Publicado en El Espectador, junio 26 de 2025
Javier Delgado y Hernando Pizarro, del Frente Ricardo Franco (FRF), ejecutaron “una de las más dramáticas e invisibilizadas” masacres del conflicto. Estos disidentes de las FARC mantuvieron estrechos vínculos familiares, militares y financieros con la guerrilla que evoca y glorifica Gustavo Petro.
Según testimonios recogidos por la Comisión de la Verdad (CV) y un minucioso trabajo de Angélica Cruz, historiadora ecuatoriana, José Fedor Reyes, alias Delgado, “se había apoderado de una gran cantidad de dinero” con secuestros. En un comunicado de 1983 las FARC-EP precisaban que “invirtió en viajes de placer… con tres miembros del M-19 durante dos meses por Europa, todo por cuenta (nuestra)”. Ese dinero provenía del plagio, en 1983, de Sonia, hija de Luis Carlos Sarmiento Angulo, inicialmente atribuido al M-19. Varios reinsertados confirman la autoría y el origen de esos recursos, que permitieron el rápido crecimiento del FRF: entre 1982 y 1986 pasó de 20 combatientes a 200. “Fedor operaba con reclutadores que ofrecían dinero”. A un ex M-19 le propusieron un taxi para ”lavar plata, tener un activo… y también ayudar en el tema de vigilancia, ¿me entendés?”. Las condiciones eran atractivas: “les daban 800 mil pesos (32 mil dólares de hoy)… Eso, jueputa, era mucha plata, la gente estaba loca”. Delgado viajaba con frecuencia a Panamá para “tener el dinero en un lugar seguro”, anota un reinsertado.
Por la persecución militar, el FRF formalizó la alianza con sus tutores. El M-19 ofreció formación militar en el Cauca que incluía manejar explosivos. “Yo llegué a Robles y nos recibió Pizarro”. Después hubo más instrucción, con “Alfaro Vive Carajo (AVC)… gente de Patria Libre y gente del M”. Tras esa formación, en enero de 1985, vino el asalto a Santander de Quilichao, con Hernando Pizarro como comandante del FRF. Otro ex M-19 sostiene que la cercanía entre ambos grupos “era producto de la proximidad territorial y de los lazos familiares entre Carlos y Hernando Pizarro”. Nina, su hermana, era compañera de Ernesto, también del FRF.
Desde 1984, el FRF se unió a la Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG) con el M-19 y las principales grupos colombianos salvo las FARC. El año de mayor actividad fue 1985. “Hubo tomas a poblaciones en colaboración con otras guerrillas… igual que atentados a miembros del PCC”. A ese partido lo acusaban de “ganar caudal electoral en beneficio de la Unión Patriótica”. A raíz del atentado a Hernando Hurtado, de la UP, el M-19 cortó temporalmente con el FRF. Su siguiente acción conjunta fue el ataque a Miranda el 16 de octubre, justo antes de la toma del Palacio de Justicia. Los primeros días de noviembre, comunidades del norte del Cauca denunciaron ante el M-19 que, “a poca distancia de allí, a medio enterrar, (había) cadáveres, amarrados de pies y manos, de varias personas vistiendo uniformes militares”. Después llegaron al campamento “grupos de combatientes en busca de protección. Se veían muy mal: torturados, ultrajados y confundidos… Colaboradores nuestros, familiares de las primeras víctimas, empezaron a pedirnos que interviniéramos”.
Empezando diciembre, el FRF “ajustició” 134 de esos traidores y surgió su primera confrontación con el M-19. Carlos Pizarro “en un arranque de ira desenfundó su arma y la apuntó contra su propio hermano. Dijo que no le importaría matarlo allí”. Todos estaban listos para el enfrentamiento. Pizarro ordenó bajar las armas y replegarse. El 20 de diciembre, el M-19 condenó públicamente la masacre y comunicó que los verdugos habían sido expulsados de la CNG. Nunca nadie explicó por qué pudieron escaparse. Hernando Pizarro murió asesinado en Bogotá en 1995 y Fedor Reyes apareció “suicidado” en la Penitenciaría de Palmira en 2002.
La guerrilla que explica la Toma de Palacio como un fallido “juicio armado” a un presidente y que, años antes, tras su secuestro y tortura, asesinó a José Raquel Mercado por traicionar al pueblo, dejó impunes a los victimarios de un horripilante exterminio cuyas últimas víctimas campesinas aparecieron en fosas comunes en 2014.
Además de sus pupilos FRF y AVC, en 1985 el M-19 tenía contactos con el FSLN nicaragüense y el MRTA peruano que conformarían después el Batallón América. Había vínculos con Pablo Escobar, las autodefensas y jóvenes entrenados militarmente en varias ciudades. Sería absurdo sostener que tan larga y febril actividad guerrera era para un juicio político al presidente o quemar expedientes del gran capo. El objetivo innegable era tomarse el poder con los magistrados como rehenes.
Muchas personas insisten en silenciar el pasado del M-19, pero víctimas informadas, como Helena Urán, exigen la verdad. "No más mentiras. No más negacionismo de las DOS partes… Los dos actores armados son responsables”.
REFERENCIAS
Cruz Triana, Angélica (2024). “Avatares de la insurgencia. El Frente Ricardo Franco y la Masacre de Tacueyó (1983-1986)”. Historia y Espacio, Vol 20, Nº 62
CV (2022). “La masacre de Tacueyó y el impacto de lo ocurrido en el movimiento guerrillero en Colombia”. Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. Capítulo de Violaciones de DD. HH. e infracciones al DIH. Versión final
ET (1995). “Confirmado asesinato de Pizarro”. El Tiempo, Febrero 28
ET (2002). “Dudan de suicidio del monstruo de los Andes”. El Tiempo, Julio 1
RS (2021) “Luis Carlos Sarmiento Angulo recuerda con dolor el secuestro de su hija”. semana.com, Dic 4