martes, 2 de julio de 2024

Corresponsalía de guerra en Medio Oriente: profesional politizado o influencer víctima

 Publicado en El Espectador, Julio 4 de 2024


“Sin judíos, ni pío” parece haber sido la consigna del cubrimiento mediático del conflicto árabe israelí desde cuando lo hacían exclusivamente corresponsales de guerra empleados por agencias noticiosas. 


Una ONG con sede en Inglaterra ha “documentado por nombre” la muerte de por lo menos medio millón de personas desde el inicio del conflicto en Siria hace más de una década. En total, han sido certificadas 613 mil muertes. Han caído 162 mil civiles, 49 mil murieron bajo tortura… y 9 mil por bombardeos rusos. Desde 2011 una ONG médica contabilizó “604 ataques contra 400 instalaciones distintas y documentó el asesinato de 949 miembros del personal médico”. Se sospecha el uso indiscriminado de bombas de barril. 



Se calcula que más de la mitad de la población siria, unas 22 millones de personas, ha abandonado su hogar. Internamente “más de dos millones viven en tiendas de campaña con acceso limitado a servicios básicos”. Unos 6 millones se refugiaron o buscan asilo en Líbano, Jordania y Turquía.


¿Por qué de esta sangría y tragedia humanitaria, comparable o peor que la de Gaza tras el ataque de Hamás, se ha hablado tan poco en la prensa occidental?


Hace una década, Matti Friedman, ex corresponsal de Associated Press (AP) en Medio Oriente señalaba la tremenda discordancia al cubrir el conflicto en esa región dependiendo de si Israel era o no atacante. La importancia de la guerra en Gaza no depende sólo de lo que ocurre allí. Para Friedman, hace una década ya se percibía “un viejo y retorcido patrón de pensamiento, una actitud hostil y obsesiva contra los judíos”. Esa extraña respuesta se explica según él por “la práctica del periodismo, y específicamente por un grave desperfecto en el oficio de corresponsal”. Friedman trabajó como reportero y editor de AP en Jerusalén por varios años. Dicha agencia mantenía 40 empleados cubriendo los territorios de Israel y Palestina o sea “bastante más personal que el que tenía en China, Rusia, India o en los 50 países del África subsahariana juntos”. Al estallar la guerra en Siria, la presencia permanente de AP en ese país era de un sólo corresponsal aprobado por el régimen. “Los editores de AP creían que la importancia de Siria era un cuarto de la décima parte de la de Israel”. Y no era una agencia atípica. 


El conflicto entre Israel y Palestina no sólo recibía atención desproporcionada sino que tenía sesgos: se interesaba sólo por una de las partes. “No hay un análisis real de la sociedad o las ideologías palestinas, perfiles de sus grupos armados o una investigación de su gobierno. No se considera a los palestinos agentes de su propio destino” agregaba Friedman. 


Desde hace años, las agencias de noticias occidentales optaron por simplificar  y homogeneizar hasta el absurdo a una sociedad de víctimas enfrentada a un poderoso agresor del que sí se destacan profundas divisiones, desacuerdos y errores. La corrupción, por ejemplo, parece ser una preocupación apremiante para la ciudadanía bajo el gobierno de la Autoridad Palestina pero los intentos por abordar el tema han sido normalmente rechazados. 


Desde el otro lado, la acusación de que las agencias occidentales legitiman crímenes de guerra israelíes también se basa en constatar un conocimiento insuficiente de la situación y la ciudadanía palestinas. Según Aljazeera, “publicar afirmaciones sin fundamento, contar sólo un lado de la historia y pintar a los palestinos como nada más que objetos en manos de Hamás son errores poco profesionales que cometen los medios occidentales al cubrir el conflicto”.


El relato express, médula de las redes sociales, también apunta en la dirección de una carencia de análisis para entender el contexto. El caso de Plestia Alaqad, joven palestina que en unos días pasó de instagramer a reportera de guerra en Gaza, es ilustrativo. Plestia filmaba su vecindario desde un apartamento cuando fue bombardeada la zona. “Trataba de explicar lo que pasa pero ahora ustedes pueden oírlo” le dijo a sus seguidores. Ese video recibió 200 mil likes y los seguidores de la cuenta pasaron de unos pocos miles a 4,2 millones. Empezó a recibir propuestas para trabajar como reportera en cadenas de TV francesas e inglesas. 


Su caso no es único. Motaz Azaiza un fotógrafo palestino de 24 años célebre por sus “espeluznantes tomas de drones que muestran entornos destruidos” tiene más de 18 millones de seguidores. Por el contrario, Eran Swissa, según Modash el influencer israelí con más seguidores en Instagram, no alcanza el medio millón y no aparece en medios occidentales. 


Surgen dos inquietudes. Uno, por qué estas estrellas de la corresponsalía de guerra no surgen en Siria o Irán. Dos, que llevó al monstruo genocida a autorizar su salida de Gaza. 




REFERENCIAS


BBC News (2023). “Why has the Syrian war lasted 12 years?”. bbc.com, May 2


Friedman, Matti (2014) “An Insider’s Guide to the Most Important Story on Earth”. Tablet Marg, August 26


Friedman, Matti (2024). “The Real War in the Middle East Comes into Focus”. The Free Press, July 1


Nashed, Mat (2023) “Western coverage of Israel’s war on Gaza – bias or unprofessionalism?”. Aljazeera, Oct 29


McKerman, Bethan (2024) "Palestinian journalist leaves Gaza after 108 days chronicling war". The Guardian, Ene 26


Michaelson, Ruth (2023) “I’m not just covering the news – I’m living it’: Gaza’s citizen journalists chronicling life in war”. The Guardian, Dic 12


PHR (2024). “Findings of Attacks on Health Care in Syria”. Physicians for Human Rights’, February


SOHR (2023). “Syrian Revolution 12 years on | Nearly 614,000 persons killed since the onset of the revolution in March 2011”.  The Syrian Observatory for Human Rights, May 15


UNHR (2022). “UN Human Rights Office estimates more than 306,000 civilians were killed over 10 years in Syria conflict”. United Nations Human Rights Office, June 28