sábado, 22 de junio de 2024

El sombrero de Pizarro: ¿símbolo, o fetiche con memoria histórica manoseada?

Publicado en El Espectador, junio 26 de 2024 


Es fácil perderse en el enredo alrededor del sombrero más coqueto del conflicto. En las antípodas de las víctimas, grupos cercanos a victimarios buscaron apropiarse de la memoria histórica. 


“Este sombrero es un símbolo de paz. Indudable. Y debe quedar aquí.… Así que queda entregado al pueblo colombiano, que es su dueño” afirmó Gustavo Petro al anunciar que el panamá de paja que perteneció a Carlos Pizarro, comandante del M-19, será ahora exhibido en una urna en la Casa de Nariño. Rozando la cursilería, aclaró que era “un patrimonio del amor”. 



El Ministerio de Cultura, más tradicional, habló de “patrimonio cultural de la Nación”. Al día siguiente, otro comunicado del mismo despacho aclaraba que no se trataba de “un bien de interés cultural” sino de un “símbolo de paz”. La notificación, a su vez, fue pronto corregida por el ministro quien, contrariado, precisó que “no era necesario aclarar un acto administrativo que tenía toda la legitimidad… Estoy molesto porque pasó encima de una resolución que firmé yo como ministro… No desmentiré jamás al presidente”.


La familia Pizarro aplaudió el nuevo enaltecimiento de su allegado. La senadora Maria José trinó que llevaba “más de dos décadas recuperando su memoria, luchando contra la impunidad y reivindicando su figura como un símbolo de paz para Colombia”. La otra hija, María del Mar, reiteró que “el sombrero es realmente el símbolo de la paz” mientras que su madre argumentaba que el homenaje “busca unir, no dividir”. Ninguna trató de explicar la relación entre las víctimas del conflicto y el sombrero. Y que la naturaleza precisa de la prenda -patrimonio, símbolo o fetiche- es menos relevante que su aceptación o rechazo por la ciudadanía.


En una entrevista, ante la pregunta de si el asunto tenía objetivos puramente electorales, el leal Ministro de Comunicaciones respondió de manera confusa y macabra: “es un sombrero sin cabeza… Es un sombrero sin cuerpo. Es un sombrero que se quedó sin quien pudiera portarlo” para destacar luego a Pizarro como víctima, equiparándolo con Luis Carlos Galán, quien nunca fue victimario. “Yo lo que creo que hay en el sombrero de Carlos Pizarro es paz, es el sombrero que llevaba un hombre el día en el que lo asesinaron, habiendo firmado la paz y siendo candidato presidencial del país. Yo no veo ahí un símbolo de guerra, veo todo lo contrario”. Tampoco se detuvo en minucias como lo que pueda representar ese sombrero para las personas perjudicadas por “esa guerrilla vanidosa y cruel”, suponiendo que sus símbolos son “un orgullo nacional y no el residuo de un pasado que nos avergüenza”. 


Tuvieron razón el Ministro de Cultura y una hija de Pizarro en que la memoria histórica es bastante compleja. “Este es el tipo de cosas que están en disputa” afirmó el primero. “La memoria no es lineal, la memoria está en disputa”, corroboró la segunda. Lamentablemente, los ejemplos para ilustrar su afirmación fueron amañados: “durante mucho tiempo la memoria de la lucha guerrillera en Colombia se ocultó… no hablamos de que Bolívar también fue un guerrillero… no juzgamos de la misma manera en los medios a la resistencia francesa… una guerrilla que enfrentó al nazismo”. 


La voz más relevante y sensata en esta maraña de declaraciones ha sido la de Helena Urán, hija del magistrado auxiliar del Consejo de Estado Carlos Horacio Urán, “asesinado durante la toma y retoma del Palacio de Justicia”. Insiste que “necesitamos un debate amplio sobre los símbolos y la cultura de la violencia. ¿Qué es patrimonio cultural para un país? ¿La Cultura se impone? ¿Qué símbolos abrazan la paz y la guerra? ¿Cómo construir símbolos para una cultura democrática?” Concluye con una verdad de Perogrullo: “¡los valores del M-19 no son los valores de todo un país!”. Aún resuena su mensaje a Petro a raíz del homenaje a Pizarro con el estandarte del M-19. “Usted insiste en sacar a relucir una bandera de un grupo armado… Le pregunto, ¿sirve eso para algo? ¿Gana usted, sus antiguos compañeros o gana el país algo con eso?”. 


