viernes, 11 de enero de 2019

Una feminista sexualmente liberada

Publicado en El Espectador, Enero 24 de 2019
Columna después de las gráficas







Salem, estudiante española de historia del arte, relata su recorrido desde la doctrina feminista hasta una completa emancipación sexual.

Reconoce que su experiencia es controversial y no convence a mucha gente. Se inició joven en el feminismo, cuando “una increíble profesora me mostró los hilos”. Se define feminista interseccional pues reconoce múltiples sistemas de opresión patriarcal.

Varios años de relaciones afectivas y sexuales insatisfactorias la decepcionaron. Sufrió matoneo y discriminación “por ser una mujer con un impulso sexual verdaderamente alto”. Buscaba “no tener que entregar, sin ninguna contraprestación, esfuerzo emocional y sexual a los hombres; sacarle provecho al atractivo físico en lugar de pagar un alto precio”. Soportó burlas y humillaciones. “Una vez, cuando me teñí el pelo, aguanté pocos días pues no pude manejar la escalada en el matoneo”. Los problemas los ocasionaba tanto su físico como su intenso e inagotable deseo sexual. “Mis parejas masculinas no podían seguirme el ritmo y, a menudo, me reprendían. Tampoco sabían manejar mi poliamor. Encima, varias compañeras me miraban con desprecio, me criticaban por ser la zorra del grupo”.

Empezó a planear salidas a su situación. “¿Qué tal cobrar? Así podría poner yo las condiciones. Así sería yo la instigadora activa: mi sexualidad ya no estaría al servicio del patriarcado sino de mí misma. ¿La cereza sobre el pastel? Podría vivir de las pocas cosas que ya sabía hacer mejor que nadie. Así, decidí dedicarme al striptease”.

Su vida cambió radicalmente. “De repente, estaba en una ciudad diferente, haciendo nuevos amigos, desnudándome por dinero, masturbándome por dinero, besándome con mujeres por dinero. Estaba viviendo el sueño, mi sueño. Ninguna de las otras strippers me criticó por ser sexualmente hiperactiva”. Se acabaron los chistes sobre cómo se follaría todo lo que se moviera, “no más miradas desagradables por mis vestidos y ropa interior. Encontré una comunidad que me apoyó por lo que era: una puta gloriosa”.

Salem se volvió luego escort y ahora puede montar “los más excitantes y seductivos affaires para y con mis clientes”. Aprecia que después de cada encuentro no la llamen a preguntarle dónde anda, o con quién. “No esperan que pase mi tiempo libre con ellos, cuidándolos. No esperan que me acueste sólo con ellos. No me reprenden por ser sexualmente agresiva. No tienen problema con que yo lidere la faena buena parte del tiempo. ¡Au contraire! Me buscan para eso”. Encuentra irónico que en sus ratos con clientes sea cuando logra “follar de una manera que es la más auténtica y sincera para mí”. Además de su tiempo, su empeño emocional, físico, sexual y erótico están, para ella, adecuadamente compensados. “Pues sí. El feminismo me llevó a convertirme en una puta profesional. Mi análisis feminista sobre los esfuerzos sexuales y emocionales que asumen las mujeres y las personas no binarias me llevó a cobrar por ellos. Le estoy cobrando al patriarcado mi apariencia, mi sexualidad y mis formas de expresión. Y, ¡carajo!, eso es bien revolucionario para mí”.

En 1991, los psicólogos JA Simpson y SW Gangestad propusieron una metodología para analizar las diferencias individuales en sexualidad. Con el Inventario de Orientación Sociosexual (SOI por su sigla en inglés) buscaban captar la variabilidad en la disposición a tener relaciones sexuales con una pareja diferente de la habitual. Hicieron encuestas de auto reporte a una muestra de mujeres y hombres sobre estrategias de flirteo, fantasías románticas, emociones, afectos y actitudes hacia el sexo casual. Resumieron las respuestas en un índice: quienes obtienen un puntaje bajo –sociosexualidad restringida- tienden a la monogamia, prefieren cortejos largos e invierten bastante en relaciones estables, de largo alcance. La sociosexualidad irrestricta, por el contrario, se caracteríza por mayor facilidad para tener sexo, incluso con extraños, y menor intensidad romántica en las relaciones, tal como cuenta Salem o lo han hecho escorts y cortesanas de varias épocas. 

Yo sospecho que entre feministas y prostitutas existe una brecha de sociosexualidad que dificulta la empatía. Las primeras, restringidas, imaginan que las segundas, irrestrictas, deben ser rescatadas, cual pecadoras o víctimas. Décadas atrás, Helí Alzate y María Ladi Londoño, precursores de la sexología experimental colombiana, documentaron ese escollo para el diálogo político. Dicho esto, sería apresurado afirmar que la actitud hacia el sexo es uniforme entre las mujeres que cobran por ofrecerlo. Mientras veinte de cada cien prostitutas encuestadas en Bogotá en 2018 piensan que su primera experiencia fue “agradable o muy agradable”, un tercio la considera “horrible”; la mayoría declara que al iniciarse “sabía lo que hacía”, como Salem, pero algunas reportan haber sido forzadas o engañadas. La oferta de servicios sexuales es variada y compleja como la sociosexualidad de las proveedoras que, entre muchos factores, dependería de gustos, ambiciones, temores, personalidad e historia individuales, peculiaridades que al feminismo radical actualmente le importan tan poco como la emancipación sexual.


REFERENCIAS

Alzate, Heli, Maria Ladi Londono (1984). “Vaginal erotic sensitivity”. Journal of Sex & Marital Therapy, 1521-0715, Volume 10, Issue 1, 1984, Pages 49 – 56. Texto completo del artículo


Alzate, Heli, Maria Ladi Londono (1987). “Subjects' Reactions to a Sexual Experimental Situation”. The Journal of Sex Research, Vol. 23, No. 3. pp. 362-367

Rubio, Mauricio (2012). “Helí Alzate, las feministas y las prostitutas”. El MalpensanteNº 30, MayoVersión completa

Rubio, Mauricio, Marlene Espitia y Patricia Mugno (2018). "Encuesta de Servicios Sexuales en Bogotá", Metodología, Formulario Frecuencias Simples

Rubio, Mauricio y Marlene Espitia (2018). "El Mercado del Sexo en Colombia. Elementos para un Diagnóstico". Tercer Foro Hablemos de Actividades Sexuales Pagas en Bogotá - Presentación 

Salem (2018). "How being a feminist led me to Sex Work". Blog Personal

Schmitt DP (2005) “Sociosexuality from Argentina to Zimbabwe: A 48-nation study of sex, culture, and strategies of human mating”. Behavioral and Brain Sciences 28; 247-311


Simpson JA & SW Gangestad (1991) “Personality and sexuality: Empirical relations and an integrative theoretical model”. En  Kathleen McKinney & Susan Sprecher (Ed) Sexuality in Close Relationships. NY-London Psychology Press. Cap 4