sábado, 25 de noviembre de 2017

La pintora acosada y la feminista

Publicado en El Espectador, Noviembre 30 de 2017








Botero Fernández Leonardo (2017). “Por denunciar casos de acoso, profesora habría sido despedida de U. de Ibagué”,  El EspectadorAgo 24


Cruz, Carmen Inés (2015) “Igualdad de la mujer colombiana: un compromiso que no se está cumpliendo”. Razón Pública, Mayo 24

Guerrero, Nathalia (2017). “Esta es la docente de Ibagué despedida por denunciar acoso sexual en su universidad”, Vice, Ago 23


Londoño, Claudia (2017). “Carta de una profesora despedida de la Universidad de Ibagué”. El Cronista, Nov 8


Informe sobre violencia de género y acoso laboral en la
Universidad de Ibagué
Mónica Godoy Ferro
Docente Facultad de Humanidades
A partir de los talleres realizados con el personal de seguridad de la Universidad, de la coordinación del Diplomado en Equidad de género y de mi experiencia de trabajo en la Institución, me permito señalar las dificultades encontradas y sugiero algunas acciones encaminadas a mitigar la intensidad de los conflictos. Les solicito que este informe sea manejado de manera confidencial para evitar agravar estos inconvenientes.
1.    Las mujeres que hacen parte del cuerpo de seguridad han estado sometidas durante varios años a tratos inhumanos, discriminación y acoso por parte de un grupo de sus colegas, incluyendo un exsupervisor. Estos hechos fueron graves y, en por lo menos tres casos, podrían constituir un delito (acoso laboral y sexual).
2.    A pesar de la denuncia de una de ellas, esta queja fue desestimada por toda la cadena de supervisión del cuerpo de seguridad, incluso por la oficina de Gestión Humana. Esta omisión continuada agravó su situación y después de la denuncia se robustecieron las agresiones en su contra, incluso, uno de los acusados manifestó en público amenazas a la integridad física de quien interpuso la queja.
3.    Esta situación no ha sido denunciada formalmente por todas las afectadas (también hay varones acosados) por miedo a las represalias de este pequeño grupo. Sin embargo, ellas (y algunos de ellos) están dispuestas a comentar su caso ante las personas designadas por las directivas para adelantar un proceso de investigación neutral y de determinación individual de responsabilidades.  
4.    La falta de respuesta oportuna por parte de las diferentes instancias que fueron informadas al respecto las hace responsables por omisión en la situación de acoso laboral. Es importante recordar que según la Ley 1010 de 2006 la no atención a este tipo de quejas puede entenderse como tolerancia por parte del empleador y es un agravante del mismo. 
5.    Las mujeres vigilantes han sido objeto de un proceso de estigmatización (señaladas como problemáticas, exageradas, chismosas y disociadoras) lo que facilitó el continuo de violencia en su contra. Estos señalamientos fueron difundidos por los posibles agresores con el objetivo de hacer dudar sobre la credibilidad de sus denuncias, distraer de los hechos de violencia y culpabilizar a las víctimas por las agresiones. Una expresión de esto es su afirmación “ellas tienen que hacerse respetar”.
6.    Estas expresiones apelan a un sentido común muy arraigado en la sociedad que tiende a considerar a las mujeres como las únicas responsables de las agresiones en su contra (a ella le pasó eso porque no se hizo respetar o porque ella se lo buscó). Durante años los posibles agresores pudieron ejercer manipulación de sus jefes inmediatos y desinformación a su conveniencia para continuar actuando con impunidad. Estas prebendas indebidas fueron percibidas por el personal en general que se siente atemorizado de manifestar su inconformidad porque no hace parte de esos grupos ni sabe cuáles son las instancias en realidad imparciales que puedan intervenir para solucionar los conflictos.  
7.    Esta impunidad se basa en un tipo de “cultura institucional” que se manifiesta en una parte importante de las dependencias de la Universidad y que ha promovido     - seguramente sin premeditación y de manera inconsciente- los abusos de poder y la construcción de redes clientelares. Hay trabajadores que se consideran a sí mismos (y son vistos por las directivas) como intocables sea por su antigüedad o por sus relaciones familiares o de amistad con personas que ejercen algún cargo relevante dentro de la Universidad. Estos trabajadores han aprendido cómo manejarse dentro de esas clientelas para obtener el mayor beneficio personal.  Esto se agrava porque no existe una buena supervisión de personal ni manuales de procedimientos claros como tampoco procesos estandarizados de medición de resultados y calidad.
8.    Toda esta situación se ve acompañada de una falta de seguimiento y capacitación constante de las personas que tienen otros trabajadores a su cargo. Por lo tanto, imitan modelos autoritarios, clientelares o desinteresados que son los que conocen más.  
9.    La situación de acoso contra las mujeres vigilantes les generó a todas ellas problemas de salud asociados al miedo y al estrés. Han sufrido secuelas que podrían ser diagnosticadas como depresión, insomnio, irritabilidad, problemas familiares e ideas suicidas. Estos efectos de la violencia difícilmente se pueden falsear, lo cual aporta credibilidad a sus denuncias.
10. Aunque la mayoría de personal de seguridad no participó directamente de las agresiones sí han sido espectadores de las mismas y, por temor, no las han denunciado. Quienes se han atrevido a manifestar su desacuerdo también han sido agredidos y perjudicados en las planeaciones del trabajo.
11. Algunos trabajadores de servicios generales también han sido afectados por estos abusos.
12. La oficina de Gestión Humana no ha respondido ni intervenido oportunamente en  el caso de una denuncia de abuso sexual por parte de un profesor contra una estudiante. De nuevo, por la antigüedad del funcionario no se realizó ninguna acción de investigación ni correctiva.  Anexo la denuncia de los hechos que me entregó la afectada.
Sugerencias:
1.    Considero que no se debe despedir a ninguno de los involucrados sin antes hacer un proceso de investigación que individualice las responsabilidades en estos hechos y que les garantice su derecho a la defensa. El proceso de capacitación que adelanté estaba teniendo resultados incipientes pero importantes; el trato de la mayoría de vigilantes hacia ellas estaba cambiando y con los recientes despidos la tensión, desconfianza y la culpabilización en su contra volvieron. El tiempo para hacer esos despidos no es el adecuado, quisiera que pudieran tener la oportunidad de mostrar un cambio en su comportamiento.
2.    No recomiendo tomar ninguna medida que afecte al cuerpo de seguridad en su conjunto ni que cambie las condiciones laborales con las cuales trabajan en la actualidad. Esto es inconveniente en este momento y puede generar enfrentamientos graves entre ellos.
3.    Según me comentaron las afectadas, ellas no tienen la intención de interponer ninguna acción contra la Universidad si la situación se corrige. Tampoco están interesadas en que se despida a ninguno de sus compañeros, sólo quieren que se corrijan las situaciones de abuso y que haya mayor supervisión de la cadena de mando.  
4.    El proceso de seguimiento a esta situación debe ser constante, si se afloja la presión en un par de semanas retornarían a las prácticas de abuso. Pueden contar conmigo para hacer las acciones de seguimiento que consideren convenientes.
5.    Es necesario que el personal de la oficina de Gestión Humana reciba capacitación y apoyo para detectar casos de abuso. El desarrollo de la sensibilidad al respecto no surge de manera espontánea pero es indispensable para identificar estos problemas en etapa temprana donde son más fáciles de resolver.  
6.    Es necesario desarrollar una política interna de equidad de género y atención a casos de violencia por razones de diferencia sexual dentro de la Universidad. Otras instituciones educativas ya cuentan con protocolos de prevención y atención al respecto porque han identificado la profundización de estos hechos en la sociedad. Ofrezco mi apoyo para pasarles una propuesta si lo consideran conveniente.

