domingo, 11 de abril de 2021

Borracheras, sexo casual y violaciones

Publicado en El Espectador, Abril 15 de 2021

 





La infantilización de las mujeres por el feminismo llevó a la absurda situación de considerar víctimas incluso a quienes voluntariamente se emborrachan para tener sexo.


La historia de muchas supuestas violaciones en campus universitarios norteamericanos es que una estudiante encartada con su virginidad decide intoxicarse hasta perder el sentido para iniciarse sexualmente con algún desconocido igualmente borracho. Con la resaca se arrepiente del lamentable encuentro y luego denuncia a su fugaz compañero de cama por haberla forzado. 


La confusión del abuso sexual con el romance frustrado se inició hace décadas en las fraternity houses con tufo, pesadeces y lagunas mentales. Siguió con profesores universitarios enamorados a los que la nueva inquisición acorrala y se generalizó con el #MeToo. Las verdaderas víctimas de depredadores sexuales camuflados de tutores se difuminaron en un mar de inmadurez, pusilanimidad y mala fé.  


“Él se aprovechó de mí, yo estaba muy borracha, pero le dije que no quería tener sexo, eso lo recuerdo bien. No sabía cómo parar, mi conciencia me decía que me fuera pero no podía, me encontraba muy mal… ya no recuerdo si fue él quien lo propuso o fui yo quien lo hice para que me dejara en paz”. 


La declaración es de una actriz española que acusa a un director de cine por haber abusado sexualmente de ella. El modus operandi del malhechor era escalofriante. Acechaba a las vícitimas “usando el interés profesional de ellas en el cine como excusa. Les pedía su teléfono y empezaba a escribirles con muchísima insistencia, prometiéndoles la oportunidad de participar en alguna película o rodaje, y hablaba de todos sus conocidos para mostrar el poder y la influencia que tenía en el gremio”. No contento con una correspondencia plagada de tentaciones, el fascineroso las invitaba a tomarse unos tragos y luego “se aprovechaba del estado de alicoramiento de las mujeres para forzarlas a tener relaciones sexuales”.


La patética situación no es atípica ni anecdótica. En los EEUU se encontró una estrecha asociación entre la asistencia a fiestas duras y los chances de tener sexo con desconocidos. Entre estudiantes que beben, quienes se iniciaron antes de los 13 años “en comparación con quienes nunca bebieron hasta los 19 años o más muestran dos veces más chances de tener relaciones sexuales no planificadas y 2.2 veces más probabilidades de hacerlo sin protección debido al consumo de alcohol”.


En norteamérica 4.7% de las mujeres reportan haber sido violadas. Cerca de las tres cuartas partes de ellas lo fueron estando borrachas. “Las que tenían menos de 21 años, residían en casas de hermandades, consumían drogas, habían bebido mucho en la escuela secundaria y asistían a universidades con alta incidencia de consumo excesivo de alcohol mostraban mayor riesgo de violación mientras estaban intoxicadas”.


No es fácil encontrar estudios similares para otros países y se puede temer que en algunos lugares la militancia los tenga vetados, pero existe información alternativa sobre la obvia asociación entre borracheras y contacto físico deplorable. En España, por ejemplo, el mapa por provincias de delitos y agresiones sexuales muestra que tales ataques son más frecuentes en donde hay “turismo de borrachera”, como en las islas Baleares, a donde llegan hordas jóvenes de toda europa a rumbear sin descanso por varias noches. 


Allí, una niña de 14 años “asegura que fue violada en un piso por seis adolescentes de entre 15 y 17 años. Una amiga suya la intimidó para someterla a las exigencias del grupo”. La misma menor contó en su denuncia que “habían intentado que se prostituyera horas antes en un bar donde varios varones mayores de edad le ofrecieron dinero a cambio de mantener relaciones sexuales”.


En temas sensibles para los que el fanatismo masacró el sentido común y desconoce la capacidad de agencia femenina, nadie más refrescante que Camille Paglia, quien aborda el problema de las borracheras juveniles recordando que las rumbas para intoxicarse contribuyeron al aumento en la percepción de violaciones en los campus universitarios. Critica la prohibición de vender alcohol a menores de edad anotando que tienen acceso a sustancias más dañinas para drogarse. Vincula esas prohibiciones al avance de las mafias y destaca “los efectos civilizadores del consumo temprano de alcohol como reemplazo de la fiesta enloquecida de los no iniciados”. 


Para las conductas que requieren autocontrol, como ingerir licor o tener sexo, cualquier joven, hombre o mujer, necesita educarse si quiere hacerlo responsablemente. Entre más temprano, mejor. El alcohol es crucial en la mayoría de incidentes de date rape, una realidad que las obsesionadas con culpar al macho por todas las desgracias femeninas desconocen descaradamente. Así, criminalizan cómplices de juerga tan irresponsables como sus compañeras para encubrir lunáticas que ya no esperan príncipes azules pero que embriagadas exigen encuentros sexuales fantásticos, con romance, magia, música celestial y hadas madrinas. Deberían ensayar alucinógenos. 



https://quillette.com/2017/06/28/laura-kipnis-camille-paglia-redefinition-sex/

https://www.eldiario.es/cultura/director-productor-cine-luis-maria-ferrandez-mujeres_1_7185123.html

https://www.elespectador.com/opinion/seis-denuncias-de-acoso-contra-el-cineasta-espanol-luis-maria-ferrandez/

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3880831/https://violenciagenero.org/noticias/mapa-delitos-y-agresiones-sexuales-provincias

https://elpais.com/economia/2020/01/16/actualidad/1579206678_643225.html

https://elpais.com/sociedad/2020/01/15/actualidad/1579092416_530281.html

https://elpais.com/sociedad/2020/01/13/actualidad/1578939268_384456.html

https://elpais.com/sociedad/2020/01/18/actualidad/1579360822_245439.html