En el aniversario 25 de la muerte de Luis Carlos Galán la W entrevistó a Enrique Santos Calderón.
El veterano periodista habló de la transparencia, rectitud y entereza del visionario líder, frontal contra la corrupción e inflexible con la violencia. “Nunca quiso tener nada que ver con la subversión… Me consta que cuando el Flaco Bateman ya estaba en el plan de la paz quiso buscar a Galán, quiso reunirse con él, tener contactos. Y Luis Carlos se negó rotundamente, por todo el pasado violento del M-19”. Que Galán haya sido tan intransigente con la violencia política como con las mafias no mereció mayores comentarios. “Era un hombre de principios, él no se desviaba de las ideas rectoras de su forma de ser”, anotó algo perturbado.
Es comprensible la incomodidad. En una entrevista anterior, con Darío Villamizar, Santos Calderón recuerda que cuando la revista Alternativa atravesó problemas económicos “entró el Flaco a ayudarnos mucho más… Reaparecimos (en) mayo de 1977, yo como director. La relación con el Flaco se consolidó”. Villamizar agrega que “la disposición de Bateman era apoyar a Alternativa. Apoyarla a fondo. Tan a fondo que comenzó a financiarla”. Si Bateman y el M-19 vivían de secuestros y narcotráfico, se colige que la publicación del insigne periodista habría estado financiada con dinero sucio. Santos Calderón también cuenta que “la última vez que vi al Flaco fue en mi casa… Me pedía consejos de vainas políticas y en manejos de medios… Estuvimos toda la noche hablando, nos bajamos una botella de vodka”. A la pregunta “¿usted qué piensa que debo hacer con esto de la embajada?”, el ecuánime consejero respondió “creo que ya le sacaron todo el dividendo publicitario y político, y lo que debe hacer es liberar a la gente; ya lo han logrado todo”. Por destacar la “vaina política” olvidó recomendarle soltarlos sin cobrar.
En una carta a sus colegas, Patricia Lara los invita a no sabotear la paz con escepticismo. Alude a la “responsabilidad social de los periodistas” y anota que “si Galán hubiera triunfado y sobrevivido, Colombia tendría valores más claros”. Les reprocha bombardear con palabras la reconciliación. Como de ladito insinúa que la buena marcha de las negociaciones requiere que no sean aguafiestas con las FARC, que no “siembren pesimismo”, que sean positivos. Ella lo fue en su libro “Siembra vientos y recogerás tempestades” donde hace el perfil de Bateman, “exuberante, desabrochado: costeño. Demostraba un amor por su país que lo llevaba al extremo de arriesgar su vida… A pesar de llevar veinte años haciendo la guerra, todavía no había olvidado reír, bromear, cantar, bailar, amar…”. El mensaje de esa entrevista es transparente: qué tipo tan admirable; una de esas personas “que deciden gastar sus vidas en recorrer caminos colmados de privaciones en los cuales, siempre perseguidos, en algún recodo los espera la cárcel, la tortura, el destierro, el dolor y casi siempre la muerte”. Sobre las víctimas no opina, deja que el héroe ofrezca su versión: “nosotros no deseábamos matar a Mercado… Pero la oligarquía no nos dejó otra salida que la de su fusilamiento”. La entrevista a Carlos Toledo Plata, según ella más sacerdote que guerrillero, tal vez no ofrecía suficiente violencia y la dejó insatisfecha: “a su narración le faltaba vida”. Resultó tan poco excitante que no calificó para las primeras ediciones del libro.
Sin ser penalista es imposible pronosticar lo que haría hoy un fiscal frente al director de una publicación financiada indirectamente con droga y extorsiones, que además se reúne con un comandante a discutir qué hacer con unos rehenes. Ahora que algunos trinos acarrean picota pública por “insensibilidad ante el dolor ajeno” y hasta apertura de investigación por “calumnia y hostigamiento” para evitar que las víctimas sean revictimizadas, surge la duda de si esta severidad judicial implicará el retiro de circulación del libro de Patricia Lara, por simple respeto con las víctimas del ensalzado comandante.
Resulta cómodo dar cátedra y evocar a Galán para colincharse a sus ideales habiendo sido tan alcahueta con violencias pasadas. Es inadmisible que a estas alturas se siga insistiendo que cualquier crítica a un proceso tan complejo como el de la Habana es un rechazo a la paz. Ese reclamo tan pueril y tartufo no se lo hubiera aguantado un insumiso como Galán quien, tal vez, habría considerado un desacierto darle tanta papaya a unos halcones derrotados.
REFERENCIAS
Lara, Patricia (2002). Siembra vientos y recogerás tempestades. La historia del M-19 sus protagonistas y sus destinos. Bogotá: Planeta.
Villamizar, Darío (2007). Jaime Bateman. Biografía de un revolucionario. Bogotá: Intermedio
Samper, María Elvira (2014). La 'cabalmatonería'. El Espectador, Agosto 24
"Le abren investigación a María Fernanda Cabal por 'ofender' a víctima". El Tiempo, Agosto 19