Lo menos comentado ha sido el origen del célebre panamá. En uno de los eventos públicos a los que solía llevarlo, Pizarro le pidió a un guardaespaldas que se lo cuidara. Según el mismo Petro, “el escolta, por alguna razón, quizá por intuición, lo guardó”. Decidió conservarlo como un recordatorio que quedó en poder de excombatientes. Exilados en Suecia, se agruparon como “Oficiales de Bolívar” y se lo entregaron al mandatario en su reciente viaje. Así, el cotizado accesorio llegó hasta Europa no volteao sino tumbao o robao, una travesura típica del M-19 pero esta vez ni siquiera con heroísmo: fue una sustracción banal, casi callejera. Sólo faltó el “¡agárrenlo agárrenlo que se lleva mi sombrero!”


REFERENCIAS


EC (2024) “Polémica por sombrero de Carlos Pizarro que fue nombrado como patrimonio cultural de la Nación por el gobierno Petro”. El Colombiano, Junio 18


EC (2024) “MinCultura aclara “confusión”: El sombrero de Pizarro entrará en proceso de la declaratoria de bien de interés cultural”. El Colombiano, Junio 23


EC (2024). “Homenaje a sombrero busca unir, no dividir: pareja de Carlos Pizarro”. El Colombiano, Junio 23


EE (2024). “La reflexión de Helena Urán al presidente Petro sobre exaltar la bandera del M-19”. El Espectador, Junio 10


EE (2024). “MinCulturas hace aclaración sobre reconocimiento del sombrero de Carlos Pizarro” El Espectador, Redacción Cultura, Junio 19


Gaviria, Pascual (2024). "Las vueltas del sombrero". El Espectador, Junio 26


Patiño, Juan Pablo (2024). "Quieren crear una narrativa: hay molestia con homenajes de Petro al M-19"- Entrevista a Helena Urán, El Colombiano, junio 24


Rodríguez, Mario (2024). “Es un sombrero sin cabeza: ministro de Cultura y su justificación tras señalamientos por accesorio de Carlos Pizarro”. Infobae, Junio 20


Rodríguez, Nicolás (2024). "El sombrero de PIzarro". El Espectador, Junio 22


WRadio (2024) “El sombrero de Carlos Pizarro es realmente el símbolo de la paz”: María del Mar Pizarro”, YouTube 

domingo, 16 de junio de 2024

La infanticida que desafió los estereotipos de mujer emigrante latina

 Publicado en El Espectador, Junio 20 de 2024


En 2018, Ana Julia Quezada confesó haber matado a su hijastro Gabriel. Muy joven, había llegado a España como prostituta. Tuvo que ver con la muerte de su primogénita y reveses patrimoniales de sus maridos. 


En 1991, con 18 años, dejando atrás a Ridelca, su hija recién nacida, Ana Julia emigró de República Dominicana para trabajar en un “club de carretera” en Burgos. Allí enamoró a un camionero, decidieron vivir juntos, quedó embarazada y se casaron. Después trabajó como empleada doméstica mientras cuidaba a su segunda hija Judit. Su esposo le propuso traer a Ridelca quien a los cuatro meses de llegar apareció muerta en el patio del edificio. Había caído accidentalmente a pesar de que tal evento requería “coger una mesita, pegarla a la pared, subirse a ella, abrir la doble ventana del séptimo piso y caerse”.



