Publicado en El Espectador, Junio 4 de 2020
Columna después de los memes
Agacinsky, Sylviane (2009). Corps en Miettes. Paris: Flammarion
FI (2020) "Plus de 100 bébés nés par GPA bloqués en Ukraine en raison de l'épidémie de coronavirus". FranceInfo, Mai 5
Kamin, Debra (2015). "Israel Evacuates Surrogate Babies From Nepal but Leaves the Mothers Behind". Time, Apr 28
Levin, Joe (2015). “Babies Born To Surrogate Mothers In Nepal For Gay Israeli Couples Flown Out From Nepal To Tel Aviv”. Totpi.com, April 28
Columna después de los memes
Refrito de Rubio (2016)
En Ucrania, una consecuencia del coronavirus ha sido la larga espera para que adoptantes de otros países recojan los bebés cedidos por madres sustitutas a cambio de remuneración.
La agencia Bio Tex Com ha puesto en línea
imágenes conmovedoras de la situación. En una habitación hotelera adecuada como
sala cuna, medio centenar de recién nacidos lloran o duermen mientras llegan las familias extranjeras que no han podido venir a buscarlos. Nadie sabe
cuándo podrán hacerlo. Todos
los nacimientos ocurrieron tras
el cierre del espacio aéreo. En total, las autoridades estiman que hay unos
cien casos pero si las fronteras permanecen bloqueadas la cifra podría acercarse al millar en unos
meses. Las familias, en su mayoría europeas, son de países más desarrollados que Ucrania.
El portal de esta clínica de reproducción asistida no da detalles sobre el perfil
de quienes contratan sus servicios.
Simplemente muestra fotos de parejas heterosexuales felices por tener descendencia
gracias a la subrogación. Para
los “donantes” muestran fotos de eventuales receptoras, todas de raza “europeoide” y educación universitaria, que después del
parto se esfumarán. En las
imágenes, a los bebés los cuidan solo enfermeras.
El mismo sitio web recuerda que Ucrania es uno
de los principales centros internacionales de tratamiento de la infertilidad. Se sabe que en ese país los hogares
encabezados por parejas del mismo sexo “no son elegibles para ninguna de las
protecciones legales disponibles para parejas de sexo opuesto”. En este caso,
la explotación de las madres subrogadas es básicamente económica. No siempre es así, a veces viene agravada con machismo y misoginia: mujeres de países
pobres
al servicio de señoritos gay
que pueden darse el lujo de utilizar el vientre de una mujer para alquilarlo y
luego abandonarla, literalmente.
El caso más ilustrativo de la infamia de
esta práctica ocurrió con un
grupo de hombres gay israelíes que, ante
la prohibición de
alquilar vientres en su país, contrataron madres sustitutas en Nepal. Después
del terrible terremoto Gorkha -con magnitud cercana a 8, unas nueve mil personas muertas y 22 mil
heridas- los padres y sus hijos fueron evacuados en abril de 2015 por su
gobierno a Tel Aviv, dejando en medio del desastre a las madres subrogadas,
incluyendo a algunas hindúes que habían sido llevadas allá por las agencias de
adopción. Así de inhumana fue la
utilización del cuerpo de mujeres marginadas en beneficio de una élite masculina transnacional, una práctica vergonzosa que se impuso con retórica progresista e
incluyente.
Las feministas francesas han rechazado
enfáticamente lo que consideran una forma velada del servilismo
más abyecto. Sylviane
Agacinski, por ejemplo, señala que “las formas antiguas de esclavitud y
servidumbre nos indignan. Pero que los cuerpos femeninos sean parte de un
mercado y se vuelvan mercancía nos deja tranquilos”. Ilustres magistrados y
constitucionalistas colombianos ni siquiera se dignaron debatir el asunto
cuando avalaron a la ligera la adopción igualitaria, una moda militante
internacional bien entroncada en la academia anglosajona.
Un punto en el que discrepo del feminismo
francés es el paralelismo entre los vientres de alquiler y la prostitución,
también considerada una forma moderna de esclavitud, a pesar de mucha evidencia
en contra.
Los agoreros que ven en epidemias y pestes
un castigo divino reconocerán que los vientres de alquiler eran una pecado
mayor que el sexo venal. El puntillazo de la epidemia a la costumbre de
contratar mujeres de países atrasados
para que gesten un hijo ajeno es tal que probablemente no se recupere. Para
Colombia, que potencialmente podía satisfacer esa demanda internacional, o ya
lo estaba haciendo a la tapada, la naturaleza acabó ajustando un mercado que
juristas de vanguardia y activistas impidieron regular.
La prostitución, por el contrario, saldrá no
solo inmune sino tal vez fortalecida por la epidemia. Uno, por el eventual
efecto carpe diem señalado por
Boccacio en el Decamerón para la peste medieval: “se volvieron laxos en sus
costumbres y descuidaron sus quehaceres como si esperaran la muerte ese mismo
día”. Dos, tras un período de drástica reducción de la actividad por el encierro no hay
razón para pensar que personas dedicadas a vender sexo dejen de hacerlo. Se
puede incluso prever que entre quienes vean muy deteriorada su situación
económica por la crisis y carezcan del capital humano requerido para el teletrabajo se vea ese comercio como
una opción. Por último, dadas las características del contagio, “a través de
las gotículas que expulsa la persona enferma al toser, estornudar o hablar”, se podrán adoptar protocolos sanitarios sin afectar la
esencia del servicio.
En ese nuevo escenario, como las webcamers,
muchas prepagos colombianas podrán aumentar
su participación en el mercado del sexo internacional.
Acostumbradas a atender esmeralderos, narcos, paras, guerrilleros, militares y
políticos corruptos, o traficadas desde niñas
por minorías intocables, no van a dejarse amedrentar por un insignificante
microorganismo.
REFERENCIAS
Agacinsky, Sylviane (2009). Corps en Miettes. Paris: Flammarion
FI (2020) "Plus de 100 bébés nés par GPA bloqués en Ukraine en raison de l'épidémie de coronavirus". FranceInfo, Mai 5
Kamin, Debra (2015). "Israel Evacuates Surrogate Babies From Nepal but Leaves the Mothers Behind". Time, Apr 28
Levin, Joe (2015). “Babies Born To Surrogate Mothers In Nepal For Gay Israeli Couples Flown Out From Nepal To Tel Aviv”. Totpi.com, April 28
Rubio, Mauricio (2013). “El meollo de la adopción por parte de parejas gays”. El Espectador, Feb 6