Vincent, Lucy (2006). Comment devient-on amoureux?. Paris: Odile Jacob
miércoles, 26 de marzo de 2014
Aroma de ex novio
Vincent, Lucy (2006). Comment devient-on amoureux?. Paris: Odile Jacob
miércoles, 19 de marzo de 2014
En las FARC los hombres son los que escogen
Fuera de restricciones reglamentarias y sabotaje informal a las relaciones afectivas, en la guerrilla existen mecanismos para forzar la promiscuidad.
Zenaida, una desmovilizada, establece una distinción entre el compañero “con el que se está siempre” y las relaciones casuales “los días miércoles y domingo”. El sistema está institucionalizado y se lleva a cabo en el mismo lugar donde se imparte adoctrinamiento político. En el libro sobre su cautiverio, Ingrid Betancourt describe el esquema. “Había dos días de la semana en que los guerrilleros podían pedir permiso para compartir la caleta con alguien más: los miércoles y los domingos”. Son los hombres quienes presentan su solicitud al comandante. Si la elegida no acepta, el pretendiente tiene la opción de insistir. “Las muchachas podían negarse una o dos veces pero no tres a riesgo de hacerse llamar al orden por falta de solidaridad revolucionaria”. Una manera de evitar ser objeto pasivo del deseo varonil es convertirse en “ranguera” -emparejarse con alguien de rango, con un comandante- lo que además trae beneficios como “mejor comida, perfume, joyitas, aparaticos electrónicos y ropa más bonita”.
Doris, otra ex combatiente, tuvo siete parejos en la guerrilla y anota que “en las FARC tenemos tres estados para las relaciones con alguien: el ‘novio’ sólo es para besitos, el ‘mozo’ es para tener relaciones los miércoles y los domingos, y el ‘socio’ que es con el que se duerme todas las noches”. Luis Eladio Pérez, también testigo cautivo, confirma la práctica. Las guerrilleras, según él, tienen que “prestar favores sexuales los miércoles y los domingos a sus otros compañeros, bajo el lema de que hay que cooperar y ayudar al desestrés y a que haya un mejor ambiente". Carolina, otra secuestrada, señala en su diario que “los guerrilleros se reúnen los miércoles y los domingos en la noche y hacen juegos y nosotros desde nuestro cuarto escuchamos sus carcajadas”. Aclara que cuando invitan a los secuestrados se hacen juegos sociales.
Oscar, desmovilizado del frente 35, está tal vez pensando en esos divertimentos cuando afirma que “ellas ejercen cierto grado de su sexualidad. Porque son más los guerrilleros que las guerrilleras. Entonces comienza como una forma disimulada de prostitución. Muchas veces ‘que me escoja y lléveme para la comisión que usted va’. Entonces ya también uno aprende a manejar esas cosas. Sí, disimuladamente, porque eso no está permitido. La prostitución no está permitida dentro de las FARC pero se ejerce. Se tapa o se disimula con otras formas ".
Hace unos años un ex fariano contó en SoHo su versión del evento bisemanal anotando que eran encuentros siempre consensuales. Con respecto al déficit de compañeras aclaró, con una extraña aritmética, que “al menos hay las suficientes como para satisfacer la demanda sexual de parte y parte”. La tozuda realidad de sólo tres mujeres por cada siete varones no se puede evadir con maromas mentales ni con imaginativos esquemas para presionar la rotación de parejas. Como los paras, los narcos y los esmeralderos, la guerrilla colombiana ha recurrido a la fórmula ancestral de casi cualquier ejército masculino, la prostitución. Los arreglos específicos varían: hay testimonios desde un sistema como el de Pantaleón y las visitadoras hasta la estrategia de las redimidas, pasando por el típico burdel. “A veces vienen con el uniforme y el rifle. Son muy tiernos y nos tratan con mucha ternura. Se sienten solos como nosotras”, dice Estela, una de las 300 mujeres que atendían en los doce prostíbulos de San Vicente del Caguán. La práctica está tan asimilada que Carolina menciona en su diario unos guerrilleros “discutiendo acerca del sexo oral, y uno de ellos les explicaba a los otros que eso era sexo por horas”.
Las peculiares relaciones de pareja en los grupos armados colombianos no despertaron la curiosidad de los historiadores oficiales del conflicto, que prefirieron adoptar las doctrinas internacionales en boga. Pero para la reinserción de ex combatientes en una sociedad machista habrá que lidiar con las secuelas de estas costumbres sexuales no sólo mucho más machistas sino camufladas con retórica de igualdad de género.