La pareja ganó casi 100 mil euros en la lotería. Tras tomar un seguro de vida, el camionero sufrió extrañas fiebres atendidas en urgencias. Ana Julia pidió el divorcio, que resultó tormentoso. Él acabó condenado por acoso y sin ver a Judit por cuatro años. Ella ya había conocido a Javier, propietario de un bar y 16 años menor, con quien vivió dos años hasta que él murió de cáncer. Le había comprado una casa en República Dominicana y un seguro de vida a nombre de ella. Antes de fallecer le firmó un crédito para que se operara el busto. En el funeral Ana Julia apareció acompañada de un hombre mayor que pronto moriría de cáncer de garganta. Sus familiares denunciaron que ella le había robado 17 mil euros. Ya conocía a Sergio, también más joven, con quien se instaló en Almería para empezar una nueva vida. Decidió entonces mandar a Judit a vivir con el padre. Convenció a Sergio que pusiera a su nombre el bar Black atendido por ambos. Al separarse, ella se quedó con el negocio en donde había conocido a Ángel Cruz, padre de Gabriel, con quien pronto formó otro hogar. El niño estaba en custodia compartida y pasaba los fines de semana con Ángel. No simpatizaba con Ana Julia pero un día ella lo convenció que la acompañara a la finca de los abuelos donde lo mató y enterró. 


El incidente se investigó primero como secuestro. Aunque Ana Julia colaboró con las labores de rastreo luciendo una camiseta “Todos somos Gabriel”, como sospechosa de la desaparición, estaba vigilada. Ocho días después, la detuvieron con el cadáver del niño escondido en su carro. Tras el juicio fue condenada a “prisión permanente revisable”. Siempre fue considerada única autora del infanticidio.


Seis años después, desde la cárcel, Ana Julia estableció contacto con una productora de TV. Apoyada por quien fuera su abogado de oficio, preparaban un documental sobre el caso. La madre de Gabriel presentó una querella por ese proyecto. La infanticida fue entonces trasladada a un módulo de aislamiento.


El impacto del asesinato en los medios hizo que se examinara con lupa el pasado de la victimaria. La policía reabrió la investigación de 1996 sobre la supuesta muerte accidental de Ridelca.


El móvil de crimen confeso sigue sin aclarar. Persisten dos hipótesis. Una, celos del niño y por la buena relación del padre con su ex. Dos, que la autora buscara beneficio económico cobrando un rescate, algo que concuerda con que la familia ofreció recompensa de 10 mil euros a quien aportara información sobre el paradero del niño y ante la posibilidad de cambiar esa suma, ella siempre recomendaba una mayor. En el mismo sentido apunta la descripción de “mujer de caprichos caros” por su pareja anterior.


"Egocéntrica, manipuladora, posesiva". Una persona de "máxima frialdad… todo lo que hacía era una farsa, todos sus movimientos buscaban desviar la atención sobre ella” concluyeron los investigadores cuando la condenaron, reforzando la idea de una mujer en extremo manipuladora. El testimonio de Ana Julia durante el juicio sugiere matices. Cuando estaban en la finca vio al niño jugando con un hacha. Al reprocharle el peligro que corría, él le habría respondido: “tú no eres mi madre, tú no me mandas y además no te quiero volver a ver nunca”. Se pelearon, ella le quitó el hacha “y al final, con la rabia, acabé asfixiándolo”. Las cálculos y consideraciones vinieron después, al darse cuenta que estaba metida en un problema serio. Lo sensato era enterrarlo.  


El estereotipo que más desafía Ana Julia Quezada es el de víctima de trata. Más creíble es el escenario de llegada a España como paloma, denominación usual para prostitutas adolescentes dominicanas que normalmente trabajan sin proxeneta. A ella no la forzaban, siempre decidió lo que quería hacer, con la eventual excepción del crimen atroz que pudo haber sido pasional, no premeditado. 


REFERENCIAS


Cruz, Gabriel (2028). “La declaración de Ana Julia: Al final, con la rabia, acabé asfixiándole”. El Mundo, Marzo 19


García Quesada, Marcos, (2024). “El pasado de Ana Julia Quezada, condenada por el asesinato de Gabriel Cruz: la muerte de su hija en extrañas circunstancias, seis parejas y la Bonoloto”. Infobae, Jun 12


Ortega Dolz, Patricia (2018) “Quezada es una persona con una frialdad máxima, posesiva, egocéntrica”. El País, Marzo 15


Ortega Dolz, Patricia (2024). “La asesina de Gabriel, aislada tras denunciar la madre del niño que estaba grabando un documental desde la cárcel”. El País, Mayo 15


Rendueles, Luis (2021). “Ana Julia Quezada: De un prostíbulo en Burgos a matar al niño Gabriel en Almería”. El Periódico, Nov 6


