martes, 17 de enero de 2023

La floristería de Nicolás Maduro

 Publicado en El Espectador, enero 19 de 2023


Uno de los factores que mejor ilustran la tiranía venezolana es el omnímodo nepotismo con el que entre bambalinas ejerce el poder su esposa, Cilia Flores. 


“Sibilina e influyente, siempre ha estado ahí, en la sombra pero bien situada, rodeada de una amplia red de colaboradores”. Con un grupo de familiares conocido como “la floristería” controla “hasta el último resquicio de la política venezolana”. Es la mujer más poderosa del país.




Con 68 años, de origen humilde, esta abogada subió todos los escalones del poder. Empezó como defensora del teniente coronel Hugo Chávez tras su arresto por el fallido golpe de Estado de 1992. Luego de ofrecerle en la cárcel sus servicios logró su libertad y se ganó un apoyo irrestricto de por vida. 


Flores conoció a Maduro, diez años menor, como guardaespaldas de su protector cuando ella lo asesoraba legalmente. Desde entonces se volvieron inseparables pero sólo en 2013 formalizaron su relación. Nueve años antes de su matrimonio se había convertido en la primera mujer que presidía la Asamblea Legislativa. Desde entonces su influencia sobre el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) le facilitó el nepotismo. En 2007 manipuló un concurso para llenar cerca de 90 cargos en el parlamento. Hubo “gente que no participó y quedó, y otra que en la evaluación quedó de segunda y por arte de magia pasó al primer lugar. Gente inhabilitada por el contralor también quedó, y de los seleccionados al menos 40 son familiares y amigos de Cilia Flores”. Dos de los siete jurados fueron la prima y la nuera: una avaló la contratación de al menos 6 de sus familiares y la otra la de su esposo, su madre y otros cuatro parientes.


Ante las acusaciones, muy tranquila, la presidenta del Parlamento denunció una campaña mediática en su contra para declararse orgullosa de tener una familia que trabajara en esa asamblea con "mayoría de diputados y diputadas revolucionarios y revolucionarias”.


Cuando Transparencia Venezolana denunció el favoritismo y los medios recogieron las críticas, la cuestionada líder se limitó a tildarlos de “mercenarios de la pluma” y a expulsarlos del hemiciclo al que rara vez asiste. Durante varios períodos ha liderado las inasistencias a la cámara legislativa. 


El mayor escándalo que la ha salpicado es el de dos sobrinos acusados de introducir casi una tonelada de cocaína a los EEUU. Arrestados a finales de 2015 en Haití, Efraín Campos Flores y Francisco Flores de Freitas fueron declarados culpables por la justicia norteamericana. Su poderosa tía asimiló la operación a un “secuestro”. Lo anterior a pesar de que en una grabación previa uno de ellos aceptó que “hemos estado haciendo dinero durante muchos años”. En reuniones previas, también grabadas, aceptó que ganaría cinco millones de dólares con la operación. Durante un interrogatorio ante un oficial de la DEA se quejó porque el clan familiar no funcionaba tan bien como afirmaban los medios. Precisó que él “trató de hacer dinero pidiéndole a Erick Malpica Flores, director de Finanzas de PDVSA, que aprobara pagos a algunas empresas seleccionadas” a las que la petrolera estatal debía dinero. De esta manera, podría cobrar una comisión. El primo se negó a su petición.


Aunque no siempre ayuda a sus familiares como ellos desearían, Malpica Flores es el sobrino favorito de Cilia y personaje clave de la floristería. Discreto, preparado y formado en la tecnocracia, ha armado importantes negocios. Desde 2013, cuando Maduro llegó al poder, el extesorero nacional y su familia directa han registrado 16 empresas en Panamá. 


Con 40 años, administrador especializado en mercadeo, Malpica comenzó su carrera pública en 2005 como director General de Gestión Administrativa y Servicios en la Asamblea Nacional, que su tío político presidía. Cuando Maduro fue nombrado Canciller por Chávez en 2006 se llevó al familiar para un cargo similar. A finales de 2012 llegó a la vicepresidencia como Director General encargado.


Con Maduro presidente alcanzó cargos cruciales en el manejo de las finanzas nacionales, primero como subtesorero, luego director general del Bandes y por último Tesorero de la Nación. Así, manejó el presupuesto nacional, muchos fondos financieros y los créditos adicionales considerados “inauditables por la ausencia de informes y balances públicos”. A pesar de su empeño por mantener un bajo perfil, el escándalo de sus narcorpimos lo puso en el foco de atención de los medios. 


En 2015, como miembro de la junta directiva de PDVSA, en pocos días  registró junto con sus padres una decena de empresas panameñas familiares con bajo capital inicial y objetos sociales muy vagos. Esta proliferación de sociedades pudo tener como razón operativa la apertura de múltiples cuentas bancarias para aprovechar los vacíos en el control de cambios.  


El alcance, la versatilidad y el poder corruptor de la floristería que Maduro tiene a su entera disposición hacen que las indelicadezas de cualquier primera dama, de cualquier país, aparezcan como un inocente pasatiempo.