Caracol Radio (2009). "Las niñas son explotadas sexualmente dentro de las Farc". Noviembre 18
Reuters (2001). "Un paraíso de prostitutas", Mayo 30.
martes, 11 de marzo de 2014
Jovencitas hipersexuales
Rubio, Mauricio (2012). "Las Marías y sus seguidores". El Malpensante, Agosto
Vargas, Elvia y Fernando Barrera (2004) “Influencia de los Programas Televisivos con Contenido Sexual sobre el Comportamiento de los Adolescentes”. Informe Final de Investigación. Bogotá: Universidad de los Andes, Departamento de Psicología, Grupo de Investigación “Familia y Sexualidad”. Versión Digital
edad
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En años cumplidos
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Edad de inicio de la actividad sexual
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Bogota
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1 si vive en Bogotá
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1 si tiene educación posterior al bachillerato
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Matrimonio
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Está o ha estado casada
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1 si alguna vez ha sido golpeada por su compañero
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Piropo
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1 si ha recibido un piropo en la calle
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Sx_X
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1 si ha tenido sexo con desconocidos
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Violada
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1 si ha sido violada
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Manoseadas
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1 si ha sufrido manoseo en la calle
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Lesbiana
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1 se ha tenido relaciones sexuales con mujeres
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Aborot
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1 si ha abortado
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1 si tiene hijos
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Nº de hijos
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Consumo alto de alcohol
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ITS
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1 si ha tenido una infección transmitida sexualmente
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golpePaM
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1 si el papá golpeó a la mamá
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miércoles, 5 de marzo de 2014
Frigidez y educación sexual
“A mí en realidad el sexo no me interesa”. Con esa lapidaria sentencia ante la terapista que visitaba para intentar salvar su matrimonio con Camilo, Catalina cerraba un ciclo iniciado tres años atrás, cuando se casaron sin haber tirado.
Las razones para no pasar del bluyineo fueron tajantes. El condón era inseguro, los demás métodos contraceptivos tenían efectos secundarios y cualquier sitio para hacerlo era arriesgado e impediría los preámbulos. Camilo no supo cómo manejar una virgen tan informada.
Como hubiera anticipado Simone de Beauvoir, la noche de bodas fue un desastre. Insólitamente acabaron hablando de la niñez y de la suegra. Al volver a sus rutinas, con disculpas varias, Catalina logró imponer el horario para el sexo. El polvo semanal era los sábados, a media mañana, después del baño y ya reposado el desayuno. Ni siquiera tan magra frecuencia y elaborado ritual garantizaban que ella siempre llegara. Camilo insiste que se esmeraba. Durante la terapia volvieron a salir a flote los recuerdos de infancia de Catalina. En las escenas evocadas, dignas de Buñuel, una señora en bata y con rulos entraba a medianoche a la habitación de las hijas a despertarlas “porque su papá no ha vuelto ni me ha llamado”. El discurso que seguía, entre amargado y resignado, era siempre una variante sobre la sinvergüencería masculina.
Catalina pertenece a esa generación en la que, según una encuesta realizada hace unos años, un nada despreciable 36% de las colombianas reportan ser frígidas. Aunque entre las jóvenes la fracción es menor, el promedio sigue siendo alto, 21%. Con varios millones de compatriotas sufriendo de anorgasmia, es casi imposible encontrar testimonios. Fue arduo convencer a Camilo para que contara detalles de su experiencia. Un indicio de la magnitud del silencio es que si se googlea “aborto en Colombia” se obtienen treinta mil veces más respuestas que con “frigidez”. En otro sondeo posterior sobre sexualidad ni siquiera se hizo la pregunta pertinente.
Una buena fuente de información sobre comportamiento sexual de las mujeres, la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS), no indaga directamente sobre la dolencia pero con algunos supuestos es posible construir un indicador. Estos datos señalan que la falta de deseo en las colombianas está positivamente relacionada con la edad, el número de hijos, la violencia de pareja y, sorprendentemente, con la educación sexual. Haber oído hablar del sexo y sus riesgos en un aula implica un incremento del 40% en los chances de frigidez. Una psicóloga anota acertadamente que estos cursos a los adolescentes deberían también abordar el "placer y el erotismo, una sexualidad preventiva pero no catastrófica". Como factores negativamente asociados con la inapetencia sexual aparecen en la misma ENDS la participación laboral, el número de parejas en la vida y haber recibido un piropo en la calle (no me atrevo a especular sobre el significado de esta última correlación). Para consuelo de Camilo, el inicio sexual tardío parece incidir en la falta de deseo pero no de manera significativa.
El truco farmacológico que alivió la impotencia masculina no ha podido extenderse a la frigidez, que requerirá tecnologías más sofisticadas. Entre tanto, en Colombia el problema podría agravarse. Preocupa que en el futuro la educación sexual, ya de por sí matapasión, le sume a las prevenciones sanitarias los llamados problemas de género e incorpore la obsesión con el aborto, la defensa del matrimonio gay y, sobre todo, la magnificación de la violencia sexual. Metiendo nuevos miedos y cultivando la desconfianza hacia los hombres se replicará lo que con tanto esmero hicieron, cada uno a su manera, el papá y la mamá de Catalina.
El testimonio completo de Camilo