. Como ciudadana Nathalie también protege el bosque comprando parcelas. Además, promueve actividades respetuosas de la naturaleza. Asesoró la adquisición de una hectárea y media a un grupo de mujeres entre las que se destaca Fanny Colin quien abrió en la región una escuela de carpintería exclusivamente femenina, no sólo para aprender los fundamentos del oficio sino para “utilizar maderas locales, duras o blandas, curvas o rectas, cortas o largas”. Adaptar el trabajo a los bosques locales, no al revés. Nathalie las entrena. Entre otras habilidades, les enseña a distinguir los árboles que se deben preservar de aquellos que se pueden cortar para sacar una viga. Lo que queda por debajo del suelo tras la tala es crucial.  


El nombre del centro de formación de Fanny no podría ser más provocador: École des Renardes (Escuela de Zorras). Su promotora explica la lógica del “sólo para mujeres”. Ignorando el feminismo tradicional anota que “desde que trabajo por cuenta propia, casi solo lo hago con mujeres… Antes, no pensaba que trabajar en un entorno de un solo sexo fuera la solución. Luego me di cuenta de que la igualdad no pasa por la ausencia de diferencias, sino por la aceptación de su existencia. Debemos tener en cuenta estas diferencias para crear un ambiente de trabajo que se adapte a nosotras”. En ciertas actividades, la igualdad puede ser imposible si se juntan unas con otros. 


REFERENCIAS


Germain, Guylaine (2021). “Des métiers qui ne font pas genre”. Voxeurop, Oct 28


ARTE (2023). “Ils achètent des forêts”. ARTE Regards, Sep 11