miércoles, 6 de noviembre de 2024

La invisibilidad de la incompetencia, una nueva epidemia nacional y global

 Publicado en El Espectador, noviembre 14 de 2024


Ignorar la propia ignorancia es uno de los males que de manera creciente aquejan al mundo y que alcanza nuevos límites con el Gobierno del Cambio, el sanchismo, el Trumpismo etc… etc…


En Febrero de este año, al concederle la Cruz de Boyacá al Liceo Francés, Gustavo Petro sorprendió al auditorio al afirmar que la especie humana debería “expandir el virus de la vida por las estrellas del universo…Los latinoamericanos (son) capaces de irradiar la humanidad… (cuya) misión es el universo. Y que solo nos lo impide estarnos matando entre nosotros mismos. Por tanto, somos etnia cósmica”. 


Más aterrizado, en la 79ª Asamblea Generał de la ONU el mismo Petro  afirmaba, en un discurso iniciado con una frase de su hija de 15 años,  que  “el proyecto democrático de la humanidad está muriendo con la vida, mientras los racistas, los supremacistas, los que creen, estúpidamente, que los arios son la raza superior, se aprestan a dominar el mundo escribiendo el terror de las bombas sobre los pueblos…. Están matando el pueblo elegido de Dios, los niños de la humanidad. Hay una razón para este Armagedón del mundo contemporáneo… La lógica de la desigualdad social… la mayor de nuestra historia como especie”. 


A finales de 2022, Irene Vélez, filósofa con magister en estudios culturales y polémica Ministra de Minas y Energía, sostenía con base en un informe de su despacho que Colombia había alcanzado “la autosuficiencia en petróleo y gas sin la necesidad de nuevos contratos de exploración”. Para esa apreciación, habían incorporado a las reservas los eventuales hallazgos en las operaciones de los contratos en ejecución. 


No es fácil encontrar para el anterior sub presidente, como lo llama la oposición, un afán similar por ocultar su incompetencia. En una recopilación de los “Top 10 Momentos más RIDÍCULOS de IVÁN DUQUE” lo que se percibe es torpeza, yerros de lenguaje o poca vergüenza para “hacer el oso” en público. Pero es escasa la soberbia y no se percibe afán por demostrar que sabe más de lo que sabe. 


Ejemplos similares pueden encontrarse, a la izquierda y la derecha, en muchos países. El efecto Dunning-Kruger (D-K), propuesto por el psicólogo social David Dunning caracteriza a “las personas con mal desempeño en ámbitos sociales e intelectuales que parecen no ser conscientes de lo deficiente que es su experiencia. Esos déficits les dejan una doble carga: no sólo su conocimiento incompleto y erróneo los lleva a cometer errores, sino que esos mismos déficits les impiden reconocer cuándo actúan equivocadamente”. 


En distintos campos se sabe que los seres humanos, más terrenales que cósmicos, tenemos dificultades para auto evaluarnos. Por el contrario, tendemos a sobre estimar habilidades y minimizar limitaciones. Por ejemplo, cerca del 90% de los conductores en EEUU creen tener habilidades por encima del promedio. Un punto interesante es que quienes muestran menor habilidad en un campo son los más propensos a sobrevalorar sus capacidades. La disciplina económica, con superávit de hubris, ha propuesto que buena parte de la ignorancia es racional: ganar habilidad no ofrece beneficios tangibles, entonces no vale la pena. El mismo Dunning critica esta visión. En su lugar, propone que la ignorancia es prevalente en la vida cotidiana y, por otra parte, que es una consecuencia invisible para quienes la sufren.  


Muchos experimentos se han hecho en medicina, comparando las apreciaciones de desempeño hechas por personas que se están formando y quienes las entrenan y evalúan. En esa disciplina, dominada por la ciencia, el desfase puede superarse. La situación se complica cuando la ignorancia está  camuflada y la gente totalmente ajena a un campo pretende tener conocimientos o capacidades suficientes cuando en realidad se nutre de mitos, leyendas y prejuicios. Tal situación es común cuando la ideología y la política reemplazan el conocimiento riguroso, especializado, basado en la evidencia, la técnica o la ciencia.


Algunos trabajos encuentran que una fracción importante de personas manifiesta tener conocimiento sobre tópicos, situaciones, eventos o leyes inexistentes o ficticias. “Las personas toman señales de la situación social en la que se encuentran y de su conocimiento general del mundo para reunir información y formarse una impresión… recurren a cualquier conocimiento que tengan que pueda parecer relevante y luego lo utilizan para formar un juicio”.  


Los activismos y fanatismos han sido entornos fértiles para la propagación del D-K. Basta vincularse emocionalmente con algún liderazgo que proponga ideas simples pero contundentes sobre una larga lista de temas para que quienes siguen en rebaño dicten cátedra sobre cualquier cosa. La cultura woke es un buen ejemplo. Una gran paradoja es que, en parte para combatirla, los norteamericanos acaban de elegir al político con el D-K más intenso que se pueda imaginar. 


REFERENCIAS


Discurso Gustavo Petro ante la 79ª Asamblea General de la ONU


EC (2024). “Somos etnia cósmica: Petro sacó otra vez su lado filósofo y agitó las redes, ¿qué quiso decir?”. El Colombiano, Febrero 14


Dunning, David. (2011). The Dunning–Kruger effect: On being ignorant of one's own ignorance. In Advances in experimental social psychology (Vol. 44, pp. 247-296). Academic Press.


Moncada, Alberto (2023). “Mito o realidad: reservas de hidrocarburos”, Razón Pública, Junio 4


https://www.youtube.com/watch?v=2JkC9G3bVdo

martes, 5 de noviembre de 2024

El mercado de alquileres según la economía infantil de izquierda y derecha

 Publicado en El Espectador, noviembre 7 de 2024


Difícil imaginar una actividad como el alquiler de vivienda, tan fundamental para el bienestar de la gente pero, desgraciadamente, tan mal regulada con ideologías simplistas. 