Rubio, Mauricio (2008). "Palomas y Sankis - Prostitución adolescente en República Dominicana". Facultad de Economía, Externado de Colombia -  Doc de Trabajo Nº 25


Zazueta, María del Pilar (2007). "Sueños transnacionales en República Dominicana". Apuntes de Investigación del CECYP, no 12, p. 239-242

domingo, 9 de junio de 2024

Guerrilleros ambiciosos, secuestro millonario y síndrome de Estocolmo empresarial

 Publicado en El Espectador, junio 13 de 2024


Aunque el M-19 reivindicó la autoría de varios secuestros, guardó silencio sobre el de un extranjero que pagó un dineral decisivo para el grupo pero también para el escepticismo sobre su romántico mito de guerreros por la paz. 



A raíz del último amague del Gobierno del Cambio con la asamblea o el pueblo constituyentes saltó a la palestra el abogado Alex Vernot, misterioso personaje cercano al régimen. A principios de 2022, justo antes de las consultas interpartidistas que lo lanzaron como candidato del Pacto Histórico, tras una solicitud de la Fiscalía para que Vernot declarara en su contra, Petro buscó minimizar el vínculo entre ellos. “Solo soy amigo, como padres en el Liceo Francés” trinó el senador. La Silla Vacía (LSV) le aplicó Detector de Mentiras a la afirmación y encontró que la relación iba más allá de encuentros esporádicos. “Son tan cercanos que compartieron oficina y Vernot fue uno de los principales defensores de Petro cuando era alcalde”, concluyó LSV. 


En 2012, el mismo medio había entrevistado a Vernot quien contó que al terminar la campaña presidencial se había acercado a Petro: "venga a mi oficina y empezamos a trabajar el tema del agua”. También relató cómo se hicieron amigos. “Conocí a Petro con ocasión del pleito de los Gilinski contra el Sindicato Antioqueño. Queríamos que la opinión pública conociera el caso y le pregunté a Néstor Humberto Martínez qué parlamentario podría hacer un debate contra un grupo económico. Él dijo que solo Petro”. Después de eso “Gustavo me buscó y me pidió que le ayudara con una investigación sobre un banco ecuatoriano… Con el tiempo nos terminamos haciendo amigos. Me ha impresionado siempre su valentía en este país donde hay mucha cobardía”. En aquella oportunidad, el senador le había dicho “yo investigo el caso y si Gilinski está metido en algo raro, me meto contra él también”. Sin embargo, los lazos entre Petro y el poderoso empresario serían anteriores y, hasta hace poco, más de colaboración que de confrontación. 


El 25 de Noviembre de 1985, días después de la toma del Palacio de Justicia, en la ciudad panameña de Colón, Sam Kardonski, presidente del Tower Bank, daba una rueda de prensa. Recién liberado del secuestro por el que terminó cautivo cerca de Quito, Ecuador, cuando le preguntaron por sus secuestradores precisó: “no puedo decir quiénes son, pero me hicieron saber que no tenían nada contra mí ni contra mi familia… Fue simplemente un negocio. Solo se trató de dinero”.


Según el ex agente de inteligencia cubano Jorge Masetti, “el secuestro de Kardonski fue un trabajo en equipo, con participación del M-19, chilenos del MIR y vascos de ETA… coordinado por Manuel Piñeiro, Barba Roja”. En Las Guerras Secretas de Fidel Castro, esa versión la corrobora Juan Benemellis, un cubano arrepentido bastante después. 


