Publicado en El Espectador, Junio 11 de 2020
Columna después de los memes
Cañas, Jesús A (2020). “La narcoeconomía echa raíces en el sur de España”. El País, Jun 7
ET (2019) “¿Quién es el 'Argentino', ex-Farc capturado tras protestas en Bolivia?”. El Tiempo, Nov 14
Henao, Luis Felipe (2020). “Los riesgos de la decisión de la "Mata Hari" frente a la JEP”. El Espectador, Mar 12
Lozano Guillen, Carlos (2001). FARC el Pais que Proponemos Construir. Editorial Oveja Negra
Ortiz Fonnegra, María Isabel (2020) “Menos coca y más sintéticas, así ha cambiado el consumo de drogas”. El Tiempo, Junio 6
Pelletier, Éric (2016). “Saisie de cocaïne à Bayonne : les coulisses de l'opération B-521 / 3”. Le Parisien, Dic 3
Reyes, Gerardo (2007). Nuestro hombre en la DEA. Bogotá: Planeta
Columna después de los memes
La falta de
pragmatismo de la paz santista está pasando factura y será costosísima a largo
plazo.
El gran yerro fue
considerar la subversión un asunto campesino, atávico y doméstico, ignorando motores
de la guerra modernos como la geopolítica o los mercados transnacionales de armas
y droga.
El coronavirus evidenció
la profundidad de la globalización, que se extiende al bajo mundo. Así lo
ilustra un incidente que parece sátira del parroquialismo habanero: un exfariano
colombiano, nacido en Argentina, hijo de un juez, detenido en Bolivia por dar entrenamiento
militar a quienes apoyaban a Evo Morales.
Desde los
noventa hubo narcotraficantes graduados en escuelas de negocios
norteamericanas. Nuestro hombre en la DEA,
de Gerardo Reyes, libro tan bien documentado como poco discutido en el país,
muestra que la segunda generación de mafiosos seguía guerreando sin haber sufrido
estrechez económica ni obstáculos estructurales del campo.
La Gorda, una exitosa
ruta de cocaína, fue concebida en Medellín por estudiantes de maestría. Sirvió en
los noventa para exportar más de 60 toneladas. Era tan rentable que permitía
ayudar a colegas en dificultades, como Cebollita, que tras una incautación
desmanteló su organización para instalarse en Chile. Invirtió sus restos, entre
otras, en la sede de la embajada norteamericana en Santiago. Huyó tras un
escándalo de corrupción que involucró al hijo de Pinochet. Acabó convertido al
cristianismo en Miami. Allá residía cuando las Farc le secuestraron un hermano.
Acudió a sus antiguos subalternos para un rescate fulminante apoyado por un
general del Gaula y sicarios de La Terraza dirigidos por Ramón, lugarteniente
de Don Berna.
Ramón tenía una
flota de barcos muy apreciada por Amado Carrillo, gran capo mexicano. Junto con
otro narco invirtió en negocios legales, se aficionó al vino y tomó clases de historia
del arte en Madrid. Allá conocieron a Clemente, financista español que ficharon
para expandir su negocio en Europa. Nacido en Barcelona, operaba desde Andorra,
tenía buenas conexiones oficiales y ofreció conseguirles la ciudadanía.
Inspiraba tanta confianza entre las autoridades que lo invitaban a dar
conferencias sobre prevención de lavado. Gracias a él, los colombianos
conocieron a Falaz Al-Shaalan, emparentado con el rey de Arabia Saudita. Aunque
desconfiaba de Clemente por creerlo informante de la inteligencia británica,
acabó apoyando una nueva ruta, con ganancias estimadas en 100 millones de
dólares por viaje.
El proyecto más ambicioso
de Ramón fue una planta para fabricar cocaína sintética, que podría instalarse
en cualquier parte del mundo sin depender de proveedores de coca. Químicos
bogotanos trabajaban desde antes esa tecnología. Buscaron cuidadosamente un lugar
para el negocio. Descartaron México pues allá les robarían la fórmula y los
matarían a todos. Madagascar fue otra opción porque Clemente tenía buenos contactos.
Finalmente escogieron la antigua Yugoslavia pues “el caos que se vivía entonces
era ideal para instalar un laboratorio”. Adaptaron las caballerizas de un
hipódromo donde albergaron a los químicos colombianos. El costo de producción
de un kilogramo sería de 3.000 dólares y el precio de venta en Italia diez
veces superior. Todo funcionó hasta que los aviones de la OTAN bombardearon la
prometedora factoría. La burocracia militar pensó que en esos laboratorios se
fabricaban armas químicas.
Los escenarios
anteriores serían inverosímiles aún para guionistas de TV que han captado la versatilidad,
capacidad de infiltración e interconexiones del crimen organizado latinoamericano.
No merecieron comentarios de intelectuales, novelistas y poetas nacionales cuya
especialidad es cómo alcanzar la paz o superar epidemias con buenas intenciones
y mayor gasto público. Dan cátedra sobre cualquier tema desde política
sanitaria hasta teletrabajo achacándole todos los males a los mismos culpables
de siempre. Los narcos globales interesan aún menos a la secta académica que se
apropió la exclusividad de la memoria histórica y no tendría reparo en etiquetar
a Gerardo Reyes de negacionista por no mencionar en su libro despojo de tierras
ni desplazamiento forzado con enfoque de género.
La JEP, con
autoría intelectual española y apoyo acrítico de burócratas internacionales, ya
empezó a preocupar hasta a sus defensores tradicionales. Acabará citando bodrios
tipo “el país que proponemos construír”, publicado por las Farc cuando los
comandantes, reacios a firmar la paz, se consolidaban como proveedores de traficantes
dispuestos a producir cocaína sintética en cualquier rincón del planeta.
Dos décadas
después, la pandemia no detuvo ni el uso de estupefacientes ni su tráfico
ilegal. “Pensábamos que el negocio iba a bajar, pero no. Han estado alijando de
día y de noche. Sin nadie alrededor, han estado muy tranquilos” anota un
policía antinarcóticos andaluz. Cabe pensar que dinámicos emprendedores con
equipos en coworking y teletrabajo -psicólogos, químicos, neurólogos y expertos
en marketing- estén diseñando la droga que mejor se adecúe a la demanda de personas
encerradas y angustiadas por perder su empleo a causa de un virus. Para el
menudeo a domicilio no les faltarán informales cesantes.
REFERENCIAS
Cañas, Jesús A (2020). “La narcoeconomía echa raíces en el sur de España”. El País, Jun 7
ET (2019) “¿Quién es el 'Argentino', ex-Farc capturado tras protestas en Bolivia?”. El Tiempo, Nov 14
Henao, Luis Felipe (2020). “Los riesgos de la decisión de la "Mata Hari" frente a la JEP”. El Espectador, Mar 12
Lozano Guillen, Carlos (2001). FARC el Pais que Proponemos Construir. Editorial Oveja Negra
Ortiz Fonnegra, María Isabel (2020) “Menos coca y más sintéticas, así ha cambiado el consumo de drogas”. El Tiempo, Junio 6
Pelletier, Éric (2016). “Saisie de cocaïne à Bayonne : les coulisses de l'opération B-521 / 3”. Le Parisien, Dic 3
Reyes, Gerardo (2007). Nuestro hombre en la DEA. Bogotá: Planeta