Hace poco Ione Belarra, diputada y secretaria general de Podemos, recordaba en la Uni de Otoño una charla con su hija de 4 años: 

  • ¿Cuánto pagamos por el cole? 
  • No, no pagamos nada. Tu padre y yo pagamos impuestos y con eso tenemos sanidad y educación públicas para que todos los niños y niñas tengan acceso a una escuela
  • Y entonces, ¿por qué hay que pagar por las casas? 


Esa lógica bastó para que Belarra relanzara su propuesta de “sacar las casas del negocio, sacarlas del mercado. Hay que garantizar el derecho a la vivienda como el derecho humano que es. Las casas son para vivir”. De allí derivó condiciones para mantener el apoyo al gobierno de Pedro Sánchez. “Van a tener que romper relaciones comerciales con Israel y van a tener que bajar los alquileres por ley y terminar con la especulación de la vivienda”.



Con sus hijos ya mayores, Gustavo Petro debe tener discusiones económicas más serias que, sin embargo, lo llevan a la conclusión, también pueril, que “los arrendadores están cobrando más por el arriendo, especulando con la propiedad”. Así, anuncia “cambiar el mercado inmobiliario si sigue en el camino de la especulación”. Como la lideresa española, ignora que entre quienes “especulan” bien puede haber personas que ahorraron toda la vida para suplir o complementar su pensión con un arriendo.


Hace 35 años hice para Fedelonjas un trabajo sobre el mercado de alquileres en Bogotá. Revisé la entonces incipiente literatura sobre las razones para intervenirlo. Al argumentar que se justificaba regular los ajustes del alquiler, un asistente al foro, el experto en temas urbanos y futuro alcalde Enrique Peñalosa se molestó. Me dijo algo como “no pensé que usted fuera de izquierda”. Para él, como para muchos economistas, en uno de los mercados más alejados de la típica situación de monopolio, cualquier regulación resultaba ineficiente: el equilibrio sería espontáneo por la interacción entre oferta y demanda. El “control de alquileres de segunda generación” que supone competencia sólo antes de firmar el contrato pero creciente monopolio del arrendador sobre el inquilino que se acostumbra e integra al vecindario ya es común en economía urbana y ha sido adoptado en muchos países. Pero no sirve para el turismo. 


Un laboratorio insuperable para políticas de vivienda en extremos ideológicos opuestos ha sido la Argentina en estos años. Tras un considerable aumento en regulación, por distintas versiones de la “Ley de alquileres” de talante socialista aprobada durante la pandemia, se redujo drásticamente la oferta de inmuebles en el mercado. Esto, sumado al panorama cambiario, que hizo el país más atractivo para turistas, terminó favoreciendo los alquileres vacacionales tipo Airbnb. En octubre de 2023, final de la presidencia de Alberto Fernández, se presentó al Senado un proyecto de ley para también limitar los alquileres temporales. 


Con Milei vino la completa liberación del mercado que “generó una explosión de oferta de propiedades y un importante descenso del costo para el locatario”. La contracción de la brecha cambiaria aumentó el alquiler para extranjeros y redujo la demanda por viviendas temporales. Así, muchos propietarios regresaron al mercado de contratos tradicionales. De todas maneras, las presiones políticas para regular persisten, respaldadas por las medidas estrictas sobre alquileres turísticos en ciudades como Nueva York o Barcelona. Las perspectivas, sobra decirlo, son en extremo inciertas. Dependen de asuntos tan variados como la estabilización macroeconómica, el mercado de divisas, la evolución del empleo y los ingresos, el dinamismo de la construcción, la renovación de contratos firmados con leyes anteriores, las tasas de interés y un largo etcétera de factores imprevistos, muchos locales, que determinan la eficacia de las intervenciones. 


Lo que las visiones infantiles de izquierda y derecha ignoran es que muchos mercados reales son infinitamente más complejos que un juego o modelo y, sobre todo, que las intervenciones nunca satisfacen un supuesto “interés general” sino que, inevitablemente, favorecen unos sectores en detrimento de otros e incluso enfrentan dilemas entre prioridades o valores contradictorios. Además, para diagnosticar estos mercados multisectoriales, intrincados y confusos no bastan las estadísticas, que deben complementarse con testimonios e historias reales para entender los intereses en juego y cómo los puede afectar la regulación.


El Armadillo acaba de publicar un trabajo sobre “el turismo que le cambia la cara a Medellín” digno de ser imitado por su contenido y su forma. A nadie en su sano juicio se le ocurriría, después de leerlo, de jugar con sus despampanantes gráficas y de reflexionar con tan variados testimonios, sugerir cómo controlar alquileres o regular Airbnb apoyándose en una charla económica con su hija de cuatro años. 


REFERENCIAS


Belarra, Ione (2024). “Ione Belarra da la razón a su hija: "¿Por qué tenemos que pagar por las casas?”. Libertad DigitalOct 22


Hauserman, Luis  y Martín GranKettunen (2024). “El mercado de alquiler tras su liberación”. InfobaeOct 5

 

Isaza, Mateo y Manuela Garcé (2024). “De un PH en El Poblado a una casa en Guayabal: el turismo le cambia la cara a Medellín”. El ArmadilloOctubre 28


Hanna & Hannu Ruonovaara (2020). “Rent regulation in 21 st century Europe. Comparative perspectives”. Housing Studies, 36:9, 1446-1468


Penagos, Juan Pablo (2024). “Presidente Petro advierte que hará cambios en sector inmobiliario y energético si sigue la especulación”. El TiempoJulio 17