Publicado en El Espectador, Enero 16 de 2025
Carente de chavismo espontáneo y legitimidad electoral, Nicolás Maduro consiguió “continuar en el poder, sostenido en la llamada unión cívico-militar-policial perfecta”.
El desesperanzador diagnóstico tras la ridícula posesión del dictador es de José Natanson, periodista, politólogo y ensayista argentino que en 2024 publicó un “Ensayo sobre la descomposición” de Venezuela en el que compara la drástica diferencia entre la falta de actividad política que ahora persiste sólo en los despachos de la municipalidad con lo ocurrido en el suburbio caraqueño de Petare, tan poblado como la mayor favela carioca, cuando llegó al poder Hugo Chávez y produjo “una ebullición en el barrio, que se abrazó al comandante como pocos lugares de Venezuela”. Con el fraude electoral más descarado de la historia latinoamericana, ¿cómo logró Maduro mantenerse sin apoyo del pueblo ni de la mayoría de democracias occidentales?
Un factor crucial fue conservar unidas las FFAA. Para eso incluso lo ayudó la oposición que invitó reiteradamente al estamento militar a “respetar la Constitución”. Así, primó la obediencia sobre “hacer cumplir la voluntad popular” algo más difuso y difícil de volver operacional. Desde 2002 Chávez politizó las instituciones castrenses devolviéndoles el derecho al voto. Además, con gran habilidad, sedujo y recompensó a subalternos leales. Al asumir el poder, Maduro reforzó esta militarización del ejecutivo.
Actualmente Venezuela contaría con más generales activos que todos los países de la OTAN sumados y cerca del doble de los EEUU. Si existen desacuerdos en cuanto al número -entre 500 y 2000- hay consenso en que muchos manejan rentables negocios basados en intermediar bienes y servicios: “controlan buena parte de la provisión de alimentos, la energía, el Metro de Caracas, la minería, la producción de aluminio, acero y hierro, los puertos y las aduanas y el transporte de carga aéreo, y son dueños directos de un centenar de empresas bajo la órbita del Ministerio de Defensa”, anota Natanson. Con este sólido y diversificado respaldo económico, los militares son más que aliados o socios del gobierno y “constituyen un mismo dispositivo político, como en Cuba, un país que Maduro había estudiado de joven”.
Desde abajo, el dictador aseguró firme adhesión concediendo franquicias de pequeña magnitud, como el transporte de gasolina y la venta minorista en estaciones de servicio en las que “se crean colas paralelas, más rápidas, mediante el pago de un peaje (coima) al oficial a cargo, tenientes o capitanes que de este modo logran triplicar o cuadriplicar su salario”.
En Colombia nada se asemeja al poder económico castrense o a la cercanía del ejecutivo con los militares. Parecería lo contrario, empezando por el Ministerio de Defensa en donde ha primado la desconfianza mutua. “Los altos mandos de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional fueron depurados con la intención aparente de evitar resistencias o eliminar focos de perturbación, lo cual ponía en riesgo el proyecto de Paz Total”, planteó al iniciarse el Gobierno del Cambio Luis Felipe Vega en Razón Pública. También lamentó la “falta de confianza del alto gobierno en los mandos medios de las Fuerzas encargados de la gestión directa del recurso humano” que hizo imposibles arreglos de peajes como los diseñados por Maduro para mejorar los ingresos de oficiales de rango menor. Esos privilegios siguieron en manos de contratistas privados corruptos. Por último, los militares del dictador manejan la seguridad en un sentido amplio que incluye labores de policía y servicios de inteligencia. En ese frente, es inconcebible en Colombia la influencia de los cubanos sobre los militares venezolanos.
Estas peculiaridades en el manejo de la coerción estatal “impiden consolidar el control sobre el territorio” lo que a su vez implica dificultades insalvables para la Paz Total. El diálogo resultó insuficiente con curtidos guerreros.
El Cartel de los Soles es el término usado para resumir “la colusión entre el narcotráfico y el poder que el sector castrense logró durante los años de revolución bolivariana”. Aunque sus orígenes son confusos, un hecho escueto es que su accionar se localiza en las zonas de entrada -como los estados de Zulia y Táchira, limítrofes con Colombia- y salida de la droga. De allí proviene el control sobre el bajo mundo venezolano. Maduro, entrenado en Cuba, supo mantener el monopolio de las armas, legales e ilegales, objetivo que el Petro está lejos de alcanzar. El desapego a los militares, vinculado con la torpeza de idealizar su pasado de lucha armada contra el Estado, hacen que sus arranques voluntaristas y autoritarios, típicos de un comandante, no de un político, carezcan de la contundencia y el terror que produce el uso sistemático de la violencia contra la oposición. Paradojas del poder en una democracia.
REFERENCIAS
IC (2022). “El Cartel de los Soles”. Insight Crime, May 14
LR (2020). “Por qué Venezuela tiene más generales que todos los países de la OTAN”. La Razón, Septiembre 26
Lustig, Carola (2009)”. La nueva izquierda: Triunfos y derrotas de los Gobiernos de Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela, Chile, Uruguay y Ecuador”. PostData Revista de Reflexión y Análisis Político, Nº 14, pp. 233-236
Natanson, José (2024). “Venezuela como autoritarismo caótico”. Nueva Sociedad, Agosto
Natanson, José (2025). “Venezuela, el triunfo de la paz autoritaria”. Nueva Sociedad, Enero
OCCRP (2020). “How Venezuela Bought Military Loyalty”. Organized Crime and Corruption Reporting Project, April 10
Rubio, Mauricio (2022). "Cuba y la inteligencia militar venezolana" El Espectador, Noviembre 10
Scharfenberg, Ewald (2015) “Nueva luz sobre el misterioso cartel de los Soles”. El País, Mayo 15
Vega, Luis Felipe (2023). “Petro y las fuerzas armadas: un panorama oscuro”. Razón Pública, Agosto 28
VOA (2019). “Admiral: US Military Ready to Protect Diplomats in Venezuela” Voice Of America - Reuters, Feb 7