lunes, 20 de mayo de 2024

El cinismo como rutina del castrismo y la deriva hacia operaciones clandestinas

 Publicado en El Espectador, mayo 23 de 2024


Desde su primera intervención militar -la fallida invasión a Panamá para derrocar un gobierno democrático- Castro negó estar informado y la condenó. 


Anunció que los cubanos repatriados por la Guardia Nacional serían sometidos a un tribunal militar, promesa que incumplió. El Che Guevara aclaró que “Cuba exportaba ideas revolucionarias pero no la revolución en sí misma”. La costumbre de mentir se mantuvo hasta cuando en Venezuela aseguraron que no tenían infiltrado el ejército, ni el sistema sanitario. Pero se sabía de la intervención cubana en la reestructuración de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana con fuerte presencia militar. 




También en 1959 unos 60 nicaragüenses, cubanos y guatemaltecos armados salieron hacia Nicaragua vía Honduras, donde acamparon. El ejército hondureño los masacró. Los pocos sobrevivientes volvieron a Cuba para recibir entrenamiento militar y juntarse con otros exiliados. De allí surgirían los sandinistas. 


El mismo mes otro grupo de 60 dominicanos y cubanos despegaron desde Cuba en un supuesto avión de la Fuerza Aérea Dominicana. Aterrizaron y se tomaron un cuartel. La aeronave volvió a Cuba donde Camilo Cienfuegos, responsable de la operación, ordenó arrestar al piloto y negó la participación cubana en la operación. Simultáneamente, unos 150 guerrilleros armados desembarcaron cerca de Puerto Plata. Llegaron con días de retraso y fueron exterminados por las fuerzas armadas del dictador Trujillo quien le había dado refugio a exmilitares de Batista. 


En agosto del mismo año, 18 cubanos, 10 haitianos y 2 venezolanos entrenados en Cuba desembarcaron en Haití para tumbar a Papa Doc Duvalier. Contaban con el levantamiento de una columna del ejército haitiano que nunca se produjo y los invasores fueron aniquilados. 


En Nicaragua la vida política estaba polarizada entre liberales y conservadores. En los meses iniciales de la revolución cubana, ambos fueron apoyados desde La Habana: los anticomunistas por Camilo Cienfuegos y los izquierdistas por el Che Guevara. Armas clandestinas de los EEUU fueron llevadas por mar y aire. Al final Cuba prefirió a los marxistas. El plan era “auxiliar al levantamiento ya en marcha contra el régimen”. La operación fracasó por “la sorprendente apatía de la población local”. Los somocistas derrotaron varias cuadrillas y los refuerzos que se esperaban de Cuba nunca llegaron. Hubo un nuevo intento a través de Honduras el año siguiente. Se creó el Frente Sandinista de Liberación Nacional pero el ejército local capturó a varios levantados con documentos que involucraban a Cuba. A finales de ese mismo año, el gobierno salvadoreño descubrió que los cubanos buscaban “desencadenar acciones violentas” en su territorio.  En Julio de 1961 la Guardia Civil de Costa Rica destapó “un complot de Castro para fomentar actos subversivos” allí y en los países vecinos. 


“El estrepitoso descalabro de estos intentos iniciales llevó a una reconsideración de los métodos” por Castro y el Che Guevara. Ahora habría una preparación más minuciosa antes de cualquier hostilidad. Se intensificó el entrenamiento de latinoamericanos que desearan lanzarse a la lucha en acantonamientos especiales. Se habilitaron escuelas guerrilleras. Se empezaron a formar “agentes de influencia” o "clubes de inocentes” en la jerga de inteligencia. Estas “organizaciones solidarias” con las causas en boga le permitieron a Castro infiltrar burocracias gubernamentales en América Latina. 


Entre 1959-1966 cerca de seis mil latinoamericanos recibieron instrucción militar especial en estos centros. Se centraron en los problemas internos de los países seleccionados formando estudiantes y campesinos. La propaganda buscaba “legitimar la acción violenta, desacreditar el reformismo y el sistema electoral e intensificar el viejo resentimiento hacia Estados Unidos”. 


En los años sesenta, “Cuba entrenó y apoyó movimientos guerrilleros en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, el Salvador, Haití, Honduras, Guatemala, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. El principal instrumento de coordinación fue una estructura especializada en insurgencia urbana clandestina: el Departamento América, siempre dirigido por Manuel Piñeiro Barba Roja. El historiador Jonathan Brown habla de “la guerra secreta por suramérica”. 


La gran pregunta es si la política cubana de exportar la revolución socavó la democracia en el continente y condujo a dictaduras militares. Parece claro que la combinación de apoyo cubano a la revolución y norteamericano a la contra “afectó profundamente el equilibrio político en todas las repúblicas de América Latina”. Esa confrontación “polarizó el debate y limitó las oportunidades de autodefinición política”. Paradójicamente, “los países con las peores dictaduras militares tenían los movimientos guerrilleros de inspiración cubana menos efectivos”.


En 1959, los cubanos no sabían nada de inteligencia ni contra inteligencia. Aprendieron por ensayo y error con sus adversarios. Para los años noventa, según un agente de la CIA, la inteligencia cubana era “una de las cinco o seis mejores del mundo”. Eso para un país con 11 millones de habitantes contra unos 300 de los EEUU o la URSS. 


REFERENCIAS


Benemelis, Juan (2002). Las guerras secretas de Fidel Castro. Downtown Book Center


Bermúdez, Ángel (2029). "Cómo fueron las intervenciones armadas impulsadas por Cuba en América Latina". BBC News MundoMarzo 29


Krujit, Dick (2019). “Cuba y sus lazos con América Latina y el Caribe, 1959-Presente”. Revista Uruguaya de Ciencia Política 28 (1)


Liebenberg, Ian (2017). “Cuba and Revolutionary Latin America: An Oral History”. Book Review, South African Journal of Military Studies, Vol 48 Nª2


Miller, Nicola (2018). “Cuba’s Revolutionary World” Book Review. The American Historical Review, December, Vol 123 Nª 5


Placer, David (2017). Los Brujos de Chávez. La magia como prolongación de la política. La Hoja del Norte


Rubio, Mauricio (2023). "Santería Bolivariana". El Espectador, Jun 1 Blog personal