En la misma dirección de involucrar al Eme apuntan varias circunstancias del secuestro. Uno, poco antes el líder del M-19 Jaime Bateman y Antonio Escobar, habían muerto al estrellarse en la selva del Darién la avioneta en que viajaban hacia Panamá. Dos, nadie más tenía acceso a la cuenta secreta que esa guerrilla mantenía en el Tower Bank. Allí habría depositados unos veinte millones de dólares. Así, “los herederos de Bateman no tuvieron más remedio que secuestrar al presidente del banco custodio de aquel tesoro”. Tres, en Ecuador operaba Alfaro Vive Carajo, la guerrilla pupila, el meme del Eme. Cuatro, Raquel Kardonski, sobrina del banquero, había contraído matrimonio poco antes con Jaime Gilinski empresario caleño, quien habría sido el encargado por la familia para negociar el rescate. “Al conocerse la desaparición de su recién emparentado tío político a manos de un grupo guerrillero colombiano, nadie más indicado que Jaime para intermediar en aquella transacción financiera”. Cinco, los secuestradores habrían encargado de coordinar el pago de siete millones de dólares en Suiza a Petro, recién ascendido a la dirección nacional del M-19 en el Congreso de Los Robles, a menos de 60 km de Cali, y luego capturado en Zipaquirá justo antes de la toma de Palacio. “Gustavo y Jaime se entendieron y habrán cerrado el negocio con un apretón de manos… Amigos for ever”. Se apoyarían mutuamente hasta los recientes y serios desacuerdos entre ellos motivo Gaza e Israel. Por último, este secuestro recuerda el de los hermanos Borne por Montoneros en 1975. Los apreciados instructores del M-19 supieron mezclar magistralmente subversión y negocios.


Algunos de los puntos anteriores no pasan de ser conjeturas. Fueron resumidos por Juan Restrepo, ex corresponsal de Televisión Española en Bogotá y también divulgados por Fanny Kertzman, ex directora de impuestos nacionales. A cada quien le corresponde evaluar, según sus convicciones y lecturas, la verosimilitud de un relato para el cual los datos son precarios. 


REFERENCIAS


Benemellis, Juan (2002). Las Guerras Secretas de Fidel Castro. Downtown Book Center. Versión digital


León, Juanita (2012) “Petro se va a seguir enfrentando con los intereses dominantes”. La Silla Vacía, Feb 25


LEDP (sf) "Sam Kardonski: el millonario negocio del secuestro". La Estrella de Panamá. Publicando Historia


LSV (2022). “Detector: Petro y Alex Vernot son más que amigos por casualidad”. La Silla Vacía, Feb 24


Kertzman, Fanny (2019). “El verdadero origen de la relación Gilinski-Gustavo Petro”. Las2OrillasFeb 1


Orozco, Cecilia (2024). “¿Constituyente o un proyecto de Leyva y Vernot?”. El Espectador, Jun 5


Quesada, Juan Diego (2023). "La invasión de Gaza abre una brecha entre Petro y Gilinski". El País, Nov 29


Restrepo, Juan (sf). “Solo se trató de dinero”. kienyke.com

martes, 4 de junio de 2024

Pedro Sánchez, Gustavo Petro y la libertad de prensa. Hasta ahora, nada que ver

 Publicado en El Espectador, junio 6 de 2024


Aunque sanchismo y petrismo comparten el tic de sentirse incomprendidos y víctimas de la prensa opositora, la similitud termina allí. Petro ni se asoma al control logrado por Sánchez sobre grandes medios de comunicación. 


El periódico El País ilustra el nefasto impacto del actual gobierno español sobre los medios. El controvertido y manipulador dirigente socialista logró apropiarse, a nivel editorial y de opinión, del diario privado de mayor difusión e influencia entre hispanohablantes. Con una audiencia digital cercana a 20 millones de usuarios únicos mensuales, todavía proclama ser “un diario global, independiente, de calidad y defensor de la democracia”. Pero en los últimos años se convirtió en caja de resonancia de la Moncloa. 



Un caso muy sonado fue el de Fernando Savater, despedido de manera fulminante por criticar la línea editorial del periódico señalándolo de convertirse en portavoz del sanchismo, un “risible epítome de la prensa al servicio de la política”. 


No fue la primera baja. “Una veintena de periodistas y escritores han sido purgados” de ese diario durante la era de Sánchez. Juan Luis Cebrián, director del periódico por más de una década y luego presidente del grupo Prisa afirma que el rotativo está “absolutamente en manos del Gobierno” al que califica de peronista. Según él, el cambio de orientación se debe al fondo de inversión que controla parte del capital y ha buscado que “El País se convierta en el periódico orgánico” del ejecutivo.


