martes, 30 de julio de 2024

Apertura de los Olímpicos: irreverencia elitista, cultura dirigida y poco laicismo

  Publicado en El Espectador, Agosto 1 de 2024

“El evento deportivo mundial más anticristiano que he visto… Los juegos olímpicos eran la unión de naciones, religiones e ideas. Francia terminó con eso e instaló una ideología woke en la apertura”. 


Los comentarios anteriores estuvieron entre las primeras reacciones no viscerales ante el poco deportivo popurrí cultural que con millonario presupuesto y 15 mil trabajadores montó el dramaturgo queer Thomas Jolly.  Este “hijo del teatro público francés”, escogido a dedo, tuvo carta blanca para transmitir desde la cumbre del Olimpo estatal su peculiar visión de la igualdad y la inclusión. 



La nueva celebridad tuvo la precaución de diluir y camuflar sus sketches con tres herramientas infaliblemente taquilleras. Uno, la magistral tecnología francesa para montar espectáculos de luz y sonido al aire libre; dos, estrellas y hits de la música pop anglosajona y tres, el escenario público que para millones de parejas en el mundo representa el súmmum del romanticismo: Paris con el Sena y su Torre Eiffel.


Apenas la audiencia pudo digerir semejante boullabaise estética e ideológica, aparecieron argumentos para respaldar las persistentes reacciones de rechazo e indignación ante segmentos del montaje de Jolly. 


La crítica más pertinente fue a la representación de María Antonieta decapitada, con su cabeza entre las manos y entonando la canción revolucionaria Ah! ça ira (¡Ah!, estará bien) interpretada por Gojira, reconocido grupo de Metal francés acompañado de una cantante lírica y coros. Resonó “Ah! estará bien… Ahorcaremos a la aristocracia” antes de seguir con una composición propia. Un asistente parisino trinó “¿en qué momento alguien pensó que era buena idea glorificar una decapitación en el contexto actual?”. Ese molesto espectador no creería que Felix de Bedout, periodista y orientador de opinión colombiano, con 2.7 millones de seguidores, hizo precisamente eso sumándole su conocimiento del medio. “Las primeras medallas de oro en #Paris2024 para Gojira y María Antonieta. Faltó el contraplano en la transmisión de TV de los miembros de las Casas Reales presentes”. Oh, la la! ¡Qué mensaje tan oportuno para la paix totale!


También hubo protestas por la actuación de la cantante Aya Nakamura acompañada por la Guardia Republicana obligada a bailar a su ritmo. Esta escena, sin embargo, no molestó a toda la derecha. Gabriel Attal, primer ministro macronista, trinó “nombre un dúo mejor, esperaré”. El director musical de la banda anotó que “el tema nos sedujo inmediatamente. Fue increíble para nosotros, créanlo”. 


El acto que más enfureció a un segmento no despreciable de la población francesa, y de otras nacionalidades que lo vieron por TV, fue la burla a ciertos íconos del cristianismo como Jesucristo o la representación de la última cena recurriendo, para más inri, a la estética queer o drag-queen. Esta gaffe durante una ceremonia oficial, en la capital de un país cuyo Estado se ufana de ser laico, racional, igualitario e incluyente no tiene ninguna justificación. “¿Qué puede aportar el riesgo de ofender creyentes? Aún siendo anticlerical. Esa noche le hablábamos al mundo, a miles de millones de personas cristianas” anotó el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélanchon. Aclaró que le había disgustado la burla a Cristo y sus discípulos. El obispo delegado para los olímpicos manifestó sentirse “profundamente herido” por la Cena y también, “herido por las heridas de todos los cristianos, incluyendo los deportistas que se sintieron rechazados”.  


Críticas desde posiciones tan alejadas del espectro ideológico y la comparación  con un gay parade hicieron que los organizadores pidieran disculpas al mundo cristiano. También lo hizo Thomas Jolly, a su manera: evadiendo la responsabilidad. Su intención, dijo, no era burlarse ni denigrar sino montar “una ceremonia que repara, reconcilia y reafirma los valores republicanos”. Olvidó el laicismo. 


La reacción intelectual progre fue tan predecible como condescendiente. Protestar por burlas a la imagen de la última cena es simple mojigatería, LGBTfobia y falta de cultura. Además, no eran Jesús y los apóstoles sino los dioses del Olimpo celebrando las bodas de Tetis y Peleo. También aprendimos que haber leído escritores vinculados al dadaísmo es un requisito para apreciar el mensaje transgresor. 


Voces vinculadas a los juegos olímpicos de Barcelona 92 señalaron notables diferencias entre las dos inauguraciones. Recuerdan a Montserrat Caballet, soprano con sobrepeso, cantando a dúo con Freddy Mercury, gay seropositivo. Antonio Rebollo encendió la llama olímpica con una flecha antorcha lanzada con arco adaptado a deportistas con discapacidad. Anotan que tales protagonistas representaban minorías pero, ante todo, eran seres excepcionales. “Se celebraba su talento, no su diversidad”. En Paris 2024 se esperaba que el público, de cualquier edad y origen, apreciara una tropa teatral centrada en parodiar y ofender con estética kitsch para ser elogiada y recordada simplemente por salirse de la norma. Quelle belle décadence! 



REFERENCIAS


Giuffrida, Angela (2024). “Paris Olympics organisers apologise to Christians for unintentional Last Supper parody”. The GuardianJul 28



ES (2024). “CÉRÉMONIE D'OUVERTURE PARIS 2024 | AYA NAKAMURA ET LA GARDE RÉPUBLICAINE : L'INCROYABLE ET IMPROBABLE FEATURING”. EurosportJul 26



Mohamed, Feiza Ben (2024). “A quoi bon risquer de blesser les croyants?" réagit Mélenchon après la parodie polémique de la Cène. aa.com.trJul 29



M.P. (2024) "Faire taire les mauvaises langues... La Garde républicaine revient sur son duo avec Aya Nakamura”. 20Minutes.frJul 27



M.S. (2024). “«Profondément blessé par la Cène» : l'évêque délégué pour les JO réagit à la cérémonie d’ouverture”. LeFigaro.fr. Jul 27



Sdiri, Noah (2024). “Cérémonie d'ouverture des JO : la représentation de Marie-Antoinette décapitée fait polémique”. Le Journal du DimancheJul 27