7.    Es urgente formalizar e institucionalizar las relaciones laborales dentro de la Universidad. Entre más claros estén los procedimientos, las instancias y las formas de decisión se evitarán más abusos. Tenemos que cambiar la cultura institucional que privilegia la antigüedad y los grupos de amistad por relaciones más transparentes y profesionales. Para ello es clave capacitar y supervisar efectivamente a quienes tienen personal a su cargo.    

El 25 de Noviembre le envié el siguiente correo a la Dra Carmen Inés Cruz. No recibí respuesta


Buenos días Dra Carmen Inés Cruz,

Soy Mauricio Rubio, profesor investigador de la Universidad Externado de Colombia y columnista semanal en El Espectador.

Casi por accidente me enteré del incidente de la Universidad de Ibagué con Mónica Godoy Ferro, que ya fue cubierto en medios nacionales. 

Me interesó sobre todo el testimonio de Jackeline Beltrán del 26 de Septiembre 

en el que ella afirma (minuto 15:23) que cuando habló con usted buscando apoyo a raíz del mensaje anónimo amenazante que había recibido por su labor en el Comité de Convivencia, usted le habría respondido que "busque otro empleo, busque otro lado para que no la acosen más".

¿Podría usted darme su versión sobre esa última reunión suya con Jackeline?

Agradezco de antemano su atención. 

Cordialmente,


Mauricio Rubio