En solidaridad con Savater, Félix de Azua, reconocido escritor y académico de la RAE, renunció al periódico que para él, quedó “en manos de grupos extraordinariamente radicales, muy autoritarios”. No tiene claro quién manda allí y cuestiona el poder efectivo de la directora Pepa Bueno. Sospecha que el ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero es quien  “mueve en la sombra los hilos y lleva la línea directiva” de un diario “secuestrado por feministas radicales que mantienen un régimen de terror dentro de la redacción”. Como Savater, anota que el medio está “arrodillado ante un presidente que no admite en absoluto la menor oposición”. 


Ni los más fanáticos detractores del Gobierno del Cambio lanzarían acusaciones de este calibre contra Gustavo Petro quien tras dos años en el poder enfrenta críticas cotidianas y vigorosas desde prácticamente todos los medios de comunicación ajenos al séquito de incondicionales que lo justifican y alaban con la misma vehemencia.  


Por el momento, lo que se observa es un intenso debate que, con mutua y profunda desconfianza, ha permanecido dentro de límites tolerables. Cuando Petro afirmó que la prensa era un “apéndice de los órganos de control… (que) odia a la vicepresidenta por su color de piel” el editorial del diario con mayor circulación respondió que “responsabilizar a la prensa por los desaciertos o escándalos de su gobierno, alentar discursos en contra de los medios… crea un fundado e inquietante manto de duda sobre el futuro de la libertad de prensa”. A su vez, ante las denuncias de la Fundación Para la Libertad de Prensa por presuntos atropellos, el Ministerio del Interior expidió un detallado comunicado rebatiendo esa afirmación.


Incluso parecería que la fogosidad de la confrontación ha mermado. No se han repetido, por ejemplo, las amenazas veladas a sancionar medios de comunicación que “contaminan” el ambiente como lo hizo en julio pasado una parlamentaria petrista al compararlos con la industria minera que puede perder sus licencias o títulos. 


Los mandatarios soberbios y pendencieros se obsesionan por desactivar cualquier obstáculo a su poder. Pero es apresurado confundir hostilidad hacia los medios con voluntad de intervenirlos o con una deriva hacia el totalitarismo. Con las redes sociales, la forma del debate público cambió definitivamente. Los buenos modales tienden a desaparecer. Pero eso no necesariamente implica silenciar, manipular, infiltrar o amenazar medios opositores. 


Ojalá que la agresividad verbal o los insultos no den paso a las acciones. Las instituciones colombianas son más sólidas y coherentes que sus detractores. Cuando la verdad es compleja y esquiva se requiere paciencia. Con frecuencia la razón termina imponiéndose sobre los mitos. Un ejemplo es el fallo del Tribunal Superior de Bogotá que confirmó una sentencia de 19 años contra cuatro miembros de la “primera línea” en las manifestaciones del 2019-2021 condenados por terrorismo. La justicia señaló que algunos participantes “tuvieron contactos con (disidencias) de las FARC y recibieron instrucciones de reclutar y adoctrinar para cometer desmanes”. Por lo pronto, Petro no ha invocado la fachosfera o la máquina del fango como habría hecho Sánchez ante la noticia de un fallo adverso a su narrativa. 



REFERENCIAS


AFP (2023). “Petro "ataca" y promueve la "criminalización" a la prensa en Colombia, denuncia una ONG”. France 24, Mayo 12


Botero, Caicedo, Mauricio (2024). “Metiéndole candela al chu, chu, chu”. El Espectador, Junio 2



Collado, Clara (2024) . “Una veintena de periodistas y escritores, purgados de 'El País' durante la era de Sánchez”. The Objective, Enero 27


Huarte, Paula (2024). “Cebrián critica el «peronismo» de Sánchez y dice que «'El País' está en manos del Gobierno»”. The Objective, Mayo 4



Mininterior (2023). “Comunicado a la opinión pública”. Oct 24


Rojas, Miguel (2024). “Félix de Azúa explica su marcha de 'El País’”. The Objective, Enero 30



Sacristán, Juan Felipe (2023). “Isabel Cristina Zuleta, senadora del Pacto Histórico, insistió en que se deben aplicar sanciones a los medios de comunicación”. Infobae, Jul 26



Sánchez, Karen (2023), “Colombia: preocupa discurso de Petro sobre la prensa”. Voz de América, Junio 25