Publicado en El Espectador, Abril 30 de 2020
Columna después de los memes
Pulzzo (2020). “En club de Policía se toman cuarentena por deporte: captan a 14 agentes en juego de fútbol” Abr 26
Columna después de los memes
El confinamiento generó situaciones
inauditas. Las autoridades creen que todos somos menores de edad. Además,
aupadas por sapos, tratan mal a los
niños.
Circula en tuiter un video de Euronews
con policías bailando zumba para alegrar la cuarentena en Bogotá. Muchos vecinos,
desde sus ventanas o balcones les siguen el ritmo. Un profesor universitario
extranjero trinó: “lo que recibí de los policías en mi calle fue la amenaza de
llevarme esposado y ahora mi hija de 6 años está con más miedo de la policía
que de los virus”.
Tras varias semanas de encierro en
un apartamento sin terraza ni balcón, el educador sacó a su hija y al hermanito
menor para que jugaran un rato frente al edificio. Con rapidez nunca vista para
un atraco, seguramente avisados por algún vecino, llegaron dos policías en
moto. Asustados, los niños corrieron hacia el garaje. El papá quiso ir tras
ellos pero el agente lo retuvo: le advirtió que podría llevárselo detenido.
Compartí ese testimonio con
personas encerradas en Bogotá. “Qué casualidad,
los vecinos me acaban de mandar a la policía. Llevo días en esta chifladura de confinamiento. Vivo a dos metros
del humedal Córdoba y decidí caminar por ahí, con tapabocas, completamente
sola. Un vecino me vio y llamó a la policía, que llegó a los 5 minutos”.
La segunda respuesta no involucró
autoridades, pero sí reveló histeria antiniñez. “El hijo de una
amiga bajó a sus dos niños chiquiticos a un parque del condominio y de los
apartamentos salieron por la ventana a chiflarlo. Eran las 5 de la tarde y no
había un alma”.
Una buena mamá osó preguntar por tuiter: “¿será posible
que los niños puedan salir a caminar, con todas las medidas de prevención y
distanciamiento social?” La avalancha
de respuestas fue agobiante: “rdesde
insultos hasta consejos de crianza”. El hilo serviría para un ensayo sobre
metamorfosis de gente confinada en sapo cursi. “El solo hecho de hacer una
pregunta tan inconsciente es ofensivo”, anotó un marciano que pensó revirar con furia pero se contuvo y
contestó con amor.
Sería ingenuo pensar que las
autoridades distritales no tienen velas en ese entierro. Según la Secretaría de
Educación “el encierro en nuestras casas está generando maltrato infantil”. Ahí hay tufo despótico: causar daño y
endilgarle la responsabilidad a la ciudadanía. Encerrar a alguien, sobre todo
menor de edad, es maltrato per se, con secuelas que llevaron a
reconsiderar la rigidez del confinamiento infantil en países donde pronto se reanudarán las
clases. En Colombia, por el contrario, se intensificó la escuelita maternal.
Oficialmente nos recuerdan que “no solo un golpe es violencia, sino también las
palabras”. En lugar de zumba, ciertas pautas debieron hacer parte del
entrenamiento de emergencia, para evitar esa especie de bipolaridad: tombos
buenos animan con ¡hueeepa! o juegan futbol en su club desafiando el
confinamiento, mientras tombos malos acosan con celo nunca visto.
Los abusos policiales de los que
tuve testimonio directo los sufrió gente relativamente privilegiada, con
suficiente área privada por persona en su vivienda. Cuando el profesor
universitario le argumentó al policía que su edificio no tenía zonas comunes para que jugaran sus
hijos este reviró: “piense en familias del sur de Bogotá”.
Los reportes de prensa sobre
excesos de autoridad con quienes protestaron por hambre ya son aterradores.
Familiares de un herido en los disturbios de Ciudad Bolívar denuncian que un
policía le disparó casi a
quemarropa. “A mi hijo le dañaron los intestinos. Perdió mucha sangre. No me
parece justo que por un mercado le hubieran hecho eso. Somos
recicladores".
Creer que la burgomaestre es ajena
a un ambiente en exceso represivo sería candoroso. Ella misma da pésimo ejemplo
saliéndose de casillas y dando
órdenes estridentes. No ha movido un dedo para controlar atropellos policiales
ni vecinos sapos, rasgos distintivos de regímenes totalitarios. Hasta una
admiradora militante que la declaró “mi candidata ideal, hecha a la medida de
cada uno de mis gustos y deseos individuales” se empieza a quejar “del poder
desmedido que se le está dando”
a la Policía. La “alcaldesa
alternatibia reparte gas lacrimógeno, bolillo y plomo en vez de comida” anota
un indignado que al parecer votó por ella.
A pesar de todo, la lideresa sí
aprecia la infancia. Anuncia que “estamos escribiendo la historia que le
contaremos a los niños y niñas del medio milenio”. Ojalá esta generación nacida
durante el encierro diferencie acudir a las autoridades para denunciar un
delito de sapear en un régimen excpecional tan agobiante que hasta la alcaldesa
y su esposa lo infringieron. Esperemos que con la dedicación y pedagogía con que nos explicó las ventajas del pico y
género, Claudia López le transmita a políticos, burócratas y policías de esa
cohorte su novedoso y sano reflejo de pedir disculpas cuando incumple las
normas.
Breve Tratado de Pediatría con Clase
Policías bailando
Secretaría de Educación. Lavada de manos sobre maltrato infantil
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Rueda, Mª Isabel (2020). "Yo, Claudia". El Tiempo, Abr 26
Ruiz-Navarro, Catalina (2019). “Claudia López y el voto de las mujeres”. El Espectador, Oct 24
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_____________________ (2020). “Género y vigilancia”. El Espectador, Abril 16