sábado, 23 de agosto de 2025

El encanto militante, embaucador y cínico del asesor de un dictador

 Publicado en El Espectador, agosto 28 de 2025




En una charla arruinada por el silencio sobre la estrecha relación del invitado con Nicolás Maduro, Juan David Correa presentó a Juan Carlos Monedero, el más activo propagandista español del tirano venezolano. Celebró su retórica plagada de lugares comunes, causalidades sin teoría, selección tendenciosa (cherry picking) y contradicciones que lo enorgullecen. 


Las perlas de Monedero, más activista astuto que académico riguroso, son ilustrativas. A diferencia de varias entrevistas de Correa en las que se profundizan temas, aún conceptuales, en esta hay solo surf, movimiento superficial; nada de buceo, con inmersión y profundización. Encima, ese repaso de política, economía, historia, relaciones internacionales, psicología del gobernante… queda supeditado al relato de la izquierda posterior a la socialdemocracia. Aquella que, al quedarse sin votos, hace trucos y maromas ilegales para  llegar y atornillarse al poder. 


Hay un inocultable tufo reaccionario, paradójicamente común entre gente que se dice progresista. Monedero añora las cosas más claras, estables y confiables. Además, sorprende el deje de menor de edad, sin agencia, víctima de las supuestas decisiones de un ente nunca bien definido, asociado al capitalismo y terrorífico. “Cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas, los marcadores de certeza de nuestros mayores no nos valían… Repetíamos una frase de Ortega y Gasset: lo que nos pasa es que no sabemos qué nos pasa”.  “La izquierda en la que yo militaba era diferente a la izquierda de mis mayores… era más difícil ser de izquierdas. Antes era más sencillo, era clase contra clase, pero ahora había más elementos” como el feminismo, el ecologismo y, verdadero acabose, una mirada crítica a la izquierda del s.XX.


Leyendo a Gramsci, “que nos da tanta luz”, el despistado profe de la Complu, llegó a la reveladora conclusión de que “estábamos en otra época”. También logró aclarar que “me gustan mucho los heterodoxos, no me gustan nada los ortodoxos”. Descubrió a Ludovico Silva, autor venezolano “lúcido, borrachín, que decía que si los loros fueran marxistas serían marxistas ortodoxos”. Es también de Gramsci que toma hipótesis sobre la génesis de los monstruos opresores: cuando pierden vigencia elementos anteriores que  “no se acaban de marchar pero tampoco dejan que venga lo nuevo”.


Piensa que Nietzsche tiene razón en que Dios ha muerto pero “como dice Newton toda acción genera una reacción… crecía el evangelismo, el integrismo islámico, (los ultra) católicos… era un péndulo.. cuando dabas algo por muerto y había una reacción… ahí estaban los monstruos… que defienden dictaduras, o talibanes, o cosas que no nos gustan”. No desaprovecha la oportunidad para predicar: “yo no soy creyente pero Dios nunca abandona a un buen marxista”. Aprendemos que, selectivamente, “Dios se había muerto en la economía. En Wall Street Dios no estaba por ningún lado”. Sin embargo, es parco con los malos armados, a veces buenos, como Diosdado Cabello o el ELN.  


El monstruo magno es predecible: el neoliberalismo, término acuñado en 1930 en un coloquio parisino al que asistió Hayek, “un tipo medio místico que no era tan listo” y cuyo prestigio se debe a que Reader’s Digest publicó una versión condensada de The Road to Serfdom. En España, el yugo lo impuso Felipe González quien al llegar al poder en 1982 “es como un socialista pero ya es un neoliberal”. Progresiva e inexorablemente, el esperpento impone “un individualismo autoritarista muy fuerte… en los anuncios, en la academia, en los premios Nobel”.  No podía faltar la mención de Foucault, para quien ese modelo “nos invita a ser empresarios de nosotros mismos”. Ante tan inclemente ataque, la pregunta del millón -“¿qué es ser de izquierdas?”- la responde Woody Allen: “Dios ha muerto, Marx ha muerto y yo me encuentro francamente mal”. 


En 2008 “se va todo al carajo” y aparecen los “que cuidan a los de abajo”, como AMLO, Petro, Mélonchon y Podemos. No menciona a Chávez ni a Maduro, a pesar de haber trabajado con el Ministerio de Planificación (2005-2010)  chavista, que su vinculación continuó con Maduro y que facilitó el acercamiento de Rodríguez Zapatero al régimen. En enero de 2025 dio una “conferencia magistral” en el Helicoide, centro de torturas de la Policía Nacional Bolivariana. ¡Qué maravilla! su baile como parte de quienes ganan con la “victoria electoral” de Maduro en 2024 fue viral en redes. 


El politólogo anota que la caída de la izquierda siempre la antecede “un fracaso en la formación política que sostenía al gobierno”. Menciona a Correa en Ecuador, Evo Morales, Cristina Kischner y Lugo en Paraguay. Vuelve a eludir su gran experticia y pertinente contraejemplo: el régimen dictatorial en Venezuela. Juan David Correa, demócrata informado y crítico que promueve “conversaciones pendientes… no para estar de acuerdo sino poder estar en desacuerdo” diplomáticamente deja pasar ese incómodo silencio. 


REFERENCIAS


¡Qué maravilla! El baile de los que ganan con Maduro


Correa, Juan David (2025). “Entrevista a Juan Carlos Monedero” Conversaciones pendientes, Youtube,  Youtube Julio 17 


EPN (2024). “Zapatero desvela que Monedero intervino para que el gobierno de Maduro le aceptase como mediador en Venezuela”. Europa Press International, 11 de abril


Gutiérrez, Valentín (2025). “Aventuras y negocios de Monedero en Venezuela”. El Nacional, Marzo 14


Lozano, Daniel (2025). "El bochornoso discurso de Monedero en el centro de torturas de Maduro (y su peor respuesta ante las críticas)”. El Mundo, 26 de enero