Publicado en El Espectador, Noviembre 2 de 2023
Gustavo Petro sufrió una estruendosa derrota en elecciones. No fue una paliza a la izquierda, ni una maniobra de las maquinarias. Ni siquiera fue un rechazo al populismo, que a veces funciona.
Lo que le falló a quien funge de líder global fue confundir al pueblo con un séquito incondicional que lo venera y traga sin chistar. Poco antes de su desastre electoral, continuando el desatino de no condenar el ataque de Hamás, el mandatario trinó un refrito sobre el impacto del calentamiento global y el capitalismo depredador sobre las migraciones y la consecuente guerra mundial por el agua, un conflicto apocalíptico que llevará a la extinción de la humanidad.
“Lo que el poder militar bárbaro del norte ha desencadenado sobre el pueblo palestino es la antesala de lo que desencadenará sobre todos los pueblos del sur cuando por la crisis climática quedemos sin agua; la antesala de lo que desencadenará sobre el éxodo de las gentes que por centenares de millones irán del sur al norte. Sobre el poder militar del norte se construye un mundo de consumo y riqueza fundado en la utilización intensiva del combustible fósil (que) conduce a miles de millones de personas a una vida catastrófica, a una era de extinción”.
Esta perorata dramática, dantesca e inconducente contiene varios gazapos. Primero, no ha habido ni habrá una conflagración mundial por el agua. Continuarán los conflictos por el acceso a ese recurso entre países, regiones o aglomeraciones vecinas. El Pacific Institute lleva décadas recopilando información sobre el asunto. Según su Water Conflict Chronology, en este siglo han surgido 1.051 choques relacionados con el agua. De ellos, 22 ocurrieron en Colombia. “Muchos de estos riesgos (son) locales y no entre países. A nivel nacional aumentan las tensiones en África y partes de Asia que comparten ríos fronterizos sin acuerdos internacionales sobre cómo gestionarlos”.
A nivel micro, los escenarios favorables a diferendos alrededor del agua también están lejos de la confrontación Norte Sur que obsesiona a Petro. Según el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEES), “las situaciones de tensión entre pastores y ganaderos son muy frecuentes en África occidental y pueden ocasionar conflictos transfronterizos. En sus rutas establecidas, los pastores negocian el acceso y cumplen con la legislación que regula el acceso a los recursos. Sin embargo, cuando estas rutas se cambian, aparecen conflictos —en algunos casos muy violentos— por el agua y el pasto con otros grupos ya presentes en la zona. Ejemplos de estos conflictos se pueden encontrar en Kenia, Etiopía, Sudán del Norte y Sudán del Sur”.
A la presión demográfica que aumenta la demanda mundial por agua potable se suma el peso creciente de la población urbana. Casi la totalidad de esta expansión de las ciudades vendrá de países en desarrollo donde abundan barrios piratas y asentamientos informales. Los flujos migratorios, como ha sido la tradición, los determinan las posibilidades económicas, algunos tiranos o las guerras, entre las cuales las provocadas por el calentamiento global aún son franca minoría. El Banco Mundial estima que la migración por falta de agua es apenas el 10% del incremento en tales flujos. “El Oriente Medio y Norte de África es la región con mayor escasez de agua en el mundo, pero el agua suele ser una víctima del conflicto más que la causa de migración y guerras”. Además, “los conflictos causados por los riesgos hídricos en la región no son tan comunes como se esperaba. De hecho, históricamente, la escasez de agua ha conducido a la cooperación más que al conflicto”. Por ejemplo, algunas iniciativas para enfrentar los desastres asociados con el cambio climático provienen de la iniciativa privada. El Panda Agriculture & Water Fund es un fondo agrícola que incluye el agua entre sus inversiones y le apuesta a ciertas empresas innovadoras. Su promotor es optimista: “en el futuro habrá tecnologías que sabrán aprovechar el agua disponible” y no necesariamente subiendo los precios.
Para los habitantes de barrios informales en las ciudades colombianas sin agua o alcantarillado, para los campesinos enfrentados a una sequía sin adecuados servicios de riego, para los miles de venezolanos que atraviesan el Tapón del Darién huyendo de un lunático bolivariano o para quienes pensamos que estas situaciones indignantes deben y pueden intervenirse antes de arreglar el mundo, la preocupación de Petro por el conflicto en Medio Oriente como antesala de una guerra mundial por el agua es insensata.
En los últimos comicios, una fracción decreciente del pueblo se sumó al círculo sectario de incondicionales cercanos al poder. Aceptaron mitos y delirios del líder e ignoraron la ineficacia del culto a la personalidad del gran timonel en la propaganda para elecciones locales (Caso del barrio Bajo Agucatal en Cali). Los demás votantes se arrimaron a las candidaturas que consideraron razonables en su entorno. Eso explica la paliza al Pacto Histórico en las urnas.
REFERENCIAS
BM (2021). "Seguir la corriente: el papel del agua en la migración mundial". Bnaco Mundial, Agosto 23
Hidalgo García, Mar (2021). "Cambio climático y seguridad: riesgos físicos y geopolíticos". Instituto Español de Estudios Estratégicos, Diciembre
Pacific Institute (2022) Water Conflict Chronology. Pacific Institute, Oakland, CA. https://www.worldwater.org/water-conflict/
Sandri, Piergiorgio (2023). "La batalla global por el agua". La Vanguardia, Octubre 29 de 2023