Publicado en El Espectador, Agosto 20 de 2020
Columna después de los memes
A principios de abril, el senador Gustavo Petro emprendió un misterioso viaje a Cuba. Me arriesgaré a especular sobre las posibles razones para esa extraña salida del país.
Sus copartidarios criticaron al médico bogotano que se atrevió a revelar que la razón aducida por el líder de la resistencia para desplazarse a la isla era falsa: “a este médico le cabe una demanda porque hay normas claras en el tema médico”. Posteriormente, el mismo supuesto paciente de la fantástica medicina cubana confirmaría desde La Habana que no tenía el cáncer que inicialmente se adujo como motivo para el viaje.
Coincidencialmente, por esos mismos días hubo extraños sucesos políticos. Por una parte, los medios de comunicación reportaron que “Ediles de Colombia Humana estarían detrás de las protestas en Bogotá. En audios se escuchan a personas coordinando cacerolazos y ciudadanos reclamando porque les incumplieron con ayudas prometidas si salían a protestar”. O sea que la idea romántica del pueblo que sale a la calle para mostrar su repudio al establecimiento pro capitalista y represor le abría paso a la situación más sucia y mercantil de gente que recibe alguna contraprestación por manifestar su desontento. La pregunta obvia sobre ese escenario es ¿quién paga la cuenta?.
La segunda aparente casualidad es que el ex M-19 Antonio Navarro estuvo por esos días bastante activo promoviendo en Nueva York una película sobre Carlos Pizarro y, por otro lado, defendiendo al nuevo poder mundial, la China, que empieza a desplazar a los EEUU en el juego geopolítico mundial. Vale la pena recordar que en noviembre de 1985, cuando la toma del Palacio de Justicia, Navarro estaba en Cuba recibiendo atención médica para recuperarse del atentado que sufrió en una cafetería en Cali que casi acaba con su vida. Unos años después sería nombrado ministro de salud por el presidente César Gaviria. No es arriesgado pensar que al tomarse ese trozo del pastel ejecutivo con claros fines partidistas los reinsertados del Eme aprendieron el enorme potencial político que tiene el manejo de la salud pública.
Que la burocracia china financia generosamente la medicina cubana y se sirve de ella para, con fachada humanitaria, promover sus ventas de equipo médico en diversas partes del mundo no es ningún secreto. A mediados de marzo, el presidente venezolano Nicolás Maduro anunció la llegada de equipo médico chino para ayudar a que miles de personas se hicieran las pruebas del Coronavirus. A los pocos días, un grupo de médicos cubanos también desembarcaba para ayudar a combatir la epidemia.
Ese tipo de colaboración no se presentó exclusivamente con regímenes latinomaericanos simpatizantes de la dictadura cubana. En Italia, también al inicio de la pandemia, los expertos chinos que traían equipos explicaron que el confinamiento no era suficientemente severo. El líder Xi Jinping llamó al primer ministro italiano Giuseppe Conte para confirmarle que su país deseaba cooperar con el suyo y construír una “Ruta de la Seda Sanitaria”. Los médicos cubanos no tardaron en llegar a Italia de donde, se dice, algunos fueron expulsados por su falta de conocimiento.
Un punto indispensable para entender la nueva forma de interferir en los asuntos políticos internos es superar la visión burda de que sta injerencia se asemeja a lo que se hacía durante la guerra fría, cuando las distintas potencias y un país pequeño y pobre como Cuba mandaban destacamentos militares a combatir para apoyar o enfrentar a los rebeldes. El patético debate ideológico y político colombiano, en el que la derecha anuncia que vendrán agentes del extranjero a enseñar comunismo para que el pueblo apoye a las guerrillas para tomarse el poder por las armas y a izquierda revira que como eso no va a ocurrir no tiene ningún sentido hablar de Castrochavismo, ha impedido que se diagnostiquen adecuadamente las nuevas y sutiles formas de interferencia en política y asuntos electorales.
En la extraordinaria y espeluznante serie de televisión Distrito Salvaje, que se anuncia basada en hechos reales, hay una escena en la que se resumen los nuevos y sinuosos escenarios de la pugna por el poder político. Un ex comandante guerrillero que ahora trabaja con los corruptos incrustados en la grandes empresas contratistas del Estadao le da cartilla a otro ex guerrillo. Le explica que el dinero da poder y con poder se escriben, se inventan, se cambian y se acomodan las leyes. O se entierran y se botan a la basura. "Es maravilloso ver como estos HPs hacen eso tan bien. Los abogados, los consultores, los contadores... esos son los nuevos ejércitos. Por eso firmaron la paz esos HPs". Le faltó agregar que los burócratas chinos y los médicos cubanos, apoyados por sus amigotes locales de toda la vida, también hacen parte de esas nuevas fuerzas desarmadas.
CR (2020) “Ediles de Colombia Humana estarían detrás de las protestas en Bogotá”. Caracol Radio, Abril 20
Poggioli, Sylvia (2020). “For Help On Coronavirus, Italy Turns To China, Russia And Cuba” NPR, march 25
Semana (2020) “Médico cometió falta grave por revelar historia clínica de Petro". Semana Abril 13
Semana (2020) “Gustavo Petro confirma que no tiene cáncer”, Abril 22
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